Cultura y sociedad

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Rudyard Kipling en España

 

   

Kipling. Wikipedia


     El poema If (Si) de Rudyard Kipling sigue siendo apreciado como el ideal del autocontrol, la capacidad de adaptación y la virtud humana, independientemente de su origen y cultura. A partir de las líneas de una carta española y de la costumbre de colgar el poema en la pared, vamos a recordar al autor de El libro de la Selva, Capitanes Intrépidos y el poema que, acontinuación, se irá insertando, Si

     Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor

la pierden y te culpan a ti.

     Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,

pero también toleras que tengan dudas.”[1]

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     María de Maeztu, directora de la Residencia de Señoritas, recibió en abril de 1924 la siguiente carta de Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes: 


Residencia de Estudiantes

Pinar 17

Madrid

                                                                                       11 de abril de 1924

     Querida María: además de estos 131 socios, hay 20 antiguos residentes (la mayoría médicos de los laboratorios, etc., como Negrín, Del Río Hortega, Calandre, etc.) que pagan media matrícula (20 pesetas).

     ¿Está así bien? ¿Quiere usted algún dato más? Aún no sabemos nada de Kipling.

     Suyo afectísimo

                                                                                  Alberto Jiménez...

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“Si puedes esperar y no cansarte de la espera;

o si, siendo engañado, no respondes con engaños,

o si, siendo odiado, no incurres en el odio.

Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.”

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     Según los editores[2] del Epistolario de Alberto Jiménez Fraud, Rudyard Kipling (1865-1936) recibió una invitación del director de la Residencia de Estudiantes que no se tradujo en ningún acto. La fama de Kipling no fue cuestionada hasta que el imperialismo y los inicios del declive del imperio británico fue visible. 

     Algunos internos de la Residencia de Estudiantes, Calle del Pinar, tenían colgado el poema If (Si) de Kipling en la pared de sus habitaciones según Margarita Sáenz de la Calzada[3].

     ¿Dónde contrastar la información obtenida por un comentario en la carta de Alberto Jiménez Fraud a María de Maeztu? ¿Habría información en la prensa de 1924 de la visita de Rudyard Kipling a España? ¿Con qué motivo vendría?

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“Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;

Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;

Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre,

y tratar a esos dos impostores de la misma manera.”

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     La primera noticia encontrada era de tono breve: “Se encuentra en Madrid, de paso para Sevilla, el gobernador del Estado libre de Irlanda, Sr. Timothy Healy; el ilustre poeta inglés Rudyard Kipling; el literato británico Arnold Bennet y el conocido periodista londinense Lord Beaverbrook”[4].

     A la rápida y breve información de ABC daba mayor profundidad El Liberal,12 de abril de 1924. Los viajeros venían atraídos por las riquezas artísticas, el sol esplendoroso y las fiestas de Semana Santa. El premio Nobel de Literatura 1907 era exaltado tipográficamente como poeta y novelista representante de lo más fuerte y tradicional del alma británica, que expresaba el espíritu de aventura y la grandeza del imperio[5].

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“Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,

tergiversada por villanos para engañar a los necios.

O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,

y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.”

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     En el periódico La Época[6] señalaban el carácter universal de la figura de Kipling. Contaba con lectores en todos los países. En España se había traducido El libro de la Selva. Como había nacido en Bombay, no era extraña su devoción por las leyendas y paisajes hindúes junto a las glorias del imperio británico. Aunque estudió en Londres, volvió con el cargo de subdirector de la Gaceta Civil y Militar de Lahore. La fama literaria le hizo viajero por África y Oceanía. En Londres publicaría su primera novela tras el éxito de los cuentos de su primera época. Cuando viajo a España en 1924, Kipling tenía cincuenta nueve años. El Sol señalaba que entre los turistas que visitaban la Semana Santa sevillana de 1924, además de Rudyard Kipling, estaba la mujer del expresidente Taft, acompañada por el embajador de los Estados Unidos, señor Moore, y la pintora inglesa Cora Wilding, entre otros extranjeros[7]. Los hoteles estaban tan abarrotados de turistas que hacían dificilísimo encontrar un alojamiento[8].

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“Si puedes apilar todas tus ganancias

y arriesgarlas a una sola jugada;

y perder, y empezar de nuevo desde el principio

y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.”

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     El quince de abril se publicó una entrevista al premio Nobel en ABC realizada por Andrés Revesz, que había conseguido el mérito de ser uno de los pocos periodistas que entrevistó a Einstein o Thomas Mann en 1923. Sintió una profunda o violenta emoción cuando entrevistó a Kipling, el escritor más glorioso del Imperio británico, autor de los libros que habían conformado su juventud, a quien consideraba en un lugar preminente de la literatura universal. Se sobrepuso y emergió el periodista. Le apreció rasgos asiáticos, con un cuerpo bajo y delgado, con gafas, cejas fuertes y pobladas de cabello negro. Tenía un cráneo despoblado, un bigote espeso y cobrizo. Podía pasar por un profesor de cualquiera de las universidades que le habían otorgado el doctorado honoris causa.

     Kipling contó a ABC[9] que no era la primera visita a España. Repetía el mismo trayecto: Algeciras, Granada, Sevilla y Madrid. Consideraba que España era un país atrayente y único. Su sol, su luz, los antiguos y vetustos palacios... Su historia que catalogaba de sombría y magnífica. Le preguntó por el pintor español que prefería y nombró a Velázquez como el más grande del mundo entero.

     No tenía predilección por uno de sus libros. Dijo que sólo eran libros después de escribirlos. Manifestó que en ese instante escribía cuentos de temas diversos. No quiso elegir al mejor de los escritores ingleses del momento ni de la historia y se evadió eligiendo a los mejores clásicos de la historia: Rabelais, Cervantes y Montaigne. El periodista insistió e intentaba sonsacar autores actuales, pero nada declaró. Se vio obligado, como si fuera entrevistado por Kipling, a elegir a otros, ya del siglo XIX: Dostoievski, Balzac, Sthendal y Flaubert. Consiguió, al final, que le dijera que, sin participar en política, cuál era su preferencia entre el partido conservador o el partido laborista, dando a entender que el primero. Lo que no logró es hacerle una fotografía.

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“Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,

a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,

y así resistir cuando ya no te queda nada

salvo la Voluntad, que les dice: "¡Resistid!".”

 

     De vuelta a Londres, Kipling aparecía en la inauguración de la Exposición del Imperio Británico en Wembley el 23 de abril de 1924. Los reyes de Inglaterra, el príncipe de Gales, ciento veinte mil almas del imperio… El discurso real fue escuchado en todas las posesiones británicas por la novedosa telefonía sin hilos. En el estadio se habían instalado vastos jardines y un lago con una isla. Allí se mostraban los avances en Maquinaria e Industria. Allí se exhibían todos los países del dominio inglés, con la destacada presencia de la ganadería en el pabellón australiano con magnificas ovejas merinas de origen español. 

     No se olvidaron de las riquezas del Antiguo Egipto con recuerdos de Cleopatra y las vasijas y figuras extraídas de la tumba de Tutankamon. En la inauguración no quiso participar el líder de los laboristas, Ramsay MacDonald, que veía poca utilidad práctica en la Exposición[10].

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“Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.

O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.

Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.

Si todos pueden contar contigo, pero ninguno en exceso.”

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     El poema If, Si, es el poema más universal de Kipling. Se publicó en 1911 en el poemario Hadas y recompensas, donde muestra el equilibrio y fortaleza de espíritu necesario para hombres y mujeres de todas las latitudes desde hace un siglo. Aunque fue conservador y comenzaba a revisarse su papel en el imperialismo británico, criticó la creación de la Unión Sudafricana que daría lugar al apartheid y fue visionario al final de sus días sobre el peligro nazi, que criticó, y retiró su símbolo hindú de la buena fortuna que se representaba con una esvástica. Recorrió el mundo, dejó cuatro novelas, casi 300 cuentos y 800 páginas de poemas[11].

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“Si puedes llenar el implacable minuto,

con sesenta segundos de diligente labor

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!”

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     En la literatura de Kipling fue medular el patriotismo y el destino imperial de Inglaterra. Con el periodo de entreguerras y la segunda guerra mundial, acabado el ciclo victoriano, su reputación quedó debilitada. En El guateque de Sellers se hace una revisión cómica e irónica de Gunga Din, película de Georges Stevens basada en la homónima obra de Kipling.

     Es recordada también Capitanes Intrépidos tanto la novela de Kipling como la película protagonizada por Spencer Tracy. El joven Harvey, consentido y mimado, tendrá una vital enseñanza con los pescadores que lo recogen como un Jonás redivivo.

     En los recuerdos de Kipling cita que If encerraba consejos de perfección muy fáciles de usar. Los colegios y otras instituciones utilizaron el poema para enseñar a los jóvenes estudiantes. Se tradujo rápidamente a veintisiete naciones. El poema adquirió vida propia. En Wimbledon se inscribieron en su entrada dos de sus versos. Es el poema favorito de los británicos.

     Se da la casualidad que, siendo Kipling miembro de la masonería, y siendo para los miembros de estas logias el poema If representativo, fue uno de los poemas preferidos del falangista JoséAntonio Primo de Rivera, quien desconocería este aspecto de Kipling, aunque si su reputación literaria. Y, como añadido, la masonería de Kipling tenía connotaciones cristianas; no era ateo; y sí versado en la Biblia[12].

     Busquen en Google Rudyard Kipling en España y les dirá que no vino, tanto en su buscador como su vista creada con IA. Cuidado con confiar en el primer golpe de vista de la búsqueda. 

     En la semana que se recuerda a las bibliotecas, es importante señalar que no habrá unos estándares mínimos en una sociedad moderna si no se consigue que las personas tengan acceso a las bibliotecas porque son tan necesarias como la tienda de la esquina o el súper donde consiguen los alimentos y los centros de atención primaria que cuidan de la salud de los ciudadanos.





 -----     -----Notas:

[2] James VALENDER, José GARCÍA-VELASCO, Tatiana AGUILAR-ÁLVAREZ y Trilce ARROYO. Fundación Unicaja, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid. 2018. Consultado 22-10-25 en biblioteca Archivo Museo Sánchez Mejías.

[3] SÁENZ DE LA CALZADA, M.: La Residencia de Estudiantes. Los residentes. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid. 2011. Página 211.

[4] ABC, 11 de abril de 1924, página 14.

[5] El Liberal, 12 de abril de 1924, página 1.

[6] La Época, 14 de abril de 1924, página 1.

[7] El Sol, 16 de abril de 1924, página 3.

[8] La Época, 16 de abril de 1924. Página 1.

[9] ABC, 15 de abril de 1924, páginas 11-12.

[10] ABC, 24 de abril de 1924, página 15.

[11] PRIETO, S.: Rudyard Kipling (1865-1936). La Libertad del escritor, DIENDRA MÉDICA, Revista de Humanidades, 2013, 12 (1), páginas 60-79.

Capitanes Intrépidos (1937)

    
     El señorito Harvey es maleducado y consentido. Su padre está siempre ocupado en sus negocios y se despreocupa de su educación que fía a los buenos colegios, el servicio doméstico y la amplitud en la paga mensual. Harvey es amoral, creído y soberbio con el prójimo, al que utiliza para sus fines egoístas, y demostrar su preeminencia social y económica sobre los demás.

      Tras su penúltima irresponsabilidad, su padre se lo lleva en un viaje trasatlántico en una cómoda embarcación donde el menor no deja de avasallar a los demás. El ejercicio de prepotencia termina quemando al prepotente que cae a las frías aguas oceánicas, donde es rescatado por un marinero portugués enrolado en un pesquero de bacalao de Gloucester.
      La falta de empatía emocional de Harvey choca contra la dura vida del pesquero de altura, donde todo está sometido a una rutina, un orden y un ejercicio de responsabilidad compartida entre todos sus tripulantes. Durante los tres meses que dura la campaña del pesquero asistirá a un mundo desconocido que forjará un nuevo espíritu basado en el esfuerzo, el compañerismo y la solidaridad. Y, sobre todo, en apreciar el valor de las cosas sencillas, su servicio y utilidad: Que es necesario para que pueda tener derecho a la sopa que ayude a tirar la basura de los desperdicios del barco, y que lo debe hacer conociendo la dirección del viento para que no le devuelva las tripas fermentadas de la basura.
      Harvey necesitaba cariño, el mismo que él no demostraba hacia ninguno de sus semejantes, porque lo desconocía y pensaba que se compraba todo con unas monedas. Aprende que existe sin más. Sin más coste que la reciprocidad emocional y el respeto hacia los demás.
      Esa labor emocional deberá ser comprendida también por su padre, que, al ver como Harvey se ha transformado con la vida en el pesquero, teme perder el único cariño familiar que tenía, su hijo. Es una formación y aprendizaje compartido. Moralizante. Como todas las historias primigenias, como todos los caminos originales. Con cierta predestinación dentro del claro instinto reformador.


      “Capitanes intrépidos” fue dirigida por Victor Fleming en 19371 adaptando la novela homónima de Rudyard Kipling2. Manuel rescata a un peculiar “Jonás” al que enseña a pescar al volantín con respeto y responsabilidad. Harvey fue interpretado por la estrella infantil Freddie Bartholomew, y Manuel, el pescador preceptor, por Spencer Tracy, Óscar al mejor actor por este papel. En el reparto, entre otros, destacan Lionel Barrymore (capitán del pesquero), Melvyn Douglas (padre), Mickey Rooney (hijo del capitán) y John Carradine (pescador). Las escenas cotidianas del pesquero son presentadas casi como un documental. El aprendizaje, el compañerismo y la forja de la responsabilidad es relatado como algo natural de la escuela que representa la vida. Manuel es un docente atípico, distinto al Aristóteles de Alejando Magno, o al Guillermo de Baskerville en “El nombre de la rosa”. Manuel es un preceptor de espíritu, de moralidad, compañerismo y valoración de los semejantes. Con la pesca, con sus artes, rescata al náufrago 'pescadito' de las procelosas aguas de la insensibilidad y le enseña a navegar por el mundo.


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2KIPLING, R.: Capitanes Intrépidos. Publicada en 1896 en época victoriana. Hay múltiples ediciones. Anaya S. A. y Círculo de Lectores. Barcelona. 1999. 216 páginas. Selección de Luis Alberto de Cuenca.



17-03-2020 10:51   Actualizada 23-10-2025 22:37 

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