"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

La madera de alerce africano


Mezquita de Córdoba (Foto: autor)

    Miguel Colmeiro y Penido decía que entre los cordobeses y sevillanos se reputaba como incorruptible la madera del alerce africano utilizada en templos y edificios, que no había que confundir este árbol africano con el alerce europeo, propio de los Alpes, que recibía igual nombre, pero no era la misma calidad ni variedad1.

Esta madera fue utilizada en las techumbres de la Mezquita de Córdoba. Maderas que no se pudrían ni corrompían fueron labradas con motivos epigráficos en el siglo X, la época de mayor esplendor del califato omeya andalusí. A principios del siglo XI, las guerras intestinas en el califato, una guerra civil (fitna), produjo el surgimiento de los reinos de taifas y estas maderas fueron cambiadas, tapiadas o trasladadas a lugares distintos. Desde 2006, restos de estos tableros se exhiben en el Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral de Córdoba, patrimonio de la humanidad desde 1984.

Foto: autor

En 20082, ni el cabildo de la mezquita catedral de Córdoba, depositaria de la propiedad del edificio desde su conquista cristiana en el siglo XIII, ni el Ministerio de Cultura español del gobierno de Rodríguez Zapatero pudieron impedir la subasta de cinco tablas o maderos con inscripciones epigráficas islámicas por valor de 1,5 millones de euros en la casa de subastas Christie's de Londres. Un valor monetario que no refleja el valor cultural como patrimonio español.

La madera es uno de los primeros materiales de construcción que utilizó el ser humano para guarecerse de la intemperie cuando abandonó las cavernas. Era fácil de manejar y de modificar. Era resistente, guardaba el calor, aislaba de los ruidos. Su flexibilidad permitía un manejo constructivo. Y era un material que podía ser bello y oloroso.

El alerce tenía una dureza media, era longevo, y su resina olorosa, agradable, resistente a las larvas3.

Cuando se entra al recinto de la Mezquita de Córdoba atravesando su antiguo patio, el actual patio de los Naranjos, el visitante no se da cuenta de la exposición de maderas de alerce. Puede llegar de un viaje, preocupado de horarios y tiempos, pensando en la visita de la almendra que origina el viaje, una mezquita que ha sobrevivido a los avatares de la historia. Ensimismado en el maravilloso edificio, no percibe todos los detalles.

Maderos decorados, Mezquita de Córdoba (Foto: autor)

En sus cimientos existió una iglesia o basílica cristiana bajo la advocación de San Vicente. Cuando se recorre la Mezquita Catedral buscando el arte omeya andalusí se encuentra con restos en el subsuelo de esta antigua construcción. Tanto el arte andalusí como el anterior visigodo utilizaron y reutilizaron restos de época romana. Ambos fueron invasores e injertos de nuestra cultura. Como hibridación fue la posterior transformación que fue realizando el arte cristiano tras la conquista en el siglo XIII. Por suerte, se admiró la obra califal. Y se adhirió el arte cristiano en esa conjunto tan peculiar. Impacta ver en el edificio un magnífico cuadro de Pedro de Córdoba, una Anunciación, entre el bosque de arcos de herradura bicolor omeya, arcos de herradura que de forma previa ya utilizaban los visigodos. O, en el coro de la parte cristiana, ver la escultura de un Santiago matamoros.

Y la techumbre. De madera, pero también con tramos de bóvedas nervadas. Al salir, hacia la puerta de San Esteban, la exposición de maderos decorados de alerce con motivos epigráficos. Decoración abrumadora que huye de un vacío inexpresivo. Sabemos que el arte islámico se caracterizaba por la ausencia de imágenes sagradas, aunque si se representaban imágenes humanas. También se decoraba con figuras animales, se ornamentaba con figuras geométricas y profusa decoración vegetal. Se produce una desnaturalización. Una estilización para dotarle de un contenido simbólico. Mención aparte merece la utilización de la caligrafía árabe en el espacio religioso musulmán como expresión de la palabra de Alá contenida en el Corán que suple a la figura sagrada. La palabra fue el conducto por el que se reveló el mensaje divino. Mensajes piadosos, textos poéticos, frases propiciatorias para los gobernantes, utilización de versículos del Corán son los temas más recurrentes4.

Asombra el grado de conservación de los maderos exhibidos. El visitante, que ha paseado por el bosque de columnas califales durante un tiempo no preciso ni evaluable debido a la belleza del recinto, recupera aire en el patio y se deleita viendo los motivos decorativos de las maderas de alerce que han sobrevivido al lado oscuro de los humanos que son capaces de crear lo más bello y perdurable, pero, también, destruir el bello trabajo de otros por motivos reprobables. Puede observar unos treinta y cinco maderos o tablas con decoración geométrica y epigráfica. Al final, abandona el recinto. Ya hace calor. Se asoma un momento al Guadalquivir por la Puerta del Puente y más tarde busca una sombra que facilite el fresco.

Tableros de madera decorados, Patio de los Naranjos, Mezquita de Córdoba (Foto: Autor)



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1COLMEIRO, M.: Nuevas investigaciones sobre los alerces. Fondos de la biblioteca del Museo de Ciencias Naturales. CSIC. Obra publicada en 1852. Página 3.

3ALEGRE CARVAJAL, E. (Coord.): La materia del arte. Técnicas y medios. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2016. Página 56.

4MONTEIRA ARIAS, I. (Coord): Arte cristiano y arte medieval (Siglos III a XII). Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2019. Páginas 139-145.

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