Cultura y sociedad

Mostrando entradas con la etiqueta Manuel de Falla. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Manuel de Falla. Mostrar todas las entradas

Cruz y Raya: José Bergamín y Manuel de Falla

 

     




  Para contextualizar las relaciones entre José Bergamín y Manuel de Falla reproducimos unas declaraciones de André Gide[1] sobre Bergamín a finales de 1938:

     «El comunismo está flaqueando, lo que restituye al cristianismo su alcance revolucionario. El catolicismo traiciona o bien se vuelve conservador. Conservador, ¿de qué, Cristo y Señor? De títulos, de fortunas, de privilegios. La tradición no tiene nada que ver allí. Importa legar el espíritu, no “la letra que mata”. Nunca dudé de que algunos católicos lo sintieran. Pero, hoy, parece que la Iglesia misma lo comprende, que ha empezado a comprenderlo. Algunos (entre ellos Péguy, primero, luego Maritain, Marcel, Mauriac, Berdiaeff, Bergamín) ayudaron mucho para que así fuera.»

     Este texto es recogido por Luis Campodónico[2] el 25 de julio de 1968, quien relata que la mención de Bergamín se hace en el momento que ocupa la agregaduría cultural de la Embajada de España en Francia. Era considerado como uno de los católicos que intentaba que la Iglesia rompiera con su pasado. Tres años antes había roto con otro católico, Manuel de Falla, por los mismos motivos por los que era elogiado por Gide, según Campodónico, quien escribe con el conocimiento del Concilio Vaticano II y la encíclica Populorum Progressio.

     Vamos a utilizar a Campodónico, a Nigel Dennis[3] y a Fernando García deCortázar[4].

     Hay una expresión coloquial[5] que manifiesta el firme propósito de no volver a entender en un asunto o de no tratar más con alguien: Cruz y raya.

     Pero Cruz y raya fue una revista que representó los valores de un catolicismo crítico durante la II República, con personalidades tan relevantes como Manuel de Falla y José Bergamín. La revista de afirmación y negación surgía en momentos de crisis general de la civilización europea. Hitler llegaba al poder con la amenaza de la destrucción de valores occidentales. Los editores de la revista buscaron respuesta a esa crisis espiritual debido a que los periodos históricos de crisis están llenos de inseguridades y fanatismos, según García de Cortázar. Surgen las utopías políticas que aportan esperanzas desmedidas y desesperanzas inconsolables.

     Cruz y Raya tuvo esa sustancia rebelde y angustiada, buscando una respuesta a la crisis espiritual de aquellos años con un severo afán de totalidad. La revista estimulaba la publicación de cualquier registro literario: Cántico de Guillén, comentarios de la filosofía de Ortega por María Zambrano o de Falla sobre Wagner. 

     Falla y Bergamín reivindicaban, según García de Cortázar, que la respuesta a la crisis del humanismo europeo debía proceder de la reivindicación de la espiritualidad católica, que, a su vez, ponía en tensión el sentido mismo de lo español o España. El catolicismo debía ser inspiración para una lectura total de la crisis, sin mediación institucional alguna; una revista abierta, libre e independiente. Su límite, la definición esencial del espíritu: su nombre, Cristo.

     Una visión integradora que producía casos de contradicción. Por las diversas trayectorias políticas de sus redactores. La lectura de sus treinta y nueve números rezuma una incoherencia editora. Sin embargo, Cruz y Raya unió en algo a quienes en ella escribieron: la voluntad en la resolución espiritual de la crisis de Occidente con la participación española. Para una refundación moral de Europa.

      Campodónico nos muestra un Manuel de Falla extremadamente delgado, sombra de si mismo, en 1935. En 1913 contrajo sífilis en París y desde entonces es un asceta pétreo, benévolo para los demás y severo consigo mismo. Parece también apocado, temeroso de Dios y resentido ante el sexo.

     La versión que nos ofrece de la relación entre Falla y Bergamín en Cruz y Raya es que fue breve y equívoca. En 1933 Falla pasa largas temporadas enfermo. Aunque reside en Granada, viaja a Palma de Mallorca para encontrar una paz que no encuentra. Para Falla, Bergamín parece una persona inquietante, de un catolicismo distinto al suyo, más tentado e incierto.

     Tienen, según Campodónico, una visión distinta de la República. A Falla le preocupa el ateísmo oficial del nuevo gobierno. A Bergamín le atrae el ímpetu cultural, la oportunidad de obrar, el que sea posible un renacimiento.

     Las cartas de Falla a Bergamín muestran un lento y perceptible rechazo al desempeño de la revista. Empieza a no desear la responsabilidad de su publicación, primero, como editor, y, al final, como uno de sus fundadores.

     En mayo de 1933, Falla, solicita que deje de aparecer como editor y únicamente como colaborador, coincidiendo con la publicación suya. En ese primer número empieza sus críticas, pero celebra como magistral el artículo de Bergamín, aunque difícil de comprender para personas de lectura superficial.

     Hay una carta de Falla a Bergamín, 4-11-1933, critica a Bergamín por su ensayo publicado en Cruz y Raya porque señala en el Cristo de Velázquez cierta luminosidad diabólica, y él ve que su contemplación ha elevado las almas a Dios, prueba que no admite engaño.

      El 20 de enero de 1934, como había recibido una circular enviada a los editores de Cruz y Raya, se queja de ello, de nuevo, y vuelve a su solicitud de baja como editor y quedar como fundador.

      La publicación que colma la paciencia de Falla fue El Aviso, a principios de 1935. Lleva de subtítulo de escarmentados del año que se acaba. Está ilustrada por Benjamín Palencia, con inspiración surrealista y ordenados caprichosamente, según Bergamín. Falla sufrió una conmoción, según Campodónico. Las cartas que enviaba a Bergamín estaban encabezadas por la palabra PAX, la carta de 16 de febrero de 1935 ya no la lleva. Las sucesivas cartas muestran reproches hasta la ruptura. El espíritu sutil y lúcido, a ratos jesuítico y a ratos satánico de Bergamín, no conmovió nunca profundamente la concepción nuclear de Falla. Sus relaciones estaban condenadas a romperse. Un Falla torturado, con sus provisionales soluciones beatas, veía el ímpetu o la alegre tristeza de Bergamín en su quehacer como algo irritante. No se volvieron a escribir ni siquiera en sus exilios de Argentina, Falla, y de México, Bergamín. Nadie tuvo la culpa, pero nadie dialogó.

      La visión que nos ofrece Nigel Dennis es más completa. En las cartas anteriores a 1926, Bergamín muestra una gran admiración por Manuel de Falla, artística y espiritualmente. Dennis cree que la admiración era comparable a la que sentía por Unamuno. Le remitía obras recién escritas, incluso desconocidas por no publicarse en ese momento, como Don Lindo de Almería.

      El grupo de cartas de la época de Cruz y Raya, creada en 1933 y desparecida al comenzar la guerra en 1936, ponen de manifiesto los postulados de la revista. Debido a la admiración que siente por Falla, Bergamín habla con una gran sinceridad. Las cartas de Falla con otros fundadores de la revista, Alfonso García Valdecasas, sirven para aclarar las discrepancias con el director. Y entre los papeles de Falla se encuentra el borrador de la declaración de principios que inspira la publicación, el interés del escritor por conseguir su consejo o bendición, que nos ayuda a percibir la aportación de Falla a la revista.

     Los miembros de la generación del 27 manifestaron su devoción por Manuel de Falla. Tanto individual, como Bergamín, como colectivo. Las cartas enviadas por Bergamín se han podido rescatar, el archivo epistolar de Bergamín se ha perdido en su mayoría. Y las cartas de Bergamín son transparentes, como repite Dennis.

     Las cartas enviadas por Bergamín han constituido un interés histórico extraordinario por la atención dedicada a Cruz y Raya. A sus orígenes, su administración y su organización. Con la revista alcanzó Bergamín su punto culminante como intelectual y escritor antes de 1936.

      La última carta de Bergamín a Falla, el 4 de septiembre de 1935, alude a la orientación fundamental que Bergamín ha procurado dar a Cruz y Raya, como a las publicaciones de Ediciones del Árbol, y pone de relieve las diferencias de temperamento y sensibilidad de entre Falla y Bergamín, según Dennis, al igual que señalaba antes Campodónico. La diferencia es la manifiesta admiración de Bergamín por Falla, la búsqueda de su consejo.

      Es claro que la ruptura definitiva se empieza a producir con la publicación de El Aviso en el Almanaque, a principios de 1935, con estas palabras de Falla:

     Con afecto que mucho me honra, usted me ha pedido repetidas veces que le hable con toda claridad, y así voy a hacerlo. En conjunto, el Almanaque me parece monstruoso… Usted no se habrá dado cuenta… además, no me sorprende excesivamente dada la “marcha” seguida por la revista en los últimos tiempos… dado el punto a que las cosas han llegado y dada también la falta de exacto juicio… yo no puedo seguir compartiendo la responsabilidad de la revista aunque…sólo ostentamos… el título de fundadores…Siendo sincerísima la amistad que le profeso, le escribo con pena por el disgusto que pueda ocasionarle, pero la conciencia así me lo exige…

     Bergamín le contesta prontamente:

     En este aviso mío… puse, con más empeño que nunca, mi propósito de siempre, de ir penetrando en el ánimo… del lector español, con las palabras más hondas y verdaderas de nuestra fe, sin que… en este espectáculo de la vida humana se le ofrece, se aperciba casi de la intención piadosa, compasiva, caritativa, cristiana, que le penetra. Y para ello, tomé por el camino más corto: el de la belleza, el de la poesía. No sé si habré sabido lograrlo. V. cree que no. Y es un gran dolor para mi esta opinión suya… Monstruo, sí lo hay en él; pero “monstruo en su laberinto”. Es un sueño de la vida y del mundo en que V. puede encontrar el espejo y el enigma con que los cristianos, desde la palabra de San Pablo, nos lo explicamos todo…

     En 1935, como se ha comentado, la enfermedad vuelve a Falla y no vuelve a escribir a Bergamín hasta el mes de agosto de 1935, sobresaltado por la publicación de Ars Amandi de Ovidio, en las Ediciones del Árbol:

          Claro está que yo no soy, ni quiero ser un “censor” … ¿Vd. puede realmente pensar que al Papa Pío IX le había de “complacer” el hecho de que un periódico que obedeciese a esa limpia inspiración publicase el “Arte de amar” de Ovidio…

     La contestación de Bergamín aborda el tema de El Aviso e ilumina el sentido profundo de Cruz y Raya. Su sensibilidad religiosa, su capacidad creativa y su visión de la realidad espiritual española es vista por Falla como demasiado radical e independiente, como poco dócil y ortodoxo:

     Dos afirmaciones recojo de su carta para aclararle…” Arte de amar” de Ovidio…Otra, las “mezclas detonantes” del “Aviso”. Son cosas muy distintas a primera vista…

     …Una obra de poesía clásica…tiene, efectivamente, un choque violento en su realismo o naturalismo aparente con el espiritualismo cristiano… gracias al cristianismo, a la actuación histórica civilizadora, cultural, de la Iglesia católica de Cristo, como se nos vino a las manos desprovista de tan exclusiva interpretación; como, ahora, para nuestra sensibilidad, tiene un valor moral, educativo, de pura, prístina emoción estética o creadora, de poesía, de transcendencia espiritual en definitiva…este valor moral del paganismo en sus obras de creación, de poesía, de belleza, ha sido siempre reconocido, con personal valor moral en la Iglesia… Precisamente la falta de educación humanística nos viene acarreando no poco daño en la hoy terrible insensibilidad estética y moral y religiosa de esa enorme masa de católicos ignorantes, en España…Por eso, desde un primer momento evoqué en la revista y en sus ediciones los grandes nombres significativos, por españoles, para nosotros, de esa auténtica tradición moral de independencia de los valore morales dentro de la Iglesia…Un editor o un escritor católico puede, y hasta, en mi sentir, debe, utilizar para su difusión o comentario los textos clásicos del paganismo…continuar la buena tradición católica. Y más en España…

     … Yo no creo que hay que perseguir al pecador por el pecado sino al pecado por el pecador. Al hombre tristemente carnal que somos…hay que lograr no tanto la evitación…del pecado como la conciencia de cometerlo, el arrepentimiento del pecador. Por eso creo que no debe disimularse, entorpecerse…la verdad de la carne, con toda su belleza viva, con toda su tristeza mortal.

     Y la poesía clásica amorosa…es una magnifica educadora moral en ese sentido.

     … Ya sé, querido y admirado, venerado amigo, que esta lucha de que dejé acaso demasiado rastro impersonal en mi AVISO, es lucha personal de cada uno consigo. Y la única disculpa que tengo…es contagiar a los indiferentes de esta inquietud espiritual que creo indispensable para todos… Y para todos lo hice todo para de todos los modos salvar alguno. Y en este sentido, por esta razón, también se hace así la Revista misma.

     Pero yo, yo, ese yo- mi único enemigo verdadero- corro, a veces, como sin saber adónde y lucho como quien azota el aire…

     Y V. amigo mío, con sus cariñosos reproches me ayuda a ello, tomando como a V. corresponde, la parte de Dios. Gracias, le repito. Y mientras con la ayuda de Dios, me defenderé de mí mismo, que es lo que hago con todo lo que hago con todo lo que hago, también con esta carta.

     Otras cosas quisiera decirle; pero ya lo que va es demasiado y no quiero abusar de su paciencia. Con el tiempo le explicaré más; y sin traicionar mi veracidad con falsa modestia, alguno y algunos de los resultados favorables que he conseguido con tanto empeño.

      La carta ha sido extractada por quienes escribimos estas palabras sobre los distintos cristianos católicos de la II República que publicaron una de las revistas culturales más importantes de este tiempo. Que publicó el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de García Lorca, con ilustraciones de José Caballero; que homenajeó a Ramón y Cajal en el primer aniversario de su fallecimiento con traducciones de Von Lenhossék, porque no consiguió unas palabras de alguno de sus colaboradores españoles. O donde alternaban artículos de Santa Catalina de Siena con otro del arabista García Gómez, donde escribe de Aben Guzmán y/o el zéjel. 

Jose Bergamín.itoldya420.getarchive 


Soneto a Córdoba

 

                   

Luis de Góngora. Wikipedia.

                     Soneto a Córdoba 

¡Oh excelso muro, oh torres coronadas

De honor, de majestad, de gallardía!

¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,

de arenas nobles, ya que no doradas!


¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,

que privilegia el cielo y dora el día!

¡oh siempre glorïosa patria mía,

tanto por plumas cuanto por espadas!


Si entre aquellas rüinas y despojos

que enriquece Genil y Dauro baña

tu memoria no fue alimento mío,


nunca merezcan mis ausentes ojos

ver tu muro, tus torres y tu río,

tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!

(Luis de Góngora, 1585)

___________________________

      

Manuel de Falla y Federico García Lorca, 1926. Wikipedia.


     La conversión de Falla.

     Federico G.ª Lorca nos ha contado la conversión de Falla al gongorismo. A nuestras invitaciones había sucedido un silencio angustioso. Falla no era amigo de Góngora; influido sin duda por el concepto corriente- tan injusto- sobre don Luis, le juzgaba probablemente seco, y poco espiritual. Lorca no perdía sin embargo la esperanza. Un día consiguió que el maestro leyera unas cartas de Góngora en la edición de Foulché Delbose. Al día siguiente, encontró a Falla enfrascado en Góngora. - «Magnífico, magnífico. ¡Qué hombre! ¡Qué grandeza de espíritu! ¡Qué artista! Y mire usted: igual que con nuestros artistas. Las mismas incomprensiones para la pureza, para la firmeza de su arte». Ya sólo faltaba la elección de texto. El «Soneto a Córdoba» escrito desde Granada. Falla ha fechado su música también desde Granada. Los versos de Góngora se cantarán gloriosamente en lodo el mundo- «Porque Córdoba-dice Falla - es romana, romana, como la veía don Luis, y no árabe. No hay en su soneto una alusión que no sea romana, cristiana».

(Lola, número 1, diciembre de 1927)

_____________________


     Soneto a Córdoba_Manuel de Falla_Luis de Góngora_Victoria de los Ángeles


_____________________________________________________


     En la ciudad de Sigüenza vivía un amigo de Gerardo Diego, Bernabé Herrero. Era Bernabé soriano, empleado en Correos y aficionado, como muchos, a la poesía. Ya se sabe que si algo nos hace pensar, como la poesía, no embistes, como decía don Antonio Machado, más o menos. 

     Bernabé ayudaba a Eduardo Olmedillas en un semanario titulado La Defensa. Se le propuso tirar en la misma imprenta que el semanario la revista Lola. Accedieron, le proporcionaron el papel y se imprimió en los talleres de la ciudad del doncel. Quien haya podido visionar algún ejemplar de esta juvenil Lola, observará que, al final de la publicación, consta al pie la fe de imprenta siguiente: TIP. DE RODRIGO- SIGÜENZA

     En Castilla-La Mancha, Lola. La relación de Diego con la ciudad del doncel, para otra ocasión. Ahora, disfrutemos de la poesía del 27 durante el fin de semana y soñemos que Ignacio Sánchez Mejías está buscando nuevas coronas de laurel.

___________________

     Nada de esta curiosidad, a veces excesiva, o no, sería posible sin el principio de Arquímedes del Archivo Museo Sánchez Mejías.

__________________

     Claves:

       - Antonio Machado, Campos de Castilla, Proverbios y cantares, XXIV: De diez cabezas, nueve/ embisten y una piensa/ Nunca extrañéis que un bruto/ se descuerne luchando por la idea.

     - Sobre Arquímedes: Principio de la palanca: Dame un punto de apoyo y moveré el mundo. 


Visita al mar del Sur

     

Cádiz. BMRE


    "Dejemos, para no distraernos con memorias inolvidables mis días granadinos, y saludemos al paso a Málaga. Aunque no sea más que porque, de la mano de Manuel Altolaguirre y de José María Hinojosa y de mi jándalo bilbaíno, mi queridísimo Agustín Termiño, jándalo mediterráneo de los que se quedaron para siempre, descubrí el mar del Sur. Y de mi impresión nació un poema, "Visita al Mar del Sur", que dedique a Rafael Alberti y llegué a tiempo de incluir en "Versos Humanos", fuera de concurso..." 

    Gerardo Diego rememoraba con cincuenta años de distancia su primer viaje a las costas del sur de España en 1925. Vería las costas andaluzas, sus ciudades más populosas: Granada, Málaga, Cádiz, Sevilla... Dejaba para otra ocasión Córdoba. La ilusión y la idea tenía el propósito de encontrarse con Manuel de Falla, charlar con él, al cual conocía de Madrid, y con el que mantenía correspondencia. A Falla lo vio en Granada, pero como el músico supo que iba a Cádiz, le trazó un plano de viaje por donde conducirse.

     Recordaba que los consejos del gaditano le ayudaron a conocer la verdadera Cádiz. A su memoria llegaba las luminosas vistas desde la Torre Tavira en el mediodía de la Tacita de Plata; cuando se aprecian las calles que vertebran la ciudad, el remate de la catedral, los tendederos de las casas con las ropas agitadas por la brisa marina, los vecinos regando sus geranios... La vida de seres desconocidos.

    Falla le recomendó visitar el Museo de Bellas Artes para que disfrutara de los cuadros de Zurbarán que habitaron la Cartuja de Jerez. En casi soledad. Fue en ese recinto cuando escuchó Falla la música por primera vez y sintió que era su vocación.

    Otra impresión que se señalaba, y común a todos los visitantes, fue la que Gerardo Diego sintió al visitar Cádiz. Cómo era esa pervivencia de la ciudad, ahora unida por un istmo, y antes era una isla. Tantos siglos en tan poco espacio, con tantos visitantes, y sin que una ola se la tragase. Diego no recordaba o no conocía las olas tan inmensas que tuvo el maremoto posterior al terremoto de Lisboa.

     En el poema que dedica a Alberti muestra sus impresiones:

"Noche disuelta en jazmines, 

iluminada de escamas, 

que pulsa en todas las ramas

músicas de los confines.

Mullidora de cojines

para apoyar la cabeza, 

sé la única certeza

del sabor de este marisco, 

que aquel mar que airaba el risco

es el que hoy se despereza."

     Por lo que podemos apreciar el marisco le sirvió de inspiración. En Cantabria se llama jándalo a la persona que ha emigrado a Andalucía y luego vuelve a su tierra. También, y esta matización es importante, se le dice a aquella persona que vuelve utilizando la manera de hablar andaluza. El diccionario de la RAE nos dice, creemos que, por extensión, andaluza por su pronunciación. 

     Señala J. L. Bernal que Gerardo Diego fue durante toda su vida un peregrino apasionado por la geografía española y no española. Que había practicado la poesía viajera, apegada a un territorio o paisaje específico. Y por ello no era extraño la presencia de un montañés en la Bética, en la Andalucía occidental, la antigua Tartessos. 

     Diego cita al poeta y ganadero Fernando Villalón en su libro de los jándalos. El mundo se dividía en dos, según el ganadero: Cádiz y Sevilla. A esta última iría con los poetas de vanguardia, en el homenaje gongorino, con Ignacio Sánchez Mejías de cicerone.




---------

Para saber más- Bibliografía:

-Diego, G.: Obras Completas, Tomo IV. Reseña en Archivo Museo Sánchez Mejías 6-07-2023. Alfaguara. Madrid. 2000.

-https://www.ign.es/web/resources/sismologia/publicaciones/EfectosEspanaterremotoLisboa.pdf 

-Diego, G.: Manual de Espumas. Versos Humanos. Edición de Milagros Arizmendi. Cátedra. Madrid. 1995.

-https://dle.rae.es/j%C3%A1ndalo?m=form 

-Bernal Salgado, J. L.: La poesía de Gerardo Diego. Fundación Gerardo Diego. Santander. 2016. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6163127.pdf

El retablo de Maese Pedro, el pasado presente, 1923-2023

 Publicado 12/12/2023 13:14

Don Quijote y el retablo. José Segrelles. Uso personal.

 

   “Cuenta Cide Hamete Benengeli, autor arábigo y manchego, en esta gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia… que Don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaba venían hasta doce hombres a pie, ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro, por los cuellos, y todos con esposas a las manos.”

     Así comienza la aventura de la liberación de unos galeotes, donde Don Quijote conoce a Ginés de Pasamonte, quien había escrito sus aventuras en La vida de Ginés de Pasamonte. Tan buenas peripecias que, según el galeote, habían provocado que fuese un mal año para el Lazarillo de Tormes y el resto de las novelas picarescas. Liberado Ginés por Don Quijote, escapa a Sierra Morena. El hidalgo y su escudero, sin saberlo, se dirigen al mismo lugar, con la desgraciada situación de perder el asno de Sancho Panza por el robo del pícaro[1].

Maese Pedro y el mono. José Segrelles. Uso personal.

     Más adelante, en la segunda parte de las andanzas del hidalgo manchego, se relata la historia del titiritero y su mono adivino conocido como Maese Pedro. El marionetista contaba la historia de Melisendra, presa de los moros en lo que hoy es la Aljafería de Zaragoza por el rey Marsilio. La protagonista es liberada por su esposo, Don Gaiferos, del poder de los moros de Aragón, los cuales le persiguen, ante lo cual se lanza Don Quijote contra los moros del retablo, que cree reales, en su defensa, con el destrozo final del mismo y de los títeres sin distinción de perseguidos y perseguidores.

      Estos episodios suceden en los capítulos XXV y XXVI de la segunda parte del Quijote. En el siguiente capítulo se cuenta que este teatrero y tunante con su mono adivino es Ginés de Pasamonte, el galeote que robó el rucio a Sancho Panza y se pasó al reino de Aragón para burlar la persecución de la justicia por sus muchos delitos. Se puso un parche en el ojo y vagó de pueblo en pueblo con su teatro de títeres y un simio que compró a unos cristianos libres que volvían del norte de África. Al mico le enseñó la gestualidad y los movimientos del susurro al oído como si le hablara. Previamente, al llegar a los lugares o villas, se informaba de las noticias de sus gentes y sus cuitas. Tras la actuación, y a preguntas del público, los asombraba con los aciertos del macaco susurrante, que daba fe de su sapiencia al tuerto, con lo pasado y lo presente de los interrogadores, nunca el porvenir. Tras la destrucción de su retablo fue indemnizado por Don Quijote y se marchó al amanecer antes de descubrir su personalidad verdadera a sus antiguos conocidos.


          Son estos lances cuando don Quijote dice: “el que lee mucho y anda mucho, vee mucho y sabe mucho” (cap. XXV, 2ª parte); o donde vemos algo parecido al coro teatral cuando se narra en el retablo: “Jugando está a las tablas don Gaiferos, / Que ya de Melisendra está olvidado” (cap. XXVI, 2ª parte).

     Esta historia del retablo de Maese Pedro fue la que siglos después utilizó como argumento de su ópera para títeres Manuel de Falla. Desde joven se interesó por la obra de Cervantes. En la exposición que la Residencia de Estudiantes muestra hasta el 28 de enero en el Pabellón Transatlántico, calle Pinar 23, se aprecia su amor por la obra de don Miguel, de su novela y entremeses, con las copias de estas obras que atesoró para legar a sus descendientes. Fervor cervantino que le llevó a documentarse de toda novedad sobre el herido de la batalla de Lepanto.

      Una influencia positiva en la decisión en crear una obra sobre muñecos escénicos o títeres vino del recuerdo de los títeres de la Tía Norica de su Cádiz natal. Bajo el teatro de los títeres gaditanos se han encontrado restos arqueológicos de Gadir que rezuman su antigüedad hacía la representación de marionetas como un halo imperecedero. Las marionetas, que tenían un origen italiano, estaban muy arraigadas en la Tacita de Plata y el músico contó con un pequeño teatro de marionetas en su infancia.

     La obra ha sido difícil de representar. Es una obra dentro de otra. Un reto escénico. En la escena sale Don Quijote viendo otra obra, los afanes de Melisendra y don Gaiferos. Dificultad que aumenta con la voz de Maese Pedro, infantil, y la inclusión de instrumentos abandonados como el clavicémbalo. Se recurrió a los seises de la catedral de Sevilla. 

 

     El origen de esta obra para marionetas fue una carta enviada por la princesa de Polignac a Manuel de Falla el 25 de octubre de 1918. Se puede ver en una de las vitrinas como le hacía el encargo de la obra. La creación de la pieza musical se gestó en cuatro años. Un nuevo estilo estaba surgiendo. Se han considerado como ensayos previos el acto celebrado el 6 de enero de 1923 con la representación de Títeres de cachiporra con García Lorca, Hermenegildo Sanz y Falla. Como pieza de concierto fue estrenada los días 23-24 de marzo de ese año.

     La gira española fue supervisada por el propio autor de la ópera con la Orquesta Bética de Cámara. Se recuerda en este punto como los hermanos Halffter, Rodolfo y Ernesto, participaron en esta orquesta, discípulos, entre otros, de la labor musical de Falla y del crítico literario Adolfo Salazar. Y se recuerda la intervención de la Orquesta Bética de Cámara en la representación de Las Calles de Cádiz, diez años después, con la aportación musical de Falla y Halffter junto a García Lorca, La Argentinita e Ignacio Sánchez Mejías.

     La obra, con la dirección escénica de Hermenegildo Sanz, pudo verse por distintas ciudades del mundo. La primera representación escénica tuvo lugar el 25 de junio de 1923 en el salón de música de la princesa de Polignac, heredera del imperio de las máquinas de coser Singer.


     Hubo muchas representaciones. Hubo muchas voces que interpretaron, cantaron esta obra. Por su importancia posterior, hay que reseñar la de Josep Carreras. En la exposición recuerdan que en 1958 un prometedor tenor, entonces con voz soprano, intervino en esta obra como Trujamán.

     La obra ha subyugado a distintas personalidades tras la muerte de Falla. Miquel Barceló y su Quijote con coprolitos, Antonio Saura, Javier Mariscal dibuja como tebeo el retablo, etcétera.

     La visita[2] se articula por siete secciones que se abren a través de una galería donde se puede observar una de las características de las vanguardias de los años veinte del siglo XX. Se indaga en la tradición para proyectarse en el presente.




    

  



[1] CERVANTES, M.: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Capítulos XXII y XXIII.

[2] Visita realizada en la segunda quincena de octubre de 2023.

 https://www.rtve.es/play/videos/revista-imagenes/recuerdo-manuel-falla/2881177/ 

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....