Cultura y sociedad

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Apología de Sócrates

     

La muerte de Sócrates. J. Louis David. Wikipedia.

     399 a.C., alegato de Sócrates ante el tribunal que le juzga:

     "Quizá me dirá alguno: ¿No tienes remordimiento, Sócrates, en haberte consagrado a un estudio que te pone en este momento en peligro de muerte? A este hombre le daré una respuesta muy decisiva, y le diré que se engaña mucho al creer que un hombre de valor tome en cuenta los peligros de la vida o de la muerte. Lo único que debe mirar en todos sus procederes es ver si lo que hace es justo o injusto, si es acción de un hombre de bien o de un malvado..."

    "... Porque temer la muerte, atenienses, no es otra cosa que creerse sabio sin serlo, y creer conocer lo que no se sabe. En efecto, nadie conoce la muerte, ni sabe si es el mayor de los bienes para el hombre. Sin embargo, se la teme, como si se supiese con certeza que es el mayor de todos los males. ¡Ah! ¿No es una ignorancia vergonzante creer conocer una cosa que no se conoce?..."

     "... —Atenienses, os respeto y os amo; pero obedeceré a Dios antes que a vosotros, y mientras yo viva no cesaré de filosofar, dándoos siempre consejos, volviendo a mi vida ordinaria, y diciendo a cada uno de vosotros cuando os encuentre: —Buen hombre, ¿cómo siendo ateniense y ciudadano de la más grande ciudad del mundo por su sabiduría y por su valor, cómo no te avergüenzas de no haber pensado más que en amontonar riquezas, en adquirir crédito y honores, de despreciar los tesoros de la verdad y de la sabiduría, y de no trabajar para hacer tu alma tan buena como pueda serlo?..."

     "... Muerto yo, atenienses, no encontraréis fácilmente otro ciudadano que el Dios conceda a esta ciudad (la comparación os parecerá quizá ridícula) como a un corcel noble y generoso, pero entorpecido por su misma grandeza, y que tiene necesidad de espuela que le excite y despierte. Se me figura que soy yo el que Dios ha escogido para excitaros, para punzaros, para predicaros todos los días, sin abandonaros un solo instante. Bajo mi palabra, atenienses, difícil será que encontréis otro hombre que llene esta misión como yo; y si queréis creerme, me salvaréis la vida..."

     "... Hubiera sido para vosotros una gran satisfacción haberme visto lamentar, suspirar, llorar, suplicar y cometer todas las demás bajezas que estáis viendo todos los días en los acusados. Pero en medio del peligro, no he creído que debía rebajarme a un hecho tan cobarde y tan vergonzoso, y después de vuestra, sentencia no me arrepiento de no haber cometido esta indignidad, porque quiero más morir después de haberme defendido como me he defendido, que vivir por haberme arrastrado ante vosotros. Ni en los tribunales de justicia, ni en medio de la guerra, debe el hombre honrado salvar su vida por tales medios..."

     "... ¡Ah!, atenienses, no es lo difícil evitar la muerte; lo es mucho más evitar la deshonra, que marcha más ligera que la muerte..."

     "... Cuando mis hijos sean mayores, os suplico que los hostiguéis, los atormentéis, como yo os he atormentado a vosotros, si veis que prefieren las riquezas a la virtud, y que se creen algo cuando no son nada; no dejéis de sacarlos a la vergüenza, si no se aplican a lo que deben aplicarse, y creen ser lo que no son; porque así es como yo he obrado con vosotros."

     Sócrates fue condenado a muerte. Conocemos datos sobre él principalmente por Platón, Jenofonte, y caricaturizado por Aristófanes en Las nubes. Aquí indicamos la visión platónica.

     Patricio de Azcárate (1800-1886) dijo que el Sócrates del Eutifrón se burla de los dioses del Olimpo; es aquel que califica de cuentos insensatos las tradiciones mitológicas y de tráfico ridículo las ceremonias del culto; es un hombre en guerra abierta con el politeísmo. 

     Y piensa Azcárate que no podía sustraerse a la acusación de impiedad.  Cree que aquí Platón lo defiende mal.  Poco importa, podría ser su plan: Sacrificar la defensa legal a fin de probar la superioridad moral de su maestro sobre los hombres de su tiempo, por sus creencias incompatibles con Sócrates. Él no hubiera aparecido como un gran filósofo si hubiera sido absuelto. Entre otros caracteres, ¿su originalidad no consiste en haber creído en un solo Dios en pleno politeísmo? ¿Y no consiste su grandeza en haberlo dicho, y en haber muerto por haberse atrevido a decirlo? 

     Según Rodríguez Adrados, Platón, en la muerte de su maestro, tuvo una guía firme. Considera que es la culminación de su doctrina. Rompe con el mundo circundante. La muerte de Sócrates significa la reforma radical de la ciudad. Construir una nueva sociedad con los principios absolutos que su maestro buscó mientras vivía. Y de ahí desarrollará los principios expuestos en República, Político y Leyes.

     Para Antiseri y Reale, El mensaje de Sócrates estuvo también condicionado por limitarse a los atenienses cuando era un mensaje que iba mucho más allá, pues era válido para todo el mundo. Considerar que la esencia del hombre reside en el alma, que la auténtica virtud está en el conocimiento o que los principios básicos de la ética consisten en el autodominio y en la libertad interior, era algo que luego llevaría a proclamar- socráticos menores y filósofos helenísticos- la autonomía del individuo como tal.

          Para Copleston, el primero de los cargos que se atribuyeron a Sócrates nunca fue definido explícitamente, porque su acusador confiaba en la reputación que le merecían los antiguos cosmólogos de Jonia al jurado, y recordarían la famosa profanación de Alcibíades del 415. El segundo cargo, corromper a la juventud, era el temor de fomentar el espíritu crítico entre los jóvenes ante la nueva democracia. Puesto que había formado a Alcibíades, se pasó a Esparta, y a Critias, un oligarca. No se podía aducir estas cosas claramente tras la amnistía del 404-403 a.C.

La muerte de Sócrates. Dibujo. J. Louis David. Metropolitan Museum Art.

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     Bibliografía:

     Plato. Obras Completas de Platón (pp. 71 y 83-95). ATOZ Classics. Edición de Kindle. 

     Rodríguez Adrados, F.: La democracia ateniense. Alianza Editorial. Madrid. 2ª edición. 1980. Página 408-410.

     Antiseri, D. y Reale, G.: HISTORIA DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y CIENTÍFICO: I. ANTIGÜEDAD Y EDAD MEDIA. Herder. Madrid. 2010.

     https://artsandculture.google.com/asset/the-death-of-socrates-jacques-louis-david/VAHswfi_q46cLw?hl=en 

     COPLESTON, F.: Historia de la filosofía, Tomo 1, Gracia y Roma. Liber. 1946. Páginas 102-104

El conocimiento a través de la alegoría platónica de la caverna

 


     Imaginemos un grupo de hombres. Por ejemplo, una cuadrilla taurina, encerrados en una plaza de toros ‘especial’ al estar cubierta y sin luz. La única luz que reciben viene por la salida de toriles, cuyo portón de salida a la plaza está cerrado.

     La cuadrilla está situada en el burladero contrario a esta salida. La altura del portón de toriles es similar a la estatura media de los hombres, lo cual hace que sólo les permite vislumbrar la lejanía de la salida de la plaza a través de un túnel. Ven algo parecido a pasos procesionales que son llevados por hombres, tal vez fieles, que no divisan. Conjuntos que no han visto nunca por su novedad y variedad. Figuras que están iluminadas por la luz de un faro cercano similar a un Sol más brillante o la Luna más llena. Además, en un palco permanece atrapada la banda municipal por su terrible armonía interpretativa. Su música se confunde con las rogativas de los orantes invisibles que portan las esculturas o procesiones.

     Los miembros de la cuadrilla ven sombras o reflejos de conjuntos procesionales y devotos. Reciben el eco de sus plegarias. Hace tiempo que no han visto nada parecido, porque nunca habían visto otra cosa, y creen que esta es la única realidad. La verdadera. Y que el eco de las plegarias es el sonido original de las mismas.

    El hombre que dirige la cuadrilla, el más valiente de su escalafón, fabuloso en el par de banderillas, que podría responder al nombre de Sócrates o de Ignacio, salta el burladero tras varios intentos, recorre el ruedo y se dirige hacia la salida de toriles que sobrepasa saltando con una garrocha que había preparado.

     La luz le ciega, le aturde. Sus ojos tardan en acostumbrarse a la nueva realidad. Vería, de esta manera, que las procesiones son llevadas por penitentes, que la luz viene de un faro cercano, que es noche cerrada. Ya ha salido de la plaza. Observa que el mundo no se circunscribe a la plaza de toros, que hay otra realidad y que quiere vivirla. Finalmente, se haría de día y el Sol saldría como la verdadera luz y causa de todo lo visible.

     Una vez convertido en conocedor de la realidad, pretende revelar todo el saber aprendido a sus compañeros de cuadrilla para convencerles de la posibilidad de abandonar el burladero. Perdería así la posibilidad de ver el Sol todos los días, de ver la realidad. De disfrutar de su existencia.

     Cuando vuelve a la plaza, que permanece en la oscuridad, sin tiempo, y con ese único espacio, su vista tardará en percibir por los efectos de la luz del lugar de donde procedía. Había perdido la forma anterior, no estaría habituado a ella. Los miembros de su cuadrilla, los componentes de la banda de música desconfiaran de su vuelta. Puede que no le entiendan, que piensen que está loco. Que lo consideren un enemigo.

         La alegoría de la caverna nos dice que más allá del portón, las cosas que vemos simbolizan el verdadero ser. Que las ideas y el Sol son o nos acercan a la idea de bien.

     El proceso por el que pasa la persona que abandona el recinto cerrado y sólo iluminado en la lejanía son los diversos grados de conocimiento hasta llegar a la realidad. Y que llegar a la realidad y a la luz del Sol permitirá o permitiría descubrir la vida en su dimensión espiritual.

     Según Alberto González Troyano, entre la segunda y tercera década del siglo XX, se dio una plenitud en dos ámbitos diferentes que confluyeron por su calidad en sinergias y atracciones mutuas: Literatura y Toreo.

     Se llegó a aceptar que el torero era también un creador, como lo era el creador literario, añadiendo el matador un componente trágico por definición. Las dos figuras que profundizaron esta senda fueron Juan Belmonte e Ignacio Sánchez Mejías. Rompieron con la ruda figura del taurómaco y compartieron salones con la vanguardia. En el caso de Belmonte, y su maleta de libros, buscaba ideas o respuestas a la razón del mundo en el que estaba metido. Además, quería hablar sobre él. Belmonte murió cuando iba a cumplir setenta años por suicidio.

     Más radical fue el caso de Ignacio Sánchez Mejías que fue recibido por la generación del 27 como igual y sin los resabios del 98 hacia los toreros. Radical porque rompía con las barreras del hombre unidimensional y porque quería conocer otras realidades para ser más completo espiritualmente.

     Sus retiradas y vueltas a los toros pueden ser aparentemente analizados como propio de un temperamento irreflexivo, pero responde tanto a la necesidad emocional o insatisfacción de cada momento como a la superación de los encasillamientos sociales establecidos.

     Cuando volvió a los ruedos en 1934, Juan Ferragut contó que había vuelto al toreo porque no estaba conforme con el torero que había sido antes. Reapareció un 16 de junio y falleció en la mañana del 13 de agosto de 1934 tras la cogida sufrida dos días antes en Manzanares. Federico García Lorca lo inmortalizó en Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Cuando se enteró que volvía a los ruedos, según cuenta Marcelle Auclair, dijo: “Ignacio me acaba de anunciar su propia muerte: vuelve a los toros”.[i]

     Sócrates fascinó con su palabra, pero se granjeó grandes enemistades. Murió en el 399 a. C. condenado por impiedad por no creer en los dioses y corromper a los más jóvenes. Sin embargo, a partir de Sócrates, la literatura y, especialmente, la filosofía griega marcó un rumbo irreversible de la mano de Platón y Aristóteles.

 

     Para saber más:

       REALE, G. y ANTISERI, D.: Historia del pensamiento filosófico y científico. Antigüedad y Edad Media. Herder. Barcelona. 1988-2010. Sobre Sócrates, páginas 85-99; sobre Platón, páginas 119-154.

       AMORÓS, A. y FERNÁNDEZ, A.: Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la edad de Plata. Almuzara. Sant Andreu de la Barca. 2011.

       ArchivoMuseo Ignacio Sánchez Mejías. Calle Monjas 12, 13200 Manzanares. 926614056.

       GONZALEZ TROYANO, A: Teatro, vida y deseos en Ignacio Sánchez Mejías. Revista de Estudios Taurinos. Nº 11. Sevilla. 2000. Páginas 145-156. 


 

    



[i] Las referencias a Juan Ferragut y Marcelle Auclair han sido obtenidas en el libro de A. Amorós y A. Fernández Torres Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la Edad de Plata. Edición de bolsillo de Almuzara. Sant Andreu de la Barca. 2011.

#Movilidad #Sostenible

     En La saga/fuga de J. B. de Gonzalo Torrente Ballester, Castroforte del Baralla, pueblo protagonista de la historia, se eleva sobre sus cimientos cuando sus conciudadanos se emocionan o preocupan todos a la vez. No se aspira tanto con la ciudad en la que uno vive pero, el que suscribe, no es ajeno a una utópica ciudad donde la vida sea más cómoda.
     Al hilo de los avances en industria 4.0, parece interesante reseñar la creación por parte del Instituto para la #Diversificación y #Ahorro de #Energía de un portal sobre #movilidad_sostenible. La página en cuestión es https://www.movilidad-idae.es/.
     Si quieres ir a IDAE debes dirigirte a la calle Madera 8 de Madrid. En caso de contacto por teléfono, 913 14 66 73. El lema de la página de #MovilidadSostenible es 'Muévete con un plan'. Obviamente, una declaración de principios.
     Las ciudades modernas deben armonizar crecimiento económico, cohesión social y defensa del medio ambiente. Buscar una mejor calidad de vida. Uno de los factores que podría ayudar sería la mejora en la movilidad dentro de las ciudades que no dependiese tanto de la expansión constante o del uso del coche, y que permitiese un eficiente consumo de espacio y energía. Pasar de la ciudad de los coches a la ciudad de las personas con el proposito de dar vida a las mismas, reducir su gasto energético y la movilidad, y, también,disminuir los desplazamientos  con la promoción del teletrabajo, el comercio minorista y las gestiones online. Propósitos difíciles en el instante y propuestas deseables a medio y largo plazo. 
     La página da unas reglas de oro para la movilidad sostenible en el trabajo, para la conducción eficiente, y propone un plan de movilidad urbana sostenible (PMUS). De igual modo, te permite hacer un estudio de eficiencia de tu coche, un catálogo de buenas prácticas en movilidad al trabajo, y un registro e informe sobre experiencias en trasporte público y movilidad alternativa en el que se hayan plasmado, negro sobre blanco, las actuaciones en el ámbito urbano y metropolitano en España.
     Finalmente, permite dar de alta a empresas que practiquen la movilidad sostenible desde la eficiencia y el medio ambiente.
     La ciudad ha sido motivo literario a lo largo de la historia: Desde la ciudad ideal griega de la República de Platón, pasando por la ciudad  de la corte imperial del gran tamerlán que Marco Polo relata en Los viajes, Il Millione, o con el relato de la caída de Tenochtitlan en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo. En los tiempos contemporáneos, la dualidad París Londres en Historia de dos ciudades de Dickens con uno de los inicios de novela más impactantes, hasta Las ciudades invisibles de Italo Calvino, donde retoma a Marco Polo. Esto, entre otras. Quiero reseñar Middlemarch por la representación del microcosmos de un país en una ciudad inglesa de provincias, que se desarrolla en plena Revolución Industrial con sus avances y rémoras al progreso, y con el choque de mentalidades entre lo nuevo y lo viejo.
     Al cine se han llevado alguno de los libros citados. "Historia de dos ciudades" ha tenido varias versiones cinematográficas pero yo recuerdo la de 1935, dirigida por Jack Conway, y protagonizada por Ronald Colman. "Middlermarch", George Eliot (Mary Ann Evans), tiene una versión televisiva en los años noventa por la BBC, con la calidad británica acreditada.
     "¿Reconocéis que no son vanas quimeras lo que hemos dicho sobre la ciudad y su gobierno, sino cosas que, aunque difíciles, son en cierto modo realizables..." Platón, República.
     La ciudad ha sido el nexo de unión de las sociedades conforme han ido avanzando. Se abandonan los pueblos, se busca un núcleo de población con mejoras económicas, con mejores servicios, que preste una mayor calidad de vida.
     Y se busca que estas ciudades tengan un crecimiento adecuado, que sea agradable, que se pueda respirar el aire que dejamos en el pueblo de las zonas rurales porque, no teniendo futuro, tiene aire respirable. De otra forma, no merecerá la vida nueva que buscamos. Por eso el futuro será sostenible o no será. Siempre buscaremos una vida mejor. 
Calle Jesús del Perdón_Manzanares

El trabajo en equipo: Los cerditos y Ulises.


     El trabajo en equipo consiste en el reparto de tareas necesarias para conseguir un objetivo común, una finalidad necesaria o un proyecto laboral durante el que se establecen relaciones entre las tareas o funciones a desarrollar, sea como complemento o ayuda, o bien, se  presentarán en la solución final, siempre bajo la supervisión de un jefe o coordinador de equipo que se encargará de mantener la cohesión del grupo.
     ¿Cómo deberían funcionar los equipos? ¿Qué éxitos y fracasos tienen? Sobre fracasos, en la cultura popular, hay un cuento que nos ayuda a entender lo que no se debe hacer en el trabajo en equipo: “Los tres cerditos”. Es un cuento inglés tradicional que nos relata como tres cerditos deben actuar ante la llegada del lobo que quiere su carne como alimento. Analizan la situación correctamente: se deben proteger. No hay un acuerdo en la actuación llegando a construir tres tipos de casas, de menor a mayor seguridad. Pero la actuación más permisiva es que se separan. Si estuviesen actuando como un equipo, construyendo una casa triplemente reforzada y defendible, podrían elaborar incluso soluciones de ataque para ahuyentar al lobo. Al final son tres contra uno. Actuando de forma coordinada y solidaria podrían vencer.  Separados, son presa fácil para su competidor, un cazador temible durante milenios. Estudiarían sus debilidades de lobo: Suelen cazar en grupo y va en soledad. Y está hambriento[i]. Será más débil. 
      La labor del encargado o jefe de equipo se dirigirá al mantenimiento de un buen ambiente de trabajo, de lo que se ha consignado siempre como compañerismo, y a la capacidad para limar aristas y solucionar conflictos cuando estos se presenten. Es una labor de cohesión y coordinación. Es necesaria cierta capacidad de liderazgo. Y ciertas dosis de astucia.
   Líder astuto fue Ulises que superó pruebas difíciles durante la vuelta a Ítaca. Supo dirigir a sus compañeros esquivando el canto de las sirenas, absteniéndose de comer la flor de loto y minimizando pérdidas en su encierro con Polifemo[ii]. Tal vez ‘demasiado’ astuto: se fue a tirar unas espadas con los amigos y tardó veinte años en volver a casa y al gobierno de su isla. En su defensa se puede argumentar que eran tiempos antiguos. Joyce[iii], en Ulises, con humor, reduce el tiempo del héroe contemporáneo a un día para novelar su visión del Odiseo moderno.
   La función primaria y esencial es la asignación de tareas tras el conocimiento del trabajo, proyecto u objetivo. El proyecto debe tener unos objetivos claros. En caso de presentar dificultades de compresión, objetivos difusos, fines indefinidos, o tareas indeterminadas se debe proceder a realizar un trabajo previo de definición y clarificación anterior al reparto de tareas en el equipo.
     Del mismo modo, las tareas asignadas deben ser claras y definidas. Las funciones, objetivos y plazos deberían ser presentadas por escrito. El jefe de equipo debe indicar también ante quien o quienes se deben remitir los problemas que se presenten durante el desarrollo de las tareas, quien o quienes deben intervenir en la resolución de conflictos dentro y fuera del trabajo para evitar problemas de convivencia o armonía.
     La estructura de los equipos de trabajo es, y debe ser, flexible por las labores multidisciplinares que, hoy en día, se realizan. Estructuras rígidas, inadaptables suelen obtener fracasos.
     Es un error pensar que los equipos deben tener compartimentos estancos. No es la ciudad ideal de Platón de filósofos, militares y artesanos caracterizados por sabiduría, fortaleza y templanza donde la justicia armonizaba estas tres virtudes (Libros VII-IX, República, Platón[iv]). La caracterización actual de los equipos interrelaciona sus tareas y conocimientos desde el inicio, se complementan y se ayudan en las tareas en un ejercicio de solidaridad y empatía de grupo. Son o deben ser profesionales.
     El equipo debe ir cumpliendo sus funciones según objetivos y fechas marcados. Es labor del jefe de equipo coordinar esta labor pudiendo delegar funciones durante el desarrollo del proyecto. Estas delegaciones deben ser hechas por escrito.
     Cuando se termine el proyecto debe ser supervisado antes de presentar los resultados, coordinadas las tareas y tiempos de ejecución. Esta es labor esencial del supervisor o jefe de equipo. Porque si el equipo no cumple, el equipo ha funcionado mal, y el supervisor o jefe es la cabeza visible sobre el que caerán las críticas.

     Con reminiscencias con lo citado de la República de Platón, la actuación en equipo de los náufragos y retenidos en el Nautilus en Veinte mil leguas de viaje submarino de Jules Verne es un ejercicio de trabajo en equipo para fugarse. Reminiscencias platónicas porque el profesor Aronnax representa la sabiduría, el arponero Ned Land la fortaleza y el mayordomo Consejo la templanza. El Capitán Nemo, alter ego de Verne, tiene encerrados a sus huéspedes en el submarino evitando que vuelvan al mundo de donde proceden. Ellos terminan llegando a un acuerdo. Escapar cuando sea posible, volver al mundo real del progreso decimonónico al que pertenecen para contar lo que han visto. O no. No están a gusto en el vientre de la ballena del Nautilus. Aprecian su libertad, es su objetivo, y establecen un plan conjunto de acción. Tras múltiples peripecias y un ejercicio de solidaridad, escapan y sobreviven a Nemo. Julio Verne les absuelve como humanos[v].
     Resumiendo: El trabajo en equipo es un ejercicio profesional de trabajo, solidario y empático, con tareas y fines determinados, y con una estructura flexible y adaptable.
         


[ii] HOMERO.: La Odisea. Sirenas, Canto XII. Lotófagos y Polifemo, Canto IX. Versión digital libre.
[iii] JOYCE, J. : Ulises. Bruguera Lumen. Barcelona. 1981. Traducción de José María Valverde. Dos tomos.
[iv] PLATON.: La república o el estado. Colección Austral, Espasa Calpe. Madrid. 1980. Páginas 205-277.
[v] VERNE, J.: Veinte mil leguas de viaje submarino. Plaza y Janés y Círculo de Lectores. Barcelona. 1992. 518 páginas.  

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....