Cultura y sociedad

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Conjunciones deslavazadas, trama sin urdir

     Abrumado y mimbrado, como varita salicácea, que crece en las riberas, era fuente de los ríos, de babeles. Sauce llorón, inútil y grande; adorno de pie triste, monólogo insulso, cual piedra, o rayo, quemada, rueda reticular rala, soy, al fin, osado hueso roto.

      Suena Pergolesi al fondo, en calma oía Stabat Mater. Y un ruido lejano se oculta al alma que, si existe, busca y huye, toca y siente, inmortal e incrédulo.

      Y el indómito espíritu abraza empeños, que, lucha o aparta de grandes disputas, ciertas o provocadas, producto fatuo de calambur huído, a la calidad y dinero, disimulo y arreo, que ensilla mula, caballo y asno.

      Equinos somos.

      En el equinoccio, la igualdad consigue, y lo natural crece, sin su aprecio hoy.

      Ni Sol y Luna son asolados seres, lunáticos entes. Conviven. Pero, también, compiten. 

      Escarabajos peloteros, en estiercol bolas, sus huevos depositan. Casi como humanos, con fines racionales, buscando límites.

      Rachmaninov leve, cuando Visperas oí, y cuando escarabajo vivió a su muerte y al duro estiercol, joya preciada es. Amuleto de poder, escarabeo y vida, protección distinguída de los antiguos egipcios. Surgiendo de la materia, el poder de sobrevivir, del estiercol sale hacia la vida eterna. 
       Al fin resilente, su signo y señal, que era/es y significa, prueba adaptable, muestra capaz, vida aceptable. 
#Deslavazado #Conjunción

(Espero que le guste, amable lector. Sígame, si le place.) 

El G4 y el juego del Dominó


     Era la reunión del G-4. Separados por bloques, aún no habían llegado al momento de enfrentar su fuerza de forma violenta porque, todos, temían la ruptura que llevara al caos y desaparición.

    Como en la historia de la humanidad, al principio, habían compartido lo que la naturaleza les ofrecía. Habían sido carroñeros, cazadores, recolectores. Aprendieron a vivir en común en un sitio determinado cuando domesticaron animales y plantas. Con el tiempo establecieron unas sociedades más complejas, con un aparato burocrático, unos representantes diplomáticos, un sistema defensivo eficiente, una educación que resaltara los valores propios y que remarcaran más las diferencias que las semejanzas, y habían establecido unos límites entre los territorios de cada grupo para que no fueran permeables a los comportamientos de unos y otros.      

     Como vivían en distintos territorios, el sol, el frío y la lluvia fueron moldeando los distintos habitantes. Y así, unos eran morenos, otros rubios, unos con ojos verdes y otros con ojos negros. Unos más altos y otros más bajos. Y claro, más gordos y más flacos. Y no hablemos de la belleza…

     Pronto empezaron las disputas territoriales. El origen fue incierto. Unos dicen que fue por los límites territoriales, otros aseguran que fueron los derechos de paso, el cruce del puente o el acceso al mar. En la práctica, cuando buscas un pretexto, lo encuentras. Porque se busca la preeminencia, la fama, el poder, lo deseado o envidiado.  Razones que, inicialmente, no se arguyen. Se guardan como la última ficha, con la que se pretende dominar.

    El planeta estaba dividido en cuatro regiones geopolíticas: los caballeros dominaban el Norte; los escribanos, el Sur; los sacerdotes, el Este; y los gregarios, el Oeste.

    Con el fin de solucionar las divisiones entre ellos, decidieron establecer reuniones en un terreno neutral. Por acuerdo unánime fue elegido el salón de la Escuela Hípica del Norte.

     Como medio de relajación se pensó en partidas de dominó entre los principales representantes de las zonas del mundo. Se enseño el dominó a quien lo desconocía. Se les dijo que era un juego de mesa con 28 fichas de forma rectangular de color blanco por la cara y negro por el envés o base, que la cara blanca se dividía en dos cuadrados con puntuación de cero a seis, que, correlativamente, la más baja, era el doble cero y la mayor, el sexto doble. Que el jugador que tuviera doble de sextos comenzaba la partida y, en el juego siguiente, comenzaría el jugador que estuviese a la derecha del que salió con esa ficha. Que las fichas sin número se les llama blancas y a las de igual número, dobles. El juego se podía realizar en solitario, pero, por acuerdo de los representantes diplomáticos, se consideró acertado jugar por parejas de forma alternativa mediante un sorteo libre, directo y secreto celebrado ante notario. Que ganaba la partida la pareja que primero se quedaba sin fichas, ya juegue individual o por parejas, y que se sumaba la puntuación de las fichas sobrantes a favor de los vencedores, y se solía dividir entre diez para asignar los puntos.

     Gana cada tanto quien llegaba a 30 o 40 puntos. Y se jugaba al mejor de tres o cinco tantos. En caso de no poder poner fichas a pesar de quedar en la mesa, el llamado cierre, la ronda se adjudicaba al que llevaba menos puntos de los jugadores o parejas. En el caso de igualdad de puntos, sería nulo el juego. En dudas irresolubles, se sometería a los tribunales internacionales del dominó con sede en el Palacio Judicial del Sur y, en su defecto, a los oráculos y plegarias de las monjas recluidas en el cenobio del Este.

     Como jugadores de dominó acompañantes de las delegaciones políticas, los caballeros del Norte enviaron a su mejor jinete, el que guiaba la caballería. Los sacerdotes eligieron al contable de su universidad de Teología del Este, que se distinguía por su fluido verbo y su hábil ingeniería financiera. Del territorio del Sur enviaron al mejor de sus escribas porque redactaba con bellas letras y gráciles cálamos. Y los gregarios del oeste no supieron a quién mandar, no tenían experiencia, porque era el último territorio libre y lo eligieron por votación por el método de insaculación. Fueron los únicos democráticos y enviaron al recepcionista del mejor hotel del Oeste.

     Desde ese momento, las delegaciones de los cuatro territorios del planeta iban acompañadas de sus jugadores de dominó que dedicaban todo su tiempo a ensayar jugadas, planear posibilidades e inventar variables del juego. Estudiaban a los jugadores de cada equipo, y pensaban en sus formas de juego.

    Siempre que encallaban las delegaciones políticas, se organizaban torneos de dominó. Se podía jugar por separado, hacer sorteos y jugar por parejas. Tras apuntar las victorias o las derrotas, se celebraban  fiestas como las antiguas victorias militares en las guerras que habían asolado el mundo desde los inicios de vida en común. Los habitantes de las respectivas partes del mundo, cuando ganaban, convocaban triunfos y festejos, y el jolgorio duraba hasta la madrugada.

     Por efecto de estas celebraciones, en los territorios vencedores, hubo un aumento de la natalidad, especialmente cuando se produjo la crisis del coltán y del petróleo.

     Durante esa crisis, con las negociaciones rotas por grandes diferencias, en un punto de imposible avance, se organizó un campeonato de dominó que fue tan disputado que acabó con el tanto de la partida decisiva, en el momento de empate a veintinueve sobre treinta, y se produjo un cierre final a sextos. Hubo que contar los puntos dos veces y venció la alianza entre el Norte y el Sur por un solo punto.

     Con la celebración de esas fiestas, nueve meses más tarde, se produjo un aluvión de nacimientos de niños sureños, futuros escritores de fina caligrafía, y niñas norteñas, dominadoras de la doma y salto hípico. Como contraste, en las estadísticas de los institutos demoscópicos del Oeste y del Este, tras su alianza en la partida de dominó, no hubo registros de recién nacidos, pero se produjo un repunte del alcoholismo entre los eremitas del Este y de suicidios entre los gregarios radicales del Oeste.

     Una vez terminado el campeonato, se retomaron las negociaciones del G4. Se llegó a un acuerdo sobre el coltán y el petróleo para un reparto más justo de la riqueza, una explotación más acorde con el ambiente y la biodiversidad, y unas mejoras económicas de los trabajadores de las explotaciones mineras. Se consiguió, en definitiva, armonizar un espacio de respeto común entre vendedores y usuarios, que facilitó una conciencia mayor del trato entre seres humanos.   

    Al apreciar que, en momentos de gran dificultad, se conseguían momentos de distensión con un juego de mesa llamado dominó, surgió un prospero nicho de mercado al calor de los juegos de mesa. En todos los territorios del planeta se fomento el arte de las fichas blanquinegras. Era necesario estar preparado para la próxima crisis en las relaciones del G4. Si fallaban las negociaciones políticas, habría que celebrar un sorteo para dividir el planeta en dos grupos. No se obligaba a repetir los equipos, no era necesario mantener las mismas alianzas. Entraba en función aspectos de convivencia diplomática y relaciones comerciales. Los escribanos hacían muchos trabajos a los gregarios y los sacerdotes gustaban de montar a caballo después de aprender en la escuela hípica del Norte. Los caballeros contrataban a gregarios por su fidelidad y los sacerdotes eran como el buen pastor para los gregarios.

     Pero un día todo fracasó. No fue el coltán, ni el petróleo, o la deforestación de los bosques del planeta. Tampoco la desidia de unos o la prepotencia de otros.

     Fue durante la crisis nuclear del Este. No se llegaba a un acuerdo de desnuclearización, y, al mismo tiempo, no se elaboraba una propuesta de planes de desarrollo que permitieran vivir sin tener que recurrir a energías que causasen un daño irreparable al planeta por errores de almacenamiento, conservación o uso. En ese momento, el líder político de los caballeros del Norte, el pelirrojo de la trompeta, propuso un descanso para madurar las ideas. Y, mientras tanto, un campeonato mundial de dominó.

     A esta propuesta se avino el líder del Este, que, en el fondo, quería prosperidad en su territorio, pero le molestaba que los del Norte y los del Sur le dijesen que no podían contaminar pues ellos lo habían hecho durante tres siglos. Sabía que era malo, pero sus ciudadanos le exigían tener la misma riqueza que los caballeros, los escribanos y los sacerdotes habían tenido desde siglos anteriores.

     En el sorteo fueron agrupados los del Norte con los del Oeste. Y los del Sur con los del Este. Nunca hubo una disputa tan acerba[i]. En una ateridora[ii] noche de invierno, los jugadores acervaron[iii] sus fichas, las repartieron y comenzaron a jugar el último juego. Iba dominando el equipo Sureste contra en Noroeste. El Norte había pasado dos veces, aunque su compañero del Oeste había salido primero, era líder, en el juego y no había perdido ninguna oportunidad de colocar sus fichas. Los del Sureste llevaban un juego seguro que les dirigía a la posible victoria en el primer momento de debilidad del Oeste.

     De pronto, el jugador del Norte gritó:

     - ¡Trampas, tramposos! Falta una ficha, el Este ha escabullido una ficha. Siempre igual, se da la libertad a quien no la merece y, nada, libertinaje, ¡tramposos!

     El jugador del Este se levantó, con la mirada puesta en su acusador, el jugador del Norte, y, con una calma y sangre fría desconcertante, dijo:

     - Trampas habéis hecho siempre vosotros. Desde no compartir el desarrollo con los demás seres humanos a establecer diferencias humanas cuando todos somos iguales. Queréis que no fabriquemos armas nucleares y no elimináis las vuestras. Queréis que sigamos siendo como los rebaños de ovejas. Obedientes y sumisos. Nosotros no hemos hecho trampas. El mundo es un juego de trampas. Y vosotros, los creadores.

     Al día siguiente, el planeta explotó con varias armas nucleares porque no supo afrontar el penúltimo juego: la convivencia. Y porque 
no supo evitar su razón de ser: la supervivencia.





[i] Desapacible, cruel. https://dle.rae.es/?id=0NqFOKa

[ii] El filólogo José María Valverde utilizó esta palabra no registrada por la RAE en la traducción que hizo del Moby Dick de Melville. Tras la #RAEconsultas dijo que era posible su uso, pero anecdótico. De aterir.


[iii] Acervar con v significa amontonar.

El Neolítico, las industrias y las tecnologías. Revoluciones.



     Puede que se haya producido, anterior a este relato,  algún momento más importante en la historia del planeta o en el largo camino hacia la humanidad. Pudo ocurrir cuando se acostumbró un primate a bajar del árbol y aprendió la marcha bípeda y erguida, o cuando fue desarrollando el aparato fonador para comunicarse o, tal vez, cuando los primeros homínidos dominaron el fuego. No. No es la intención.   
     Aquí, se contará desde el instante que los humanos empiezan a elaborar sociedades más complejas que las reuniones en las entradas de las cuevas o al abrigo de las inclemencias climáticas. Es la convivencia en sociedad. Y no se utilizará una terminología distinta a la clásica al utilizar el término ‘revolución’. Por manido, apreciado o desprestigiado que esté.  
     En la historia de la humanidad han influido tres revoluciones socioeconómicas de forma determinante: La revolución neolítica, la revolución industrial y la revolución tecnológica e informática. En el marco temporal, la revolución neolítica es un proceso de milenios, la revolución industrial atañe a los tres últimos siglos, con matizaciones, y la revolución tecnológica e informática es un proceso que se gesta en los últimos cuarenta años.
     La Revolución Neolítica parece definida por formas de vida campesina, que tiene como base económica principal la producción de alimentos vegetales y animales mediante la domesticación. Supuso un cambio en el medio geográfico con el reagrupamiento en poblados o aldeas. Se dejó de utilizar el desplazamiento y/o nomadismo de forma habitual, siendo la caza y recolección un complemento. Las razones de este modo de vida son varias. El cambio de las condiciones climáticas con el Holoceno, el aumento demográfico y el proceso cultural. El holoceno es el período interglaciar actual que abarcaría los últimos diez mil años. El aumento, que no presión, demográfico comportaría un incremento de las necesidades alimenticias y los avances culturales habrían creado sistemas complejos de sociedades que llevarían al hombre previo al Neolítico a adoptar métodos más eficaces que la recolección y la caza como medio de supervivencia. Parece asentada la idea del foco inicial en el Próximo Oriente desde donde, de forma lenta y paulatina, se iría difundiendo, en tiempos cronológicos de historia antigua, mediante relaciones tanto amistosas como de rivalidad, y que explicarían las diferencias cronológicas entre los distintos procesos de neolitización[1].  Como se ha mencionado, no se prescinde de actividades de caza y recolección, y la existencia de cerámica no se produjo desde el principio de este proceso. Los primeros yacimientos, aproximadamente antes del VI milenio a. C., se encuentran a los pies del Tauro y del Mediterráneo: Catal Hüyuk, Jericó y Muraybet. Se vieron favorecidos por precipitaciones anuales superiores a 250 mm que coadyuvó una agricultura sin irrigación artificial[2]. 
     La Revolución Industrial tuvo su origen en Inglaterra. Este proceso llevaba consigo una necesaria transformación agraria. Se produjo una especialización regional a escala nacional, entre zonas de agricultura rica y especializada, que producen para mercados exteriores e interiores, y zonas de suelo menos fértil, orientadas a la industria. La nueva agricultura retuvo mano de obra con un sueldo que impedía la emigración en zonas que se convirtieron en buenas compradoras de manufacturas, favoreciendo el mercado interior.
     Los mayores beneficios obtenidos a través de la especialización favorecieron la inversión en otras actividades como la industria y la mejora de las explotaciones.
     Los cambios fueron rápidos y profundos, a la vez que novedosos. Son transformaciones regionales. Donde se produce la pervivencia inicial de los gremios tradicionales que se encontraban en fase de decadencia. 
     Se produce un desarrollo de la industria capitalista con el proceso de la protoindustrialización donde el empresario dirige la operación y da unidad a las fases de financiación, reparto de trabajo, acabado y comercialización.
     En las dos últimas décadas del siglo XVII y durante el siglo XVIII, se llevó a cabo este proceso en Inglaterra. Las fuertes transformaciones industriales dependieron de factores previos como la existencia de compradores, comerciantes, empresarios y obreros, agricultura productiva, flujos financieros, etc. Inglaterra se veía favorecida por una mejor definición de los derechos industriales y comerciales, una mentalidad más abierta a la actividad industrial, un mercado interno sin barreras que se extendería al imperio colonial, y el comercio marítimo inglés. Se orientaba a crear una actividad libre, fuera de monopolios y restricciones. Los países del continente, con matices, orientaban su economía a actividades relacionadas con el prototipo del propietario rentista y la inversión en deuda pública. Después de esta inicial fase, vendrá una segunda dominada por la mecanización y transformación de las estructuras productivas, enlazando unos procesos con otros, retroalimentándose mutuamente. La aceleración del proceso, y de ahí el término revolución, se produce en el último tercio del siglo XVIII, sacando casi una ventaja de un siglo Inglaterra a Francia[3].  
     El paralelismo entre Gran Bretaña y el resto de Europa no se produjo ni en el tiempo ni en el espacio. El carácter autónomo y completo de proceso británico no se reprodujo en Europa donde convivió con zonas agrarias y pervivencias sociales antiguas. Incluso en procesos tan acelerados como el alemán o en países de dimensión reducida como Bélgica, con el mantenimiento de una economía dual. Si se compara con el resto del mundo, salvo la excepción de Estados Unidos, Japón o algunas zonas del continente hindú, Europa fue el área por excelencia del nuevo capitalismo surgido de la revolución industrial. A pesar de la existencia de economías atrasadas en el sur y este de Europa, muestran rasgos fundamentales de la economía moderna en ciertas áreas urbanas e industriales[4].  
     El cambio fundamental que produjo la revolución industrial fue la transformación de una sociedad estamental (estatus por nacimiento) en una sociedad de clases (estatus por bienes materiales) con la consecuencia fundamental del auge y poder de la burguesía, la aparición y toma de conciencia del proletariado y la consolidación del capitalismo[5].
     El capitalismo que surge de la revolución industrial no está regulado por los gobiernos y se rige sólo por las leyes del mercado. El proletariado empleado sufre la lacra del hacinamiento, la insalubridad y los salarios inadecuados a la carga de trabajo. Con la presión social y las publicaciones de pensadores sociales y socialistas, los gobiernos empezarán a tomar medidas. El proletariado se organizará en sindicatos de oficios, base de los sindicatos de clase. Hasta 1830-1840 no se empiezan a manifestar de forma coordinada con el ludismo.
    Y el capitalismo se desarrolla, se ha desarrollado, con períodos de crisis. A la crisis de 1847, le sucedió la revolución de 1848 donde se solicitaban medidas políticas democráticas, pero al mismo tiempo se hacían estudios sobre el origen de la revolución en la crisis económica y comercial (Marx y Engels, Manifiesto Comunista). Fue también la gran eclosión de los nacionalismos con las posteriores unificaciones de Italia y Alemania. En el siglo XX la crisis bursátil de 1929; en los años setenta, la crisis del petróleo; y, a principios del siglo XXI, en 2007-2008, la crisis financiera con el estallido de la burbuja inmobiliaria.
     Otros fenómenos adversos de la revolución industrial son la contaminación y sus efectos en el clima y medio ambiente. Y las dificultades para reducir las emisiones entre países desarrollados, en vía de desarrollo o sin controles medioambientales.
      Finalmente, nos encontramos en la Revolución Tecnológica e Informática desde inicios de los ochenta del siglo pasado. Hunde sus raíces en el descubrimiento del teléfono (Antonio Meucci, 1854, aunque patentado por Graham Bell) y la televisión (John Logie Baird, 1926), en los desarrollos y sinergias entre estos dispositivos, generalizando este largo proceso, en concepción contemporánea, el uso del ordenador personal a partir de 1980.
     Fui consciente de la importancia de este proceso a principio de la década de 1990, tras un accidente de coche. Bajó un camionero de su vehículo con lo que parecía un zapato pequeño y lo utilizó para llamar a los servicios de emergencias para una atención rápida a los siniestrados. Eran los teléfonos móviles. Y su utilidad. Y, después, para los momentos de ocio.  
     La generalización de internet para ordenadores personales y, para todo tipo de dispositivos, ha cambiado la forma de las relaciones sociales. La aparición de las redes sociales ha creado un mundo nuevo donde posicionamos nuestra marca personal antes que en otro foro o plaza mayor.   
     Profesionalmente nos presentamos en LinkedIn. Socialmente, en multitud de redes sociales, destacando Facebook, Twitter e Instagram. Utilizamos servicios de mensajería instantánea como WhatsApp, o semejantes. Hemos creado un mundo virtual donde se crean nuevos puestos de trabajo. Pero también, desaparecen otros, tradicionales, relacionados con el trato directo con las personas, con lo que las relaciones sociales cambian. Estamos conectados con personas de distintas partes del mundo y no vemos a nuestro vecino o familia en meses. Continuaría con más cambios como en las formas de comprar o ver el entretenimiento, los viajes o el acceso a la cultura.Pero acabo con la siguiente recomendación:
    Suban a este tren virtual, lo pueden perder y nadie vendrá a por ustedes.  


[1] MUÑOZ AMILIBIA, A. M. (coord.): Prehistoria Tomo II. UNED. 2007. Madrid. Páginas 9-19.
[2] PÉREZ LARGACHA, A.: Historia antigua de Egipto y del Próximo Oriente. Akal. Madrid. 2007. Páginas 59-69.
[3] GONZÁLEZ ENCISO, M.: ‘La transformación de la economía’, en la obra coordinada por RIBOT, L.: Historia del Mundo Moderno. Actas. Madrid. 2010. Páginas 467-501
[4] KEMP, T.: La revolución industrial en la Europa del siglo XIX. Martínez Roca. Barcelona. 1987. Páginas 17-50.
[5] MARTÍNEZ, J. (coord.): Historia Contemporánea. Colección Crónica. Tirant Lo Blanch. Valencia. 2006. Página 48.

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....