Cultura y sociedad

Mostrando entradas con la etiqueta Gloria Fuertes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gloria Fuertes. Mostrar todas las entradas

La poesía tonta de la poeta inteligente

   

Gloria Fuertes 1917-1998. Wikimedia


     "Hoy, con ocasión de su centenario, sufrimos una campaña orquestada según la cual Gloria Fuertes era una grandísima poeta a la que debemos tomar muy en serio. Quizá yo sea el equivocado (a lo largo de mi ya larga vida), pero francamente, me resulta imposible suscribir tal mandato. Es más, es la clase de mandato que indefectiblemente me lleva a desconfiar de las reivindicaciones y redescubrimientos feministas de hoy, que acabarán por hacerle más daño que beneficio al arte hecho por mujeres. Lean, por caridad, a las que he enumerado antes: con ellas, yo creo, no hay temor a la decepción."

     Javier Marías publicaba en El País, 24 de julio de 2017, un artículo criticando las alabanzas que estaba recibiendo Gloria Fuertes (GF) por el centenario de su nacimiento. Daba para justificarse, y no ser criticado de antifeminista, nombres de escritoras famosas que se podían leer desde su autoridad literaria, reconocida. Y para que no fuese criticado desde otro punto de vista, desautorizaba a los conservadores para poder enjuiciar sobre cultura. Nadie decía que era grandísima poeta. Estaba olvidada y se le recuperaba. Además, y lo veremos, ya fue apreciada en los años cincuenta del siglo pasado.

     Claro, estas palabras no cayeron en saco roto. Pocos días después fue contestado por Guillermo Laín en El Español:

   "Claro que ahí puede radicar un nuevo problema, tras haber superado el encasillamiento infantil. Ya lo ha dicho Javier Marías, ejerciendo su papel actual de sicofanta: que lo de Gloria Fuertes es todo postureo, un rescatarla porque queda bien, y porque fue bollera y feminista, de modo que sale un libro para librerías de Malasaña con cupcakes, pero con mala poesía.

   Yo no creo que sea para ponerse así de cipotudo, macho, tío, cómo te pasas. Sí, tal vez no es la gran poeta de la Literatura, genio y figura hasta la sepultura. Pero tiene poemas (no pocos) gloriosos (¡humor de Husky!). El problema, en realidad, es que España se preocupa de rescatar lo bueno a golpe de centenarios, y así solo parece una moda."

     Laín es profesor de literatura en la UNED y dramaturgo. Acababa su artículo reflexionando sobre el olvido de gente que fue muy conocida en los medios de comunicación de los años setenta y ochenta del siglo XX. Gente a la que ya nadie leía, aunque hablase de ella. Recordando, con nostalgia, Un globo, dos globos, tres globos, pero añorando también su experiencia en una universidad americana, sus amores, el postismo, el abandono del postismo, la poesía social y la poesía infantil. Sus letras llegaron al Olympia de París de la mano de Paco Ibáñez. Ese admirar y no leer, que Laín denomina gentrificar.

     Todo había surgido por las alabanzas por el centenario. En España enterramos bien y se celebra mejor el recuerdo de los muertos que la realidad de los vivos. Elvira Lindo escribió en marzo de 2017 en El país una laudatoria crónica de la antología de poemas de Gloria Fuertes escrita por Jorge de Cascante: 

     "Esta poeta del pueblo, en su sentido más noble, esta mujer peculiar, extravagante, libre, que a veces imaginas como alguien siempre rodeada de amigos, expansiva, vividora, y otras te parece como que se replegara en una soledad de la que no puede zafarse, esta mujer, tuvo un nombre grande, Gloria y ella misma lo utilizó como un escudo en algunos comentarios o poemas muy hondamente autobiográficos."

     El artículo se titulaba Sabe a Gloria. Terminaba diciendo: "Una plaza recoleta, con un árbol donde aniden los pájaros, arena que sirva de alfombra a los juegos de los niños, bancos para los abuelos, y donde haya un bar, o dos, o tres, de los que albergan a una poeta nocturna que recala allí a altas horas de la noche a recitar versos recién inventados y beberse una última copa." 

     Se habían rendido a su valor como escritora en el centenario de su nacimiento. Diego Doncel había escrito sobre ella en Abc el 14 de julio de 2017, página 6 del suplemento cultural, que una rémora para su conocimiento había sido su imagen mediática, que permitía a mucha gente frivolizar sobre la escritora de lo inesperado y del sentido del humor, pendiente de la aventura de la vida: "El yo que nos habla en ellos es tanto existencial como ficcional. Ese es el personaje poético y el personaje humano que aman todos sus lectores y que encontrarán en los libros...".

     GF tuvo una exposición en el Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez, adicional al libro de Cascante, donde nos contaban la historia de la jovencita que se dejaba tocar el culo por los milicianos durante la guerra para poder comer o los diferentes amoríos. La mujer de las noches de copas y del éxito televisivo. Nada, nos decía Doncel, sería Gloria Fuertes si su poesía no hubiera estado tocada por el encanto. Esa cualidad que solo algunos poetas poseen. El encanto como una forma de seducción. La seducción como una forma de amor.

     Leíamos todas estas visiones y a nuestra memoria vino una lectura de hace dos años (11-7-2023). Que hemos vuelto a leer ayer (9-mayo) en la biblioteca del Archivo Museo Sánchez Mejías. En las Obras completas de Gerardo Diego, en su último tomo, páginas 898-901, aparece un artículo publicado en Panorama poético Español, el 8 de marzo de 1956. Titulado Gloria Fuertes, nos habla de la buena impresión que le ha causado la escritora: Interesante, personal, osada son algunos de los adjetivos que utiliza. Todavía no era televisiva. Recurrió a otra escritora para informarse de GF: La antología de poesía femenina de Carmen Conde. Ya había escrito para niños y se había descubierto como autora para mayores. El autor proseguía: 

     "Había que escribir también para mayores y si fuera preciso, incluso para dar quehacer a la censura. Cuando se ha vivido estrechamente, amargamente, la literatura y sobre todo la confidencia lírica puede ser un consuelo por de pronto para uno mismo. Y después para los demás. Nada más eficaz para llevar un consuelo al prójimo que empezar por consolarse a sí mismo porque mis penas son las tuyas y si de verdad las siento y acierto a decirlas, a quejarme con hondura y con gracia de palabras, es seguro que conmigo se conmoverán y consolarán uno a uno cuantos hayan sufrido y no se sientan capaces de desahogarse en alta voz y en verso más o menos musical."

     Pero Diego observa que comenzaba a escribir entonces de un modo sorprendente. No es que se hubiera vuelto surrealista, no es que se hubiera vuelto loca. Gloria apostaba a ser una poetisa tonta: 

     "Cuidado, mucho cuidado, no a ser mujer tonta, no tiene un pelo de ello. Pero sí a la poesía tonta. Pues sí señores. La poesía puede hacerse tonta, a condición de que el poeta sea terriblemente inteligente. Porque la tontería está a dos pasos de la pureza, de la inocencia, de la santidad misma. Lope de Vega pudo escribir una comedia de un santo tonto (y de una dama boba)... Escuchad a Gloria Fuertes, voz personalísima, a quien yo y otros que tal bailan tomamos pero que muy en serio."

     Y esto era en 1956. Diego percibió en GF un valor en sus inicios que en 2017 no apreciaba Javier Marías. El antólogo de la poesía del primer tercio del siglo XX dejó como recuerdo de Gloria Fuertes el siguiente poema:

     Los pájaros anidan

Los pájaros anidan en mis brazos,

En mis hombros, detrás de mis rodillas,

Entre los senos tengo codornices,

Los pájaros se creen que soy un árbol.

Una fuente se creen que soy los cisnes,

Bajan y beben todos cuando pasan,

Y comen en mis dedos los gorriones;

Se creen que yo soy tierra las hormigas

Y los hombres se creen que no soy nada.


      El Veronés, a quien el Prado dedicará pronto una exposición, declaró en el juicio inquisitorial que le produjo su pintura Última cena llena de soldados con aspecto de luteranos alemanes y con san Pedro repartiendo los alimentos en lugar de Jesús, que quería pintar con la libertad de los poetas y los locos. Fue condenado a reformar la obra pictórica. Únicamente cambió el título: De Última cena paso a Cena en casa de Leví. Gloria Fuertes se sintió atraída por el lenguaje popular, aquel que decía “de poetas y de locos tenemos todos un poco”. Reconocía que estaba un poco cabra. En la introducción de sus Obras incompletas contaba que vivía en una casa con dos ventanas reales y dos pintadas a las que pretendía asomarse. 

     Su proceso creativo era sentir, pensar, engendrar el poema: corazón-mente-dedos. Circunstancias, emociones o sentimientos que le sacudían y provocaban el salir como estampidas las oportunas palabras:

     Que me llamen lo que quieran

Que a mí no me importa nada

Mientras que a mí no me llamen

                   La finada.

                 Con un vídeo sobre Nota biográfica, resumen personal en verso, cerramos esta reseña.



10-05-2025 9:34 Actualizado 18:36

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....