Cultura y sociedad

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"Escaleras", por Ramón Gómez de la Serna y José Caballero

 

    

"Las lavanderas", José Caballero para "Yerma", 1934. MNAE, Teatro Español

     

     Ramón Gómez de la Serna y José Caballero colaboraron en la revista Cruz y raya en mayo de 1935. Ramón publicaba una pieza teatral en tres actos que se titulaba Escaleras. Obra que era ilustrada por un joven y talentoso onubense que se consagró en esos años colaborando con figuras consolidadas como Gómez de la Serna y Federico García Lorca. José Caballero cumplía en junio de 1935 veinte años. En 1934 había realizado el cartel de Las lavanderas de Yerma por encargo de Federico. Pintó unas mujeres de tamaño monumental con cabezas pequeñas y brazos extendidas en predominantes líneas curvas cargadas de feminidad. Los blancos, los azulados, los tonos piel, contrastan entre las formas desgarbadas y el cabello al vuelo sin sujeción. Mujeres ajenas a la tragedia final.

     Caballero había estado colaborando en aquellos años con La Barraca, el grupo de teatro universitario que introdujo un nuevo concepto escénico de teatro experimental. Influido por el surrealismo, trabaja además con Lorca en la obra Llanto por Ignacio Sánchez Mejías para el que pinta o ilustra una yuxtaposición de elementos de diversa índole que conforman una escena abigarrada de marcado carácter onírico. José Caballero realizó más obras relacionadas con el mundo taurino. Y el surrealismo llegó a Caballero por su relación con personalidades como Vázquez Díaz, Alberti, Neruda y Lorca. Una edición especial a la revista Cruz y Raya publicó, en ediciones El Árbol, este poema con los dibujos de José Caballero.

José Caballero, "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías", de García Lorca, Museo de Huelva

    

     Para Ramón pintó un mundo ficticio en una obra irreal de felicidad y desgracia que reseñamos a continuación

     La decoración representa un portalón antiguo, entrada de un caserón de una sola planta dividida en dos pisos, cada uno con su escalera, que muere en la puerta de entrada de cada uno de ellos. A la sombra de esas dos escaleras, en la oscuridad del portal, se sucede la llegada de los personajes.

     Muchas veces no se verá más que el personaje que sube y el retumbar sonoro de la escalera, marcado ruido de cajones en el que resuena el eco de los sarcófagos.

     El azar de este acto y de esta decoración significa que siempre al subir unas escaleras jugamos un poco la suerte de nuestro destino. En la elección de la una y la otra de estas dos escaleras se cifra, como se verá, la desgracia o la felicidad. Por eso el tono de trueno de los tacones ha de repercutir angustioso en el corazón del espectador.

     Las dos puertas son iguales, puertas antiguas, junto a las que pende el cordón de las viejas campanillas. Las dos puertas se abren y se cierran tan de prisa, que no dejan rastro de suposición para saber qué pasa dentro.

     Un hombre envuelto en una bufanda, una señora fatigada, dos mendigos que se marchan, un joven con tipo de cine, la muchacha del velillo, la bella no premiada, la mujer que llora, el caballero serio con hongo, los amorosos Enrique y Luisa que suben por distintas escaleras, entran en una de las puertas sin saber de la felicidad o la desgracia. Todos guiados por un anuncio deseable.

     En el interior de la casa de la felicidad está el hombre de la bufanda que la cambia por una flor amarilla en el ojal, la señora fatigada sin fatiga y caballero del hogo sin preocupaciones y feliz.

 

José Caballero, "Escaleras", Ramón Gómez de la Serna, "Cruz y Raya", mayo 1935.

 

 

           Del espacio de felicidad no se sale nunca. Nadie sabe dónde está la puerta por la que entró. Nadie enferma… nadie irá al médico… Todo es alegría.

Luisa llora sin Enrique porque entró por una puerta distinta a la casa de la alegría. Nada le consuela. Ni un galán joven, ni su futuro niño, ni las cuidadoras del lugar, ni un poeta ocasional… Una colegiala entra pensando que estará en el colegio de las vacaciones sin fin. Luisa, enamorada sin amor, provoca que aparezca la Suprema de la casa de la alegría.

     La alegría no puede hacer olvidar su desgracia porque su alma salió por otra escalera. La Suprema acepta finalmente que lleven a Luisa a la casa de la Desgracia.

José Caballero, "Escaleras", Ramón Gómez de la Serna, "Cruz y Raya", mayo 1935.

 

 

     La casa de la Desgracia tiene decoración plomiza y poca luz. Allí llegaron el caballero de la barba gris, el joven con tipo de cine, la muchacha del velillo, la bella sin premio y la señora que lloriquea. Allí está la paciencia producto de la impaciencia; allí se acaba la esperanza porque no hay nada que esperar. Ni siquiera el tormento. Las mujeres ya no deben estar alegres ni causar interés en otras personas. Una mujer de pelo blanco asegura que tras teñir su pelo ya no tiene esa obligación. Ni bodas por su hipocresía. Sólo el silencio. Y la posibilidad de dormir. El silencio es su fortuna.

 

José Caballero, "Escaleras", Ramón Gómez de la Serna, "Cruz y Raya", mayo 1935.

 

     La resignación inunda la estancia. No hay puerta de salida. No lloverá jamás. Enrique, el enamorado, está desesperado y sueña con ser un ratón. Tratan de consolarlo diciendo que ella le olvidará en la casa de la Felicidad.

     De pronto suena la campanilla. Nunca había sonado. Al menos no lo había hecho en siglos. Es Luisa. La han dejado salir porque temían que corrompiese la casa de la Felicidad. Lo único incorruptible es la desgracia.

 

José Caballero, "Escaleras", Ramón Gómez de la Serna, "Cruz y Raya", mayo 1935.

 

     Conducida con los ojos vendados, ha llegado a la casa de la Desgracia para encontrarse con el hombre que quiere. Cuenta que allí… sobra la felicidad. Ella había encontrado el amor, la felicidad no está más que el reino oscuro del corazón. Enrique le dice que un amor sin incertidumbre es capaz de salvar a todos los náufragos de un naufragio. Sin darse cuenta han llevado la alegría a la casa de la Desgracia gracias al amor.

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       - Revista Cruz y Raya, mayo de 1935, páginas 147-182. José Bergamín era el director de la revista de afirmación y negación. Era editor de obras de sus compañeros de la generación del 27, como fue el caso de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

       - Sobre Ignacio Sánchez Mejías y su planto o elegía: Archivo Museo Sánchez Mejías, casa Malpica, calle Monjas, 12, 13200 Manzanares. Teléfono 926614056. 

      - De José Caballero se puede contemplar obras en el Museo de Huelva, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y en otros, como el Museo ICO, Museo Nacional de Artes Escénicas, en Madrid, y en provinciales, como el de Valladolid y Oviedo. Sus primeras colaboraciones pudieron producirse en la revista onubense La Rábida. Y en el Monasterio de la Rábida, en aquellos años, conoció a Vázquez Díaz, autor de los frescos en honor al descubrimiento de América.  Se ha buscado la documentación en estos museos durante los tres últimos años.

        




30-10-2025 16:48  Actualizado 17:35 Inacabada

Ernestina de Champourcín (3) en el Lyceum Club Femenino

Ernestina de Champourcín, Archivo General de la Administración



     Evocaba Ernestina en una entrevista concedida en 1996, aquel Lyceum Club Femenino del que formó parte activa, quitando importancia al lugar y el tiempo que ocupó y a la implicación que tuvo en el desarrollo de su creación:

     “No era nada especial. También en París y en Londres había Liceums Club. Nosotras copiamos la idea. Iban muchos hombres, el té era especial y muy barato… había salas de exposiciones, había salas de juego, pero no era exclusivamente femenino. Allí coincidieron muchas mujeres que habían frecuentado el Liceo de París, como Zenobia, como la mujer del ministro de Cultura… ahora no recuerdo su nombre. Invitábamos a los amigos y a las amigas. Lo que más les gustaba era la merienda, era muy buena y muy barata.”[1]

      Ella quería olvidar- ya nonagenaria, pero no desmemoriada- que había sido colaboradora directa del Lyceum Club desde sus inicios hasta el estallido de la Guerra Civil. Ella, que aspiraba a modernizar España a través de la educación, el club le brindó la oportunidad de canalizar sus deseos al organizar las actividades culturales.

     En abril de 1926, María de Maeztu presidió la asamblea que constituyó el Lyceum Club de Madrid en un local de la calle Miguel Ángel. Se pretendía crear un modelo cultural de inspiración krausista. María de Maeztu lo dirigiría. Las vicepresidencias las ocuparían Isabel Oyárzabal y Victoria Kent, la tesorería sería gestionada por Amalia Galarraga, la secretaría la organizaría Zenobia Camprubí y Ernestina de Champourcín y la vicesecretaría correría a cargo de Helen Philips. Habría dos presidentas de honor: La reina Victoria Eugenia y María del Rosario de Silva, duquesa de Alba.

     Desde sus inicios, el Club tuvo siete secciones. Ernestina perteneció a la sección de Literatura y Social, y, a partir de 1934, al establecerse las secciones de Ciencias e Hispanoamericana, Champourcín colaboró esporádicamente con esta última. Pese a la oposición de sus padres, pese a las críticas de su mentor Juan Ramón Jiménez, esposo de Zenobia, que no respaldaba este foro, Ernestina siguió y lamentó que Juan Ramón no quisiera participar en una conferencia.

     Ernestina no estaba asociada al Club por oposición paterna, pero se involucró en sus actividades. En la sección de Literatura se dedicó a atraer e invitar a personalidades del mundo de las letras. En la sección Social, su labor se dirigió en ayudar a mujeres y menores sin alfabetizar. En la sección Hispanoamericana, tuvo en cuenta sus nobles ancestros uruguayos que habían gestionado o regido territorios en América durante el periodo virreinal. Mantuvo, gracias a ello, relación con la médica Paulina Luisi, la poeta Alfonsina Storni o la actriz Berta Singerman.

      Otra sinergia positiva para Ernestina fue la red de contactos que estableció en el Lyceum: la hija del director del Museo del Prado, Fernando Álvarez de Sotomayor, Pilar,  le permitió asistir a la enseñanza de obras de arte del director y la poeta correspondía invitando a su hija a las exposiciones y recitales que daban tanto la Residencia de Señoritas como el Lyceum Club. Otro tanto ocurrió con las hijas del pintor José Pinanzo Martínez, Teresa y María Luisa, con quienes compartió tardes de café y visitas culturales. Ello redundó en una cultura más intelectual y profunda.

       En la sección de Literatura, uno de sus empeños fue el cuidado de la biblioteca del club. Tenían la dotación realizada por el matrimonio formado por María de la O Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra. La casa ducal de Alba había aportado otra dotación libresca importante. Un total de doscientos volúmenes abarcaban diversas materias y destacaban por su pensamiento tolerante.

     Además, Champourcín consiguió establecer lazos con editores y personas relacionadas con el mundo editorial que le ayudaron a dar a conocer su obra. Empezó a realizar reseñas de autores conocidos, o que sería conocidos, como Lorca, Guillén, Juan Ramón, Concha Méndez y Carmen Conde.

     Tras la publicación de su primera obra, y con la ayuda de su mentor Juan Ramón Jiménez, comenzó a frecuentar tertulias literarias, conoció de primera mano las vanguardias, a los nuevos poetas, aquellos a los que leía. Aquellos a los que compraba sus libros en la librería de León Sánchez Cuesta, en la calle Mayor, donde le atendió en varias ocasiones Luis Cernuda. Procuraba, eso sí, asistir a la Residencia de Estudiantes donde los escuchaba y participaba en el Cine-Club que organizaba Gaceta Literaria.

Portada Reglamento Lyceum Club Femenino. BNE

     Invitó a Lorca en 1928, pero no acudió hasta febrero de 1929, con la circunstancia del posible suspenso de la conferencia por la oposición del cardenal Segura o el gobierno del Directorio de Primo de Rivera. Habló sobre “Imaginación, inspiración y evasión”. Su disertación tuvo eco en la prensa de la época. Concha Méndez también se atribuyó que García Lorca diese la conferencia en el Lyceum, así como la de Alberti. Lo cierto es que la Gaceta Literaria nombra a Ernestina y Pilar Zubiaurre como organizadoras de importantes conferencias en esas fechas.

     Sobre la famosa conferencia de Alberti, Palomita y galápago (¡No más artríticos!), hay una negativa inicial del poeta gaditano a dar una conferencia. Pero hubo un cambio de parecer en el portuense que estableció de nuevo contacto con Champourcín para hablar de poesía moderna el 10 de noviembre de 1929. Alberti apareció vestido de payaso, con una paloma y un galápago y criticó abiertamente a varios de los maridos de las socias del Club. Terminó pidiendo un voto de censura para la sección literaria. Ernestina estuvo a punto de dimitir, según contó a su amiga Carmen Conde. Ernestina escribio enn la Gaceta Literaria quitando hierro al suceso y Alberti envió después una carta de agradecimiento por permitirle dar la charla, destacando a Champourcín y Zubiaurre. Con los años, Ernestina se dio cuenta de que Rafael, el tonto de Rafael, les había tomado el pelo.

     En noviembre de 1928, a invitación de Champourcín, habló María Luz Morales, que firmaba en La Vanguardia como Felipe Centeno y escribía de una forma moderna sobre la feminidad en El Sol. Los ecos de la conferencia con reseñas positivas fueron recogidas en El Sol y La Vanguardia. Al final de su conferencia, Morales alabó a Ernestina.

     La conferencia de Alberti produjo la enemistad de algunas socias con Ernestina. Especialmente, las de mayor edad, como Carmen Baroja, y la defensa de las más jóvenes, como Concha Méndez.

     La oposición se hizo más fuerte a partir de los años treinta, especialmente con la conferencia de Ernesto Giménez Caballero sobre sexualidad. Con la República, hubo una división entre las personas que criticaban la politización del Lyceum, como Carmen Baroja, que lo abandonó, y las que consideraban que era demasiado conservador y burgués como Lejárraga o Concha Méndez. Hubo también un momento llamativo cuando Victoria Kent consigue la absolución de su defendido, Álvaro de Albornoz, implicado en el golpe de Jaca, en diciembre de 1930.

      Aunque estuvo involucrada en la organización de un homenaje a Mariana Pineda por su centenario, no asistió al acto porque la familia Champourcín se trasladó a La Granja entre mayo y octubre de 1931 con la intención de evitar que los hijos, Jaime con Renovación Española y Ernestina favorable a la República, participaran en actos políticos tras la quema de conventos en mayo de 1931. Volvió con el invierno y siguió organizando actos en el Lyceum: Recitales de poesía en el teatro Alkazar por Conchita Power, que leyó poesías de Ernestina con las de Garcilaso, Lope de Vega, Machado y Villalón. O la conferencia de Miguel de Unamuno en 1935 a cuenta de Raquel Encadenada.

     En 1935 también dio una conferencia Luis Cernuda, poeta del 27, con quien había salido años antes. En junio de 1936, las socias del Lyceum Club le organizaron un té-homenaje con motivo de su poemario Cántico inútil y por la novela La casa de enfrente, elogiadas por la crítica[2].

     El club fue un centro creativo de mujeres burguesas, con ideas femeninas, que buscaban mejorar la educación de la mujer, con carácter constructivo, intentando conseguir su emancipación. Para Balló, Ernestina fue la más moderna del grupo.

     Se ha hablado de las semejanzas y diferencias entre las alavesas del Lyceum Club: María de Maeztu, directora de la Residencia de Señoritas y presidenta del Lyceum Club hasta 1928, y la poeta Ernestina de Champourcín. 

     Eran unas alavesas que gozaron de reconocimiento público en sus respectivas áreas de trabajo y quedaron relegadas al olvido en sus últimos años. Mujeres independientes, altruistas, con gran conciencia de su valía. Ambas fueron traductoras por su dominio de los idiomas. Tomaron el exilio y se vieron marginadas. María estuvo influenciada por el cambio ideológico de su hermano Ramiro, tanto por su participación en la Asamblea Nacional primorriverrista como por el asesinato de Ramiro de Maeztu en 1936, suceso que provocó su abandono de cualquier práctica política. 

     Ernestina tampoco habló de política tras el exilio, pero es conocida su conversión religiosa que hizo que su poesía tuviese un marcado misticismo. Una mujer de contrastes. Republicana de origen aristocrático, fue mirada con recelo por republicanos, y exiliada por motivos políticos, no hizo alarde de republicanismo a su regreso. Fue promotora de literatura de mujeres y de sus derechos, sin declararse feminista. Culta y elegante, no quería aislarse de quienes la requerían para hablar de poesía o para recibir su consejo[3].

     La vida de Ernestina estuvo marcada por la Guerra Civil. Era el momento de mayor madurez poética. No esperaba el golpe y la guerra. Madrid, el Madrid que admiraba su pareja, Juan José Domenchina, cambió ante sus ojos, se transformó súbitamente. Nadie sabia dónde estaba nadie… los yo de todos era ahora muy distinto con lo que no sabía cómo enfrentarse. En el 36 se casó con Domenchina y, tras varios pasos previos, el matrimonio Domenchina Champourcin llegó a México en 1939[4].

García Lorca y Alberti en 1926. ABC







[1] SANAHUJA, E., SANZ, T. y VARGAS, A.: Ernestina de Champourcín, entrevista. En DUODA Revista d’Estudis Feministes, núm. 10-1996.

[2] ESTEBAN CEREZO, M. ª D.: “¡Quién fuera Ernestina de Champourcín!” Contribución de la poeta en el Lyceum Club Femenino (1926-1936), Hispania Nova, 23, 2025. Páginas 153-172.

[3] AGUINAGA, M.: Dos ilustres alavesas en el Lyceum Club: María de Maeztu y Ernestina de Champourcin, Revista Cálamo FASPE n. º 66. 2018. Páginas 23-30.

[4] BALLÓ, T.: Las sinsombrero, sin ellas la historia no estaría completa. Espasa. Barcelona. 2016.  Archivo Museo Sánchez Mejías (lectura 6-6-2025)


    Entradas que contextualizan este artículo:
     - La obtención del sufragio femenino en España


 4-10-2025 20:23                                   Actualizado 5-10-2025 19:09

Romaxe de Nosa Señora da Barca, poema gallego de Federico García Lorca

   

   

Atardecer en Santa María de la Barca. Muxía 2007. bmre.

     

     Resumen: Los poemas gallegos de Federico García Lorca con la ilustración de Luis Seoane de un ejemplar y el recuerdo de la Virgen de Santa María de la Barca y la anécdota de Sánchez Mejías y García Lorca.

     Cronológicamente, se sitúa Seis poemas galegos entre el Llanto por Ignacio Sánchez Méjias y Divan del Tamarit, hacia 1935, en el corpus poético de Federico García Lorca. En ellos se nota la influencia del cancionero galaicoportugués medieval que Lorca conocía[1] y están muy relacionados con Santiago de Compostela, con las distintas emigraciones gallegas en América, con la Virgen de Santa María de la Barca de Muxía, o con su admirada Rosalía de Castro.

Santa María de la Barca. Muxía. 2007. bmre.


     Es conocida la fama que tuvo en la Edad Media las Cantigas de Santa María de Alfonso X El sabio, rey de Castilla. Eran cuatrocientas canciones dedicadas a la Virgen y creadas por la corte del rey Alfonso en gallego. En ella colaboraron varios trovadores junto al monarca. Combina fuentes literarias e hispanas con textos de nueva creación sobre historias milagrosas en las que la madre de Jesús intercede por los fieles que solicitan su ayuda. El primero de los manuscritos conservados, el llamado Códice Rico, contiene casi doscientas cantigas, que aúnan texto, música e imagen. Cada poema tiene un folio iluminado, dos si termina en cinco; las imágenes cuentan la historia contenida en el texto, pero añaden detalles adicionales que enriquecen- iluminan- la narración con nuevos elementos y personajes[2]. Es una de las obras más destacadas del arte medieval hispano. La poesía lírica culta se escribía en este idioma en los siglos XIII-XIV.

     Sobre la ilustración de poemas gallegos hay una obra rara por extraordinaria y escasa que se relaciona con la publicación de los Seis poemas galegos de Federico García Lorca, ilustrado uno de sus ejemplares por Luis Seoane[3]. En el transcurso vital de Seoane son figuras esenciales el abogado argentino Norberto Frontini y la poetisa y recitadora Mony Hermelo, matrimonio que conoce en 1932 por medio del poeta orensano Eduardo Blanco-Amor. Seoane, Fontini y Hermelo conocen a Federico García Lorca en ese año, junto a Alfonso Castelao, Arturo Cuadrado, José Eiroa y Carlos Maside. En ese momento nace la idea de escribir los poemas gallegos de Lorca, que no se publicarían hasta 1935.

     Blanco-Amor entre 1933 y 1935 ejerció como corresponsal de La Nación, de Buenos Aires. Antes del viaje exitoso de García Lorca a Uruguay y Argentina se conocieron y, tras el periplo rioplatense, le recibió el poeta granadino en La Huerta de San Vicente en 1934. Allí tomó forma la publicación de esos poemas en gallego. Doscientos ejemplares, según comentaba Blanco-Amor en la copia que envió a Guillermo de Torre. Una parte fue confiscada por los sublevados en la guerra civil. Veinte fueron enviados a Federico y 12 llegaron a Buenos Aires llevados por Blanco-Amor. Pronto fue una rareza por su escasez, entrando muy rápidamente en objeto de coleccionista. Uno de los ejemplares fue entregado a Luis Seoane para que lo dedicara en 1937 al matrimonio Frontini-Hermelo, quienes le habían ayudado a establecerse en tierras argentinas y librarlo cuanto antes de un servicio militar en ese país, que reseña en el manuscrito, como agradecimiento a esta pareja: “A Mony y Norberto los dibujos que son al libro como los espontáneos en las plazas de toros. Sin palabras. ¿Para qué? Todas tienen un corazón, vosotros lo tenéis. Yo también. Mejor, yo lo tenía y ahora ando un poco vacío. Pero tengo el suficiente para dar una enorme y sincera amistad…”

     Seoane ilustró el manuscrito con dibujos originales a tinta. Temas gallegos con importante carga simbólica: marineros, campesinos que asemejan ángeles, vacas, hórreos, lluvias, lunas, estrellas, manos y peregrinos del Camino de Santiago[4].

     Se recuerda aquí la anécdota de Luis Sáenz de la Calzada[5], ahora más entendible, del café de la Victoria, donde Ignacio Sánchez Mejías[6] contaba que los tartesios habían subido desde las marismas del Guadalquivir, a través de Portugal, hacia Galicia y Asturias. Como apoyo, García Lorca cantaba asturianadas por soleares y fandangos por muñeiras. Lorca escribió los poemas gallegos desde su óptica andaluza.

Portada de “Seis poemas galegos” de Federico García Lorca con ilustraciones de Luis Seoane. Colección privada.

 

 

Página 2 “Seis poemas galegos” de Federico García Lorca con ilustraciones de Luis Seoane. Colección privada.

 

 

Página 3 “Seis poemas galegos” de Federico García Lorca con ilustraciones de Luis Seoane. Colección privada.

 

     Uno de los poemas galegos de Lorca está dedicado a la Virgen de la Barca. Nuestra Señora de la Barca es muy venerada en Muxía. En agosto de 2007 se pudo comprobar esta devoción. Arzúa-Santiago fue la última etapa (41 km.[7]) que se realizó en esas fechas para terminar el Camino Francés. Tras tomar unas tazas con unas peregrinas de Yecla, al día siguiente se decidió seguir hasta Finisterre a pie para recordar las navajas a la plancha con vino blanco que años antes había probado. Ese día terminó en Negreira. Al día siguiente todo cambió. Una distensión muscular en la rodilla derecha trastocó los planes de forma definitiva. Nunca llegaría a pie a Finisterre. Se preguntó a un paisano donde estaba la parada de autobús más cercana. Allí se caminó buscando un lugar en algún sitio y momento. En la parada, a los veinte minutos llegó un autobús:

     -Buenos días, ¿hacia dónde va?

     -A Muxía, ¿sube?

     -Sí, ¿por qué no? ¿Cuánto es? ¿Conoce alguien que aloje en Muxía?

     -Es … En Muxía vaya al Bar… y pregunte.

     El trayecto fue cómodo y rápido y Muxía fue un espectáculo visual en todos los sentidos. Al llegar se buscó el bar indicado.

     - ¿Café con leche? Buenos días.

     - ¿Quiere algo más?

     -Me ha dicho el conductor del autobús que usted conoce a quién puede darme alojamiento. Estaba haciendo el camino a Finisterre y tengo mal la rodilla… ¿Conoce a alguien?

     -Sí, esta mujer, la señora … Alquila habitaciones frente al paseo marítimo.

     -De acuerdo. Me puede facilitar su dirección. ¡Gracias!

     Una hora después, la rodilla encontró reposo. El Santuario de la Virgen de la Barca de Muxía tiene uno de los finales del día más bellos y tardíos de la Península Ibérica. Entre rocas rozadas por el viento, entre piedras atacadas por el agua, el Sol se esconde más tarde en medio de una línea marina. La Virgen, como canta Lorca, es pequeña. Una barca decora el paisaje y las rocas recuerdan el peligro de la naturaleza. La rodilla se recuperó y las navajas de Muxía estaban buenas y no hubo recuerdo de Finisterre. El verano dirigía tímidamente su curva hacia el final.

     El poema de Lorca:

  Romaxe de Nosa Señora da Barca 

     ¡Ay ruada, ruada, ruada

da Virxen pequena

e a súa barca!     

     A Virxen era pequena

e a súa coroa de prata.

Marelos os catro bois

que no seu carro a levaban.    

     Pombas de vidro traguían

a choiva pol-a montana.

Mortos e mortos de néboa

pol-as congostroas chegaban.

     ¡Virxen, deixa a túa cariña

nos doces ollos das vacas

e leva sobr’o teu manto

as foles da amortallada!  

     Pol-a testa de Galicia

xa ven salaiando a i-alba. 

A Virxen mira pra o mar

dend’a porta da súa casa.

     ¡Ay ruada, ruada, ruada

da Virxen pequena

e a súa barca![8]



[4] GUTIÉRREZ VIÑUALES, R.: Un ejemplar de los “Seis poemas galegos” de Lorca convertidos por Seoane en una obra de arte. En Quiroga, revista de Patrimonio Iberoamericano. Universidad de Granada. Número 7. Enero-junio 2015. Páginas 90-94.

[5] SAÉNZ DE LA CALZADA, L.: La Barraca, Federico García Lorca y su teatro universitario. Revista de Occidente. Madrid. 1976.

[6] Sobre Ignacio Sánchez Mejías, Archivo Museo Sánchez Mejías, Casa Malpica, Monjas 12, 13200 Manzanares. 926614056. https://www.instagram.com/museosdemanzanares/

[8] GARCÍA LORCA, F.: Romaxe de Nosa Señora da Barca. En Obras Completas. Versión Kindle. Página 909. ebooklasicos.com 2015-2023.

 


16-09-2025 13:26 actualizado 19:53

 

Bodas de sangre





 



                    NOVIO
¿Quieres algo?
                             MADRE
Hijo, el almuerzo
                              NOVIO
Déjalo. Comeré uvas. Dáme la navaja
                               MADRE
¿Para qué?
                               NOVIO (riendo)
Para cortarlas.
                                MADRE (entre dientes y buscándola)
La navaja, la navaja.. Malditas sean todas y el bribón que las inventó.
                                NOVIO
Vamos a otro asunto
                                MADRE
Y las escopetas y las pistolas y el cuchillos más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.
                                 NOVIO
Bueno.
                                 MADRE
Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque sin de él heredados...
                                 NOVIO (bajando la cabeza).
Calle usted.
(Federico García Lorca, 
Bodas de Sangre)
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      En la ciudad de Almería, a Primero de Mayo de mil novecientos veintinueve. VISTA, en juicio oral y público, ante la Sección 1ª de esta Audiencia Provincial, la causa número... del año 1928, sección de oficio en el juzgado de Instrucción de ..., por delito de homicidio, contra J... P... P..., de 43 años de edad, hijo de ... y de ..., casado, natural y vecino de ..., labrador, con instrucción, sin antecedentes penales, de buena conducta, sin que conste si tiene  o no bienes de fortuna, en prisión provisional por esta causa, representado por el Procurador Don ..., en cuya causa ha sido parte el Procurador Don... en nombre de ..., que ejercía la acusación particular, y el Ministerio Fiscal, y Ponente el Magistrado de esta Audiencia, Don ...
 

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Bodas de sangre. García Lorca, 1936. BNE.


     En 1936 se editó en Buenos Aires, Bodas de Sangre. La editora Teatro del Pueblo contaba que había sido estrenada por Lola Membrives en la capital argentina. El teatro del Pueblo fue fundado por Leonardo Barletta en 1930. Quería representar un teatro del arte distinto del teatro comercial.
     La publicación de su obra coincidía con su fusilamiento en los inicios de la Guerra Civil. En la reseña del autor hablaban del residuo moro que permanece en las tierras cercanas a Sierra Nevada, el cual se manifestaba en Federico con extraordinaria intensidad. Teatro del Pueblo pretendía crear un nuevo público y una nueva actitud ante el hecho teatral. Y se dirigía a una clase trabajadora a la que pretendía educar.

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     Una copia de la sentencia de Almería, considerada precedente de Bodas de sangre, la recabamos por medio del periodista Manuel Moreno, a quien conocimos en una visita al Museo Manuel Piña, en los tristes tiempos de la pandemia:

     "Entre las diez y media y once de la noche del veintitrés de julio del año último, se dirigían al Cortijo del Fraile, término de ..., en compañía de su mujer, el hoy procesado... para asistir a la concertada boda, que horas después debía efectuarse, de su hermano Casimiro con una hermana de su referida esposa..."

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     Cruz y Raya solía editar con esmero en Ediciones el Árbol una selección de obras que había publicado la revista. Editó 2.100 ejemplares en la imprenta de Silverio Aguirre, terminando su trabajo el 31 de enero de 1936. Las páginas de la obra que visualizo tienen un color sonrosado y sepia.
     


     El día de la boda, la novia deja al novio y se va con el otro, Leonardo, casado con su prima, argumento de la tragedia.
 


     En el cuadro primero, acto segundo, la novia siente dudas. Está su criada más contenta con la boda que la propia novia. Y aparece Leonardo... ¡Despierte la novia la mañana de la boda!... ¿A qué vienes?... A ver tu casamiento...

     Los amantes huyen. Son perseguidos por una partida de familiares. Unos leñadores, filósofos como los sepultureros de Hamlet tras la muerte de Ofelia, reflexionan:


     En el cuadro primero, acto tercero, en la noche, tres leñadores discurren: La sangre pudo más... hay que seguir el camino de la sangre... No se oye ni su caballo... el cuerpo de ella era para él, el cuerpo de él era para ella... Cuchillos y escopetas se oponen a su huida.
     Bodas de sangre se representó en función única, de nuevo, en 1946. En Barcelona, el Teatro Estudio, que dirigía Juan Germán Schröder, repuso la obra con el patrocinio de José María López Llauder. La crónica de Correo Catalán, en 1946, recuerda su estreno en 1933. La visión de la obra: Un drama rural de la vieja Castilla, con escasos valores teatrales: los aciertos líricos son de calidad. Pero matiza que hay imágenes carentes de aliento poético que evocan la más prosaica vulgaridad. Achaca al teatro de Casona, Alberti, Rivas Cherif y García Lorca las tendencias ideológicas, sectarias. Dice que tuvo su época y su público.
     La reposición era un experimento. No una empresa con una taquilla generando un producto teatral y empresarial. El crítico, eso sí, recuerda a Margarita Xirgu en 1933- en realidad, 1935-. Los intérpretes de 1946 son mediocres. Aunque destaca a Graciela Crespo como La Madre.


El Correo catalán, 25-12-1946


     Según cuenta Jordi Rius Xirgu, descendiente de Margarita Xirgu, el amor imposible entre un hombre y una mujer que no se pueden casar por las circunstancias sociales del momento era la trama de la obra lorquiana. El personaje central de la obra es La Madre. En 1933 la representa Josefina Díaz. En 1935, en otro montaje, es Lola Membrives quien sube el telón. Y según este descendiente de la Xirgu, Lorca no se quedó satisfecho hasta que el 22 de noviembre de 1935 fue Margarita La Madre en el Teatro Principal Palace de Barcelona.
     A la interpretación que satisfizo a García Lorca contribuyó la realización de los bocetos y figurines, realizados en los talleres Burman, de José Caballero
     Caballero ya había trabajado con Lorca en la elegía Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías y en el montaje de La Barraca de El caballero de Olmedo, último de García Lorca en la compañía universitaria. 
     Se comentaba que Federico había trabajado con intensidad el primer acto y los demás, por sus compromisos profesionales particulares, ya no dieron un resultado semejante al primero. Tengamos en cuenta que la escena taurina de El caballero de Olmedo se desarrolla en el segundo acto. 
     La música de escena la escogió García Lorca. La nana y las entradas de boda fueron originales y acompañadas al piano por el autor granadino.

22-11-1935 Bodas de sangre, Xirgu, Caballero y García Lorca. Wikimedia



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     En la sección de Tribunales, Crímenes y Sucesos en España y el Extranjero de ABC, el día 25 de julio de 1928, informaba del siguiente hecho luctuoso:

     Crimen desarrollado en circunstancias misteriosas
     Almería, 24, I tarde.- En las inmediaciones de un cortijo de Níjar se ha perpetrado un crimen en circunstancias misteriosas.
     Para la mañana de ayer se había concertado la boda de una hija del cortijero, joven de veinte años.
     En la casa se hallaban esperando la hora de la ceremonia el novio y numerosos invitados. Como la hora se acercaba y la novia no llegaba ni aparecía por la casa, los invitados se retiraron contrariados. Uno de estos encontró a una distancia de ocho kilómetros del cortijo el cadáver ensangrentado de un primo de la novia que iba a casarse, apellidado ..., de treinta y cuatro años. A las voces de auxilio que hizo el hallazgo acudieron numerosas personas que regresaban de la cortijada y la Guardia Civil, que logró dar con la novia, que se hallaba oculta en un lugar próximo al que estaba el cadáver y con las ropas desgarradas.
     Detenida la novia, manifestó que había huido en unión de su primo para birlar al novio. La fuga la emprendieron en una caballería, y al llegar al lugar del crimen les salió al encuentro un enmascarado que hizo cuatro disparos, produciendo la muerte de ...
     También fue detenido el novio, quien niega toda participación  en el crimen, que hasta ahora aparece envuelto en el mayor misterio.

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       "FALLAMOS que debemos condenar y condenamos a... en concepto de autor de un delito de homicidio, con la atenuante de arrebato y obcecación, a la pena de ocho años de prisión, con los efectos correspondientes, y a la pena de un mes y un día de arresto mayor, y multa de cien pesetas, por el delito de uso de arma de fuego sin licencia, con los apremios legales correspondientes. Le condenamos, además, que por vía de indemnización de perjuicios abone a los herederos del interfecto ..., la suma de diez mil pesetas, que hará efectiva en la forma y del modo que el Código penal determina. Le abonamos para el cumplimiento de la condena principal la totalidad del tiempo de prisión preventiva que viene sufriendo por esta causa... Así por esta nuestra sentencia definitivamente juzgando la pronunciamos, mandamos y firmamos."

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     Decía Gerardo Diego que Bodas de sangre era una bella realización de teatro poético de Lorca. Llegaba a lo sublime en algún momento. Resaltaba la sobriedad y acentuación  de su diálogo rústico, su valor simbólico y trágico y el encanto de sus proporciones y equilibrios plásticos. Vegas, bosques y serranías que se habían abandonado del teatro desde la época de Lope de Vega y Gil Vicente. Le confiere una materia prima de primera clase. 
     Pero hay algo más. La profundidad atrevida y necesaria de la obra. El uso de la música. Está dentro de la obra. Diego califica a Bodas de sangre de ópera, de drama lírico, letra y música a la vez. La utilización del caballo en la técnica del drama lírico presenta varios matices de expresión, con predilección en la nota trágica. Se diría que es responsable de buena parte de lo que ocurre. 
     Diego cree que la obra podría analizarse conforme a un vocabulario musical, descifrando pieza por pieza como una sinfonía coral. La música es su savia, su sangre y su sustancia derramada en un sistema circulatorio de ejemplar equilibrio rítmico y dinámico. (El imparcial, 16 de abril de 1933, Gerardo Diego, Obras Completas, Tomo VIII, edición de José Luis Bernal, Alfaguara, Madrid, 2000. Reseña 11-07-2023, Archivo Museo Sánchez Mejías)







        28-6-25 14:00 Actualizado  29-6-25 22:11

El marqués de la Vega-Inclán

      Marqués de la Vega-Inclán, Sorolla, Wikimedia       En mayo de 1925, Alberto Jiménez Fraud escribió a María de Maeztu para comunicarle...