Cultura y sociedad

Mostrando entradas con la etiqueta PatrimonioUnesco. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta PatrimonioUnesco. Mostrar todas las entradas

El documento de Nara de 1994_

    

Nara_Japón_Wikipedia

 

     Nara es una ciudad tradicional de Japón, al sur de Honshu, su isla principal. Fue capital del país durante el periodo medieval de Nara, 710-794. En 1994 se reunieron allí unos expertos para hacer una declaración o documento sobre la autenticidad del patrimonio cultural que proclamaban en su preámbulo de esta manera:

     En primer lugar, alababan  el espíritu generoso y la valentía intelectual de las autoridades japonesas por permitirles cuestionar las ideas convencionales  en el campo de la conservación con el fin de abrir nuevos principios dirigidos al respeto por la diversidad cultural  y patrimonial en las prácticas conservatorias.

     Reconocían el deseo del Comité del Patrimonio Mundial de implementar esta autenticidad con el respeto a los valores sociales y culturales de todas las sociedades en el análisis y valoración de los bienes culturales que se proponían a la Lista de Patrimonio Mundial.

      El Documento de Nara bebía espiritualmente de la Carta de Venecia de 1964, que proponía los principios de restauración y conservación de documentos, y que ampliaba a las concepciones y preocupaciones del mundo actual.

     La autenticidad en la práctica aportaba aclaraciones y comprensiones sobre aspectos de la memoria colectiva de la humanidad, cuando dominan fuerzas globalizadoras y la homogeneización, o cuando la identidad cultural se basa en nacionalismos agresivos o suprime culturas minoritarias.

     Según el documento de Nara, la diversidad de culturas y patrimonio enriquece la humanidad que debe protegerlas de manera activa como desarrollo propio. A través de los tiempos y en todos los lugares.

     Las sociedades, con sus culturas, tienen medios de expresión distintos, que deben ser respetados, material e inmaterialmente. No solamente por esa sociedad, por todos, pues es un principio fundamental de la UNESCO, mediante las convenciones y los tratados internacionales: El patrimonio cultural de cada uno es el patrimonio cultural de todos.

     Los valores que se atribuyen al patrimonio en todos los tiempos y en todos los lugares dependen de sus fuentes de información, que deben ser creíbles y veraces. Y esa veracidad, esa autenticidad, cualifica esos valores.

     Como las fuentes de información varían de una cultura a otra, los juicios de valor y la autenticidad no tendrán criterios fijos. El respeto que se debe a todas las culturas hará que todos bienes patrimoniales de una cultura se juzguen dentro del contexto al que pertenecen. Los valores patrimoniales serán reconocidos- se exhorta a que así sea- por la propia cultura de la que emana. Y se reconocerá, además, la credibilidad y veracidad de sus fuentes de información.

     Los juicios de autenticidad se relacionarían con la valoración de las múltiples fuentes de información por la naturaleza, los lugares y la evolución de los distintos tiempos. El uso de estas fuentes analizarán y enriquecerán el patrimonio cultural desde distintos prismas: artístico, técnico, histórico y social.

     Los templos y ruinas de Nara forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1998. En el parque de Nara viven libremente los sika, un tipo de ciervo, que es la atracción local turística. Se elaboran un tipo de pastas para alimentarles, ya que por su carácter pacífico aceptan a los humanos. 

     Un caminante, allá por febrero, nos contó que se cruzó con un venado camino de San Pedro de Cardeña en las húmedas tierras burgalesas tras unas copiosas lluvias, buscando un itinerario- el caminante, no el venado-, que García Lorca y unos acompañantes habían realizado a finales de la segunda década del siglo XX, cien años antes. El pequeño cervato saltó entre las verdes hierbas, libre y salvaje, dueño del momento. Auténtico.

Sika_Metrotekker

     Actualización 7-11-24 19 h 27'_ Con el paso del tiempo, se ha matizado la noción que se utiliza de autenticidad para el patrimonio material en el caso del patrimonio inmaterial, porque es patrimonio vivo y debe seguir siéndolo (Declaración de Yamato, 2004).

     

     Para saber más:

     -https://whc.unesco.org/es/list/

       -https://www.iccrom.org/sites/default/files/publications/2020-05/convern8_06_docudenara_esp.pdf

     -GARCÍA LORCA, Federico: Impresiones y paisajes. 1918. Múltiples ediciones.

     -SÁNCHEZ DOMINGO, R.: El Monasterio de San Pedro de Cardeña a lo largo de la historia. Diputación de Burgos. Burgos. 2018.

El agua de La Alhambra y el Generalife


     Siempre me gustaron las excursiones que organizaba el colegio cuando llegaba la primavera. Nos llevaban en autobús a ver sitios de belleza que luego serían catalogados como parques, como las lagunas de Ruidera[i], que se encuentra entre Ciudad Real y Albacete, porque pasabas un día al aire libre, en otras ocupaciones, distintas a las habituales. Pero recuerdo, aún más, los viajes para ver monumentos históricos porque idealizaba los hechos que habían presenciado esas piedras.
     Siempre había tres sitios que parecían obligatorios por definitivos y maravillosos: El monasterio del Escorial[ii], la mezquita catedral de Córdoba[iii] y el conjunto de la Alhambra[iv] y el Generalife. Mi retina y mi memoria guardan los mejores recuerdos de las visitas a Granada, el antiguo reino nazarí.
     La arquitectura nazarí se caracterizaba por la profusión de las artes decorativas para uso ornamental. Unía una evolución de influencias de arte omeya, los reinos de taifas, almorávides y almohades, elaborando una continuidad del arte hispano musulmán y una relación con el arte mudéjar.
     Los edificios se construían con materiales pobres que eran ocultados con una brillante ornamentación. Era habitual la decoración vegetal elegante llamada ataurique, motivos de lacería y motivos epigráficos. También era usual la decoración geométrica (sebka), cerámicas, estucos y yesos que cubrían paredes con diferentes motivos ornamentales. Se utilizaba la columna de mármol de fuste cilíndrico fino de base ática y capitel de dos cuerpos con motivos ornamentados superpuestos. Recurrían al arco de medio punto peraltado y angrelado (intradós con lóbulos en forma de picos o dientes menudos). Empleaban bellas bóvedas de mocárabes.
Puerta de la Justicia- La Alhambra de Granada.
     La ciudad palacio de La Alhambra se encuentra sobre una de las colinas más elevadas de Granada. El guía iba explicando los distintos palacios que componen el conjunto monumental y la frondosidad y belleza de los jardines del Generalife.
     La Alhambra (del árabe Qal’a al-hamrâ, castillo rojo) fue una ciudad, fortaleza y palacio. Un recinto fortificado por veintitrés torres, comunicado por cuatro grandes puertas defensivas (adjunto foto de Puerta de la Justicia). En el conjunto se distinguen tres zonas: la alcazaba, el recinto palatino y una pequeña ciudad o medina.
     En el recinto palatino se distinguen dos zonas: Casa Real Vieja con el palacio o cuarto de Comares y el de Los Leones (siglo XIV); y Casa Real Nueva con el palacio de Carlos V de Machuca (siglo XVI). Según Torres Balbás, cada gobernante construía su propio palacio sin la pretensión de transcendencia eterna. Esto explica la existencia de diferentes palacios en el recinto nazarí, organizados en torno a un patio, en armonía con vegetación y agua.
    El Generalife (Jardín del Arquitecto) está en la colina Cerro del Sol, fuera de La Alhambra, un lugar de descanso que se conserva en buenas condiciones con algunas transformaciones. Su patio principal es la Acequia. Los jardines fueron concebidos como un idílico paraíso con la conjunción de agua, luz, color y vegetación. Tanto La Alhambra como el Generalife reciben el agua de la acequia Real[v].
        Al final de la visita guiada nos dirigían al palacio renacentista de Carlos I[vi], obra de Pedro Machuca, donde se podía hacer preguntas:
     - ¿Y cómo llegaba el agua de la acequia Real a La Alhambra y el Generalife?
     - Por el sistema de los vasos comunicantes.
Patio de Los Leones durante la reforma de 2012
     La acequia Real[vii] era un complejo sistema de conducciones que utilizaba, hace casi un milenio, la fuerza de la gravedad, el efecto de los vasos comunicantes, para conducir el agua hasta los altos del Generalife, situados a una cota de altitud de solo 50 metros por debajo de la presa original.
     Construyeron un pequeño azud (barrera que facilita el desvío de parte de un caudal para abastecimiento), que llamaron la Presa del Rey, un entramado de canales que recogía el agua a través de piedras talladas que la llevaban a los primeros canales de la acequia que recorre las laderas hacia la ciudad[viii].
     La conformación del conjunto nazarí está ligado al desarrollo del sistema hidráulico. A unos seis kilómetros arriba del río Darro va descendiendo, a cielo abierto, túneles y galerías, hasta la parte alta del Generalife, que surte, para atravesar, al final, la muralla con un acueducto, estableciendo en su curso sifones, partidores, norias, cauchiles y albercas, actores ocasionales de vasos comunicantes[ix].
     Según A. Bastante movía también un molino de harina y que fue necesario hacer nuevas captaciones por encima del Generalife y el Aljibe de las Lluvias con el aumento de las edificaciones, guarnición y población. El agua se almacenaba en estanques y aljibes[x].
     Por la teoría de los vasos comunicantes, dos recipientes distantes, unidos en su base por un nexo común pueden compartir o recibir agua, necesaria para la vida. Última o recientemente oigo: A esta persona, ni agua. O, a este le falta un agua, ya sea de inteligencia. O, tal vez, porque no le ayudaste cuando lo necesitaba. Con el agua, en definitiva, se pueden hacer muchos juegos de palabras. ¡Agua va! (tirar inmundicias). Bailar el agua (adular). Como el agua de mayo (buena). Hacer aguas (orinar o fracasar según contexto). Etc.
     Y, en el ínterin, el ser humano buscando, desde las antiguas civilizaciones próximo-orientales, hace más de seis mil años, o creando, canales de riego y bebida para convivir. Para establecer proyectos o vida como cantaban en Aguas de Marzo Tom Jobim y Elis Regina[xi] en la eclosión de la bosa nova durante los años setenta.
     ¡Aguador!


[v] GONZALEZ VICARIO, M. T. y OTROS.: Historia del arte de la Baja Edad Media. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2010. Páginas 231-242.
[x] BASTANTE, A.: Arqueología hidráulica: Arte e ingeniería en el desarrollo de la humanidad. http://www.telefonica.net/web2/agustinbastante/inicio.htm

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....