Cultura y sociedad

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La malcasada y el vaso de leche de Sánchez Mejías(y 2)

 Publicada 10-10-2022

     

Sánchez Mejías y Corrochano en 'La malcasada', 1926, fotograma.

      La película narra el triángulo amoroso entre Carmen, una ventera de Veracruz (México), Félix Celaya ‘Mejicano’, trabajador en un rancho que triunfa como torero en España, y María, aristócrata española, amor del torero que queda en precario según la legislación civil dando nombre a la película. Hay un villano, el apoderado Manuel, ‘Atravesao’, que le hace abandonar a su amada embarazada por un falso engaño amoroso con el único interés de aprovechar el dinero que puedan ganar en los ruedos. Y existe el típico personaje gracioso, el Aficionado desconocido. Las situaciones son tragicómicas, tremendas, con el intento de provocar la lágrima o la risa, y la pretensión de llegar a un final feliz o ejemplarizante.

      Los personajes protagonistas son arquetipos tradicionales. El torero es una figura endiosada por su público, al que disculpan las fiestas e infidelidades con las mujeres que ama, ejemplos de virtud y comprensión.

      ¿Qué hace especial esta película? El fresco social de la España de 1926 que presentó Gómez Hidalgo. Introduce en las escenas a personajes de actualidad que pretenden dar verosimilitud al ‘típico argumentario’ de la película. Veamos.

      Tras su éxito taurino en Barcelona, tiene agasajos varios donde aparece Emilio Junoy, periodista, político barcelonés y aficionado taurino, que corresponde a Félix tras brindarle una faena. En la comida aparece la cantante lírica Mary Isaura, que se había consagrado con La Francisquita (Amadeo Vives) entre otras obras de zarzuela y ópera; María de las Rivas, actriz; el intelectual Santiago Rusiñol, pintor, escritor, y promotor cultural; y Marcelino Domingo, pedagogo, periodista y político que llegaría a ser ministro en la II República. Este grupo se denomina 'síntesis luminosa de la Cataluña contemporánea' por el director del filme.


     Con los triunfos en Madrid, aparecen personajes de la vida social de la capital como Valencia II, torero; Corinto y Oro o Gregorio Corrochano, críticos taurinos de La Voz y ABC, respectivamente. Gregorio Corrochano, omnipresente en varias escenas de la película, fue el crítico taurino más destacado de la época al retratar la edad de oro del toreo. Tuvo relación con Ignacio Sánchez Mejías1 y con otros intelectuales del momento.

       Para conocer a María, aristócrata y razón principal de La malcasada, tendrá que relacionarse con la alta sociedad madrileña. El protagonista entra en contacto con la familia Figueroa, conde de Romanones. El escritor y cineasta Agustín de Figueroa había viajado con García Lorca por Cáceres y Salamanca buscando ropa antigua y canciones populares para Peribánez o el comendador de Ocaña. En la película hace de contacto con la aristócrata toledana María. En la visita al cigarral familiar de los Romanones coincide con el patriarca de la familia, Álvaro de Figueroa, presidente del consejo de Ministros en varias ocasiones, entre otros cargos políticos.


      El músico Jacinto Guerrero surge como nuevo amigo del torero. Le permite utilizar su coche para visitar a María a Toledo. Guerrero era del pueblo toledano de Ajofrín, y se hizo famoso componiendo zarzuelas. En 1923 había estrenado Los gavilanes.


      Cuando el mexicano vuelve a los ruedos, sufre una cornada por la que tiene que ser operado y hospitalizado. Los amigos de la vida social madrileña, amistosa o interesada, preguntan por su estado. Aparece el político Natalio Rivas, a quien había brindado un toro el corneado. Pregunta en la puerta del hospital.

      En la convalecencia, tras la hospitalización, recibe la visita del famoso torero Ignacio Sánchez Mejías, que le sirve el primer alimento. Le da un vaso de leche. Viste chaqueta clara, de una sola abotonadura, pañuelo blanco en el bolsillo superior y corbata con nudo italiano o español, repeinando su cabello hacia atrás. Conversa con el diestro herido sobre la posible boda con la “toledanita” y le pide parecido a Corrochano. El diestro herido permanece convaleciente en la cama. La luz ilumina los rostros del herido, de Sánchez Mejías y Corrochano. Sánchez Mejías no reaparecerá, pero Corrochano, sí.


      Una vez recuperado, asiste a la Tertulia del Jamón de Trevélez2, que organizaba Natalio Rivas, donde coincide con militares. El coronel Millán Astray y el general Francisco Franco, en ese momento relacionados con el origen de La Legión y la guerra de Marruecos, por la que recibieron el sobrenombre de africanistas.

      El director de la película, Gómez-Hidalgo, trabajó en ABC. Una visita a las rotativas del diario sirve para conocer a la familia Luca de Tena, Torcuato, fundador, Juan Ignacio, el escritor y académico, y Fernando. Van acompañados por el escritor y filósofo Eugenio D'Ors.

      En las distintas versiones de la película, los agasajos se producen antes o después de la boda, siendo un vehículo documental de la sociedad burguesa madrileña.

      En otra escena aparecen los héroes del Plus Ultra, Ramón Franco y Julio Ruiz de Alda. La velada en casa de Florestán Aguilar está amenizada por el cantante lírico Miguel Fleta, que en 1926 estrenó el Turandot de Puccini en la Scala de Milán.


      Tras el matrimonio de los protagonistas, la vida social continúa sin pausa y la convivencia matrimonial se agrieta porque el ‘Mejicano’ aúna recuerdos del amor que dejó en Veracruz con fiestas y devaneos amorosos.

      En el documental de personalidades se ve paseando al protagonista con Cristobal de Castro, Leonardo Torres Quevedo, y Blas Cabrera, uno de los amigos de Einstein en España. Wenceslao Fernández Flórez aparece en otra fiesta de Félix con su amante, Perchelera, con el omnipresente Gregorio Corrochano y Valencia II. Mientras tanto, la imagen de la sociedad de la época nos muestra a Julio Romero de Torres pintando a María bajo la atenta mirada de Ramón María del Valle-Inclán, autor de Luces de Bohemia y Tirano Banderas.

      En una comida 'íntima', o despedida de soltero, aparecen, en una mesa amplia, Hoyos y Vinent, Delgado Barreto, Jacinto Guerrero, el Doctor Esteban Lahoz, Alberto Insúa, Pedro Muñoz Seca, Fausto Barajas, José Serrano Batanero, Antonio Casero, Antonio Márquez3, José Francés, Cristóbal de Castro, Julio Camba, Pedro Mata4 y Luis Araquistáin.

        En la boda aparecen como invitados la soprano Ofelia Nieto, el escritor “Azorín”, la mezzosoprano Conchita Supervía, el futbolista Monjardín y el torero Fuentes Bejarano.

      Las desavenencias matrimoniales de Félix y María siguen. María acude a pedir consejo a Concha Espina, probablemente la primera escritora española que pudo vivir de su oficio5. Le aconseja no sufrir por él. Otro torero famoso que aparece en las reuniones de Félix y María es Juan Belmonte, cuando el matrimonio ya está roto, y la abandonada mexicana con su hija están llegando desde Veracruz a Madrid. El drama se cierra o acerca a su fin. Junto a Belmonte, el escritor Luis de Tapia.


      La trama se resuelve con la aparición de Carmen y su hija, acompañado con el niño, hermano de Carmen, que colaboró en el engaño orquestado por el banderillero Atravesao, que representaba a Félix, quien descubre todo lo que había ignorado mientras estaba de fiesta con una amante y el omnipresente Corrochano. Vuelve con Carmen y su hija. Al mismo tiempo, ha reaparecido María, que había vuelto a su cigarral toledano, con sus tíos. Cuando ven la confusión madrileña, se vuelven. El final moralizante se acerca. María queda, por la ley española, en un limbo jurídico. Ni casada, ni soltera, ni divorciada. Su vida se orienta a la caridad, cristiana o no. Se marcha de enfermera a Tetuán.

       Félix, tras pedir consejo a Alejandro Lerroux, Pedro Muñoz Seca, Marcelino Domingo y Felipe Clemente de Diego, vuelve a México donde solicita el divorcio y se casa con Carmen, viviendo plácidamente con su hija.




      En Tetuán, mientras María se dedica al cuidado de los heridos por la guerra de Marruecos, da tiempo a ver al general Sanjurjo, quien parece dominar mejor el medio cinematográfico que sus colegas africanistas. Millán Astray y Franco parecían más envarados.

      María rechaza el ofrecimiento de amor de su primo, herido en la guerra de Marruecos. Su sacrificio es la caridad. Tras este final melodramático, todo concluye con el fundido en negro cuando los enamorados mexicanos acercan sus cuerpos678.


 

   "Yo nací- respetadme- con el cine.

    Bajo una red de cables y aviones.
    Cuando abolidas fueron las carrozas
    de los reyes y al auto subió el Papa"
    Alberti, R., 'Carta abierta', Cal y Canto. (1926-1927).

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1En el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, de Manzanares, se puede observar, al inicio de la exposición, la edad de oro del toreo, y, en la biblioteca, se puede consultar la enciclopedia de Cossío. Teléf.: 926614056.

2En la Transición a la democracia hubo una famosa tertulia política donde el alimento era el punto de encuentro, Las lentejas de Mona Jiménez.

3Probablemente, el Belmonte Rubio. https://dbe.rah.es/biografias/99824/antonio-marquez-serrano 

4Probablemente, el escritor Pedro Mata y Domínguez, https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Mata_y_Dom%C3%ADnguez

5Según la crítica Mary Lee Bretz.


Las visiones de cine de Gerardo Diego

 

   

Cinematógrafo. Wikipedia

 
Habían nacido con el cine, había que respetarles. A ese grupo, esa generación porque amaba el nuevo arte, el cine[1]. Uno de ellos, Gerardo Diego, tituló Imagen una de sus primeras obras, hacia 1921-1922. En él incluía un breve titulado Cine:

El diluvio aletea
entre una algarabía de iniciales

Las aspas del molino
se escapan rodando por la tangente

 

     Este epigrama aparecía también en la revista Horizonte en su primer número de 1922. Hablaba sobre el movimiento del nuevo arte. Años después, Diego, escribió, rememorando los inicios del cinematógrafo, sobre el arte que surgió en su juventud en un artículo en ABC (6 de abril de 1966)[2]. La evolución del término en España corrió pareja a la rapidez de las imágenes que reproducía.

     Originalmente, el nombre fue cinematógrafo porque gracias a él se grababan o proyectaban las películas. Diego, acertadamente, calificó a este invento de maravilloso en su fase espectacular. Es decir, en sus inicios.

     Observaba la curiosidad que producían las apócopes que cortan las palabras en su final. Puede que por pereza. Tiene razón Diego. Pero se podía apostillar que otro factor que influiría sería la economía o pragmatismo del lenguaje. No solamente como dice que fuese su uso castizo o popular el que llevase a reducir cinematógrafo en cine.


      Recuerda que tuvo una fase intermedia en la que recibió la denominación de cinema. Palabra venida de Francia y que tuvo éxito temporal como recuerda en la denominación de algunas salas de proyección como Monumental Cinema o Real Cinema.

      Finalmente triunfó cine. Siguiendo la teoría de Diego en su origen popular, barriobajero y madrileño lo entronca por su sonoridad con lo cínico y el cinismo. Pero lo cínico en su origen griego clásico significaba perro. Recuérdese, y aquí se hace un inciso, a Diógenes el cínico y su lámpara buscando el hombre.

     No es esta definición de la que deriva el nuevo arte. Deriva de otra palabra griega que significa movimiento.

     Cinematógrafo se ha ido adaptando a las latitudes por donde se extendió del ancho mundo. Las salas que proyectaban películas recibían nombres diversos. Gerardo Diego relata que viajó a Buenos Aires, Argentina, en 1928 y sus anfitriones le llevaron en coche por las avenidas y calles porteñas. Al hablar de los nuevos negocios, uno de sus interlocutores citó el éxito que estaban teniendo los biógrafos. En cada esquina había uno. Diego relata con cierta ironía que creyó que por las esquinas ilustraban la vida de los próceres de un joven país. En realidad, ilustraban o contaban la vida de otras personas, pero de forma gráfica y proyectada, mediante el cine.

     Este viaje a Buenos Aires lo hizo acompañado en el vuelo por el equipo del Barcelona F. C. según cuenta en una carta que envía a José María de Cossío el 22 de noviembre de 1928. Asistió a los partidos de la gira de este equipo y pronunció conferencias en Buenos Aires, Montevideo y Tucumán. Conoció a Molinari, una especie de Altolaguirre criollo. Borges estuvo atento e interesante, pero lo califica de un poco infatuado (vanidoso). Asistió también a la boda de Norah Borges y Guillermo de Torre. El único contratiempo fue que cayó enfermo. También influyó que no obtuvo grandes réditos con las conferencias[3].

     Años más tarde, en otro artículo de ABC, 7 de enero de 1977[4], cuando el cine había pasado de las ferias a las salas y la sonoridad se había hecho presente, recordaba la adaptación de algunos músicos al cine, destacando la participación de Arthur Rubinstein y Yehudi Menuhin. Las películas sobre ellos sobrepasaban la actuación de artista invitado en argumento ajeno a su vida que habían desarrollado pianistas o violinistas durante largo tiempo en el cine. Citaba el caso de José Iturbi, pianista, que participó en varias comedias musicales como Levando anclas, 1945, con Gene Kelly y Frank Sinatra.


     En el caso de Rubinstein destacó sus cualidades como fotogénico actor, y no solamente como músico, con una vida rica en sucesos contados con una gracia especial que Diego había podido comprobar.

     Menuhin era distinto. Más concentrado en la música, más profundo en sus apreciaciones y pronunciamientos. Contaba el momento en que Yehudi Menuhin había conocido a Bela Bartok y habían trabado amistad razón por la que el artista húngaro le había dedicado un concierto de violín.

     Son artículos de cine, sí. Pero como la palabra griega nos dice es un motivo para el movimiento hacia otro tema. En un caso la evolución de la palabra en distintos lugares desde su origen; en otro, para mostrar su acendrado gusto musical, que, tras la literatura, sería una de sus pasiones culturales preferidas.


     El cine y su movimiento fue muy sensible a miembros del 27 como Diego. Gubern en Proyector de luna[5] le cita como uno de los primeros en hacer referencia al cine con la titulación de su libro Imagen con el epigrama cine y la titulación de la segunda parte como Imagen múltiple donde ve el diseño de sus composiciones tipográficas de forma casi caligramática. Desde el principio situó a Diego como crítico o entendido en diversas artes como el cine y el único creacionista que llegó a la generación del 27. Discusiones aparte sobre la afiliación de Larrea.

 



[1] Yo nací- ¡respetadme! - con el cine. ALBERTI, R.: Carta abierta. Cal y Canto. 1926-1927.

[2] DIEGO, G.: Gerardo Diego en ABC (1946-1986). Artículos y entrevistas. Edición de Rafael Inglada. Fundación Gerardo Diego. Centro de documentación de la Poesía del siglo XX. Bodega y Azotea 3. Santander. 2011. Página 336. Leído en Biblioteca de Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías (14-07-2023).

[3] DIEGO, G. y COSSÍO, J. M.: Epistolario. Nuevas claves de la generación del 27. Ediciones la Universidad. Fondo de Cultura Económica. Alcalá de Henares. 1996. Páginas 177-178.

[4] DIEGO, G.: Gerardo Diego en ABC (1946-1986). Artículos y entrevistas. Edición de Rafael Inglada. Fundación Gerardo Diego. Centro de documentación de la Poesía del siglo XX. Bodega y Azotea 3. Santander. 2011. Página 535. Leído en Biblioteca de Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías (14-07-2023).

[5] GUBERN, R.: Proyector de luna. La generación del 27 y el cine. Anagrama. Colección Argumentos. Barcelona.1999.

El sueño hollywoodense de Bergamín

      

La Odisea

     Tras el ataque japonés en diciembre de 1941, la industria americana del cine no fue ajena al resto de la economía americana que se había puesto a disposición de su país para el esfuerzo bélico. El cine de acción se transformó, cambiando el cine negro de gánsteres por el del soldado heroico que lucha en distintos parajes geográficos en defensa del orgullo americano, con las barras y estrellas de la bandera como estandarte.

     Cineastas como Frank Capra alcanzaron el grado de coronel y colaboraron con el Departamento de Guerra en el documental Why We Flight (Por qué volamos). John Ford fue movilizado con el grado de comandante colaborando con la Marina de Guerra americana. El grueso de la producción cinematográfica giró hacia historias donde la combatividad propia junto a la de los aliados se resaltaba[1] y premiaba en los Óscar. Así ocurrió con La Señora Miniver(1942, W. Wyler, seis premios Óscar) o El Sargento York (1941, H. Hawks, Óscar a Gary Cooper en 1942).


     En este ambiente bélico hubo españoles que intentaron encontrar un hueco en la industria americana del cine. Entre ellos, José Bergamín, miembro de la generación del 27, que en 1942 se encontraba en México atravesando ciertas dificultades por el estancamiento del proyecto editorial Séneca durante su exilio de España tras la Guerra Civil.

     Bergamín estuvo manteniendo correspondencia con el poeta Humberto Rivas sobre la posibilidad de adaptar al cine americano un guion propio e introducirse en Hollywood. Había escrito una comedia titulada Penélope o ¿cuál de las tres?, la cual pensaba adaptar al cine con el futurible nombre de El último rincón del mundo o La vuelta del héroe. En palabras de Bergamín, era una Penélope moderna que había perdido a su marido en la Primera Guerra Mundial y ahora veía marchar a Telémaco a la Segunda. La historia se complicaba con tres hijas que se negaban a tejer y destejer a la espera de la vuelta del joven soldado para mantener el fuego sagrado del hogar y la esperanza de la supervivencia[2]. Cuando el héroe regresa, el fuego se había apagado, la madre muerta y, solo al final, una de las hijas conseguía empalmar el hilo roto. Es, como se aprecia, una mezcla de mito homérico de La odisea con recuerdos de El Rey Lear de Shakespeare.

Rey Lear

     Bergamín fue gran aficionado a Calderón. Especialmente a La vida es sueño y su protagonista Segismundo. Y las posibilidades de introducirse en el mundo del cine americano fue eso, un sueño, con vagas esperanzas de Humberto Rivas, quie era algo ingenuo y aficionado a la literatura de Bergamín, pero que, en ese momento bélico, no encajaba con los gustos americanos.

     Como ha señalado Dennis, Bergamín no tuvo ningún proyecto cinematográfico en la industria mexicana y su aportación al cine se remitió a dar alguna idea, y el nombre, de la película de Buñuel El ángel exterminador, y, además, un papel fugaz en El fantasma de la libertad, años después[3].

     La correspondencia con Rivas se inserta en el mantenimiento de la esperanza en un futuro mejor de dos exiliados que ven el sueño americano como una luz en la oscuridad; como ilusión, no como realidad.

     Bergamín transmitió a Pedro Salinas, en otra carta en esas fechas, el carácter de salvavidas del proyecto de guion cinematográfico[4]. 

     Bergamín había escrito sobre cine en La Gaceta Literaria acerca del cómico Harold Lloyd hacia 1930, y había participado activamente en las sesiones del Cineclub Español de la Residencia de Estudiantes.

     Formó parte, como anécdota final, del dibujo de Maruja Mallo Los ojos de Buñuel sobre la mesa, custodiados por Rafael Alberti, José Bergamín, Federico García Lorca, la Virgen del Pilar y Pablo Neruda. El ojo como asunto cinematográfico.

     El tema del ojo estuvo presente en la generación del 27. Se vio en El perro andaluz. Tenía origen en El viaje a la Luna de Méliès[5], El acorazado Potemkin de Eisenstein[6], y en las miradas al cielo nocturno de Buñuel y Pepín Bello al observar como una nube cortaba la Luna como una navaja[7].

 


    



[1] GUBERN, R.: Historia del cine. Anagrama. Barcelona. 2014. Páginas 297-302.

[2] DENNIS, N.: José Bergamín en sus cartas. Centro cultural de la generación del 27. Málaga. 2011. 174 páginas. Consultado en sala biblioteca Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, 3-11-2022.

[3] DENNIS, N.: Obra citada. Página 139.

[4] DENNIS, N.: José Bergamín sueña con Hollywood desde su exilio en la ciudad de México (correspondencia inédita con Humberto Rivas). Exils et migrations ibériques au XXe siècle. Nº 6. 1999. Páginas 259-277.

[5] El cohete aterriza en un ojo lunar

[6] Un culatazo golpea un ojo.

[7] GUBERN, R.: Proyector de Luna. La generación del 27 y el cine. Anagrama. Barcelona. 1999. 505 páginas.

 

Bodas de sangre

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