"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

El destino de Guido de Anastagi

      Cerró el libro como quien cierra un antiguo mamotreto. La lectura era una actividad tediosa, sin utilidad. Él era un hombre de acción. Había leído el relato de Nastagio y la joven Traversari por ella, porque no podía resistir las peticiones que le hacía. Temía el día en que le pidiera que saltara porque saltaría. ¡Carajo!- decía- es que me gusta.
Fuente: Wikipedia

      Antes, por ella, había ido de visita al Museo del Prado cuando él quería ir de fin de semana de acampada, comer unas chuletas con vino tinto y dormir bajo las estrellas. Pero ella, y no había sabido oponerse, le había dicho, guapo, ven conmigo al Prado que quiero que veas un Botticelli. ¡Lo mismo que la acampada!
      Menos mal que ella estaba en todo. Entradas por la web. Y gente haciendo cola. ¿Para ver cuadros? Estaba perplejo.
      Ella no paraba de hablar. Le divertía y le subyugaba. Le dijo que el origen de la pinacoteca del Prado eran las colecciones reales vinculadas a la historia de España, que abarcaba pinturas desde el siglo XIII al XIX, que a ella le gustaba aprovechar un ratito de vez en cuando y ver durante ese instante uno o dos cuadros, mirarlos como una serendipia, como si fuera un hallazgo inesperado, como una cita a ciegas.
      Él se turbaba cuando le hablaba de la cita a ciegas. Sentía celos. Quedará con otro. Pensaba. Sintió celos de Botticelli, de Nastagio...y del Boccaccio que le había dicho que debía leer.
      Ella seguía hablando y comentaba que tras la colección de pintura española, la de pintura italiana era la más extensa del Prado. Que había algunas lagunas en los períodos anteriores al siglo XVI por la predilección por la pintura flamenca de reyes hispanos como Isabel la Católica, que todo cambió a partir de la llegada de Tiziano en época del primer Austria, Carlos de Gante, y que, aunque el Trecento y el Quattrocento estaban poco representados, había joyas de esa época como tres de las cuatro tablas de la historia de Nastagio degli Onesti de Botticelli. Que, más tarde, quería que leyese la novela octava de la quinta jornada del “Il Decameron”, que quería saber su impresión, que...
      Cuando llegaron al Botticelli, ella le explicaba que originalmente había pintado una cuarta tabla que pertenecía a una colección particular. Que las tablas de esta pintura decoraban las paredes de una estancia florentina. En el primer panel se apreciaba como un joven se despedía de sus amigos, se internaba en una zona boscosa para reflexionar por el desdén de su amada y remataba con la escena de mayor tamaño en la que una joven desnuda imploraba ayuda mientras era perseguida por los perros de su amante que iba a caballo. Nastagio no reaccionaba, anonadado ante la escena. A él, embelesado tanto en ella como en la pintura, le contaba como eran tan bellos los colores, pero él solo veía, únicamente, la belleza de ella.
      La segunda tabla o cuadro mostraba el terror de Nastagio al observar como el amante destripaba el corazón del cuerpo rajado por la espalda, con su caballo expectante, y los perros, a continuación, devoraban el corazón eviscerado, finalizando, y en relación con el primer pasaje, con la perpetua persecución de la mujer resucitada.
     La tercera tabla plasmaba un banquete interrumpido por el amante perseguidor y la amada perseguida, momento que era aprovechado por el enamorado Nastagio para explicar el sentido de la terrible escena. Finalizaba la tabla con la escena del avenimiento de la amante de Nastagio a sus pretensiones. En la tabla que faltaba y pertenecía a una colección privada se representaba, según creía o sabía ella, una escena nupcial.
      Esta obra de Botticelli había sido pintada para la estancia florentina de Lucrecia Bini tras su enlace con un miembro de los Pucci de Firenze, hacia 1483, actuando como mediador del enlace Lorenzo de Médicis, de la familia de banqueros que en la práctica controlaban la política de la república florentina en su máximo momento de esplendor. Las tablas habían llegado al Museo del Prado dentro del legado Cambó en 194112.
      Él salió del museo con una idea dando vueltas en su cabeza. La escena le resultaba familiar por varios motivos, ya que ella, hacía años, cuando eran adolescentes, se la había relatado en el último curso de bachillerato al estudiar historia del arte, pero, además, enlazaba con otras historias y otros protagonistas, productos de sus lecturas, charlas y vidas.
      Más tarde, cuando leyeron la novela, en medio de un humeante café negro, de “Il Decameron” de Giovanni Boccaccio contada, relatada, por Filomena, una de las jóvenes florentinas que se había retirado al campo huyendo de la peste bubónica de 1348 que asolaba Europa proveniente de la provincia china de Hubei, se dieron cuenta de que las noticias que llegaban en este 2020 tenían una resonancia antigua en la reciente denominada pandemia de coronavirus.
      Para él, los protagonistas, realmente, eran los condenados eternamente, los que se veían obligados a repetir la escena. Guido de los Anastagi y su amante. Guido como suicida y ella como mujer reacia a su amante. Desde un punto de vista actual sería imposible concebir un castigo a una mujer que decidiera por su cuenta. Obviamente el final de la novela es moralizante y acorde con la costumbre en un momento de zozobra singular como fue la epidemia de peste bubónica de mediados del siglo XIV.
      Ella había tirado del hilo conductor que le proponía para considerar como los protagonistas de Boccaccio eran obligados a repetir continuamente el castigo cruel de su amor frustrado que recordaba los castigos divinos de los dioses antiguos, de Prometeo y Sísifo, llevados al amor cortés bajomedieval.
      Por una parte la amante de Guido era desgarrada en su espalda para eviscerar su corazón que entregaban a los perros, aunque, a continuación, volvía a resucitar provocando la macabra persecución de nuevo, similar al águila que devoraba las entrañas de Prometeo, titán inmortal, por lo que se regeneraba continuamente en un proceso sin fin.
      Por otra parte, Guido se veía obligado a repetir la persecución de forma continua como cuando Sísifo subía la roca a la cima de la montaña con el pleno conocimiento de que una vez en la cima la roca volvería a caer a la base de la montaña. Un absurdo castigo, una cruel condena. 
      Recogía también, la estela de la historia de Ifis y Anaxárate en “Metamorfosis” de Ovidio3, donde ante la fría respuesta de la mujer, Ifis se quita la vida, y Anaxárate se convierte en piedra como un castigo divino por la dureza de su respuesta al amado, que no es satisfecha en vida. La conversión de Anaxárate recuerda a la mujer de Lot cuando abandona Sodoma, y, también, a la vuelta al Hades de Eurídice. Los dos casos por mirar donde no corresponde.
      La diferencia, comentaba ella y asentía él, estribaba en el origen de la lucha. Tanto Prometeo como Sísifo se habían enfrentado a los dioses o querían aminorar su poder. Su deseo era ser como Dios, algo que en los tiempos contemporáneos reflejaron las novelas románticas como Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley. La cruel historia de Guido y su amada, pintada magistralmente por Botticelli, aceptaba los castigos divinos con un afán moralizante en un período posterior a la crisis provocada por la peste bubónica, como algo contra lo que no se podía luchar porque los condenados ya habían muerto para impedirlo. Eran mortales, humanos. Y recogía la influencia de la obra de Dante en la ejemplaridad del castigo.
      Ella o él, los dos, con la diferencia de años o de siglos, llegaron a la conclusión que habrían de luchar por cambiar su destino, ahora en igualdad, admirando lo conseguido por todos los Guidos, Prometeo o Anaxárete, que en soledad o pareja luchaban contra la enormidad del futuro o contra los muros del presente.
      Finalmente, todo se transformaba, por nosotros o por los demás, o por todo lo que nos rodeaba. Nada sería igual. Ya lo decía García Lorca en la Casida VIII:
La muchacha dorada
se bañaba en el agua
y el agua se doraba”
(Casida de la muchacha dorada, Diván del Tamarit, Federico García Lorca).
      Y él se dio cuenta de que ella le quería. A su manera.
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1ONIEVA, A. J. Nueva Guía Completa del Museo del Prado. Artes Gráficas Grijelmo. Bilbao. 1979. Páginas 22-24.
3OVIDIO, Metamorfosis. Libro XIV. Versión de Antonio Ruiz de Elvira. Bruguera Clásico. Barcelona. 1984. Páginas 444-446.

La invisibilidad de lo enorme

     
     “Escribió que su cara era trescientas setenta veces más ancha que diez mil mundos; entendió que lo gigantesco puede ser una forma de lo invisible y aun de lo abstracto.”
Jorge Luis Borges, El otro Whitman, (1929). Discusión. 

      Era extenso, difuso e inabarcable. Nunca se definió ni se pudo saber dónde encontrarle. Era tan enorme que su visión era imposible a la dilatación y la irisación del ojo humano. Sus reflejos de luz eran distorsionados hasta el infinito y, en ese infinito, capaz de incapacitar todo proceso de aprehensión y distinción.
      Podía pensarse cuando se reducía a su mínima parte y, todavía así, tenía tal dificultad de abstracción que solo tras largos años de estudio se conseguía absorber el primer principio de su conocimiento. Por mucho que pretendiera obtener rasgos o cualidades de algo de su ser, era necesario un largo aprendizaje semejante al de los antiguos augures que, tras largos años auscultando las vísceras calientes de un animal sacrificado, veían aquello que otros no verían en varios miles de años.
      Era tan enorme, tan gigantesco que nunca cambió de lugar, ni de tiempo. Era tan inabarcable que solo pensar en él era un esfuerzo sobrehumano. 
     No era siquiera advertido por su olor porque se confundía con el de la propia atmósfera, en todo aire respirado.
       El lugar que ocupaba era denominado universo porque no se podía ocupar más, con sus luces y sus estrellas.
      Tal asombró provocó múltiples definiciones que solo podían reputarse como falsas, que solo podían ser meramente declarativas, que solo, en definitiva, podían ser comunicativas y, por tanto, universales.
      No es que sus vigilantes, sus observadores, sus investigadores fueran liliputienses que anudaran con finos hilos y disparasen pequeñas flechas, minúsculas, síntoma inequívoco de su localización, visión y magnitud. No es que sus buscadores fueran marineros anclados, naufragados y perdidos en la cueva de Polifemo que tuvieran, necesitaran vitalmente, travestirse para huir tras impresionarse de la furia del cíclope de un único ojo.

      Tal vez podía ser el temor o el miedo al desconocimiento, a sus efectos, a su incapacidad para predecir o conocer su ser, letal en muchos casos, que estaba y no estaba allí, aunque nunca fuera perceptible.
      Aparentemente inocuo, inoculaba, pervertía y contaminaba. Algo que solo era presumible, sin certeza, solo una hipótesis, producto de una quimera real que la imaginación consideraba imposible o falsa pero que sucedía y acontecía, en sí, como cierto.
      Era, tal vez, como el genuino universo, era algo infinito, era algo grandioso y era todo invisible, como la propia atmósfera como el aire que da vida. Una difuminada pretensión de lo excesivo que no podía ser valorado como sobresaliente, porque lo excedía y conformaba, puesto que era numen de todo y finalidad de toda musa o inspiración. Era fascinante sin faz, engaño sin asunción que alucinaba sin motivo o sin específico científico, ofuscando, conturbando y confundiendo a todo aquel que no era muy experimentado.

      Era un misterio melindroso que incapacitaba a afectados y delicados.
      Su atracción era irresistible. Su singularidad producía una euforia agradable, asumida por la mayoría, que armonizaba los miembros de la sociedad e impedía desacuerdos. En su distancia era inmensurable, su masa no era perceptible, ni había medios para pesar su fuerza y movimiento.
      Era el mundo feliz, era el ensueño querido. Un mundo perfecto. Nada.

Y si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.”
      García Lorca, Federico. La leyenda del tiempo, Así que pasen cinco años (1933).



Mercado Local en Tablón de Anuncios




Aquí canta la culebra,
le escupe verde el lagarto,
y el viento parte las piedras,
moviendo, hundido, los cardos”
La amante, Rafael Alberti, 1925.

      Como un recuerdo lejano queda todo lo sucedido en enero y febrero de 2020. Antes del 14 de marzo de 2020, momento en el que adquirimos conciencia de clase confinada, lo ocurrido es un vago recuerdo en nuestra memoria, que no olvido, donde cada uno ve destellos distintos de diferente duración.
      Uno de las noticias más relevantes en esos días eran las manifestaciones de agricultores y ganaderos que reivindicaban su labor, denunciaban la crisis del sector, temían los recortes de fondos de la Política Agraria Común (PAC) y pedían soluciones al Gobierno de España.
Una de las quejas más reiteradas era la diferencia de precios entre la producción agraria y la venta final al consumidor, incidiendo en los distintos beneficios obtenidos por unos y otros durante las fases de comercialización.
      No es pretensión de este escrito decantar la calidad del proceso comercial existente, pero si observar una de las variables que se han establecido en los últimos tiempos que intenta dar salida comercial a un almacenamiento con unos límites comerciales que permitan el mantenimiento de las explotaciones agrícolas y ganaderas, y más teniendo en cuenta la situación económica actual producida por la crisis del covid 19.
     Se hace referencia aquí a una de las iniciativas que promueve Tablón de Anuncios denominada Mercado Local(https://www.tablondeanuncios.com/mercado-local/), que establece la relación entre el usuario de los productos agrícolas y ganaderos con sus cultivadores para que la elaboración final, la venta, beneficie a productores y consumidores con la especial circunstancia de la venta de proximidad. Se establece normalmente un precio, aunque también existe la posibilidad de venta por precio convenido.
      Una venta online que se puede formalizar rellenando un formulario de contacto y que luego se remata con el acuerdo sobre la forma de envío al comprador y consumidor.
      Mercado Local de Tablón de Anuncios oficia de escaparate virtual de los productos que habitualmente observamos en fruterías, carnicerías y pescaderías, mercados, y/o secciones similares de grandes superficies, disminuyendo los intermediarios de la cadena alimentaria habitual por un contacto más directo entre el primer escalón productivo y las personas que preparan su alimento diario.
     Son Alimentos de Cercanía, frutas-verduras-conservas-huevos, con una mínima distancia entre su origen y final para promocionar economías locales con una finalidad o pretensión: el consumo responsable, la sostenibilidad del mundo rural y el respeto al medio ambiente.


Recomendaciones sobre bienes culturales por covid 19

      
Restauración Patio de los Leones 2012 (Fuente propia)
     El Ministerio de Cultura y Deporte ha dirigido1 a Comunidades Autónomas, Policía Nacional, Guardia Civil, Unidad Militar de Emergencias y Protección Civil unas mínimas 'Recomendaciones sobre procedimientos de desinfección en bienes culturales por motivo de la crisis por Covid 19', elaboradas por el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE). A modo de resumen, se incide en la no utilización de productos como lejía, amoniaco y detergentes que se contraindica su aplicación en conjuntos monumentales, edificios históricos, yacimientos arqueológicos y objetos. En su caso, soluciones hidroalcohólicas diluidas o jabones neutros, siempre con presión controlada y bajo el asesoramiento de un técnico de bienes culturales.
      Teniendo en cuenta la importancia primordial de la preservación de personas y la sociedad en la que habitan, hay que considerar el valor añadido del patrimonio cultural en nuestro concepto de civilización, aspecto remarcado por instituciones internacionales como el ICCROM o el ICOM, que recuerdan la importancia social y económica y el valor que plasma a nuestra identidad el patrimonio cultural.
      En los espacios que contengan bienes culturales, sean museos, archivos o conjuntos religiosos, entre otros, la recomendación es evitar fumigaciones o pulverizaciones generalizadas en los citados recintos. Por el cierre continuado desde el inicio de estado de alarma, es improbable la permanencia de virus covid 19.
      La limpieza de suelos, puertas y manillares sin valor histórico o artístico se hará preferentemente con etanol2 disuelto al 70%.
      La limpieza exterior de vitrinas se incluirá en el citado modo de limpieza. Deberá ser realizada con anterioridad y, con posterioridad, se hará mantenimiento preventivo. En los interiores no es necesario por el acceso puntual y solo será realizado por técnicos de la institución.
      Cuando se haya efectuado la limpieza y desinfección se ventilará los espacios limpiados evitando compuestos orgánicos volátiles3 para seguridad y salud de los trabajadores y la correcta conservación del patrimonio cultural.
      En los casos de trabajo directo con bienes de museos, archivos o centros religiosos por inspecciones, movimientos o restauración, se hará en todo momento con guantes desechables y, recomendable, mascarilla para evitar cualquier contagio.
      En cuanto a los bienes culturales inmuebles, se debe seguir las pautas de las autoridades sanitarias y de la Organización Mundial de la Salud, siempre, y tenido en cuenta, con un uso adecuado para impedir un daño irreparable sobre el patrimonio.
      Cuando se desinfecte los espacios cercanos a los bienes culturales como cascos históricos, plazas públicas, parques o calles, se evitará rociar de manera directa los objetos o edificios de valor histórico-artístico.
      En el entorno directo de los bienes culturales se utilizará preferentemente una disolución de etanol al 70% en agua y nebulizada a baja presión. Es menos dañina que la lejía4 sobre materiales como la piedra, el ladrillo, la madera o el metal.
      Se evitará tratamientos desinfectantes en las proximidades de bienes culturales policromados como portadas o retablos, con la recomendación, en su lugar, de vallados que eviten la aproximación y el contacto directo de las personas.
      No se recomienda tocar directamente los bienes culturales y, en esta situación de pandemia, menos.
      Como coda, se resumen unas indicaciones comunes:
      Los procesos de limpieza y desinfección se ejecutarán con equipos de protección individual (EPI) que garantice la seguridad del trabajador.
      Es necesario conocer la composición y uso de los productos de limpieza que se apliquen y el objeto, bien cultural, sobre el que se realice la conservación y mantenimiento.
      Por ello se evitará mezclas de productos que se desconozca su compatibilidad y, en caso de duda, no se aplicará tratamiento o remedio de conservación preventiva, buscando el consejo de profesionales de museos.
      Cercana la fecha del 18 de mayo como día internacional de los museos, y, por otra parte, recuerdo del nacimiento del ilustrado Félix de Azara, cartógrafo y naturalista influyente en Darwin, nos encomendamos a todos lo que, con sus medios y conocimientos, marcaron pautas para el conocimiento de los seres humanos y la conservación de la cultura material que utilizaron.
      #Cuida el Patrimonio. #Cuídate. #No lo #toques.
      “Y miré; y apareció un caballo bayo; y el que montaba sobre él tenía por nombre la Peste” (Apocalipsis de Juan, 6, 8) 
 
Atenea o Minerva, protectora de la cultura y el arte
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2 C2H5OH
4Hipoclorito sódico, NaCIO

La obra cartográfica de Félix de Azara

América del Sur, hacia 1777, Wikipedia.
      Félix de Azara y Perera1 fue un ingeniero naval y naturalista que desembarcó en Río de Janeiro en 1781, participó en la delimitación geográfica del Brasil, reconociendo la costa septentrional y determinando los límites del río Paraná, y que dirigió la expedición, que desde Buenos Aires, recorrió la extensa región de las Pampas para adelantar las fronteras hacia el Sur.

      Una ingente labor cartográfica2, con valiosos informes que constituyen tratados sobre geografía política y humana, y un compendio de historia natural americana bajo la forma de “Apuntamientos” sobre los pájaros y los cuadrúpedos del río de La Plata y del Paraguay, que le reputaron, de forma merecida, como naturalista3.
      Inicialmente se encontraba como comisionado de límites para solucionar los conflictos territoriales entre España y Portugal. Durante la ausencia lusa, dedicó su ocio a la observación y estudio de animales, imbuido del espíritu del hombre ilustrado que, sin ser evolucionista, estaba dentro de los naturalistas viajeros y curiosos que abren camino a Darwin.
      Azara llegó al Río de la Plata a principios de 1782 dentro de la “Expedición a la América Colonial” enviada por los reyes de España para delimitar fronteras con Portugal tras la firma del Tratado de San Ildefonso (1777). Se fue labrando un perfil de hombre ilustrado e imparcial que favoreció el encargo del virrey del Río de la Plata, Gabriel Miguel de Avilés y del Fierro, para evaluar la situación de los indios guaraníes de Misiones.
      Azara era contrario a los jesuitas, partidario del poder real sobre el eclesiástico, y por tanto no partidario de las reducciones indígenas, por lo que su informe se dirigió a imponer cambios en los pueblos, liberando sus cargas y vínculos comunales. Como comisionado de límites hacía, además, el papel de mediador con el rey de España en su pretensión de control espacial y demográfico y, para esta labor, hizo una descripción de las regiones fronterizas con Portugal conjugando intereses mercantiles y defensivos con su investigación como naturalista.
      Como geógrafo cartografió mapas del río Paraná, del distrito de Santa Fe y de la Vera Cruz, de la frontera del Brasil, el mapa general de Paraguay y de la provincia de Buenos Aires, los planos de Asunción, Atirá, Buenos Aires y Concepción, los planos de los puertos de Montevideo y Maldonado, el mapa del gobierno del Paraguay y partido del Chaco y el mapa de la provincia de Chiquitos y el gobierno de Matogroso y de Cuyabá.
      Realizaba descripciones climáticas de vientos y precipitaciones, la disposición, extensión y límites del terreno, sus paisajes y especies vegetales, el desarrollo agrícola y ganadero, y la descripción de la población humana que habitara en dichos espacios.
      Destacó por la exactitud de su trabajo. De hecho, fue muy reconocido su mapa de Paraguay y la provincia de Buenos Aires. También fue reconocido por el detalle de sus apuntes sociales y económicos sobre el abandono de los indios tras la expulsión de los jesuitas y, al mismo tiempo, propuso soluciones educativas junto a un apropiado y acorde desarrollo agrícola y ganadero según las condiciones del territorio. Como viajero tuvo gran capacidad para captar la realidad de lo observado, comparando los datos geográficos con los datos biológicos, ayudando al desarrollo posterior de la Geografía Humana.
     A continuación se detalla sus viajes y una cronología cartográfica.
Félix de Azara
     Viajes de Félix de Azara:
-Paraguay, hasta las Misiones y Corrientes.
-Frontera sur de Buenos Aires (territorio pampa).
-Frontera de Brasil.
-Tramo meridional del río de la Plata y del Paraná.
-Navegación por los ríos Paraguay, Paraná, Tiete, Iguazú, Uruguay, Curuguaty, Jesuy, Tebycuary y Gatemy4.
      MAPAS
      Mapas del período 1784-88:
1, “Carta Esférica o Reducida a las provincias del Paraguay, Corrientes y Misiones Guaranis”. 13 de octubre de 1785. Museo Naval5.
2, “Demostración geográfica del río Paraguay desde la ciudad de Corrientes, hasta la de Asunción y terrenos enmediato a él”. Hay dudas en la fecha y en la atribución. Museo Naval.
3, “Carta que resulta de la Derrota á los pueblos de Sto. Estanislao y Sto. Joaquín”. Sin fecha y firma. Museo Naval.
4, “Carta Esférica o Reducida de la provincias de Paraguay y Misiones Guaranis con el distrito de Corrientes”, 30 de agosto de 1787. Biblioteca del Palacio Real.
5, “Plano de los Ríos Curuguay y Xexuy levantado en el año 1788”, Museo Naval, atribuido a Azara.
      Mapas del período 1788-1796:
6, “Plano y Perspectiva del presidio portugués de Nova Coimbra, situado en el margen occidental del río paraguay en los 19º 53' de latitud Austral”. Sin fecha ni firma confirmada. Biblioteca Nacional de España.
7, “Carta Esférica de la provincia del Paraguay según los últimos reconocimientos particulares de las 3ª y 4ª Partida de Demarcación en el año 1787 a 1791”. Museo Naval.
8, “Carta Esférica o Reducida a las Provincias del Paraguay, Corrientes y Misiones Guaranis”. Museo Naval. Sin fecha ni firma.
9, “Mapa Esférico de la Provincia del Paraguay que comprende la jurisdicción de Ciudad de Corrientes, y las Misiones Guaranis, levantado por los demarcadores de límites entre los dominios de España y Brasil. Año de 1792”. Museo Naval.
10, “Carta Reducida de toda la provincia del Paraguay levantada en varios años y concluida en 1793 por el capitán de fragata D. Félix de Azara y los geógrafos en mando”. Servicio Geográfico del Ejército, Madrid.
      Cartografía en las provincias del sur, a partir de 1796:
11, “Carta reducida del reconocimiento encargado al capitán de navío D. Félix de Azara”. Museo Naval. Desde Buenos Aires al río Salado, a Santa Fe.
Cartografía de la frontera Brasileña, a partir de 1796:
Por encargo del Virrey Antonio Olaguer Feliú, tras su regreso a Buenos Aires, levantó la carta de la frontera describiendo el fuerte de Santa Teresa y San Miguel y remitiendo el informe de su defensa al Virrey. Más tarde, a iniciativa del Virrey Avilés levanta los mapas de Buenos Aires y Uruguay con la ayuda de Andrés de Oyarvide6, ya a finales de su estancia en América del Sur, en 1801.
      A finales de 1801 recibió la orden de regresar a España cuando se encontraba, como se ha indicado antes, en la frontera brasileña. Por influencia de su hermano Nicolás, embajador en Francia, se publicaron allí sus obras, conociendo a los investigadores galos, siendo distinguido en sociedades científicas y obteniendo reconocimiento en el Museo de Historia Natural. Murió el 17 de octubre de 1821 a causa de una pulmonía7


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1   18Mayo1742-17Octubre1821, Barbuñales, Huesca, España
2   En especial, mapa del distrito de la ciudad de Corrientes, el de las provincias de Misiones y Paraguay, y el curso del río Paraguay
4   TORRENS, F.: La aportación de Félix de Azara al conocimiento geográfico de América meridional en el siglo XVIII. Universidad de Barcelona. 1976. Resumen de la tesis de licenciatura.
MARTÍNEZ MARTÍN, C.: Aportaciones cartográficas de D. Félix de Azara sobre el Virreinato del Río de la Plata. Revista Complutense de Historia de América, 23, Servicio de Publicaciones, UCM. Madrid, 1997.
7  MERINO, M.: Féliz de Azara (1742-1821). Hizo Historia. Ambienta. Febrero. 2003.

Evocaciones de los diseños dorados de Manuel Piña

            Museo Manuel Piña     En el Museo Manuel Piña ( @museosdemanzanares ) hay unos diseños de color amarillo, dorado y áureo, que re...