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Hablando con GePpeTto

   

 

La vida es sueño. Wikpedia

     —Geppetto: ¿Cuántas obras de teatro se pudieron escribir en el Siglo de Oro en España? ¿Preparado?

     —(con voz metálica) Estoy aquí para ayudar: Se estima que durante el Siglo de Oro español, que abarca desde finales del siglo XV hasta el XVII, se escribieron alrededor de 3.000 obras de teatro. Este periodo fue caracterizado por una prolificidad en la producción literaria y teatral.

     —Geppetto: ¿Hay algún país o idioma que tenga una producción semejante?

     —(con voz metálica) El teatro español del Siglo de Oro es único en su riqueza y diversidad, pero hay otros países con tradiciones teatrales notables. Por ejemplo, en la misma época, Inglaterra vivió el Renacimiento isabelino con figuras como Shakespeare. También la Comedia dell'arte italiana influyó en el teatro europeo. Cada país tiene su legado, pero la magnitud del Siglo de Oro español es distintivo.

     —¿Cuántas obras se escribieron en el Renacimiento isabelino?

     —(con voz metálica) Se estima que durante el Renacimiento isabelino en las Islas Británicas, que principalmente abarcó el reinado de Isabel I (1558-1603), se escribieron alrededor de 600 obras de teatro. Periodo famoso por dramaturgos tan destacados como William Shakespeare, Christopher Marlowe y Ben Jonson. 

     —¿Y de la Comedia dell'arte italiana? 

     —(con voz metálica) No hay un número exacto. Es un teatro improvisado en su mayoría. Este teatro es conocido por sus personajes arquetípicos y escenas. La improvisación y la adaptabilidad eran características de este género italiano.

     —(un poco más difícil, listillo) ¿Cuántas obras de teatro escribió Lope de Vega?

     —(con voz metálica engolada) Félix Lope de Vega, un prolífico dramaturgo español del Siglo de Oro, escribió alrededor de 1.500 obras de teatro. Su vasta producción incluye dramas, tragedias y otras formas teatrales. Es considerado como uno de los autores más importantes de la literatura española del Siglo de Oro. 

     —(con voz algo tomada y picada) ¿Y Peedro, Pedro Calderón de la Barca?

     —(con voz metálica, sobrada, telegráfica) Pedro Calderón de la Barca, otro dramaturgo destacado del Siglo de Oro Español, escribió alrededor de 120 comedias, 80 autos sacramentales y varias otras obras teatrales. Abarcó diversos géneros y temas, contribuyendo significativamente al teatro barroco español.

     —(con algo de carraspera— aquí te pillo) ¿Quién era Juan Rana?

     —(con voz metálica— pobre humano insignificante) Juan Rana fue un famoso actor cómico español del Siglo de Oro. Su nombre real era Juan Bautista de la Concepción y nació en 1610 en Madrid. Destacó por su talento para la improvisación y la comedia. Trabajó con Calderón de la Barca y Tirso de Molina. Muy popular por su habilidad para el ingenio y el humor espontáneo. No escribió obras, pero su destreza como actor cómico le hizo memorable en la historia del teatro español.

     —(con voz reseca— maldita máquina) Una rebuscada: ¿De qué va La cena del rey Baltasar de Calderón? 

     —(con voz metálica, prístina y pura) Auto sacramental sobre la historia bíblica de Baltasar, rey de Babilonia, que comienza con una alegoría de la creación del mundo y la caída del hombre. Baltasar organiza un banquete sacrílego utilizando los utensilios sagrados del templo de Jerusalén. En el momento culminante aparece una mano misteriosa que escribe unas palabras en la pared que únicamente las puede interpretar Daniel, un profeta según la tradición bíblica. Baltasar está condenado divinamente por la profanación y se anuncia la llegada del Mesías como redención. Obra de temática religiosa y moral propia de los autos sacramentales.


     —(con voz afónica— vas a picar) ¿Cuál es el argumento del auto sacramental La vida es sueño de Calderón de la Barca?

     —(con voz metálica y ufana— para que lo sepas) Es uno de los autos sacramentales más conocidos de Calderón de la Barca. La trama gira en torno al príncipe Segismundo, encerrado desde su nacimiento por una profecía que anunciaba que causaría desgracias. Su padre, el rey Basilio, le da una oportunidad para gobernar, pero si lo hace de forma inadecuada, será otra vez encerrado. A lo largo de la obra se reflexiona sobre la realidad y la existencia. Sueño y realidad se difuminan cuando Segismundo se comporta de forma violenta durante el tiempo que es liberado. Al final la obra se resuelve con un giro sorprendente. Todo podría haber sido un sueño.

     La vida es sueño explora temas como el libre albedrío, el destino y la naturaleza efímera de la vida. Una obra rica en simbolismos y reflexiones filosóficas.

     —(con un hilillo de voz inaudible, sardónico, agónico) ¡Te has equivocaado…, robot de madera!  Ese es el draama de 1635-36… El auto sacramentaal…, aunque tenga el miissmo noombree es de 1675 oo …1676…no puedo... maás…

     —Mis disculpas por la confusión. Calderón escribió dos obras importantes con el título La vida es sueño. Dado que no tengo información específica sobre el auto sacramental de 1675-1676, te recomendaría consultar fuentes especializadas o la obra directamente para obtener un detalle de esa obra específica (con voz metálica y brillante). Pero te puedo recomendar distintos especialistas en enfermedades del habla. Si tienes más preguntas o si hay algo más, no dudes en decírmelo.

     —(no tengo palabras… ). 


      La confusión entre el drama “La vida es sueño” y el auto sacramental no es algo nuevo. En los años treinta del siglo pasado, García Lorca decidió que este auto sacramental formara parte del repertorio del teatro universitario “La Barraca”. El periódico “La Voz” entrevistó a Lorca el 1 de febrero de 1932. Su redactor estaba convencido: En los ensayos se recitaba a Segismundo… *

    * (GARCÍA LORCA, F.: Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas. Edición de Rafael Inglada. Malpaso. Buenos Aires, México, Barcelona, Nueva York. Noviembre 2017.) Leído en biblioteca del Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías-27-6-2023.

Elogio del lapicero


  Recuerdo que compré una novela porque regalaban un lápiz de carpintero. No era un regalo, solamente un deseo. Y el libro había que pagarlo. El lápiz me pareció la prolongación de mi mano, mi pensamiento, mi manera de ser, mi actitud ante el papel.

      Cuando aún no sabía escribir, leía todo lo que caía cerca de mí. Quise subrayar mi primera lectura, pero no sabía qué era eso de señalar con una raya una letra, una palabra o un texto con la intención de llamar la atención sobre el texto o recordar la lectura seleccionada.

      “Acudid, señores, presto y socorred a mi señor, que anda envuelto en la más reñida y trabada batalla que mis ojos han visto. ¡Vive Dios que ha dado una cuchillada al gigante enemigo de la señora princesa Micomicona, que le ha tajado la cabeza cercén a cercén, como si fuera un nabo!... 

     ¡Tente, ladrón, malandrín, follón, que aquí te tengo y no te ha de valer tu cimitarra!”

      Don Quijote luchaba contra unos pellejos de vino y me reía, me sentía dentro de la escena, participando en las estocadas, mojado en vino y resbalando por la bodega, alcanzando el nivel de locura del hidalgo. Reía, reía. Sin parar. Casi lloraba.


     El primer lápiz garabateaba o manchaba la hoja, con trazos gruesos, haciendo la primera caligrafía. Luego comenzó, comencé, a realizar operaciones matemáticas; sumas y restas de tosca manera, luchando contra el papel. 

      No subrayé el Libro de los Jueces, aunque siempre me acordé de Gedeón, Sansón y Samuel.

     El lapicero cambiaba. Los primeros eran marrones, de mina gruesa, grafito de mala calidad; minas que se rompían con facilidad, que había que afilar con un sacapuntas de plástico verde turquesa.

     Tuve lápices de colores, pero para subrayar lo que leía, el lápiz de grafito negro:

     "Quince hombres van en el Cofre del Muerto.

      ¡Ay, ay, ay, la botella de ron!

      La bebida y el diablo dieron con el resto.

     ¡Ay, ay, ay, la botella de ron!"

     Subrayaba la canción mientras la cantaba con la misma entonación de Wallace Berry y Jackie Cooper en la película de 1934. Stevenson y La isla del Tesoro. El lápiz cobraba vida como extensión de mi pensamiento, de mi sueño y mi fábula mientras buscaba un mapa del tesoro y un barco velero.

     Y el lápiz buscaba una heroína y la encontró en Rosaura, caída del caballo cuando entraba en Polonia, sin saber que se encontraría con el hombre que vivía encadenado en un sueño: 

"Hipogrifo violento,
que corriste parejas con el viento,
¿dónde, rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez sin escama,
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
de esas desnudas peñas
te desbocas, te arrastras y despeñas?"

     Soñamos y jugamos con los sueños. Rosaura daba comienzo a la obra de Calderón, La vida es sueño; y los sueños, sueños son. El lápiz recordaba las cadenas.

     Siempre me había sorprendido la capacidad de hacer trazos en distintos oficios como el uso de la tiza de un sastre, el lápiz de los carpinteros y la tiza de un maestro en la clase.

       El lápiz nuevo es de sutil elegancia, un brillo plateado, tiene color. En el lateral, unas letras escritas, similares a las escritas a mano, dice Manzanares Ciudad de Museos

     Me ayuda a recordar, a pensar. Es una parte de mí. Una extensión de discernimiento. Del Quijote, de Sansón, de Jim; también de Rosaura, también de Tristram. De cualquier materia, de todas.


 

 








    





















Ejemplo de búsqueda: La querella de Sánchez Mejías

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