Cultura y sociedad

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Poema del Descubrimiento

     Publicada 4-12-2023

Paco Rabal como Cristóbal Colón. Archivo BVMC

   En la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes se conserva el legado o archivo Francisco Rabal. Entre los documentos depositados se encuentra una serie sobre Cristóbal Colón protagonizada por este actor a finales de los años sesenta. Serie que tuvo bastante éxito por su calidad y la extensión geográfica y social  de los aparatos de televisión en la mayoría de los hogares españoles.

     Fue una coproducción entre Televisión Española y la RAI. El elenco actoral se completaba con Julieta Serrano, Paolo Graziosi, Carlos Lemos, Aurora Bautista, José Suárez, Paola Pitagora, Alfredo Mayo, Antonio Casas, Antonio Aceval, Guido Alberti, Asunción Balaguer. El director fue Vittorio Cottafavi, especialista en películas de péplum



     La imagen que mucha gente guarda en su memoria se nutre de los preparativos del viaje. De las gestiones iniciales del sabio, ilustrado y bien relacionado Padre Marchena, de la labor de uno de los primeros evangelizadores, Fray Juan Pérez, y las posteriores Capitulaciones de Santa Fe que establecían las condiciones del viaje del genovés patrocinado por los Reyes Católicos. Finalmente, la participación de Palos de la Frontera en la formación de la tripulación e intendencia naval. 

     Nada hubiera sido igual sin la llegada de Cristóbal Colón al Monasterio de La Rábida. Hace cien años hubo un periodo de exaltación de las gestas colombinas con manifestaciones artísticas como los frescos que pintó hacia 1929-30 Daniel Vázquez Díaz en el Monasterio de La Rábida, conocidos como Poema del Descubrimiento. Es una serie de cinco murales con el nombre de El Navegante y el Fraile, El pensamiento del Navegante, Las conversaciones de La Rábida, Los heroicos marinos de Palos y el mural de las Naves. Estilo cubista.

     Según Lafuente Ferrari se conjugaba el espíritu de Zurbarán con el de Cezanne. La idea se había gestado desde mediados de los 20 del siglo pasado. Pintó el cuadro El Navegante y el monje hacia 1925. Habló con amigos, admiradores y mecenas. Creó un ambiente propicio que llegó a oídos del Rey y el gobierno de la dictadura de Primo de Rivera. Alfonso XIII se interesó por el proyecto y el gobierno le dio 60.000 pesetas.

     El espacio no es muy grande y la técnica empleada, fresco, sufre con la humedad cercana. Recuerda a los problemas de conservación de los frescos de la escuela veneciana. Con el tiempo los pintores de Venecia optaron por otras técnicas más resistentes a la humedad.

     Es llamativo que llamase a su obra Poema del Descubrimiento. Tiziano llamó Poesías a una serie de cuadros mitológicos que pintó para Felipe II. En ambos artistas parece que la ‘poesía’ consiste en la libre interpretación del tema en cuestión, como cualquier otro artista haría de su rima o prosa, su música o su edificio. Su poesía como concepto. Como filosofía.

     El trabajo le ocupó un año, de 12 de octubre de 1929 a 12 de octubre de 1930. Rompía, como continuador, con la escuela decimonónica de pintura histórica y reflejaba el aspecto de hombres tostados por el sol marino. La resonancia de su obra fue total en los estertores de la monarquía alfonsina. La historia del primer tercio del siglo XX tuvo un proceso de aceleración de acontecimientos. 

    Viene este recuerdo con motivo de la observación de una serie de retratos que Vázquez Díaz realizó de intelectuales y personalidades de su tiempo. Hay en la fundación Mapfre, o había, un retrato de Gerardo Diego maduro, lleno de una placidez psicológica. Tuvieron una amistad mutua que se refleja en los artículos que le dedicó el santanderino al pintor de Nerva.


La despedida de los navegantes


Las conversaciones

Perspectiva de la sala de los murales


Tutankamón en la Residencia de Estudiantes_1

      Este texto fue publicado el 5-11-2022 a las 19:55.

Residencia de Estudiantes. Wikimedia.

      El duque se dirigió al respetable público:

     Es esta la primera manifestación pública de Comité Hispano-inglés que tengo el honor de presidir. Nuestro comité— como sabéis— tiene por objeto estrechar las relaciones intelectuales, artísticas y científicas entre ambos países y las de amistad, afortunadamente ya existentes, y que no pueden por menos de fortalecerse con este intercambio intelectual…”

     La expectación era máxima mientras el duque de Alba presentaba a Howard Carter, el famoso egiptólogo, que, dos años antes, había descubierto la tumba de Tutankamón en el valle de los Reyes. Era 24 de noviembre de 1924.

     En mayo de 1923 se había constituido en la Residencia de Estudiantes, bajo los auspicios de su director Alberto Jiménez Fraud, el embajador británico y Jacobo Fitz-James Stuart, duque de Alba, el Comité Hispano-inglés, que fue presidido por el duque. Se crearon las becas Howard, en honor al apellido del embajador británico, válidas para estudiantes de las dos nacionalidades. Pero las actividades que más sensación causaron fueron las conferencias y cursos organizados que impartían extranjeros y españoles por invitación del Comité.

     Esta fue la razón por la que el egiptólogo Carter vino a España a impartir dos conferencias sobre las excavaciones que realizaba en el Valle de los Reyes, patrocinadas por Lord Carnarvon, que habían conseguido descubrir la tumba de Tutankamón el 4 de noviembre de 1922.

     La Colina de los Chopos, completa. Para la segunda conferencia tuvieron que dar tarjetas para el local que se buscó. La Residencia de Señoritas tuvo que hacerlo por petición expresa al Comité. Iban a conocer de primera mano las impresiones de un viajero e investigador universal, como después conocerían al escalador del Everest, pero también a Einstein, a Madame Curie o a H. G. Wells. Y grandes intelectuales españoles.

     Entre los asistentes, personalidades ya consagradas como Ortega y Gasset, Mélida, Benlliure o Gómez Moreno y, obviamente, el embajador británico del momento.

     Howard Carter se alojó durante su estancia madrileña en el Palacio de Liria, propiedad del duque de Alba. Al día siguiente fue recibido por Alfonso XIII, visitó el Museo Arqueológico y fue agasajado por múltiples personalidades.


     La segunda conferencia se impartió en el Teatro Fontalba la tarde del 26 de noviembre ante la imposibilidad de acoger a todos los interesados en las estancias de la Residencia de Estudiantes. El éxito fue arrollador.

     Tras una visita a Toledo, se le dio una cena de despedida el 27 de noviembre y marchó al día siguiente a su destino egipcio. Howard Carter regresó en 1928 con la misma expectación, tal vez más, y con asistencia de todo tipo de personalidades de la vida social española.

     ¿Cuáles fueron los ecos de esta primera visita?

Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías. BMRE
     Si nos guiamos por la correspondencia de Alberto Jiménez Fraud[1] que hemos consultado en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, el eco de la conferencia fue muy importante.

     El 4 de diciembre de 1924 el director de la Residencia de Estudiantes remite al duque de Alba la noticia de una conferencia popular en el Real Cinema el día 14. Esta conferencia iba dirigida a escolares y obreros en las que se utilizarían las diapositivas y películas donadas por Carter. El acto fue presentado por Manuel Machado, que leyó un discurso preparado por el ensayista Sánchez Rivero.

     La labor de la Residencia de Estudiantes no acabó aquí. Por la correspondencia con el duque y otras instituciones culturales españolas, más el apoyo de intelectuales españoles, se intentó divulgar este legado. El material aportado por Carter fue copiado y distribuido en sesenta y ocho centros de España. El interés en realizar copias ya fue manifestado en la carta enviada al duque.

     Por otra carta de Jiménez Fraud sabemos que la difusión fue rápida porque el 19 de enero de 1925 ya se emitía una de las copias en Asturias. Por otra parte, el director de la Residencia de Estudiantes estaba muy bien relacionado y establecía contactos entre los centros culturales e intelectuales españoles para dar conferencias.

     Como ejemplo, en junio de 1925, en el Teatro Cervantes de Segovia, por mediación del Comité Hispano-inglés, se emitió la película de Carter con gran repercusión.

     El 25 de junio de 1925, Jiménez Fraud consulta con el duque de Alba la posibilidad de difundir por América Latina el material donado por Carter por mediación del Comité. Se habla de las posibles cautelas, es decir, de la logística y seguridad del envío. Ellos sabían, y así lo remarcan con lápiz rojo, que necesitan primero la autorización de Carter. Al final, fue la Residencia de Estudiantes quien facilitó el préstamo a instituciones culturales de América Latina, además de las distribuidas a las españolas. La recepción de este material fue recogida por la prensa de los distintos países y hubo alguna publicación como Blanco y Negro, que según Álvaro Ribagorda en “El coro de Babel”, llegó a publicar una novela por entregas.

     Terminamos señalando que el resultado de la primera visita de Carter sirvió para marcar una serie de pautas que se utilizarían en las siguientes visitas de conferenciantes nacionales e internacionales. Se facilitaba un resumen de la conferencia— su traducción cuando se necesitara—, un aparato bibliográfico y fotografías que, previamente, obtendría la Residencia para preparar el acto. Y si había mucha expectación, la conferencia se trasladaba al centro de Madrid, a un auditorio superior al de la Residencia, según se desprende de las cartas que dirige Jiménez Fraud el 18 de noviembre y el 18 de diciembre, ambas de 1925.

 

     Para saber más:

       JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario I, II, III. Fundación Unicaja y Residencia de Estudiantes. Madrid. 2018. Consultado octubre-noviembre en sala biblioteca Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías

Archivo Museo Sánchez Mejías. BMRE

       Diario ABC, entrevista de Rafael Vilaseca de 29 de noviembre y de 5 de diciembre de 1924.

       En la asociación española de egiptología, www.aedeweb.com, García Rueda Muñoz de San Pedro recoge las dos visitas de Carter a España.

       La revista Residencia recogió en su número de enero-abril de 1926 el fenómeno Tutankamón con el artículo “El descubrimiento de la tumba de Tut-Ank-Amen”.

       Sobre el antiguo Egipto existen distintos y variados manuales. Para la historia política, social y económica hay manuales de clásicos como el de Wilson, por ejemplo, y de autores españoles, el Pérez Largacha o el de Vázquez Hoys. Si se trata de arte egipcio, está el de Lara Peinado, que permite una introducción a la materia en 130 páginas.

 



[1] Carta de 4 de diciembre de 1924, duque de Alba.

 Carta de 19 de enero de 1925, Antonio Ballesteros.

 Carta de 18 de febrero de 1925, Antonio Ballesteros.

 Carta de 25 de junio de 1925, duque de Alba.

 Carta de 18 de noviembre de 1925, J. B. Trend.

 Carta de 18 de diciembre de 1925, J. B. Trend.

Retrato, autorretrato, de escritores: al pie o en el aire.

 

La Barraca. Pycryl y MNCRS.

     La fotografía ha parecido siempre que capturaba instantes de una realidad más o menos objetiva, utilizando la luz y la química.

     No sabemos si, tal vez, veamos más cosas: Almas y cuerpos en un segundo emocionados, congelados eternamente. Intenciones descubiertas que permanecían ocultas, retratos de un tiempo que ya no existe…

     Ojeando y hojeando, varias veces, un libro en el Archivo Museo Sánchez Mejías, comprendíamos una brillante época pasada. El alma de un instante reflejado en retratos y autorretratos de personas que pudieron tener un origen arrodillado, que se pusieron de pie y se elevaron por encima de la multitud, buscando un aire nuevo por su capacidad de aprendizaje, valía o cultura.

       La Fundación Mapfre publicó en 2007 un libro de fotografías[i] sobre escritores españoles de tres generaciones de la Edad de Plata de la cultura española. Fotos de Unamuno, Baroja, Arniches, Antonio y Manuel Machado, María Lejarraga y Gregorio Martínez Sierra, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Ortega Munilla, Marañón, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Edgar Neville, Aleixandre, Ramiro de Maeztu, Ramón, Valle Inclán y Lorca, y otros más.

Generación del 27, copia en La voz a ti debida de Pedro Salinas, semejante en Museo Sánchez Mejías

     El libro establece varias secciones: El escritor retratado; el retrato público del escritor; los retratos en grupo y de amistad; el retrato del escritor disfrazado, puede que de su otro yo; el retrato urbano; el retrato en el paisaje; y el retrato en familia.

     Del retrato público destacamos las icónicas fotos de 1927 y 1933 de la generación o grupo poético como le gustaba a Gerardo Diego[ii]. La primera de ellas, tomada por José Pepín Bello y la segunda, ilustra y se expone la zona literaria de la vida de Sánchez Mejías en su Archivo Museo.

     Las páginas nos llevan al almuerzo o banquete que se ofreció a Federico García Lorca[iii] por los triunfos tetrales obtenidos en Buenos Aires. Con los actores de La Barraca fue al merendero Biarritz. Los actores universitarios querían agasajarlo, pero el que había ganado la plata porteña era Federico y fue quien pagó el almuerzo.

Elenco de La Barraca en merendero Biarritz, copia del libro de Luis Sáenz de la Calzada.

      Más tarde hubo una recepción en el Hotel Florida que le ofrecieron intelectuales. Mientras, los miembros de La Barraca prepararon los muñecos para una representación excepcional, el Retablillo de Don Cristóbal, de García Lorca y un entremés de Cervantes. El frontispicio fue obra de Manuel Fontanals[iv], los decorados de Miguel Prieto[v] y José Caballero[vi] y los muñecos del escultor Ángel Ferrant[vii].

      Según Luis Sáenz de la Calzada, la representación de El Retablillo constituyó una delicia. Sin embargo, cuenta que no hay referencias de la representación lorquiana y sí de la cervantina, en las que Sáenz participó. Ni siquiera se menciona en la obra de Carlos Morla. A los ensayos de la Barraca iba la intelectualidad madrileña, entre ellos Ignacio Sánchez Mejías, según le recordó María del Carmen García Lasgoity, actriz de la compañía universitaria, a Luis Sáenz de la Calzada[viii].

Federico García Lorca como La Sombra. Centro Federico García Lorca y Galería Guillermo de Osma, 2021

     Nos detenemos aquí en otra fotografía: La Sombra del montaje de La vida es sueño, auto sacramental de 1676, que fue un empeño escenográfico de García Lorca. Para Federico, Cervantes y Calderón no eran arqueología, no estaban anticuados. El éxito obtenido era algo natural porque el teatro de buen gusto ha de darse al público, que siempre sabe recibirlo bien. En la Residencia de Estudiantes se representaron entremeses de Cervantes que habían triunfado en la primera salida de La Barraca por tierras sorianas[ix]. Y además se representó una parte del auto sacramental donde los decorados eran obra de Benjamín Palencia[x]. Fue, por otra parte, la única ocasión en la que actuó el director granadino. Su personaje fue La Sombra.

     Terminamos recordando otra foto: Un ensayo de Yerma donde posan juntos Pura Ucelay[xi], Ramón María del Valle-Inclán[xii] y Federico García Lorca. Se fecha en diciembre de 1934. 

     Uno de los primeros libros juveniles que llegaron a nuestras manos fue un ensayo de Antonio Buero Vallejo, dramaturgo de la posguerra y autor de uno de los últimos dibujos de Miguel Hernández, como recuerdo de su amistad en la cárcel. Buero tituló su obra Tres maestros ante el público. Fue publicado en 1973, al año siguiente de su discurso de entrada en la Real Academia Española de la Lengua. Eran tres ensayos: El primero dedicado a Valle-Inclán lo tituló De rodillas, de pie, en el aire (1966). El segundo lo dedicó a Velázquez, El espejo de las Meninas (1970). Y el tercero, su discurso de entrada en la Real Academia Española, García Lorca ante el esperpento (1972). Entendamos bien, dos ensayos sobre los renovadores del teatro durante la Edad de Plata escritos por el renovador del teatro de la posguerra, en los que promueve la dialéctica entre el esperpento y la tragedia: Donde se encuentran racionalidad, magia, sátira, patetismo, enseñanza y fábula. La visión goyesca y la mirada clásica.

     Buero dijo que Luces de Bohemia y Yerma convocaban todavía a un mismo público juvenil. Yerma, además, era un espectáculo puesto por una personalidad de prestigio internacional cuyas concepciones se hallaban más próximas al movimiento dionisíaco del momento que al esperpéntico. La mirada al pie lorquiana, trágica, en vez de la mirada desde el aire de Valle, demiúrgica[xiii].

García Lorca, Pura Ucelay y Valle-Inclán. Wikipedia. Foto distinta al libro citado.

 



[i]  (2007) Retrato y autorretrato: tres generaciones de escritores españoles. Fundación Mapfre. Madrid. ISBN: 978-84-9844-074-4. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías: 9-07-2023.

[ii] DIEGO, G.: (1979) ABC, 9 de mayo de 1979, Grupo poético del 27, en Obras Completas, tomo VIII, edición de José Luis Bernal. Alfaguara. Madrid. 2000. ISBN: 84-204-4229-1. Reseña ArchivoMuseo Sánchez Mejías: 19-3-2024.

[viii] SÁENZ DE LA CALZADA, L.: (1976) La Barraca, teatro universitario. Biblioteca de la Revista de Occidente. Madrid. ISBN: 84-292-8729-9

[ix] GARCÍA LORCA, F.: (2017) Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas. Edición de Rafael Inglada y Víctor Fernández. Malpaso. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías: 27-06-2023.

[xiii] BUERO VALLEJO, A.: (1973) Tres maestros ante el público. Alianza. Madrid. ISBN: 84-206-1442-4.

Bodas de sangre

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