Cultura y sociedad

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El Catálogo Monumental de España: origen, resultado y estudio de caso

 

    

Catálogo Monumental de España, provincia de Ciudad Real*

     
    El Real Decreto de 1 de junio de 1900 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes ordenaba la formación del Catálogo monumental y artístico de la nación. Era el más importante proyecto para proteger y conservar la riqueza histórica y artística de la nación española.

     ¿De quién era la iniciativa? Especialmente, del director de la Real Academia de San Fernando, Juan Facundo Riaño, y al presidente de la Comisión mixta organizadora de las Comisiones Provinciales de Monumentos, Eduardo Saavedra, que convencieron a los ministros de ese instante, Antonio García Alix y Alberto de Figueroa, conde de Romanones. Se establecieron los procedimientos de catalogación y la forma de selección de los catalogadores.    

     La catalogación se haría por provincias, de una en una, empezando por Ávila. Los costes los llevaría el ministerio, así como los plazos y disposiciones. La Real Academia de San Fernando haría la función de consejo. El mismo 1 de junio se nombró a Manuel Gómez-Moreno como encargado de la formación del Catálogo para dotar de unidad de criterio. El Catálogo de Ávila estuvo listo el 1 de mayo de 1901.

     La experiencia de Ávila permitió perfeccionar el proyecto. Además de inventariar el valor artístico de una nación, era una oportunidad de difundir el sentido del arte y proteger, con conocimiento y valor, los bienes de los deseos extranjeros. El Real Decreto de 14 de febrero de 1902 dividió en tres grandes regiones: Castilla y León, el territorio de Andalucía y Extremadura, y las antiguas coronas de Aragón y Navarra. Junto a los especialistas de cada zona colaborarían los facultativos de Archivos, Bibliotecarios y Arqueólogos. Los inventarios llevarían descripción y estudio crítico, historia de los monumentos, completados por dibujos, planos, y, si era posible, fotografías. Se daba un plazo de 12 meses.

     El ambicioso proyecto no tuvo los resultados deseados. Diez años después, sólo se habían completado 15 catálogos. En 1915 se habían comenzado 40 y entregado 25, con distinto rigor y profundidad. Teniendo en cuenta que siempre faltan recursos económicos, no había un criterio y método unificado. ¿Qué ocurría? Que había disparidad de resultados.

     Torres Balbás dijo en 1919 que el concepto y organización estatal era equivocado. La ejecución, más equivocada aún. Algunos catálogos, decía, estaban hechos por personas competentes, pero, otros, la mayoría, se realizaron por periodistas y amigos de políticos, que desconocían el arte antiguo, y que tenían este favor otorgado por una comisión incompetente.

    Fue un proyecto fallido. No todas las provincias fueron catalogadas y la publicación de las que estaban no se hizo en su momento. Antes de la Guerra Civil, seis consiguieron publicarse. Otras vieron la luz en los años cincuenta, y, por ejemplo, Albacete no apareció publicado hasta 2005. Ávila, la primera en ser catalogada, se publica en 1983.

     Hubo un Decreto, 13 de julio de 1931, que, con la intención de dar un nuevo impulso, encargó a las secciones de Arte y Arqueología del Centro de Estudios Históricos la formación de un Fichero de Arte Antiguo para inventariar las obras de arte españolas anteriores a 1850. Tenía capacidad ejecutiva y medios como bibliotecas y archivos fotográficos. Tenía la labor de custodiar los Catálogos Monumentales, corrigiendo sus deficiencias. Se pretendía una catalogación también de museos.

     Según Muñoz Cosme, el inconcluso proyecto se había iniciado en cuarenta y siete provincias, fueron concluidos treinta y nueve, y se publicaron diecisiete. En 2012, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) realizaron una restauración de los catálogos, con la ayuda de nuevas tecnologías y su contenido ha sido digitalizado.

     La utilidad de estos Catálogos es ahora distinta al momento de su elaboración. Sirven para comprender el concepto de patrimonio que existía a principios del siglo XX. Son historia de la protección y conservación del patrimonio cultural.

    El fracaso de estos Catálogos se vio influido por los cambios en el concepto de patrimonio cultural, los variables instrumentos de protección del patrimonio y los cambios en el método de elaboración de catálogos e inventario. Recordemos que inicialmente parecía que lo iba a realizar una única persona, pasando de una provincia a otra, pero era una pretensión irrealizable por la cantidad y calidad de nuestro patrimonio. Por ello,  se aprecia una diferente calidad y heterogeneidad de los resultados.

     A partir de la Ley de Conservación de Monumentos Histórico Artísticos de 1915, cuando el sistema legal pasó de la protección genérica a las protecciones individualizadas, el Catálogo dejó de ser determinante para la protección, siendo más relevante el posterior Fichero de Arte Antiguo de los años treinta.

    Con el tiempo, el sentido original de los catálogos no tenía validez. Había instrumentos de protección diferentes y una concepción más amplia del patrimonio.


     El Catálogo Monumental de la Provincia de Ciudad Real (1913-1917).

     Uno de los catálogos realizados fue el de la provincia de Ciudad Real. Sobre el autor de este catálogo conocemos muy pocos datos.

     Según Amelia López-Yarto, Bernardo Portuondo y Loret de Mora, autor del Catálogo Monumental de Ciudad Real, nació en Santiago de Cuba en 1872 y falleció en Madrid en 1933. En 1876 se traslada su familia a Madrid, donde Portuondo estudia Filosofía y Letras. Trabaja después en el ministerio de Hacienda, llegando a ser oficial de primera categoría. Escribió sobre filosofía y temas sociales sobre Cuba, su patria natal. No parece que escribiera más libros de arte que el Catálogo de Ciudad Real, que le fue encargado el 29 de abril de 1913. 

     Bernardo Portuondo escribió a máquina con correcciones manuscritas, utilizó el escudo de España con el toisón de oro y realiza fotografías de buena calidad. En principio debía trabajar durante ocho meses y cobrar ochocientas pesetas. Se le concedió una prórroga el 1 de enero de 1914 de cuatro meses, que se amplía por petición suya hasta julio de ese mismo año. No sé sabe qué ocurrió, pero su informe no lo firma la Comisión hasta el 19 de mayo de 1917. Son dos volúmenes, uno de texto y otro de fotografías.

     Entrando en el Catálogo Monumental comentaremos las observaciones preliminares del autor y las referencias a la localidad de Manzanares.

     Portuondo ordena su trabajo en tres criterios: El histórico por épocas y civilizaciones; el geográfico, por localidades; y el objetivo, clasificar aquellas manifestaciones histórico-artísticas en estudio a su propia índole y características intrínsecas.

     ¿A qué aspira su trabajo?

      Servir al curioso y al turista; ser un auxiliar en las investigaciones de los especialistas; y dar un conocimiento puntual del estado de las riquezas de la provincia de Ciudad Real para su tutela, conservación y desarrollo, mediante los oportunos trabajos de reparación y exploración, en palabras de Bernardo Portuondo, dentro los conceptos de patrimonio de principios de siglo XX.

     Considera que al Estado y al público se le debe dar la información ordenada geográficamente pues sirve de orientación y distribución práctica de trabajos y visitas. Puede que al especialista/investigador le venga mejor la agrupación histórica u objetiva. Añadirá un índice al final de la obra, en consideración de los objetos estudiados. Los sitios en ruinas o desparecidos se estudiarán en la población más cercana y se tratará de limitar las expresiones legendarias.

      Estudio de caso: Manzanares


Castillo de Pilas Bonas 1913-14

 

     Bernardo Portuondo nos cuenta que el archivo de Manzanares casi desapareció con la invasión francesa. Pero él conoce el origen del pueblo que encuadra cronológicamente en el siglo XIII. Maneja los conocimientos de 1913-1914.  

     Fue fundada por el Maestre de Calatrava Don Martín Martínez. La población se hallaba rodeada de débiles murallas a principios del siglo XV que se juntaban o cerraban en el castillo, con torre de homenaje y dos recios cubos, que lo circundaban a modo de contrafuertes de la construcción, robusta, y en ese momento enclavado entre casas particulares. Cita a Hervás cuando dice que el llamado Sacatín (Zacatín) debió ser la antigua calle morisca de los sastres por la interpretación de esa palabra árabe.

     Sitúa el templo parroquial a finales del siglo XIV o principios del XV en la parte más antigua. Documentalmente ya se tiene pruebas de su existencia en el siglo XVI, con muestras del estilo de épocas intermedias. Portuondo cita su nombre anterior Alta Gracia de la Asunción, ahora La Asunción. Hervás, según Bernardo Portuondo guarda una reproducción del antiguo sello de la parroquia. Y destaca la portada renacentista.

Retablo de la Iglesia de la Asunción 1913-14

 

Portada Iglesia de la Asunción 1913-1914

 

 

     El primitivo retablo mayor fue pasto del gran incendio de 1571. La obra fue realizada por los entalladores Ruiz de Elvira. Hay cuatro cuadros, de mérito, que algunos atribuyen al Españoleto (José de Ribera, anotación aclaratoria nuestra). Altares barrocos de San José y Sagrado Corazón son señalados aquí por el autor.

Retablo de San José, Iglesia de la Asunción, 1913-1914.

 

 

Imagen que contiene aparato, máquina de coser

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.
Retablo de Sagrado Corazón de Jesús, 1913-1914.

 

     El autor de catálogo cita además los retablos de San Raimundo, s. XVII, y San Pedro, s. XVI. Del XVI dice que es también la sillería del coro. La puerta del Norte la considera interesante y bien trazada en el gusto románico del 2.ª periodo, aunque ejecutada en tiempos posteriores que sitúa en el origen de la ciudad, siglo XIII.

     Menciona la ermita de Nuestra Señora de Gracia, cronológicamente ubicada en el siglo XVI, a excepción de la portada que es reciente. Destaca la imagen del la Virgen y San Marcos.

     En las Concepcionistas se conserva una buena imagen del Precursor, procedente de la antigua ermita de San Juan Bautista.

     Bernardo Portuondo indica que hay otras ermitas de menor importancia de los siglos XVI-XVII. Pero destaca la del Cristo del Perdón, antigua Vera Cruz, con su pila bautismal de 1533, que ya no se conserva, que guarda la imagen del Cristo con la Cruz a Cuestas, del siglo XVII. El nombre de Perdón se le añadió en el siglo XVIII. Portuondo critica la restauración de la iglesia realizada cuando se cubrió torpemente el artesonado. Vuelve a citar a Hervás cuando dice que hay referencias a una imagen de 1609 de Santa María de la Cabeza.

     No data la visita y realiza una descripción de sitios. No se cita a ninguna persona de la localidad que le facilite datos o de contacto.


Cristo del Perdón, 1913-1914

    

        *Las fotografías han sido obtenidas del Catálogo Monumental de la Provincia de Ciudad Real y no serán usadas comercialmente.

        

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     Bibliografía:

     GARCÍA, M.ª V., SOTO, V, y MARTÍNEZ, J.: El estudio del patrimonio cultural. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2017-2024.

     MUÑOZ COSME, A.: Catálogos e inventarios del patrimonio en España, en El Catálogo Monumental de España (1960-1961), coordinado por Amelia López-Yarto. Publicaciones del ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.

     LÓPEZ-YARTO ELIZALDE, A.: Los autores del Catálogo Monumental de España, en El Catálogo Monumental de España (1960-1961), coordinado por Amelia López-Yarto. Publicaciones del ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.

     HIDALGO BRINQUIS, M.ª C.: Interpretación material de los Catálogos Monumentales de España, en El Catálogo Monumental de España (1960-1961), coordinado por Amelia López-Yarto. Publicaciones del ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.

     ARGERICH FERNÁNDEZ, I.: La fotografía en el Catálogo Monumental de España: procedimientos y autores, en El Catálogo Monumental de España (1960-1961), coordinado por Amelia López-Yarto. Publicaciones del ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.

      PORTUONDO, B.: Catálogo Monumental Artístico-Histórico de España, provincia de Ciudad Real. Madrid. 3 de marzo de 1917. Dos tomos: Texto y fotografías. Biblioteca Tomás Navarro. Ministerio de Cultura de España.       https://biblioteca.cchs.csic.es/digitalizacion_tnt/index_interior_ciudadreal2.html

     La cita a Hervás, de quien hace constante referencia Bernardo Portuondo, es por Inocente Hervás Buendía, autor del Diccionario Histórico, Geográfico, Biográfico y Bibliográfico de la provincia de Ciudad Real. Portuondo maneja la 2.ª edición, 1899, pero refiere que, aunque el autor ha fallecido, ha dejado en imprenta la 3.ª edición, 1914.



25-7-2025 20:06 Actualizado 26-07-2025 19:36

Manzanares: De las vías pecuarias a Copernicus



Vías pecuarias Castilla-La Mancha_8-12-2024. JCCM

      Las vías pecuarias son las rutas o itinerarios por donde discurre o ha venido discurriendo tradicionalmente el tránsito ganadero. De igual modo, tienen, a todos los efectos la misma condición, los descansaderos, abrevaderos, majadas y cualquier otro tipo de terreno o instalación anexa a aquellas que sirva al ganadero trashumante y a los pastores que lo conducen. Todas las que discurren por Castilla-La Mancha son bienes de dominio público. Lo que aquí se refleja es cómo son en la actualidad las antiguas vías pecuarias.



Manzanares_Copernicus_Sentinel2_4-03-2023_color falso_500 mts. Uso personal autor


  Copernicus es el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, que mira a nuestro planeta y su medio ambiente para el máximo beneficio de toda la ciudadanía europea. Ofrece servicios de información basados en datos de observación de la Tierra por satélite y en datos in situ (no espaciales).

    La Comisión Europea coordina y gestiona el programa, en cuya ejecución colaboran los Estados miembros, la Agencia Espacial Europea (ESA), la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (Eumetsat), el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo, las agencias de la UE y la empresa Mercator Océan. 

     En este caso hemos utilizado un color falso, no tierras, ocres y dorados, para colorear, de forma cobriza, el término municipal de Manzanares, a una altura de 500 metros.


Manzanares_Americano-1956-1957_IGN

     Mediante un convenio entre el gobierno de Franco y los Estados Unidos, a escala 1:33.000 y una altura de 5.000 metros, se llevó a cabo un proyecto cartográfico. Con las limitaciones de la época, como los  escasos aeropuertos dotados satisfactoriamente, se hizo una primera labor cartográfica unos años antes de la extensión de la mecanización agraria. Como se puede observar, el término municipal urbano era más pequeño y, donde hoy hay zona industrial y urbana, antes era zona rural. Las fotografías en blanco y negro de la época dan realismo a la instantánea.

     Aunque ya nos habíamos referido antes a los mapas de la cartoteca de IGN, hoy reseñamos distintas fuentes que nos ayudan a comprender la evolución de nuestra geografía más cercana y la utilización de otras formas, producto de las nuevas tecnologías, para informar y conformar nuestro conocimiento sobre el territorio.



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     Fuentes utilizadas: Asaja CYL, IGN, Copernicus y JCCM.

     Entrada escrita de forma colateral a partir de los estudios sobre el olivar histórico de Écija y sus molinos de aceite por Jorge Moya Muñoz.



        

La pérdida de la inocencia. La colección Piña de 1988

 

Diseño exhibido en Museo Manuel Piña-Manzanares. 1988

     Contaba Lola, la hija de Isi, que la mejor colección, la más especial, de Manuel fue la de verano de 1988… 

     Sí, le gustaban todas, pero la de primavera-verano de 1988… ¡Ay! Aquel traje verde con lunares blancos, con falda de vuelo… (suspiraba), … Aquella otra falda negra con estampado en rojo y chaqueta corta reversible… Recordaba que se propuso la incorporación de la pata de gallo, recordaba que se hizo homenaje a los tejidos madrileños... 

     Quien le entrevistaba mostraba cierta perplejidad ante Lola Piña. No era una colección, pensaba, que hubiera pasado a la posteridad por los seguidores del diseñador de Manzanares. Asumía, eso sí, el carácter camaleónico o cambiante del creador, que no iba siempre de negro, que se vestía de lunares o estampado, sin barreras y con distintos matices.[1]    

Diseño exhibido en Museo Manuel Piña-Manzanares. 1988

     1988 fue el año en que perdimos la inocencia, según Elisa Bracci… Todo cambió a partir de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”… Algo nos dispersa, nos profesionaliza… comenzamos a perder amigos por el sida… nos hicimos mayores, maduramos… aunque siempre escondamos al niño que llevamos dentro.

     En la Pasarela Cibeles no tuvo conciencia de ser una de las pocas diseñadoras que desfilaba. Estaba encantada de ser amiga de Manuel Piña, de Antonio Alvarado, de Jesús del Pozo… Queríamos que nos conocieran y sabíamos que la prensa extranjera estaba pendiente de nosotros… Cuenta Elisa que ese año fue criticada por presentar una colección inspirada en los sesenta. El tiempo le dio la razón.

     Elisa contaba que Piña era todo pasión, que amaba lo que hacía y nunca olvidó sus raíces manchegas, como Almodóvar. Fue uno de los protagonistas de la movida. Para él desfilaron Bibi Andersen y Paola Dominguín. 

     Para aquel verano de 1988 propuso una colección con guiños al traje de torero, a las texturas clásicas, a los materiales naturales, a los rayones, a las sedas japonesas en tonos opacos y matizados. Se recuerda la colaboración que hizo con Costus, Juan Carrerro y Enrique Naya. Les pidió que decorasen un mantón de flecos y una cola con cuatro capas o volantes que se abrían en abanico[2]…. En esa época abrió la tienda de la madrileña calle Valenzuela, cercana al Parque del Retiro, donde en septiembre de 1992 hizo un homenaje a Camarón de la Isla. La cola de volantes con ángeles que recuerdan a Murillo y flores en un bello jardín se expone en el Museo Manuel Piña de Manzanares.

     Según Beatriz Cortázar, Almodóvar se encontró, en uno de los homenajes a Camarón, a Manuel Piña. Almodóvar se emocionó cuando el Ayuntamiento de Madrid le entregó a título póstumo la medalla al mérito artístico a su viuda, Dolores Montoya, “La Chispa”, mientras sonaban los acordes de guitarra de Tomatito[3].

     Manuel Piña reunió días después en su tienda a gran cantidad de amigos y admiradores del cantante de San Fernando. Al homenaje de Camarón asistió, según Beatriz Cortázar, Lola Flores y su hija Rosario. La colección que servía de hilo conductor al homenaje llevaba el nombre de “Raza”. Bibi Andersen llevó el traje de Costus. Elena Barquilla entregó un ramo de rosas rojas al diseñador, quien tras unos instantes lanzó hacia los retratos del cantaor desaparecido. El acto estuvo amenizado en directo por El Paquete y el Negri[4].

     Enrique Heredia Negri y Juan José Suárez Paquete conformaron el grupo de nuevo flamenco La Barbería del Sur. Su mayor éxito fue “Alegría de vivir”, canción compuesta por Ray Heredia, cuñado de Negri, fallecido a los veintisiete fatídicos años de muchos artistas. La canción tiene un inicio bellísimo que nos lleva al final de estas palabras:

Y el infierno de tu gloria

ha pasao por mí

ahora siento y pienso adentro

alegría de vivir.

Alegría de vivir

cuando estás cerca de mí

ahora siento y pienso adentro

lo que habrá dentro de mí


En los lienzos de Botí siempre canta un pájaro

    

Nocturno del Cristo de los faroles. Rafael Botí- lámina, detalle

 

     —¿Puedo entrar? ¿Cuánto cuesta?

     —Sí. Nada, es gratuita.

     El visitante entra en la exposición. Es una pequeña sala llena de pinturas excelentes. Caminaba por la Judería viniendo de los baños de época califal. Antes paró en las Caballerizas Reales durante los entrenamientos de los caballos, y, antes de antes, en el Alcázar de los Reyes Cristianos, que no había visitado en mucho tiempo. Los jardines y los patios recuerdan un tiempo pasado que no regresará.

     Piensa visitar la exposición de Julio Romero de Torres y volver a ver a Encarnación López, La Argentinita, tal y como fue pintada a los diecisiete. Sabe que todos están prendados de La chiquita piconera y del desnudo de Naranjas y Limones. Bellas, sí, pero él ve en la ingenuidad del rostro de La Argentinita la candidez de la primera juventud. Aquello que primero desaparece.

     Antes de llegar a la calle del Potro parará para recuperar fuerzas, y tomará un trozo de tortilla de tapa. 

    Pero, volviendo a Botí y su exposición: Está en el Centro de Arte Moderno Rafael Botí de Córdoba. Y Ubicado en la antigua judería, con un sabor nuevo que interpreta lo que fue siempre. 

     El vigilante de seguridad encargado del centro observa como el nuevo visitante mira, absorto, la exposición. Se detiene más tiempo que la rápida visita del turista accidental que pasa por el centro, que llega despistado, confundiendo la instalación con un patio cordobés o un centro social. Le ve a través de las cámaras. Piensa para sus adentros que pudiera ser un manifestante con un bote de pintura o de pegamento, que abogase por la defensa del cambio climático, que se exaltara ante el cuadro de Fuenterrabía o pintase en las vitrinas cualquier lema que al final le iba a estropear el rabo de toro que había preparado.

     El visitante busca entre los documentos expuestos alguna relación con el cuadro Patio Manchego. Hace dos años que la obra está en Manzanares. La familia había declarado el buen trato que recibió cuando lo donó, manifestando que “en ningún sitio mejor que Manzanares puede estar ese cuadro, que es testimonio de tantas cosas en la sencillez de ese humilde patio manchego en cuyo empedrado picotean las gallinas”. Ahora, en el patio de la zona residencial de la Casa Malpica de Manzanares.

Patio Manchego en Casa Malpica

     Rafael Botí fue profesor de Dibujo y Bibliotecario en el Instituto de Enseñanza Media en los procelosos días de la Guerra Civil Española. Su casa madrileña desapareció tras un bombardeo de la aviación nacional. Consiguieron salir antes por un aviso previo. La intención era acabar con el Hotel Savoy donde militares republicanos se hospedaban. El desacierto de la aviación nacional afectó a las casas colindantes y dejó indemne el hotel. Unos instantes después la casa de Rafael Botí ardía y pudo, entre las llamas, rescatar algunos cuadros. Siete se salvaron. 

     Tras un peregrinaje vital, pasaron de la colonia del Hogar Ferroviario, donde sus padres tenían casa por ser trabajadores de la empresa, a la casa de unos familiares de su madre en Manzanares. Allí consiguieron vivienda y trabajo. Durante la guerra solamente pintó el cuadro del patio manchego. En la casa madrileña se perdieron cerca de ciento cincuenta obras según contó el hijo del pintor. Han recuperado algunos cuadros en subastas y por medio de hijos de antiguos coleccionistas.

     Al visitante se le acerca el vigilante de seguridad. Le comenta que le ve muy interesado por la exposición. Con cierta extrañeza. Dudando.


     Empieza a hablar. Tranquiliza a su interlocutor cuando le dice que conoce algo la historia de Botí. En su pueblo hay un pequeño cuadro donado por el pintor. Pasó la guerra civil allí y es el único cuadro que pintó. Sabe que era discípulo de Romero de Torres y que aprendió mucho de Vázquez Díaz. También su amor por Córdoba. Y mira los documentos de la exposición para adivinar el trascurso vital de un hombre del que dijo José Caballero que “en los lienzos de Botí siempre canta un pájaro.”

     El vigilante le mira. Se marcha. Ha dudado. Y vuelve cinco minutos después y le dice al visitante: Cuando usted se marche, sin prisas, cuando quiera, le tengo preparada una lámina que reproduce la pintura Nocturno del Cristo de los faroles de Córdoba, de gran devoción aquí. Por detrás cuenta el origen de la lámina que se imprimió con motivo de la presentación del libro La Córdoba de Rafael Botí, donde explica el amor del pintor por su tierra, manifestado en sus obras, pero no olvida que el legado sería mayor si el fuego de las bombas no hubiera acabado con ellas. 

     El vigilante, adicionalmente, le informa al saber que el visitante es de Manzanares, que se menciona en el reverso, y quiere tener un detalle. 

     A la salida, recoge la espléndida lámina y estrecha la mano del vigilante como señal de respeto y agradecimiento. Sigue caminando entre naranjos y turistas. Los pájaros cantan mientras las distintas lenguas de los turistas ensordecen la armonía de la mañana.

Judería de Córdoba


    

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