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Catálogo Monumental de España, provincia de Ciudad Real* |
¿De quién era la iniciativa?
Especialmente, del director de la Real Academia de San Fernando, Juan Facundo
Riaño, y al presidente de la Comisión mixta organizadora de las Comisiones
Provinciales de Monumentos, Eduardo Saavedra, que convencieron a los ministros
de ese instante, Antonio García Alix y Alberto de Figueroa, conde de Romanones. Se establecieron los procedimientos de catalogación y la forma de selección de
los catalogadores.
La catalogación se haría por provincias,
de una en una, empezando por Ávila. Los costes los llevaría el ministerio, así
como los plazos y disposiciones. La Real Academia de San Fernando haría la
función de consejo. El mismo 1 de junio se nombró a Manuel Gómez-Moreno como
encargado de la formación del Catálogo para dotar de unidad de criterio. El
Catálogo de Ávila estuvo listo el 1 de mayo de 1901.
La experiencia de Ávila permitió
perfeccionar el proyecto. Además de inventariar el valor artístico de una
nación, era una oportunidad de difundir el sentido del arte y proteger, con
conocimiento y valor, los bienes de los deseos extranjeros. El Real Decreto de
14 de febrero de 1902 dividió en tres grandes regiones: Castilla y León, el
territorio de Andalucía y Extremadura, y las antiguas coronas de Aragón y
Navarra. Junto a los especialistas de cada zona colaborarían los facultativos
de Archivos, Bibliotecarios y Arqueólogos. Los inventarios llevarían
descripción y estudio crítico, historia de los monumentos, completados por
dibujos, planos, y, si era posible, fotografías. Se daba un plazo de 12 meses.
El ambicioso proyecto no tuvo los
resultados deseados. Diez años después, sólo se habían completado 15 catálogos.
En 1915 se habían comenzado 40 y entregado 25, con distinto rigor y
profundidad. Teniendo en cuenta que siempre faltan recursos económicos, no
había un criterio y método unificado. ¿Qué ocurría? Que había disparidad de
resultados.
Torres Balbás dijo en 1919 que el concepto
y organización estatal era equivocado. La ejecución, más equivocada aún.
Algunos catálogos, decía, estaban hechos por personas competentes, pero, otros, la
mayoría, se realizaron por periodistas y amigos de políticos, que desconocían el
arte antiguo, y que tenían este favor otorgado por una comisión incompetente.
Fue un proyecto fallido. No todas las
provincias fueron catalogadas y la publicación de las que estaban no se hizo en
su momento. Antes de la Guerra Civil, seis consiguieron publicarse. Otras
vieron la luz en los años cincuenta, y, por ejemplo, Albacete
no apareció publicado hasta 2005. Ávila, la primera en ser catalogada, se
publica en 1983.
Hubo un Decreto, 13 de julio de 1931, que,
con la intención de dar un nuevo impulso, encargó a las secciones de Arte y
Arqueología del Centro de Estudios Históricos la formación de un Fichero de
Arte Antiguo para inventariar las obras de arte españolas anteriores a 1850.
Tenía capacidad ejecutiva y medios como bibliotecas y archivos fotográficos. Tenía la labor de custodiar los Catálogos Monumentales, corrigiendo sus deficiencias. Se
pretendía una catalogación también de museos.
Según Muñoz Cosme, el inconcluso proyecto se
había iniciado en cuarenta y siete provincias, fueron concluidos treinta y
nueve, y se publicaron diecisiete. En 2012, el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Patrimonio Cultural de
España (IPCE) realizaron una restauración de los catálogos, con la ayuda de nuevas
tecnologías y su contenido ha sido digitalizado.
La utilidad de estos Catálogos es ahora distinta
al momento de su elaboración. Sirven para comprender el concepto de patrimonio
que existía a principios del siglo XX. Son historia de la protección y
conservación del patrimonio cultural.
El fracaso de estos Catálogos se vio
influido por los cambios en el concepto de patrimonio cultural, los variables
instrumentos de protección del patrimonio y los cambios en el método de
elaboración de catálogos e inventario. Recordemos que inicialmente parecía que
lo iba a realizar una única persona, pasando de una provincia a otra, pero era
una pretensión irrealizable por la cantidad y calidad de nuestro patrimonio.
Por ello, se aprecia una diferente calidad y heterogeneidad de los resultados.
A partir de la Ley de Conservación de
Monumentos Histórico Artísticos de 1915, cuando el sistema legal pasó de la
protección genérica a las protecciones individualizadas, el Catálogo dejó de
ser determinante para la protección, siendo más relevante el posterior Fichero
de Arte Antiguo de los años treinta.
Con el tiempo, el sentido original de los
catálogos no tenía validez. Había instrumentos de protección diferentes y una concepción
más amplia del patrimonio.
El
Catálogo Monumental de la Provincia de Ciudad Real (1913-1917).
Uno de los catálogos realizados fue el de la provincia de Ciudad Real. Sobre el autor de este catálogo conocemos muy pocos datos.
Según Amelia López-Yarto, Bernardo Portuondo y Loret de Mora, autor del Catálogo Monumental de Ciudad Real, nació en Santiago de Cuba en 1872 y falleció en Madrid en 1933. En 1876 se traslada su familia a Madrid, donde Portuondo estudia Filosofía y Letras. Trabaja después en el ministerio de Hacienda, llegando a ser oficial de primera categoría. Escribió sobre filosofía y temas sociales sobre Cuba, su patria natal. No parece que escribiera más libros de arte que el Catálogo de Ciudad Real, que le fue encargado el 29 de abril de 1913.
Bernardo
Portuondo escribió a máquina con correcciones manuscritas, utilizó el escudo de
España con el toisón de oro y realiza fotografías de buena calidad. En principio debía trabajar durante ocho meses y
cobrar ochocientas pesetas. Se le concedió una prórroga el 1 de enero de 1914
de cuatro meses, que se amplía por petición suya hasta julio de ese mismo año. No sé sabe qué ocurrió,
pero su informe no lo firma la Comisión hasta el 19 de mayo de 1917. Son dos
volúmenes, uno de texto y otro de fotografías.
Entrando en el Catálogo Monumental comentaremos
las observaciones preliminares del autor y las referencias a la localidad de Manzanares.
Portuondo ordena su trabajo en tres
criterios: El histórico por épocas y civilizaciones; el geográfico, por
localidades; y el objetivo, clasificar aquellas manifestaciones
histórico-artísticas en estudio a su propia índole y características
intrínsecas.
¿A qué aspira su trabajo?
Servir al
curioso y al turista; ser un auxiliar en las investigaciones de los
especialistas; y dar un conocimiento puntual del estado de las riquezas de la
provincia de Ciudad Real para su tutela, conservación y desarrollo, mediante los
oportunos trabajos de reparación y exploración, en palabras de Bernardo
Portuondo, dentro los conceptos de patrimonio de principios de siglo XX.
Considera que al Estado y al público se le
debe dar la información ordenada geográficamente pues sirve de orientación y
distribución práctica de trabajos y visitas. Puede que al especialista/investigador le venga
mejor la agrupación histórica u objetiva. Añadirá un índice al final de la obra,
en consideración de los objetos estudiados. Los sitios en ruinas o desparecidos
se estudiarán en la población más cercana y se tratará de limitar las
expresiones legendarias.
Castillo de Pilas Bonas 1913-14 |
Bernardo
Portuondo nos cuenta que el archivo de Manzanares casi desapareció con la
invasión francesa. Pero él conoce el origen del pueblo que encuadra cronológicamente en el siglo XIII. Maneja los conocimientos de 1913-1914.
Fue fundada por el Maestre de Calatrava
Don Martín Martínez. La población se hallaba rodeada de débiles murallas a
principios del siglo XV que se juntaban o cerraban en el castillo, con torre de
homenaje y dos recios cubos, que lo circundaban a modo de contrafuertes de la
construcción, robusta, y en ese momento enclavado entre casas particulares.
Cita a Hervás cuando dice que el llamado Sacatín (Zacatín) debió ser la antigua
calle morisca de los sastres por la interpretación de esa palabra árabe.
Sitúa el templo parroquial a finales del
siglo XIV o principios del XV en la parte más antigua. Documentalmente ya se
tiene pruebas de su existencia en el siglo XVI, con muestras del estilo de
épocas intermedias. Portuondo cita su nombre anterior Alta Gracia de la
Asunción, ahora La Asunción. Hervás, según Bernardo Portuondo guarda
una reproducción del antiguo sello de la parroquia. Y destaca la portada
renacentista.
Retablo de la Iglesia de la Asunción 1913-14 |
Portada Iglesia de la Asunción 1913-1914 |
El primitivo retablo mayor fue pasto del gran incendio de 1571. La obra fue realizada por los entalladores Ruiz
de Elvira. Hay cuatro cuadros, de mérito, que algunos atribuyen
al Españoleto (José de Ribera, anotación aclaratoria nuestra). Altares barrocos de San José
y Sagrado Corazón son señalados aquí por el autor.
Retablo de San José, Iglesia de la Asunción, 1913-1914. |
Retablo de Sagrado Corazón de Jesús, 1913-1914. |
El autor de catálogo cita además los
retablos de San Raimundo, s. XVII, y San Pedro, s. XVI. Del XVI dice que
es también la sillería del coro. La puerta del Norte la considera interesante y
bien trazada en el gusto románico del 2.ª periodo, aunque ejecutada en
tiempos posteriores que sitúa en el origen de la ciudad, siglo XIII.
Menciona la ermita de Nuestra Señora de
Gracia, cronológicamente ubicada en el siglo XVI, a excepción de la portada que
es reciente. Destaca la imagen del la Virgen y San Marcos.
En las Concepcionistas se conserva una
buena imagen del Precursor, procedente de la antigua ermita de San Juan
Bautista.
Bernardo Portuondo indica que hay otras
ermitas de menor importancia de los siglos XVI-XVII. Pero destaca la del Cristo
del Perdón, antigua Vera Cruz, con su pila bautismal de 1533, que ya no se
conserva, que guarda la imagen del Cristo con la Cruz a Cuestas, del siglo XVII. El
nombre de Perdón se le añadió en el siglo XVIII. Portuondo critica la
restauración de la iglesia realizada cuando se cubrió torpemente el artesonado. Vuelve a citar a Hervás cuando dice que hay referencias a una imagen de 1609 de Santa María
de la Cabeza.
No data la visita y realiza una descripción de sitios. No se cita a ninguna persona de la localidad que le facilite datos o de contacto.
Cristo del Perdón, 1913-1914 |
*Las fotografías han sido obtenidas del Catálogo Monumental de la Provincia de Ciudad Real y no serán usadas comercialmente.
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Bibliografía:
GARCÍA, M.ª V., SOTO, V, y MARTÍNEZ, J.: El
estudio del patrimonio cultural. Editorial Universitaria Ramón Areces.
Madrid. 2017-2024.
MUÑOZ COSME, A.: Catálogos e
inventarios del patrimonio en España, en El Catálogo
Monumental de España (1960-1961), coordinado por Amelia López-Yarto.
Publicaciones del ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.
LÓPEZ-YARTO ELIZALDE, A.: Los autores
del Catálogo Monumental de España, en El Catálogo Monumental de España
(1960-1961), coordinado por Amelia López-Yarto. Publicaciones del
ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.
HIDALGO BRINQUIS, M.ª C.: Interpretación
material de los Catálogos Monumentales de España, en El Catálogo
Monumental de España (1960-1961), coordinado por Amelia López-Yarto.
Publicaciones del ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.
ARGERICH FERNÁNDEZ, I.: La fotografía
en el Catálogo Monumental de España: procedimientos y autores, en El
Catálogo Monumental de España (1960-1961), coordinado por Amelia
López-Yarto. Publicaciones del ministerio de Cultura de España. Madrid. 2012.
PORTUONDO,
B.: Catálogo Monumental Artístico-Histórico de España, provincia de Ciudad Real.
Madrid. 3 de marzo de 1917. Dos tomos: Texto y fotografías. Biblioteca Tomás Navarro.
Ministerio de Cultura de España. https://biblioteca.cchs.csic.es/digitalizacion_tnt/index_interior_ciudadreal2.html
La cita a Hervás, de quien hace constante referencia Bernardo Portuondo, es por Inocente Hervás Buendía, autor del Diccionario
Histórico, Geográfico, Biográfico y Bibliográfico de la provincia de Ciudad Real.
Portuondo maneja la 2.ª edición, 1899, pero refiere que, aunque el autor ha
fallecido, ha dejado en imprenta la 3.ª edición, 1914.
25-7-2025 20:06 Actualizado 26-07-2025 19:36