Cultura y sociedad

Mostrando entradas con la etiqueta Joselito. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Joselito. Mostrar todas las entradas

Margarita Xirgu en Pino Montano

     

Margarita Xirgu en Pino Montano 1916

       No se sabe qué fue antes. Sí el gusto por la escenografía taurina que la Xirgu tenía, o la admiración que los "Gallos" tenían por la eximia actriz.

     En la primavera de 1916 se encontraba en Sevilla actuando con su compañía cuando Margarita Xirgu recibió la visita de los hermanos Álvarez Quintero. Le ofrecieron una versión de la Marianela galdosiana que se estrenaría en otoño en el teatro de la Princesa madrileño. 

     Durante su estancia sevillana fue agasajada por Rafael y José Gómez, los Gallos, en su residencia de Pino Montano. Un año antes había conocido, según contaba la conocida actriz, a Ignacio Sánchez Mejías, que había contraído matrimonio con la hermana pequeña de estos toreros. 

     La afición teatral de los hermanos Gómez Ortega, la afición taurina de la Xirgu, nos muestra las interacciones que hace un siglo existían entre distintas aficiones, pasiones o artes. La famosa actriz sintió la muerte de Joselito en 1920. Pero su pasión por el mundo taurino y su componente escenográfico al aire libre perduró, como se muestra en la fotografía de 1946 con Juan Belmonte en una finca de Lima.

Margarita Xirgu y Juan Belmonte 1946 Lima


Mariano Benlliure: De Gayarre a Joselito

 

    

Mausoleo de Julián Gayarre, Roncal, Benlliure. Flickr 

     El ángel escucha la melodiosa voz del tenor. Los últimos cantos flotan por el éter infinitamente. Son voces que salen del féretro de bronce sujetado por dos alegorías, la “Armonía” y la “Melodía”, que, con esfuerzo y cuidado, llevan al cielo el difunto. Junto al sarcófago de mármol abierto, a los pies, le llora la musa, con más de una furtiva lágrima, compungida por la rotura de la lira que le une a Gayarre, muerto.

     El telón rasgado une féretro y sarcófago durante un último instante, con la duda de oficiar de sudario, manto o capa del difunto que no sabemos sí es inconsútil y dónde acabará su destino. Los despojos no serán olvidados porque en la blanca piedra se anotaron los éxitos pasados frente a las inclemencias del futuro.


     El mausoleo de Julián Gayarre compite en fama con los quesos de Roncal donde nació. En 2011 comenzaron las labores de restauración y conservación de un grupo escultórico que permanecía a la intemperie.

     Desde el primer momento recibió cuidados de conservación, pero el tiempo pasado y la ubicación han producido daños que exigen mantener una conservación preventiva. Desde una limpieza superficial en seco que elimine los depósitos que caen en la base del mausoleo, especialmente en ciertas estaciones, hasta un tratamiento contra los hongos de carácter bianual, pasando por la reposición de los morteros de las juntas cuando sea preciso o la revisión de las películas protectoras cuando los rayos ultravioleta afecten a su estructura. 

     Se da a entender que es necesaria la elaboración de unas pautas de mantenimiento a corto y medio plazo con los recursos que las administraciones que tutelan el mausoleo dispongan. Así como una mejor vigilancia: Se sustrajeron componentes decorativos de bronce, se han realizado grafitis en un vaso de mármol y en las gradas. A veces el turismo cultural no lo es tanto.

     Una propuesta que se presentó fue el traslado del mausoleo a un recinto cerrado como un museo en la misma localidad para la mejor conservación de la obra. Se descontextualizaba de su ubicación original, pero se pensaba en su futuro.

     Hay que sopesar qué es necesario: Conjugar la representación de unos ritos simbólicos funerarios de recuerdo de una persona individual con el carácter público de una obra de patrimonio cultural que es también un recurso turístico.

Eduardo Miura y Sánchez Mejías en Mausoleo Joselito, Benlliure. Wikimedia

     Ignacio Sánchez Mejías acudió al taller de Benlliure al año siguiente del suceso ocurrido en Talavera de la Reina. Los humanos deciden que hay seres que, por sus cualidades propias, naturales, dominan el fuego o los elementos y que son a semejanza de los inmortales que poseen magias y crean religiones que les hacen invencibles. No tiene por qué esa persona creer que tiene ese don o que lo posee. Esa persona corre un riesgo, lo sabe. El resultado fue que su cuñado y compañero de oficio encargó al escultor una obra en su recuerdo. Benlliure representó el cortejo fúnebre que transportaba a hombros con la tapa retirada, visible y exangüe el cadáver, porque así lo presenció el escultor. 

    La talla será en bronce humano para los familiares y destacados personajes del mundo circular taurino con el pueblo sevillano. El cuerpo de nariz aguileña tiene el color del blanco marmóreo de Carrara. Supuso desde su elaboración algo más que el culto a un muerto, por su simbolismo y cultura. Acabado en marzo de 1924, se expuso en el Palacio de Exposiciones de Sevilla hasta que en 1926 reposó en el cementerio de San Fernando. Hay dudas de la suscripción popular para el mausoleo. Sánchez Mejías pagó una parte y, durante los cien años reglamentarios, el terreno ha sido propiedad de la familia.

     Niños, gitanos, garrochistas y demás gentes del pueblo andaluz llevaron a hombros el cuerpo de José Gómez. En la obra se intenta reflejar ese dolor típico, genuinamente andaluz. Las ropas, con sus grandes pliegues tallados, ondulan equilibradamente. En su momento se habló de la posibilidad de una ubicación distinta a la pensada, el cementerio de San Fernando. La idea, tal vez, era que pudiera verlo mucha gente. Por la popularidad del fallecido, hubo quien lanzó la idea de destinarlo al Parque de María Luisa. El modelado en yeso previo se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia. El rito funerario se convertía en arte.

     Se comenta que Mariano Benlliure no fue aficionado a la tauromaquia, sin embargo, le interesaba la plasticidad de su práctica. El mausoleo de Gayarre abrió las puertas del éxito a Benlliure. El mausoleo de Joselito fue una de sus últimas creaciones geniales. El tema elegido pudo ser original o no. Se habla de uno semejante, anterior o no, de Bistolfi.

     Las dieciocho figuras que conducen el cuerpo de Gallo III a hombros transportan el sentimiento y la fe en los ídolos. Las tres edades del hombre se reflejan en el viejo, el mozo y el niño. Los amigos de la infancia, aquellos que tendrán también una luctuosa tarde, las mujeres que guardarán su ausencia… Dentro de los cánones de la época y momento. En la proa, la imagen de la Virgen Macarena. De bronce y mármol, de vida y muerte. 

     Chueca Goitia escribió sobre la popularidad que gozó este grupo escultórico debido al atrevimiento de su factura y por conseguir un tratamiento anecdótico. Lo compara a Rodin porque ambos tenían sus propias ideas, unas ideas simples, para comprender a los griegos. No como eruditos ni hombres de ciencia. Ni siquiera como arqueólogos. Tenían las ideas sencillas de los artistas.

Los burgueses de Calais. Rodín. Flickr

     Ahora que se conoce las circunstancias del mausoleo del cementerio de san Fernando, las soluciones se podrían copiar de las tomadas en el mausoleo de Roncal a corto y medio plazo, y pensar a largo plazo sí se puede mantener o no en su ubicación actual, con las consideraciones patrimoniales oportunas.

 

 

    ------

     BIBLIOGRAFÍA:

      CHUECA GOITIA, F.: (1964) Mariano Benlliure en el primer centenario de su nacimiento, en Archivo del Arte Valenciano, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Valencia.

      DÍAZ MARTÍNEZ, S.: (2012) Conservación y restauración del mausoleo a Julián Gayarre por Mariano Benlliure en Roncal, Navarra. En Patrimonio en riesgo; seísmos y bienes culturales 6.

      GIMÉNEZ SERRANO, C.: (1989) Mariano Benlliure y su tiempo, en Archivo del Arte Valenciano, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Valencia.

      GIRBÉS PÉREZ, J.: (2019) Patrimonio Olvidado. La escultura funeraria de Mariano Benlliure Gil. XX Encuentro de cementerios patrimoniales, Málaga.

      IGUAL UCEDA, A.: (1963) Vida y arte de Mariano Benlliure, en Archivo del Arte Valenciano, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Valencia.

La amistad de Ignacio y Rafael

Acta de embalsamamiento de Joselito. Archivo Museo Sánchez Mejías.

    

 En la ciudad de Talavera de la Reina a 17 de mayo de 1920, a mi presencia como subdelegado de Medicina procedieron los médicos D. … y D… y el farmacéutico Don … a practicar el embalsamamiento del cadáver de D. José Gómez y Ortega (a) Gallito, de 25 años de edad…[1]

 

     En lo físico y en todo no era un andaluz de gitanería. Era ese otro clásico, grave y severo en la senda de la Itálica de Trajano. Pero también divertido y burlón, incluso pesado, de bromas casi infantiles…[2]

 

     … depositado en la enfermería de la plaza de toros con objeto de que pudiera ser trasladado e inhumado en el Cementerio de Sevilla…

 

     Como quien se tira al ruedo, se unió a nuestra guerra gongorina nutriendo su cerebro de poemas del homenajeado cordobés. Quedé con él en Sevilla cuando se celebraba el séptimo aniversario de la pérdida de su cuñado…

 

     … El procedimiento empleado ha sido la inyección…por la carótida primitiva derecha de un líquido antiséptico compuesto de formol… Y agua…Después se le inyectó el mismo líquido en el estómago…

 

     En Sevilla fuimos a una habitación del Hotel Magdalena o París, no recuerdo bien, donde fui encerrado. ¡La gente me conocía! ¡Había ganado el Nacional de Literatura! ¿Y esta broma? Él no se amilanó y me dijo:

     —Ni comida, ni bebida hasta que escribas unos versos por mi cuñado. Esta noche le recordaremos en una velada en su honor. ¿Conoces el Teatro Cervantes?

 

      …y en la cavidad peritoneal; y se le taparon las cavidades naturales con torundas de algodón hidrófilo empapadas en ácido … puro.

 

Joselito en su gloria. Original. Archivo Museo Sánchez Mejías

     Horas más tarde recuperé mi libertad gracias a unas cuartetas que titulé “Joselito en su gloria”, muy aplaudidas por familiares y amigos, gitanos y gentes del toro. Los olés y aplausos fueron unánimes cuando terminé así:

“Ciérrame con tus collares

Lo cóncavo de esta herida,

¡que se me escapa la vida

Por entre los alamares!

 

¡Virgen del Amor, clavada

Lo mismo que un toro el seno!

Pon a tu espadita bueno

Y dale otra vez su espada.

 

Que pueda, Virgen, que pueda

Volver con sangre a Sevilla

Y al frente de mi cuadrilla

Lucirme por la Alameda.”

     En aquella época conocí a los poetas relacionados con la revista Mediodía, al naufrago de Grecia, Adriano del Valle, a un joven poeta al que la imprenta Sur preparaba su primer libro de poemas, Luis Cernuda; y a una persona muy singular, ganadero y poeta, con una inmensidad física que Ignacio me presentó como el mejor poeta novel de Andalucía: Fernando Villalón[3].   

---------

     Se ha relatado libremente aquí la anécdota que se produjo entre dos jóvenes amigos en mayo de 1927. En una Sevilla primaveral se recordaba el séptimo aniversario de la muerte de José Gómez Ortega, Joselito, cuñado de Ignacio Sánchez Mejías, quien decidió homenajear especialmente su recuerdo con unos versos de Rafael Alberti. El portuense fue encerrado en un hotel— según Imagen el Hotel París, según La arboleda Perdida, el Hotel Magdalena— hasta que compuso unas cuartetas que título Joselito en su gloria. Este poema se incluyó en el poemario El alba del alhelí. El original manuscrito por Alberti se encuentra en el Archivo Museo de IgnacioSánchez Mejías. Está expuesto en una vitrina junto al acta de embalsamamiento del torero homenajeado que ha sido citado aquí parcialmente, entre la aventura de Alberti y Sánchez Mejía. Se reseña en cursiva respetando— obviando— el nombre de los médicos, el del farmacéutico y restringiendo parte del tratamiento realizado por simple prudencia.

     Según Robert Marrast, los versos 17-20 de la poesía fueron cantados ya en 1928 en alguna taberna de Triana por cantores de coplas populares[4]:

“Cuatro arcángeles bajaban

Y abriendo surcos de flores,

Al rey de los matadores

En hombros se lo llevaban”.

     La anécdota aparece, a su vez, en la biografía de Andrés Amorós, Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la edad de Plata[5]. En esta obra se recuerda que en el archivo familiar se guarda otro poema, Muerte de Joselito, que no fue publicado, más corto que el que vio la luz en El alba del alhelí.

Firma de Alberti. Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías.



     Talavera de la Reina publicó el instrumental sanitario con el que contaba en la enfermería de la plaza ante la alarma producida por la muerte del torero.
Instrumental exigido e instrumental existente en la plaza de Talavera de la Reina



[1] Acta de embalsamamiento de José Gómez Ortega, Joselito, que murió el 16 de mayo de 1920, que se guarda en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, Casa Malpica de Manzanares. El dolor de Sánchez Mejías fue inmortalizado por una foto de Campúa.

[2] ALBERTI, R.: La arboleda perdida. Círculo de Lectores y Seix Barral. 1975. Páginas 220-222. Libro II, capítulo VI.

[3] ALBERTI, R.: Imagen primera de... Turner. Madrid. 1975. Páginas 13-32 y 61-68.  

[4] ALBERTI, R.: Marinero en Tierra. La amante. El alba del alhelí. Edición de Robert Marrast. Clásicos Castalia. Madrid. 1982. Páginas 229-230.

[5] AMORÓS, A. Y FERNÁNDEZ TORRES, A.: Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la Edad de Plata. Books4pocket de Editorial Almuzara. San Andreu de la Barca. 2011. Páginas 346-348.

 

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....