En la web de Planeta, Baltasar Porcel aparece como un reconocido autor, fallecido en 2009, de una vasta obra ensayística, de viajes y novelística, entre la que destacaron títulos como Mediterráneo, Una historia personal, Primaveras y otoños, Lola y los peces muertos, El corazón del jabalí, El emperador o El ojo del ciclón, Olympia a medianoche, y Cada castillo y todas las sombras. En vida, era tenido por uno de los autores clásicos de la literatura catalana, o como uno de los autores hispánicos con mayor proyección internacional. Había recibido, entre otros, los premios Boccaccio (en Italia), Mediterranée (en Francia), Sant Jordi, Ramon Llull, Prudenci Bertrana, Josep Pla, Nacional, de la Crítica, Mariano de Cavia y Godó. Harold Bloom, el del canon occidental, dijo que la obra de Baltasar Porcel «está al mismo nivel que la de Don DeLillo o Philip Roth». En la retina guardamos la imagen de un dandy balear con perilla y maneras educadas, que heredaba formas literarias de Villalonga, Cela y Pla, pero que aquí nos interesa por un artículo que escribió en ABC, que leímos hace años en el Museo Manuel Piña, y que gracias a la hemeroteca del citado diario recordamos.
Baltasar Porcel_Wikipedia
Moda y estímulo. 29-9-1985. Porcel comienza mostrando sorpresa porque Nesweek informa que japoneses y alemanes abandonan la moda italiana para comprar la confección en la España de los ochenta. Entiende la moda como ideas y diseño. Porque se han doblado las ventas de prendas españolas, aún cortas ventas, pero prometedoras. En los ochenta, la industria textil española más pujante se situaba en el arco mediterráneo. Como punta de lanza de ideas y diseño, se celebraba desde dos años antes a la fecha citada el Salón Gaudí, bajo las hábiles manos de Susana Frouchtman, y mostraban en 1985 las ideas de los nuevos diseñadores españoles: De Roser Marce a Manuel Piña, pasando por Purificación García, Adolfo Domínguez, Roberto Verinno o Teresa Ramallal. Para Porcel, el ritual de la vestimenta estimula, expande belleza. No cree que el hábito haga al monje, pero sin hábito, no hay monje. Un disfraz, en el buen sentido. Puede que un juego o una apariencia. Recordamos aquí lo que decía la actriz María Félix sobre la llegada a las citas. Era mejor llegar tarde que fea. Lo mismo no es cierta. El estructuralista Barthes empezó a interesarse por la imagen en los años sesenta del pasado siglo a través del cine. Porcel cita al filósofo francés al referirse al carácter funcional del diseño, aseverando que en el vestir hay apariencia, pero, también, trasunto y molde de nuestro ser. Cosmopolita, mundano o vividor, confiesa que la hermosura o la belleza forma parte de su concepción inteligente. La moda es efímera y nuevamente renacida. La belleza del Ave Fénix, diríamos, fulgiendo entre las cenizas. Porcel nos dice que la moda es una lucha contra el tiempo y una inmersión en él. Manifiesta que la industria de la moda, y por extensión de la confección, debe pensar en la economía. Visualizar que la industria europea pierde fuelle ante el nuevo poder de los países ribereños del Pacífico. Vislumbraba un futuro donde nuestra agricultura ecológica y el patrimonio universal mediterráneo no era, no es, suficiente en un mundo globalizado. Italia y Francia habían ayudado a engrandecer su balanza comercial con el diseño. Pensaba que los creadores españoles tenían una acusada personalidad y sabrían manejar tejidos de máxima calidad. Un reto y un estímulo. Hoy, en la cercanía de 2025, la industria textil española está deslocalizada en su mayoría, quedando empresas grandes y diversificadas o empresarios artesanales o diseñadores originales, irreductibles como los galos de Axterix
Baltasar Porcel fue un escritor muy reconocido en el último cuarto de siglo XX. Escribió en La Vanguardia, pero fue reconocido, también, en el ámbito del resto de España. Escribió algunos artículos en El PAÍS y, muchos más, ABC; fue invitado a programas de televisión, más que a los habituales de cocina. Hoy, casi olvidado, se le recuerda por sus libros y artículos, sean en catalán o español.
EL PAÍS, 17 de mayo de 1985, publicaba la
noticia del asesinato de un policía nacional y otros nueve heridos por un
atentado con coche bomba en Basauri con material explosivo, como el que
utilizaba ETA.
Era noticia también que UGT se iba a manifestar
contra la reforma de pensiones del gobierno socialista de Felipe González. Las
tensiones dentro del sindicato habían provocado la dimisión del secretario de
acción sindical, José Luis Corcuera. El líder de UGT, Nicolás Redondo, diputado socialista por
Vizcaya, indicó que no podía votar la ley de su gobierno por ser contraria a
las directrices del sindicato que dirigía.
En esos días, el diario de Miguel Yuste
informaba sobre las diferencias entre el ministro del Interior, José
Barrionuevo, y el ministro de Justicia, Fernando Ledesma, sobre las
investigaciones del asesinato del dirigente de Herri Batasuna Santi Brouard, unido
a una querella interpuesta por Barrionuevo a EL PAÍS en defensa de su honor.
Finalmente, una noticia sobre la central cacereña de Almaraz, que había parado
su grupo 2 por orden del Consejo de Seguridad Nuclear[1].
ABC, 17 de mayo de 1985, informaba
del mismo atentado señalando expresamente a ETA por la muerte del policía
y los diez heridos con la utilización de un ‹‹coche bomba››.
Su segunda noticia de portada informaba que el Tribunal Constitucional no lograba dictar sentencia en el día anterior
sobre la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE), en una inusual sesión
de tarde.
Informaba también de la convocatoria por
UGT de manifestaciones por toda España para el 4 de junio por el recorte de las
pensiones. Al pie de esta noticia reseñaba la dimisión de José Luis Corcuera
como miembro de la Ejecutiva de UGT[2].
Estas noticias importantes se publicaron
en medio de las fiestas madrileñas de San Isidro 1985. Puede que le interesaran o no, pero riadas de personas se
dirigieron el 16 de mayo a la noche flamenca del Palacio de los Deportes donde
actuaban la Familia Montoya, Lole y Manuel, Enrique Morente con Habichuela a la
guitarra y Camarón de la Isla acompañado de Tomatito. Si el flamenco no era lo
suyo, se podía acercar a la Plaza de las Vistillas donde Puturrú de Fua y la
Orquesta Burbujas amenizaban a los presentes. Más seria parecía la oferta de la
Plaza Mayor con el concierto de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid y el Orfeón
de Castilla. Los más jóvenes se decidieron por el concierto que se ofrecía en
el Parque del Oeste con las actuaciones de Glutamato Ye-ye, Peor Impossible y
Loquillo. Había jazz en el Palacio de Exposiciones y Congresos, y en otros
escenarios, teatro y títeres del 11 al 19 de mayo[3].
Por fuentes primarias obtuvimos alguna
divergencia sobre el concierto del Parque del Oeste, porque después de interrogar a dos testigos del concierto,
descubrimos que habían visto a dos cantantes distintos al final de la noche. Puede
que influyera- decían- el líquido que bebieron o la lluvia, pero uno de ellos,
F, afirmó que el último cantante era Ramoncín y, al contrario, el otro,
B, dijo que salió a cantar Loquillo con En las calles de Madrid.
La hemeroteca nos ayuda a contrastar estas
informaciones. Utilizaremos otra vez EL PAÍS y ABC. Una primera noticia corta de
EL PAÍS nos cuenta que estuvo abarrotado el Palacio de los Deportes para oír el
cante jondo de Enrique Morente, las canciones de Lole y Manuel y los fandangos
de Camarón, mientras Loquillo, Glutamato Ye-ye y Peor Impossible actuaban en el
Paseo de Camoens[4].
Al día siguiente la noticia se ampliaba en la sección de cultura del diario dirigido
por Cebrián con el título de Fiesta completa, botellazos aparte. Fernando
Martín llamaba estupidez a la actitud de los lanzadores de botellas de
litro. Pese a ello, a los asistentes gustó las tres actuaciones y medio que se
ofrecieron. Ox Pow, cuarteto de guitarras y batería, se impusieron con
energía a la incomprensión inicial del público. Con cierto retraso salieron Iñaki
y su grupo, Glutamato Ye-ye. Con buen sonido, espectáculo redondo, se ganaron
al público cuando cantaron Comamos cereales[5].
A continuación salieron a escena Peor Impossible con un esplendido vestuario y
montaje, que, sin embargo, no iba muy acorde con el color de la noche. Nada
informa de la posibilidad de que cantaran Susurrando[6].
Y a eso de la una salió Loquillo y cantó En las calles de Madrid[7],
convirtiéndose en el rey de la noche. Con su corte de cuatro Trogloditas,
entre ellos Sabino Méndez y Ricard Puigdomenech[8], evocaron el rock
auténtico.
En ABC, otro redactor de largo recorrido, Eutiquiano
Rodríguez Marchante (ERM), entonaba literariamente la noticia musical del 17 de
mayo con ‹‹Glutamato se empapó en una noche de lluvia››. Los perros hacían
tiempo removiéndose entre el barullo del paseo de Camoens y olisqueando el
percal. La batería de OX Pow fue lo más destacado de este grupo, aunque
parecía escondida entre los guitarristas. Y que únicamente entusiasmaron a un
grupo, que debían ser sus familiares. Por lo que con su música se hizo la noche
en todos los sentidos.
El retraso de Glutamato es criticado por
el cronista del diario de Anson. Expulsaron el aburrimiento al presentar su
nuevo disco, divirtiendo y epatando. El aspecto de Iñaki, que, según ERM, era una
mezcla de El gran dictador[9]
de Chaplin y un joven Einstein, ayudaba a lanzar letras provocadoras. Todo era
broma donde el cantante se divertía o divertía a su público.
Con la jarana montada salieron al
escenario Peor Impossible. Para ERM, un grupo de once personas que lo
mismo podían hacer música que fútbol. Llenaron, claro, el escenario y lo
hicieron de forma consistente con su modernismo fou. Cerró la noche
Loquillo y sus Trogloditas. Los dos metros del rockero pusieron al revés el
tiempo: hicieron caldo el ambiente[10].
Tras estas dos crónicas, nos pusimos en
contacto de nuevo con los dos testigos para corroborar las crónicas. F aceptó
que fue Loquillo el que cantó y no Ramoncín. En cuanto a si llovía, B
dijo que sí, pero que estaban mojados tanto por dentro como por fuera. Finalmente
les preguntamos por las litronas cristalinas lanzadas y hacia dónde iban. Los
dos dijeron que lanzaron muchas botellas. Que eran los seguidores de Loquillo
que deseaban acortar las actuaciones anteriores, que pudieron herir a los
cantantes o al público, y que era más que una estupidez, un peligro. Peor
Impossible no remató del todo, se fueron, según estos testigos. Y tienen la
convicción de que cantaron Susurrando.
Los vecinos del barrio de Argüelles se
quejaban por esos días del ruido que soportaban a partir de las nueve con las
actuaciones del Paseo de Camoens, en el parque del Oeste. La acústica según nuestros
testigos era muy buena, pero el eco ampliaba el ruido hasta la madrugada con
los restos de basura que dejaba el público. Nuestros testigos afirman que había
puestos de comida y bebida para asistir a las actuaciones. Los vecinos pedían
que se trasladaran las actuaciones a al solar de la Ciudad Universitaria donde
el PSOE celebró el último mitin de su campaña electoral el 26 de octubre de 1982,
a lo que se negaba el concejal madrileño de Cultura[11]. Uno de los testigos que hemos
consultado, B, dice que estuvo en ese final de campaña y nos contó que no sabían
los candidatos cómo interrumpir el largo discurso del alcalde Enrique Tierno
Galván, esperando a Felipe González, líder del partido.
En 1986 se proyectó trasladar a la Casa de
Campo los conciertos del Parque del Oeste, según dijo el primer teniente de
alcalde, Juan Barranco[12].
Años más tarde, uno de los cronistas musicales
de La Movida, Diego Manrique, evocaba el 1 de mayo de 2005 la fiesta que
acompañó a la Transición y consolidación democrática posterior a la
muerte de Franco.
En 2005 muchos marcaban distancias. También
fue en esa época cuando comenzó el revisionismo de la Transición democrática, durante el primer
mandato Zapatero.
En el reportaje Alaska ya cita que debe
hacer rectificaciones porque se aseveran cosas que fueron de otra manera, ni
tan blanco ni tan negro. Que no estaba Madrid lleno solamente de punkis y
nuevos románticos en época del alcalde Tierno Galván. Y que el respaldo de las instituciones
públicas no llegó hasta 1984, ni siquiera hubo conciertos de repudio al golpe
de Tejero, el 23 de febrero de 1981.
Nos interesa, dentro de este buenísimo
artículo de Manrique[13], las personas que pronto
desaparecieron. Desde Canito, el batería de Tos, germen de Los
Secretos, su líder Enrique Urquijo, los hermanos Haro Ibars, Eduardo
Benavente, Poch, en la música. Costus o el galerista Fernando Vijande en artes plásticas. En el
cine, el noctámbulo Felix Rotaeta, o en la moda, Manuel Piña.
Antonio Vega hablaba del descubrimiento de
la heroína. Moriría cuatro años después en 2009. Nada es inocuo.
Y reseñamos las palabras de una de las
cantantes de Peor Impossible, Rossy de Palma. En 2005 había llegado a
los cuarenta, cuando ya no tenía que lidiar con el mundo. De Madrid decía que
era hospitalaria, pero con corazón exigente y de hormigón. La época de cantante
la recuerda pese a las penurias, volando, sin drogarse. Ensayos de día,
trabajos de camarera en locales variopintos. En uno de ellos se cruzó con Pedro
Almodóvar y apareció en los títulos de crédito de La Ley del deseo[14]
como Rossy von Donna. Poco después fue bautizada de nuevo por Manuel Piña- con
García Alix- como Rossy de Palma. Y luego empezaron los tópicos: que si rasgos
picassianos, que si musa de la movida. A esto le dijo Rossy a Diego Manrique: La
mayonesa es la única musa que hay. Incluso cronistas críticos con el felipismo
como Jiménez Losantos o Tomás Cuesta[15] se rindieron al fenómeno
de La Movida.
Rossy de Palma y Alberto García Alix. ABC_Copia de uso no comercial
Recordamos finalmente a uno de los que
mejor fotografió a Rossy de Palma, Alberto García Alix. Aparecen juntos en una
reseña con fotografías de la sección gente de ABC el 20 de noviembre de 1988
con motivo de la inauguración de una exposición del fotógrafo Bajo la luz de
las tapias, en la sala Moriarty. Rossy y Alberto contempla la foto de la
nueva actriz de Almodóvar y musa de Peor Impossible. En la inauguración,
Alaska y Carlos Berlanga[16].
Le quitó las antipolillas suavemente, con
mimo. Enfundado en sus guantes, sobrevolaba los tersos volúmenes, sentía la
frágil perfección del tejido, inspiraba cada centímetro del color rojo pasión
cubierto por la blonda.
Fue en ese instante, al limpiar el
atrevido polvo, cuando la soledad y el silencio
se quebró con una voz casi inaudible que cantaba con un quejumbroso
temblor, quemando el ambiente, cargado de electricidad, hiriente hasta lo más
profundo. Una canción susurrada, aterradora que aumentaba su volumen y
embargaba su espíritu.
-¿Hay alguien ahí?
Unas rastas cableadas surgieron de la capa
de blonda y melodiosamente tronaron tras un relámpago en la sala con eléctrica
impresión:
-Oiga usted, no se ría...🎸🎸
Un calambre ascendió por su columna y
quemó la coronilla del pretendido convidado solitario...
-No tiene gracia. ¿Estoy siendo grabado
para un programa de tomas falsas?
-de la bruja Avería.🎸🎸...
Había tocado levemente la blonda negra que
ocultaba la pureza roja, virginal y ardiente del vestido rojo, como pasión
roja, dolor infernal, salado y visceral...
Nada era imposible... La voz le amenazó
musicalmente, cantando, con romper su lavavajillas, con romper su televisor... 🎸🎸... Y
comenzó entre lloros y quejidos a contar sus recelos guardados durante años
-Todo el mundo se ríe de mi negro color.
No puedo competir con el rojo pasión. A Lolo la blonda le sentaba muy bien,
pero yo soy la Bruja Avería y ya estoy cansada de que me llamen bruja cuando me
pongo la capa. ¡Tengo mis derechos y utilizaré la magia para defenderlos! ¡Voy
a estropear todos los ordenadores, no quiero que nadie se ría de mí!
-Oiga usted señora de los rastas de cable,
bruja o fantasma. ¡Que yo estoy intentando que duren estas prendas de diseño
muchos años, y luego quiero comer mis papas aliñás, querer a mis seres
queridos, viajar y leer! En no sé en qué orden. Tiene un punto gracioso, su
aspecto, je, je, je...
-¡No se ría, no se ría de la bruja avería!
¡No se ría, no se ría de la bruja avería!🎸🎸
-¿Le pongo doble de antipolillas? ¿Llamo
al 112?
-¡No se ría, no derroche, que se va a
quedar sin coche! ¡Y mañana irá usted andando a trabajar sin afeitar!🎸🎸
Salió del vestido rojo y caliente y se
elevó con la mantilla de blonda negra, precipitándose sobre el impávido joven
que no sabía como defenderse de la magia de la poderosa bruja. Tenía a mano una
brocha, una plancha, una aspiradora y unos pies para qué os quiero. Nada
funcionaba, habían otorgado toda energía eléctrica a la mujer tenebrosa de las
rastas cableadas. La Bruja Avería aspiraba y absorbía toda la energía cercana.
Las luces comenzaron a iluminar de forma intermitente, los cables tomaron vida dominada
por su poder. El cable de una alargadera obedeció como un látigo, golpeando
paredes buscando herir a quien pudiera... La única opción era huir, huir de la
bruja y de sus encantos...
Corrió, corrió... Subió las escaleras, voló
con grandes zancadas, todo explotó. Una presencia negra le alcanzaba, se
apoderaba de él, reducía su velocidad, Llegó al piso superior, a la salida. Los
ordenadores ardían, las llamas crecían, le acechaban, con un profundo olor a
humo plastificado, tóxico...
-¡Todo el mundo está alocado, se quemó el
ordenador!🎸🎸
-No abre la puerta, me alcanza. ¡Con lo que
me gustaba el vestido rojo, roja pasión!🎺🎺
Sonó la alarma, sonó el despertador⏰. Jadeando, sudoroso, encendió
el ventilador.
No, no eran las cuatro y diez, ni Aute lo
cantaba como aquella vez en San Antón.
Nadie le perseguía desde el mundo de la
Bruja Avería. Pero, ¿Por qué sentía, por qué sufría esta emoción? ¿Era el rojo
o era el negro la causa de esta situación?
Hablaba cantando y buscando rimas
patéticas, sin sentido, por boca de una posesión, abducido. Corrió hacia baño y
en la ducha se metió🎸🎺.
Se dio una ducha fría, larga y heladora.
Se comió una rebanada de melón. Y de pronto, como de ultratumba, los cubiertos
cantaron...
-¡No se ría, no se ría de la Bruja Avería!
¡No se ría, no se ría de la Bruja Avería!🎸🎸...
Miró hacia el techo, como si empezara a flotar, y al bajar la vista se
puso pálido y mortal cuando todos los objetos de la habitación bailaban y
cantaban la canción de la Bruja Avería:
-¡No se ría, no se ría de la Bruja Avería!
¡No se ría, no se ría de la Bruja Avería!🎸🎸🎺🎺...
Vencido en su caña tritoniaca, el sileno se quejaba quejumbrosamente de su suerte a su torturador: "¿Por qué me quitas a mí mismo?"
Sus apolíneas manos no podían tocar la lira, ocupado el divino músico, como estaba, en desollar al sátiro, o al pobre humano, que nació como Marsias.
¿Arrepentido estaba? ¡Sí!, aullando de dolor; porque sabía que al transformar su soplido en música se había rebelado contra el dulce placer del sonido de la lira, compitiendo, comparando, igualando. Más, ¿le había merecido la pena el esfuerzo de su humilde flauta?
Su piel estaba siendo arrancada a tiras, revelando heridas sin fin, sin pausa, por donde manaba su sangre; ese torrente vital que se escapaba, que se le iba.
Músculos, venas y vísceras mostraban y trasparentaban su aspecto; se precipitaban como la erupción de un volcán viejo que exhalaba su última ánima.
Al mortal le lloraron sus iguales, los humanos, de todas partes, de toda condición. Su sangre y las lágrimas de los que sintieron su pérdida regaron la tierra. Un nuevo fluido fue expulsado al aire. Ascendió y se dirigió hacia las tierras de Frigia, formando el afluente más limpio del río Meandro.
Cuenta la leyenda que Marsias había inventado la flauta de doble tubo. Ufano por su éxito, creyó que su música era más bella que la emitida por la lira de Apolo. Y le desafío. Apolo aceptó el reto con la condición siguiente: el vencedor tendría la libertad, la posibilidad, de tratar a su antojo al vencido. Marsias perdió y fue desollado vivo atado a un pino. Después, se apiadó y lo convirtió en río. El arte helenístico y el pintor español José de Ribera trataron este tema.
Cuenta también la leyenda, que fue Atenea quien inventó el aulos, pero que quedó horrorizada al ver como se le hinchaban las mejillas al soplarlo. Puede, igualmente, que no soportara las burlas de otros dioses del Olimpo ante su aspecto forzado o grotesco cuando tocaba la flauta doble. En estas burlas tomaron especial empeño Hera y Afrodita.
Ante las burlas, miró en las limpias aguas del río cercano y vio su cara deforme al soplar la flauta. Tiró el aulos al suelo de forma brutal. Ella, que había nacido armada como guerrera, no lo podía consentir. Quien utilizase el aulos tendría para siempre la cara deforme. Ese sería el castigo para los atrevidos.
Por esos parajes apareció Marsias guiado por la suave melodía que había oído y cogió la flauta y aprendió a tocarla sin pensar en su aspecto ni en lo que la diosa había sentenciado. Apolo se enteró de la osadía de Marsias y fue quien le retó para castigarlo.
Unos hablan del debate entre arte y artesanía, como ocurrió con la fábula de Aracne que pintó Velázquez (Las Hilanderas); otros, que fue la dualidad entre la oscuridad dionisiaca y la claridad apolínea. La línea es mucho más fina porque el castigo de Apolo fue de una gran brutalidad. Aunque, luego, se pudiera arrepentir.
Parece que la metamorfosis fue la de Atenea. La deformidad de su cara al tocar el aulos humanizaba su aspecto de diosa. Terrenal y corrompible corporalmente. Como la vida de los humanos mortales. Y debía asumir los golpes de la vida. Sentir.
Mientras, siento, escucho y me deleitó con "Apolo y Marsias", por el grupo "Dichos Diábolos", en el IV Festival de Música Antigua, organizado por el Coro Mansil Nahar, pienso en el anexo Museo Manuel Piña, en las colecciones de otoño-invierno 1990-1991 y la de verano 1991. La música barroca en una casa del siglo XVI me ayuda a pensar en los diseños. Luchas de instrumentos de cuerda nobles contra instrumentos de viento del pueblo. Violines y flautas.
En ellas resume, reconvierte todo lo aprendido de las colecciones anteriores. Lo transforma con el uso de pieles de serpiente, con volúmenes que asemejan insectos o alados. Metáfora y metamorfosis. La vida. Su asunción.
El primo de Enrique, A. Naya,
trabaja en Servicio Andaluz de Salud. En diciembre de 2023 y enero de 2024 necesitaba
descansar de su trabajo: tenía días acumulados y una nueva vida llegaba a su
familia. Le buscaron una sustituta, M. J., que residía en una localidad de
la Bahía de Cádiz.
Meses más tarde, tras una
revisión médica, volvió a encontrarse con A. en el mismo despacho
administrativo:
-Te apellidas Naya, ¿no?
-Desde que tengo conocimiento,
sí.
-Pero ¿tú puedes ser familia,
por casualidad, de Enrique Naya, uno de los Costus?
-Mi primo.
-Con parte de mi familia
estuvimos el sábado en ECCO Cádiz viendo la serie “Valle de los Caídos” de
Costus. Me encantó. Ellos pintaron un traje de novia de Manuel Piña en 1988 con
motivos florales y angelotes que recordaban a los barrocos de Murillo.
-Me alegro. Nosotros, la
familia, teníamos cuadros muy grandes de Costus. Los terminamos donando a Cádiz y
guardamos los de tamaño pequeño. Algún familiar ha estado detrás de estos
asuntos y de recordarles.
ECCO-Cádiz
-En la serie del “valle” hay
una Virgen del Carmen que lleva un vestido con pliegues azul que se basa en un
vestido de gasa morado de Manuel Piña. Tanto el vestido morado como el de novia
que te he comentado están en el Museo Manuel Piña de Manzanares.
-¿Bibí Andersen, o Bibiana
Fernández, con un niño ya crecido y los pliegues azules del vestido que
recuerdan a los pliegues mojados o trabajados de la estatuaria grecorromana?
-Sí, y lleva una estrella en
la mano derecha que levanta parte del cuello del vestido. Uno de mis hermanos
tuvo la idea y está leyendo el libro de un hermano de Juan Carrero.
-Impresionante, ¡cómo te acuerdas!
Los resultados para el 4 del mes siguiente; y para lo demás, hablamos. Hasta
luego. El libro está en mi casa, pero no he tenido tiempo de leerlo.
Ayer recordé aquellos años en los que la llegada del
catálogo de “Little Kiss” sobre su temporada de baño era celebrado como el fin
del verano. Como las tormentas, como la gota fría que colma el vaso del calor.
Les había gustado mucho un vestido de punto acanalado de
perlé con aplicaciones de tafetán de plástico metalizado que se exhibió en la
Pasarela Cibeles primavera-verano 1991. Ella me enseñó la foto sentada en la
butaca roja que hace descansar las caderas. Extasiada,
volvió a coger el abanico, sonriendo ante la verborrea de su interlocutor.
Little Kiss hacía unos catálogos de baño que tenían un
tamaño cenobítico, más propio de los cantorales que amenizaban las comidas
abaciales o los cánticos intemporales conventuales. La diferencia era de tema.
Los bikinis y bañadores que proponía la empresa valencia de L’Eliana debían ser
vistos y leídos en mesas de tres por dos.
Little Kiss había comenzado fabricando interiores, bragas y
sujetadores. El paso de calidad y buen gusto se alcanzaría con la línea de
baño. Little Kiss entró en 2013 en concurso de acreedores. No pudo soportar la
competencia de productos más económicos, pero de peor calidad, originados en
otras latitudes. Ellos mismos recurrieron a la fabricación externa tras un ERE
que afectó a la plantilla en un 70%. A ello se unió la intervención del Banco
de Valencia, con quien tenía una línea de financiación, por el Banco de España[1].
Lo que llamó la atención a estos visitantes del Museo ManuelPiña es el gusto por la belleza de lo efímero. Lo que pasa y perdura.
L’Eliana recibe su nombre por la existencia original de una
capilla a San Elías. Al profeta Elías, Dios se le manifestó como una brisa
ligera, silencio sonoro según el papa Francisco, que le insta a no desanimarse[2].