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María de Maeztu en el Círculo Leonés en enero de 1935. ABC |
A María nada le atraía
más en este mundo que dejar al morir una gran obra donde las mujeres españolas
encontraran algo mejor a lo que ella tuvo en su juventud. Tuvo un camino lleno
de obstáculos que salvar para conseguir unos fines acertados y brillantes[i].
Hubo un lugar de
reunión de unas mujeres luminosas y primigenias que compartían ideas,
inquietudes, que debatían y trabajaban a favor de las mejoras de sus derechos
como ciudadanas.
María de Maeztu había conseguido que las reuniones que realizaban fuesen cada vez más numerosas. Se citaban, según Carmen Baroja, en la Residencia de Señoritas norteamericanas de la calle Miguel Ángel.
Se juntaban todas, o casi todas, las mujeres
que habían hecho algo en Madrid y que por ellas o por sus maridos tenían una
representación[ii].
Fueron los momentos fundacionales del Lyceum Club Femenino.
María fue su
primera presidenta y una de sus fundadoras[iii]. En una entrevista
concedida en El Heraldo de Madrid el 5 de noviembre de 1926 dijo que el
club era algo más que un lugar de recreo, un lugar que intentaba facilitar a las
mujeres españolas, que estaban recluidas hasta el momento en sus casas, un mutuo conocimiento y ayuda: un movimiento de fraternidad femenina. Unas mujeres que
deseaban intervenir activamente en los problemas culturales y sociales del
país. Así, el club tenía seis secciones: Social, Musical, Artes Plásticas e
Industriales, Literatura, Ciencias e Internacional. María de Maeztu estaba
convencida de la capacidad de las mujeres españolas.
Tania Balló cita que
uno de los defensores de este club femenino fue José María Salaverría. Su
pareja, Amalia Galárraga fue tesorera y fundadora. Encontraban similitudes con
otros clubes estadounidenses y europeos. El modelo era el Lyceum Club
londinense. Tras las primeras reuniones de la calle Miguel Ángel, buscaron
sitio en La Casa de las Siete Chimeneas, Infantas, 31.
Los problemas
burocráticos hacían difícil el empeño. Las mujeres, entonces, no podían
disponer de una economía propia, ni ingresar dinero, ni alquilar una casa o
negociar…
El primer acto público fue una exposición de las hijas de Joaquín Sorolla, María y Elena. Mujeres influyentes, mujeres liberales, mujeres importantes del panorama social y cultural integraron el club. Isabel Oyarzabal, Zenobia Camprubí, María de la O Lejárraga, Carmen Baroja, formaban parte de la junta directiva. Concha Méndez, Ernestina de Champourcín, Rosa Chacel, estaban entre sus socias.
Resistieron. Lucharon
contra las críticas. En 1927 llevaron a cabo un estudio del Código Civil y
Penal de la mano de abogadas en ejercicio que remitieron al gobierno con sus
reivindicaciones mínimas en cuestión derechos humanos de las mujeres. Algunas
de sus socias ostentaron en el corto periodo de la II República cargos de
responsabilidad. Balló incide en el significado de este club como el de un
crecimiento personal, social e intelectual de las mujeres de su tiempo.
Las conexiones
entre el Lyceum Club Femenino y la Residencia de Señoritas, que estaba también
dirigida por María de Maeztu, era evidente por el interés de su directora en el apoyo de la cultura de la mujer. Algunas de sus socias estuvieron de una manera u
otra en los dos centros citados[iv].
María Pérez Herrero
escribió Ni locas ni tontas, donde relata las vivencias de estas pioneras
del feminismo en España. De sus distintos colores, de sus distintas culturas. Muchas
de ellas mujeres de que intentaban sobresalir, realizarse. Fueron
capaces de unirse entre ellas, creer en sí mismas y en su capacidad de obrar. María
de Maeztu fue la primera mujer pedagoga. Estudió en Alemania e Inglaterra
gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios. Su trayectoria
internacional le valió para dedicarse a la educación de la mujer española: El
derecho a la cultura de la mujer no es un privilegio, es un deber que se cumple.
En los años
treinta España estaba cambiando: Mujeres que llegaban a diputadas, derecho al voto, divorcio,
asociacionismo, reclamaciones de emancipación femenina…
Los éxitos del
Lyceum no siempre fueron aceptados por la burguesía femenina que estuvo en su
fundación. Las elecciones y los sucesivos cambios políticos produjeron fisuras
entre ellas. Carmen Baroja, fundadora, contaba que la política lo envenenaba todo
y muchas mujeres se dieron de baja. El club se hacía demasiado político.
La guerra acabó
con todo esto. La mayoría marchó al exilio. Una de las mujeres más destacadas, María
de la O Lejárraga dijo, como resumen a estas palabras:
¡Apasionaos,
mujeres desapasionadas! Salid, decididas y serenamente en busca de la verdad,
que, a mitad de camino, saldrá ella a vuestro encuentro.[v]
El Lyceum Club Femenino
de Madrid tuvo vida entre 1926 y 1939. María de Maeztu fue destituida de la
Residencia de Señoritas en 1936 y murió en Mar de Plata, Argentina, en 1948[vi].
[i] Versión
libre de la carta de María de Maeztu a Eulalia Lapresta, París 4 de agosto de
1922.
[ii] BAROJA
Y NESSI, C.: (1998) Recuerdos de una mujer de la generación del 98, Barcelona,
Tusquets, p. 89.
[iii] BALLÓ,
T.: (2016) Las sinsombrero. Sin ellas la historia no está completa.
Espasa. Barcelona. Epígrafe No solo ellos tomaban café. El Lyceum Club Femenino.
(Archivo Museo Sánchez Mejías, 17-05-2024)
[iv] https://www.nodulo.org/ec/2011/n111p09.htm
[v] PÉREZ
HERRERO, M.: (2022) El Lyceum Club, un desafío femenino, en Torre de
los Lujanes, Real Sociedad Matritense de Amigos del País 79. Madrid.
[vi] JIMÉNEZ FRAUD, A.: (2018) Epistolario, tomos I y II. Fundación Unicaja y Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Edición de Valender, García-Velasco, Aguilar-Álvarez y Trilce Arroyo.Epistolario parcialmente leído de 60 cartas entre dos de los pedagogos más importantes que han existido en España, Alberto Jiménez Fraud y María de Maeztu. (Archivo Museo Sánchez Mejías, 13 a 17 de mayo de 2024).
Es increíble que en este país en 1930 tuviéramos tantos derechos que los franquistas cortaron de un plumazo y que no aprendemos en este país. Esto es lo que intenta el PP y VOX, cortar los derechos de todas las personas. Si pudieran lo harían por la fuerza como Franco. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria: En 1930 no tenían tantos derechos. En Enero acabó la dictadura de Primo de Rivera y siguió los gobiernos no democráticos de Berenguer y Aznar-Cabañas hasta las elecciones municipales de 1931. El pimer militar, o uno de los primeros, que se cuadró ante las nuevas autoridades republicanas, fue el primero en pronunciarse contra ellas, Sanjurjo. Las mujeres votaron únicamente en las elecciones de 1933 y 1936. Los debates para la consecución del voto femenino fueron en algún caso "pintorescos", por no decir machistas, a los estándares de hoy. Y era un avance. En las primeras Cortes, unicamerales, de la II República se eligieron dos mujeres que debatieron sobre el voto femenino, a favor Clara Campoamor, en contra Victoria Kent. Los argumentos en contra consideraban a la mujer como incapaz, más o menos, para decidir su destino. ¡Cómo si los hombres coetáneos estuviesen más capacitados! El voto decidió que votasen los mayores de 23 años; se subió la edad 2 años. La Constitución aprobada en las Cortes no fue votada en referéndum. No podemos juzgar con estándares de hoy, en la era de la inteligencia artificial, lo que ocurrió el siglo pasado con la II República, que era un avance en derechos comparado de donde veníamos, un régimen liberal de la Restauración bórbónica que no supo evolucionar hacia la democracia. Un abrazo.
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