Cultura y sociedad

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Visita al mar del Sur

     

Cádiz. BMRE


    "Dejemos, para no distraernos con memorias inolvidables mis días granadinos, y saludemos al paso a Málaga. Aunque no sea más que porque, de la mano de Manuel Altolaguirre y de José María Hinojosa y de mi jándalo bilbaíno, mi queridísimo Agustín Termiño, jándalo mediterráneo de los que se quedaron para siempre, descubrí el mar del Sur. Y de mi impresión nació un poema, "Visita al Mar del Sur", que dedique a Rafael Alberti y llegué a tiempo de incluir en "Versos Humanos", fuera de concurso..." 

    Gerardo Diego rememoraba con cincuenta años de distancia su primer viaje a las costas del sur de España en 1925. Vería las costas andaluzas, sus ciudades más populosas: Granada, Málaga, Cádiz, Sevilla... Dejaba para otra ocasión Córdoba. La ilusión y la idea tenía el propósito de encontrarse con Manuel de Falla, charlar con él, al cual conocía de Madrid, y con el que mantenía correspondencia. A Falla lo vio en Granada, pero como el músico supo que iba a Cádiz, le trazó un plano de viaje por donde conducirse.

     Recordaba que los consejos del gaditano le ayudaron a conocer la verdadera Cádiz. A su memoria llegaba las luminosas vistas desde la Torre Tavira en el mediodía de la Tacita de Plata; cuando se aprecian las calles que vertebran la ciudad, el remate de la catedral, los tendederos de las casas con las ropas agitadas por la brisa marina, los vecinos regando sus geranios... La vida de seres desconocidos.

    Falla le recomendó visitar el Museo de Bellas Artes para que disfrutara de los cuadros de Zurbarán que habitaron la Cartuja de Jerez. En casi soledad. Fue en ese recinto cuando escuchó Falla la música por primera vez y sintió que era su vocación.

    Otra impresión que se señalaba, y común a todos los visitantes, fue la que Gerardo Diego sintió al visitar Cádiz. Cómo era esa pervivencia de la ciudad, ahora unida por un istmo, y antes era una isla. Tantos siglos en tan poco espacio, con tantos visitantes, y sin que una ola se la tragase. Diego no recordaba o no conocía las olas tan inmensas que tuvo el maremoto posterior al terremoto de Lisboa.

     En el poema que dedica a Alberti muestra sus impresiones:

"Noche disuelta en jazmines, 

iluminada de escamas, 

que pulsa en todas las ramas

músicas de los confines.

Mullidora de cojines

para apoyar la cabeza, 

sé la única certeza

del sabor de este marisco, 

que aquel mar que airaba el risco

es el que hoy se despereza."

     Por lo que podemos apreciar el marisco le sirvió de inspiración. En Cantabria se llama jándalo a la persona que ha emigrado a Andalucía y luego vuelve a su tierra. También, y esta matización es importante, se le dice a aquella persona que vuelve utilizando la manera de hablar andaluza. El diccionario de la RAE nos dice, creemos que, por extensión, andaluza por su pronunciación. 

     Señala J. L. Bernal que Gerardo Diego fue durante toda su vida un peregrino apasionado por la geografía española y no española. Que había practicado la poesía viajera, apegada a un territorio o paisaje específico. Y por ello no era extraño la presencia de un montañés en la Bética, en la Andalucía occidental, la antigua Tartessos. 

     Diego cita al poeta y ganadero Fernando Villalón en su libro de los jándalos. El mundo se dividía en dos, según el ganadero: Cádiz y Sevilla. A esta última iría con los poetas de vanguardia, en el homenaje gongorino, con Ignacio Sánchez Mejías de cicerone.




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Para saber más- Bibliografía:

-Diego, G.: Obras Completas, Tomo IV. Reseña en Archivo Museo Sánchez Mejías 6-07-2023. Alfaguara. Madrid. 2000.

-https://www.ign.es/web/resources/sismologia/publicaciones/EfectosEspanaterremotoLisboa.pdf 

-Diego, G.: Manual de Espumas. Versos Humanos. Edición de Milagros Arizmendi. Cátedra. Madrid. 1995.

-https://dle.rae.es/j%C3%A1ndalo?m=form 

-Bernal Salgado, J. L.: La poesía de Gerardo Diego. Fundación Gerardo Diego. Santander. 2016. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6163127.pdf

Alrededor del concurso de cante jondo de 1922

     

Fuente: Wikipedia

      En la cripta de la catedral de Cádiz reposan los restos de Manuel de Falla. La cripta se encuentra bajo el nivel del mar. En algunas esquinas se aprecia el efecto de la humedad en la piedra colocada. La catedral está mediatizada por la humedad del cercano océano, pero también por su devenir constructivo y los fenómenos naturales que soportó. 

     En 1755 tuvo que sufrir uno de los más graves fenómenos de la naturaleza a los que cualquier ser humano no quisiera asistir. El terremoto de Lisboa produjo como efecto un maremoto de consecuencias destructivas en la costa atlántica. Tres olas de casi 20 metros, alguna pudo ser una altura superior, asolaron Cádiz, produciendo víctimas- en la actualidad se cree que fueron más de dos mil personas frente a los estudios iniciales que lo cifraban en menos de cien- y daños estructurales en los edificios por la inundación y la permanencia de la humedad. 

     En el caso de la catedral, en época posterior al maremoto, se cerró las cubiertas superiores, y no se cayó en la cuenta que, al cerrar, se guardaba la humedad pendiente de secar..., lo cual ha remarcado el aspecto en cuanto al color y calidad de la piedra del monumento, dotando de encanto su visión final. 

     Falla había fallecido el 14 de noviembre de 1946 en Salta, Argentina. En 1922, hace cien años, participó junto a la intelectualidad de la época en el concurso de cante jondo de Granada. Falla fue uno de sus participantes más activos y ayudó a desactivar a los críticos o "puristas" que cuestionaban el evento. 

     Lorca fue otro de los agentes más implicados en este concurso, donde la mano de la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes jugaron un papel principal. 

                                                                    Sobre el viaje a la URSS de Fernando de los Ríos

     En esa Institución Libre de Enseñanza estudió uno de los animadores de este concurso, Fernando de los Ríos, factótum de la institución en Granada, que aconsejó, entre otros, a García Lorca y Manuel Peinado Chica para que marchasen a Madrid para su mejora profesional y desarrollo intelectual en el ámbito de la literatura y el derecho. Peinado y García Lorca conversaron con Falla en los preparativos del concurso. Falla, por su parte, consiguió contactar con Zuloaga para dar credibilidad al cartel anunciador.

      Ramón María Serrera cree, con Peinado, que la labor de Fernando de los Ríos fue necesaria para que el concurso se celebrase. Los contactos que poseía en Granada y Madrid tejieron la tela de araña que sustentó el acontecimiento concitando a los intelectuales de la época. 

     De los Ríos había entrado en el PSOE en 1919. Visitó con David Anguiano la Rusia de Lenín donde vislumbró la tendencia autoritaria del régimen bolchevique (Mi viaje a la Rusia sovietista, 1934). Fue ministro de Justicia, y, después, de Instrucción Pública durante el primer bienio de la II República, 1931-1933. Se casó con Gloria Giner, pedagoga y defensora de los estudios de Geografía para las mujeres. Fernando de los Ríos fue contrario a la integración del PSOE en la III Internacional, postura aceptada por los socialistas, pero, que a la postrer, originó una escisión, gestando la fundación del Partido Comunista. Hizo una estancia en Nueva York en 1929, durante el tiempo en que también Lorca estuvo en la Universidad de Columbia.

     De los Ríos era partidario de un socialismo humano dentro de la democracia liberal, ajena a las tesis revolucionarias de algunos de sus correligionarios. Sin ser idénticas, su postura estaba más en la moderación de Julián Besteiro que en la radicalidad de Largo Caballero.

     Peces-Barba, ponente constitucional por el PSOE, venía de orillas cercanas al cristianismo político. Su tesis había sido sobre Maritain. Su mentor,  Ruiz Giménez. Ya como miembro del PSOE, defendía la figura política de Besteiro, a principios de los ochenta, en la facultad de Derecho de la Complutense, pocos meses antes de ser elegido Presidente de las Cortes. También lo fue Besteiro. 

     El concurso del cante jondo se celebró tras los acontecimientos trágicos del asesinato de Eduardo Dato y la derrota en la batalla de Annual. Había, también, un desengaño de los ideales europeístas entre la intelectualidad española. Los desastres de la Primera Guerra Mundial hizo que volviesen a mirar lo nacional. Y por ese camino, la promoción del cante jondo como válvula de escape local.

     Algo más extremo fue el filósofo Adorno tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto judío. Decía que ya no se podía narrar. Se había roto el sentido. Solamente la poesía podría sustituir esa pérdida de sentido, decía Adorno, y ahí volvía a aparecer García Lorca, a quien el filósofo consideró capaz de haber conjugado poesía y sociedad en el Poema del Cante Jondo, el Romancero Gitano y Poeta en Nueva York.

                            

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     Para saber más: 

     -Fundación Pablo Iglesias y archivo/hemeroteca del diario "El Socialista". Sobre el PSOE y el socialismo español.

     -GÓMEZ LLORENTE, L.: Apuntes sobre el movimiento obrero. Hace años, esta obra de Gómez Llorente era de fácil acceso en la web de UGT. 

     -SERRERA CONTRERAS, R.: Falla, Lorca y Fernando de los Ríos. Tres personajes claves en el concurso de cante jondo de Granada de 1922. Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Minerva Baeticae, n.º 38, 2010. Páginas 371-406.

     -CERDÁ VARGAS, D.: En busca del cante jondo: aproximación al “canto primitivo andaluz” desde la
perspectiva de Manuel de Falla.
QUADRIVIUM, Revista digital de musicología. N.º 10. 2019.

     -SCAMUZZI, I.: El eterno canto de la Pena: Adorno, García Lorca y el Cante Jondo. Artifara, 9 (2009). Monographica. Páginas 85-92.

  






 

     

 

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