María Rosa de la Torre Millares, dedicada a su madre 1918 AFHC
⟪Sevilla, 19 de marzo de 1960. Querida amiga Natalia: después de tantos años de silencio recíproco no esperábamos la alegría que nos da su carta. Le contesto a máquina después de haberlo hecho a pluma en un papel perverso ( aunque no es nacional), y con mis garabatos ilegibles prefiero utilizar la maestría de Maria Rosa⟫
MARIA ROSA DE LA TORRE MILLARES Anónima-1924 - Archivo de Fotografía Histórica de Canarias de la FEDAC, Spain - CC BY
Esposa de Ramón Carande, hermana de Josefina y Claudio de la Torre, y tía de Manolo Millares, la vida de María Rosa de la Torre parece opacada entre tanta brillantez familiar. Conocemos un libro de viajes que publicó al poco tiempo de fallecer el historiador ganador del premio príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1985, y autor de la magna obra Carlos V y sus banqueros o la Galería de Raros: Ramón Carande. Es el decurso de la vida cotidiana.
María de la Rosa de la Torre y amigas_1920. Anónima. CC AFHC
Según publicaba ABC, María Rosa compartió 62 años de su vida con el historiador. Había sido uno de los primeros huéspedes de la Residencia de Estudiantes, cuando la sede estaba en la calle Fortuny.
El viajar es, tal vez, otro tipo de arte si se sabe apreciar. Acompañó por todo el mundo a Ramón. Y los ojos de Maria Rosa recuerdan aquel viaje de 1961 a Turquía de forma detallada y agradable. Con un gusto por las pequeñas cosas. Con el gusto de celebrar una vida compartida.
En la carta que Carande escribe a Natalia Cossío y Alberto Jiménez Fraud, además de las habilidades de María Rosa con la máquina de escribir, cuenta que tiene un hijo casado y el mayor soltero, con una nieta de 2 años, llamada Rocío, que vivían en el campo. Todo ello entremezclado con asuntos de la cotidianeidad cultural y el afecto de una vieja amistad.
Una placa o lápida se colocó en la sevillana calle Álvarez Quintero, donde vivieron los Carande de la Torre, principio de los homenajes por los cien de Carande. La placa fue descubierta por María Rosa.
Cuando recibió el premio príncipe de Asturias 1985, María Rosa tuvo que buscarlo por vecinos porque estaba en su finca de Almendral. La llamada inicial fue hecha por Joaquín Ruiz Giménez, compañero de la Universidad de Sevilla del galardonado, y miembro del Jurado. Hubo que traerlo por medio de un tractorista, que lo acercó en coche al cuartel de la Guardía Civil, que había sido requerido también para la notificación del premio.
María Rosa se sintió contenta, porque el premio llegaba con la salud respetando a Ramón en su provecta circunstancia vital.
-JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario, tomo III. Correspondencia con Ramón Carande. Edición de James Valender, José García Velasco, Tatiana Aguilar-Álvarez y Trilce Arroyo. 2017. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Fundación Unicaja. Málaga. Reseña 15-11-2022, Archivo Museo Sánchez Mejías.
La revista literaria Grecia se publicó entre el doce de octubre de 1918 y el 1 de noviembre de 1920. Se editaron cincuenta números con artículos de nuevos autores que cuestionaban a sus mayores de la cultura.
El padre de la revista fue Isaac del Vando Villar, quien desde Sevilla, esa Roma andaluza, cultural y ciudadana, publicaba sobre vanguardias artísticas y literarias. En su primer número pretendía ser las mil y una noches de las revistas literarias, según decía su colaborador más habitual, Adriano del Valle, y se invocaba la Vía Lácteaen la época en la que se queman los rastrojos.
En las ediciones de papel actuales, acompañando los cincuenta números de Grecia, se añade el manifiesto de Guillermo de Torre sobre ultraísmo.
La mujer de la mantilla. Norah Borges en Grecia.
Aunque mi conocimiento sobre los números de Grecia sea inicial, hay ciertas notas que han permitido crear en mi cabeza varios caminos que se bifurcan y vuelven a encontrarse.
Isaac del Vando tuvo su semblanza en el libro de raros, por extraordinarios, de Ramón Carande, de quien humanamente decía que en el Madrid babilónico de 1936-1939, cuando todo faltaba, se desvivía por ahorrarme amarguras y privaciones. Carande cita a Guillermo de Torre, el cerebro de la mejor época de la editorial argentina Losada, cuando declaraba que la revista Grecia fue la revista más interesante del primer periodo ultraísta. Herederos o seguidores de uno de sus colaboradores más habituales, Cansinos Assens, el nombre de la revista se atribuye a otro de sus colaboradores, Miguel Romero Martínez, especialista en letras clásicas. En su primer número colaboraba un joven llamado Federico García Lorca.
La lista de autores que publicaron en los cincuenta números es amplía. No pretendo hacer una relación extensa. Eso sí, mencionaré algunos relacionados con la que luego fue la generación del 27 o que por su importancia literaria o artística me permitan llegar al final de estas pocas palabras.
Lorca estuvo en el número uno. Cansinos Assens en casi todos los números, como Isaac del Vando y Adriano del Valle. Entre otros, destacar a Gerardo Diego, Guillermo de Torre; Pedro Garfias, con un interesante texto sobre el cinematógrafo, Juan Larrea, Eugenio Montes; traducciones de Apollinaire, Picabia o Cocteau; Jacques Edwards y Vicente Huidobro; alguna colaboración de Adolfo Salazar en los últimos números, al mismo tiempo que el futurista Marinetti.
Palcos, Norah Borges en Grecia.
En los últimos números, cuando la publicación se hace en Madrid, colaboraron Ramón Gómez de la Serna y Ramón María del Valle-Inclán.
Llegado a este punto, debo señalar la participación de los hermanos Borges, Norah y Jorge Luis. En especial, en este momento, la de Norah, por su rara, por extraordinaria, belleza plástica.
Jorge Luis Borges había publicado en el número 37 Himno del mar, que había dedicado a Adriano del Valle. En el número 38, su artículo Paréntesis pasional acababa con Ya las tinieblas se han dormido. Es en este número cuando el director de la publicación menciona a Norah Borges, artista plástica que denomina pintora ultraísta que muestra figuras que son como fruta madura y pesada que colgase del gran árbol del sol. Y que pinta por intuición, desdeñando todos los preceptos y todos los módulos hasta hoy aceptados por la generalidad de los pintores.
Sus primeros grabados en la revista fueron El pomar y el ángel del violoncelo, en el número 41, el 29 de febrero de 1920. La impresión que causó fue tan importante como demuestran los artículos y dibujos dedicados a Norah, como ejemplo, Adriano del Valle en su Poema sideral, o Guillermo de Torre con El arte candoroso y torturado de Norah Borges.
La portada del número 43 tenía ya un dibujo de una amazona a caballo realizado por Norah, que incluía además La mujer de la mantilla en la página 14, de una sensibilidad exquisita. El número 44 traía una portada con una visión del viaducto abigarrado de viviendas y unos adanidas en la página 8. A partir de este momento, aparecerán en las siguientes publicaciones mujeres, palcos, o una madonna. Más adelante, un paisaje de Mallorca, o figuras de mujeres que parecen atormentadas o disparatadas. En un artículo de su hermano escritor sobre Rusia, plasma la muchedumbre como una masa en la que se difuminan los individuos.
Bailarinas y edificios o paisajes sin posible identificación dan paso en el último número, 50, de la revista a una obra llamada Maternidad, dedicada a Lucía Sánchez Saornil, donde impera lo femenino con la madre sedente acompañada por otra mujer expectante, otro niño, destronado, y un perro vigilante.
A este raro, por extraordinario, atractivo plástico contribuye la impresionante actividad intelectual que sostuvo Norah y su familia, especialmente Jorge Luis, y la vida en común que mantuvo con Guillermo de Torre.
Portada de Grecia 1-09-1920
Para saber más:
—En el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías se puede preguntar para consultar la edición en papel de la revista Grecia. Para mayor facilidad contactar telefónicamente con 926614056. O a través de redes sociales de Museos de Manzanares. He utilizado, tras la consulta en el museo, el formato descargable que se puede buscar en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional. (15-20 diciembre 2022)
-CARANDE, R.: Galería de raros atribuidos a Regino Escaro de Nogal. Alianza Tres. Madrid. 1983. Páginas 373-376.
—El título de esta entrada parafrasea un verso del canto La sangre derramada de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de Federico García Lorca: Aire de Roma andaluza.
Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 1985. FPA
En
latín rarus significa algo extraño o
poco frecuente. En castellano, raro, tiene más significados. Uno nos dice que
raro es algo poco frecuente o extraordinario. Otro, define raro como insigne,
sobresaliente o excelente en su línea. Ramón Carande escribió un libro sobre personas sobresalientes que tituló Galería de raros atribuidos a Regino Escaro de Nogal.
Ramón Carande Thovar recibió el premio príncipe
de Asturias de Ciencias Sociales en 1985, un año antes de fallecer, cuando su
sabiduría extraordinaria era reconocida como algo poco frecuente y alejado de lo
vanidoso de la fama. Era un recurso habitual de cualquier profesor
universitario de Historia de la economía, del derecho o de la Administración
comenzar su enseñanza con “como decía Ramón Carande en Carlos V y sus banqueros…”, como
argumento de autoridad real sobre la materia. Gustavo Villapalos, quien fue
rector de la Universidad Complutense y consejero de educación madrileño con Ruiz Gallardón lo citaba asiduamente. En ese mismo año, 1985, el vicepresidente del
gobierno Alfonso Guerra, le había hecho entrega del título de cartero
honorario. Los dos premios honraron una trayectoria universitaria ejemplar que
se caracterizaba por un singular espíritu
humanista y una plena entrega a la investigación rigurosa, en palabras del
jurado del premio Príncipe de Asturias.
Cartero honorario 1985. Archivo Efe
En su prolongada vida, fue discípulo de
Giner de los Ríos y convivió en la Residencia de Estudiantes en la época de la
calle Fortuny. Entre la variada correspondencia que mantuvo a través de los
años, el contacto con Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia hasta
acabada la guerra civil, se reinició en los años sesenta con motivo de la
despedida de Carande de la universidad y con el añadido del cincuentenario de
la Residencia de Estudiantes. El historiador envió a Natalia Cossío[1]
y Alberto Jiménez Fraud, exiliados en Londres, una carta el 5 de mayo de 1960 con
estas palabras de admiración por un estudio que el segundo había hecho sobre
Maquiavelo. Lo consideraba un trozo de historia por lo que dice del pasado y
por lo que permite adivinar del presente. Y a continuación, escribía la siguiente
reflexión sobre lo que la historia enseña:
“Es
reconfortante para la doliente humanidad, tan reacia a aprender lo que la
historia enseña, encontrar en buenas plumas réplicas discretas de lo que fue
tan festejado, aunque por desgracia sea tan difícil desarraigarlo, porque si
malo fue aquello en manos de intérpretes inteligentes, lo que ha venido después
es insoportable, tendremos que soportarlo con resignación…”[2]´
Según el epistolario editado por su hijo,
Bernardo Víctor Carande, respondió igualmente, con tanta dedicación como
sabiduría, a la carta de una hispanista norteamericana, Jean Cross Newman, que
le preguntaba sobre Pedro Salinas, fallecido en 1951.
Había sido rector de la Universidad de Sevilla cuando
Salinas era profesor. La hispanista quería obtener varias respuestas sobre la
correspondencia de Salinas con Luis Cernuda o Romero Murube, sobre la estancia
del poeta en Inglaterra, o de la siguiente en Sevilla. Además, la forma por la que ganó
la oposición en la universidad; la asistencia a las típicas tertulias
literarias del primer tercio del siglo XX; su vida familiar con su mujer e
hijos; su visión de la enseñanza, su participación en cursos de verano o
estancias en Burgos, su mudanza a Madrid; y otros temas, como su ausencia en
las celebraciones del tercer centenario de Góngora en Sevilla en diciembre de 1927
o sí había tenido amistad con Ignacio Sánchez Mejías. Por cierto, hasta el ocho de enero de 2023 hay una interesante exposición sobre distintas ediciones de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de Lorca en su Archivo Museo.
Ediciones de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Foto: BMRE
Quería, en definitiva, saber cómo era como persona, en las
distancias cortas, en sus fotos, en su amistad, en su relación. Sus méritos y
sus premios.
La relación de Salinas y Carande había
sido continua entre 1918 y la caída de la República. No guardaba correspondencia
con él por los avatares de la guerra civil donde había sido perseguido por leales
y rebeldes, en palabras de Carande. Le informó de las personas que podrían
tener correspondencia con Salinas como la familia del pedagogo manchego José Castillejo, que había fallecido en Londres y colaboraba en la BBC durante su exilio.
En 1974, y no habiendo sido poeta ni
participante en los actos del Ateneo de Sevilla, Carande le dijo a Jean Cross
que él no podía aclarar las relaciones entre Pedro Salinas e Ignacio SánchezMejías. Ni podía aclarar sobre el centenario de Góngora, ni sí Juan Ramón Jiménez interpuso
alguna influencia, que dudaba, y tampoco creía que Salinas jugase lo que
denominaba emboscada, ni ocultara las causas deliberadas o fortuitas, de su
ausencia. Le recomendaba establecer contacto con José Bergamín, que pasaba temporadas
en Madrid, aunque desconocía su dirección. Sabía, eso si, que Salinas no se vanagloriaba
de los premios que le otorgaban ni de los trabajos excepcionales que había
realizado como traductor de Proust, entre otros autores.
Finalmente, Carande expuso a la investigadora
que el carácter de Salinas, su humor se había moldeado entre Sevilla y Madrid
con lo que sería difícil la vida, su vida, durante el exilio al no poder hablar
con españoles y practicar la ironía y las creaciones o juegos de palabras al que
era aficionado. Por el contrario, en la intimidad lo apreciaba indefenso e
indeciso. Y tenía una especie de manía, comprar medicamentos con envoltorios
aparentes.
Salinas, sobre todo, era uno de los grandes
poetas de la generación del 27, que escribía poemas como el comienzo de Hallazgo
de “Fábula y signo”, 1931:
[2]JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario I, II, III. Fundación Unicaja y
Residencia de Estudiantes. Madrid. 2018. Consultado en sala biblioteca ArchivoMuseo Ignacio Sánchez Mejías, 15-11-2022.