Cultura y sociedad

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Tutankamón en la Residencia de Estudiantes_1

      Este texto fue publicado el 5-11-2022 a las 19:55.

Residencia de Estudiantes. Wikimedia.

      El duque se dirigió al respetable público:

     Es esta la primera manifestación pública de Comité Hispano-inglés que tengo el honor de presidir. Nuestro comité— como sabéis— tiene por objeto estrechar las relaciones intelectuales, artísticas y científicas entre ambos países y las de amistad, afortunadamente ya existentes, y que no pueden por menos de fortalecerse con este intercambio intelectual…”

     La expectación era máxima mientras el duque de Alba presentaba a Howard Carter, el famoso egiptólogo, que, dos años antes, había descubierto la tumba de Tutankamón en el valle de los Reyes. Era 24 de noviembre de 1924.

     En mayo de 1923 se había constituido en la Residencia de Estudiantes, bajo los auspicios de su director Alberto Jiménez Fraud, el embajador británico y Jacobo Fitz-James Stuart, duque de Alba, el Comité Hispano-inglés, que fue presidido por el duque. Se crearon las becas Howard, en honor al apellido del embajador británico, válidas para estudiantes de las dos nacionalidades. Pero las actividades que más sensación causaron fueron las conferencias y cursos organizados que impartían extranjeros y españoles por invitación del Comité.

     Esta fue la razón por la que el egiptólogo Carter vino a España a impartir dos conferencias sobre las excavaciones que realizaba en el Valle de los Reyes, patrocinadas por Lord Carnarvon, que habían conseguido descubrir la tumba de Tutankamón el 4 de noviembre de 1922.

     La Colina de los Chopos, completa. Para la segunda conferencia tuvieron que dar tarjetas para el local que se buscó. La Residencia de Señoritas tuvo que hacerlo por petición expresa al Comité. Iban a conocer de primera mano las impresiones de un viajero e investigador universal, como después conocerían al escalador del Everest, pero también a Einstein, a Madame Curie o a H. G. Wells. Y grandes intelectuales españoles.

     Entre los asistentes, personalidades ya consagradas como Ortega y Gasset, Mélida, Benlliure o Gómez Moreno y, obviamente, el embajador británico del momento.

     Howard Carter se alojó durante su estancia madrileña en el Palacio de Liria, propiedad del duque de Alba. Al día siguiente fue recibido por Alfonso XIII, visitó el Museo Arqueológico y fue agasajado por múltiples personalidades.


     La segunda conferencia se impartió en el Teatro Fontalba la tarde del 26 de noviembre ante la imposibilidad de acoger a todos los interesados en las estancias de la Residencia de Estudiantes. El éxito fue arrollador.

     Tras una visita a Toledo, se le dio una cena de despedida el 27 de noviembre y marchó al día siguiente a su destino egipcio. Howard Carter regresó en 1928 con la misma expectación, tal vez más, y con asistencia de todo tipo de personalidades de la vida social española.

     ¿Cuáles fueron los ecos de esta primera visita?

Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías. BMRE
     Si nos guiamos por la correspondencia de Alberto Jiménez Fraud[1] que hemos consultado en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, el eco de la conferencia fue muy importante.

     El 4 de diciembre de 1924 el director de la Residencia de Estudiantes remite al duque de Alba la noticia de una conferencia popular en el Real Cinema el día 14. Esta conferencia iba dirigida a escolares y obreros en las que se utilizarían las diapositivas y películas donadas por Carter. El acto fue presentado por Manuel Machado, que leyó un discurso preparado por el ensayista Sánchez Rivero.

     La labor de la Residencia de Estudiantes no acabó aquí. Por la correspondencia con el duque y otras instituciones culturales españolas, más el apoyo de intelectuales españoles, se intentó divulgar este legado. El material aportado por Carter fue copiado y distribuido en sesenta y ocho centros de España. El interés en realizar copias ya fue manifestado en la carta enviada al duque.

     Por otra carta de Jiménez Fraud sabemos que la difusión fue rápida porque el 19 de enero de 1925 ya se emitía una de las copias en Asturias. Por otra parte, el director de la Residencia de Estudiantes estaba muy bien relacionado y establecía contactos entre los centros culturales e intelectuales españoles para dar conferencias.

     Como ejemplo, en junio de 1925, en el Teatro Cervantes de Segovia, por mediación del Comité Hispano-inglés, se emitió la película de Carter con gran repercusión.

     El 25 de junio de 1925, Jiménez Fraud consulta con el duque de Alba la posibilidad de difundir por América Latina el material donado por Carter por mediación del Comité. Se habla de las posibles cautelas, es decir, de la logística y seguridad del envío. Ellos sabían, y así lo remarcan con lápiz rojo, que necesitan primero la autorización de Carter. Al final, fue la Residencia de Estudiantes quien facilitó el préstamo a instituciones culturales de América Latina, además de las distribuidas a las españolas. La recepción de este material fue recogida por la prensa de los distintos países y hubo alguna publicación como Blanco y Negro, que según Álvaro Ribagorda en “El coro de Babel”, llegó a publicar una novela por entregas.

     Terminamos señalando que el resultado de la primera visita de Carter sirvió para marcar una serie de pautas que se utilizarían en las siguientes visitas de conferenciantes nacionales e internacionales. Se facilitaba un resumen de la conferencia— su traducción cuando se necesitara—, un aparato bibliográfico y fotografías que, previamente, obtendría la Residencia para preparar el acto. Y si había mucha expectación, la conferencia se trasladaba al centro de Madrid, a un auditorio superior al de la Residencia, según se desprende de las cartas que dirige Jiménez Fraud el 18 de noviembre y el 18 de diciembre, ambas de 1925.

 

     Para saber más:

       JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario I, II, III. Fundación Unicaja y Residencia de Estudiantes. Madrid. 2018. Consultado octubre-noviembre en sala biblioteca Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías

Archivo Museo Sánchez Mejías. BMRE

       Diario ABC, entrevista de Rafael Vilaseca de 29 de noviembre y de 5 de diciembre de 1924.

       En la asociación española de egiptología, www.aedeweb.com, García Rueda Muñoz de San Pedro recoge las dos visitas de Carter a España.

       La revista Residencia recogió en su número de enero-abril de 1926 el fenómeno Tutankamón con el artículo “El descubrimiento de la tumba de Tut-Ank-Amen”.

       Sobre el antiguo Egipto existen distintos y variados manuales. Para la historia política, social y económica hay manuales de clásicos como el de Wilson, por ejemplo, y de autores españoles, el Pérez Largacha o el de Vázquez Hoys. Si se trata de arte egipcio, está el de Lara Peinado, que permite una introducción a la materia en 130 páginas.

 



[1] Carta de 4 de diciembre de 1924, duque de Alba.

 Carta de 19 de enero de 1925, Antonio Ballesteros.

 Carta de 18 de febrero de 1925, Antonio Ballesteros.

 Carta de 25 de junio de 1925, duque de Alba.

 Carta de 18 de noviembre de 1925, J. B. Trend.

 Carta de 18 de diciembre de 1925, J. B. Trend.

El patrimonio cultural y natural en la España interior

      

Iglesia de San Martín, Fromista (Palencia). BMRE

     El enfoque de protección del patrimonio cultural y natural con su gestión, documentación y divulgación no se puede hacer únicamente hacia el propio de las grandes ciudades patrimonio de la humanidad.   

     Yo vengo a defender el turismo de masas para la España vaciada de humanos y llena de patrimonio cultural y natural, que no se visita tanto como el señalado por UNESCO. 

Casona de Tudanca.BMRE

     Es una manera de dispersar el turismo que satura la Mezquita de Córdoba o el Museo del Prado. Yo quiero emocionar a los turistas de masas con aquellas pequeñas iglesias románicas palentinas, quiero que se apasionen con la dificultad de acceso a la Casona de Tudanca que perteneció a José María de Cossío donde se guarda, entre otros documentos, el manuscrito del "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías" de Federico García Lorca. Yo quiero que la gente se enerve visitando el "Molino Grande" de Manzanares o la "Motilla del Azuer" en un río habitualmente seco, pero que fue en su momento como el Mediterráneo que nos cuenta Braudel; que lo piensen, que lo imaginen. 

     Yo quiero digitalizar ese patrimonio para que lo visiten más. Yo quisiera plasmar, documentar y digitalizar la pasión de estos monumentos como la pasión que sintieron los asistentes a la conferencia que dio Carter en la Residencia de Estudiantes por medio del Comité Hispano-Inglés con un público entregado el 24 de noviembre de 1924, con Jiménez Fraud y el duque de Alba.

Molino Grande de Manzanares

     En las zonas rurales donde el mundo se aletarga, donde el olvido se hace presente, la gestión y documentación del patrimonio se hace urgente como otra fuente de ingresos y una promoción para la visita del patrimonio cultural y natural.
     Esos pueblos que se vacían sentirían como propio, más aún, el legado artístico y natural de sus antepasados. Se emocionarían tanto como los posibles visitantes. Porque se volvería a hablar de ellos. No solamente Córdoba, Madrid, Barcelona o Toledo. Démosle alivio y demos vida donde la vida social y económica se apaga.
     Cuenta Torrente Ballester en "La saga/fuga de JB" que Castroforte del Baralla se elevaba del suelo cuando los residentes de la ciudad tenían una emoción fuerte o una preocupación. La España vaciada, por ejemplo, mi llanura de La Mancha, quisiera que muchos de estos, sus pueblos, levitaran por la pasión por sus monumentos.

La Residencia de Estudiantes en la calle Pinar. Los altos del Hipódromo

 

    

 

     

Residencia de Estudiantes. Wikipedia

     
“Querido Castillejo: Dividiré mi carta en dos partes: Residencia y Patronato… 
     Residencia. Anteayer (7 de julio de 1913) conseguí, después de muchos esfuerzos, que se firmase la orden de deslinde y amojonamiento de los terrenos del Hipódromo. Ahora falta que Velázquez no la haga dormir… que Gato no ponga mala voluntad… yo trataré de enternecerle el corazón…(para)… autorizándonos para construir en dicho terreno… El ministro sigue blandito y según dice embobado con la Residencia, y de eso aprovecharé yo mañana para hacerle una visita… Alba, a quien he escrito dando todos los datos… me contesta por medio de Guillén que lo tomará con interés[1]…”

     La Residencia de Estudiantes iniciaba en esos momentos el proceso para su traslado de la calle Fortuny a la calle Pinar, en los Altos del Hipódromo, que después serían denominados por Juan Ramón Jiménez “La colina de los chopos”.

      La carta del director de la Residencia de Estudiantes nos habla del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco[2] (1843-1923), presidente de la Junta Facultativa de Construcciones Civiles y próximo a Giner de los Ríos, colaborando en el boletín de la Institución Libre de Enseñanza. Trabajó como delineante y dibujante en la restauración de la Catedral de León. Fue autor del Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal en el Parque del Retiro de Madrid (1883), actualmente área expositiva del Reina Sofía; estuvo detrás de la restauración de Santa Cristina de Lena; realizó la intervención definitiva del Monasterio de la Rábida, en las vísperas de las celebraciones colombinas y que luego sería el cobijo de los frescos de Vázquez Mella. A partir de 1892 se le sitúa restaurando la Mezquita de Córdoba, en el redescubrimiento de Medina Azahara entre 1909 y 1923, en la recuperación global del entorno de la Alhambra y el Palacio de Carlos V, etcétera. Entre sus continuadores y discípulos, Torres Balbás y Flórez, uno de los arquitectos de la Residencia de Estudiantes.

     Carlos Gato Soldevilla[3] (1879-1933) fue arquitecto y catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid, autor, entre otras obras, del efímero Pabellón del Ministerio de Fomento (1907) para la Exposición de Industrias Madrileñas del Retiro. Probablemente, sería uno de los deseados para encargarle la obra en un primer momento.

     El ministro embobado con la Residencia era Joaquín Ruiz Jiménez (1854-1934), breve ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en el Gobierno de Eduardo Dato, entre febrero y junio de 1913. Ha pasado a la historia por ser el político que más veces ha sido alcalde de Madrid (4) en cortos periodos de tiempo que no superaron los dos años, lo cual no fue óbice para conseguir el ensanche de la calle de Peligros o la terminación de un tramo de la Gran Vía. En lo que respecta al cambio de ubicación de la Residencia de Estudiantes, la memoria de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) de 1912-1913, en sus páginas 330-331, cita que “por Real Orden de 11 de Agosto de 1913, refrendada por el señor ministro Joaquín Ruiz Jiménez, se autoriza la construcción de los edificios de la Residencia de Estudiantes en los terrenos que el Ministerio de Instrucción Pública poseía en los altos de la derecha del Hipódromo”. Joaquín Ruiz Jiménez fue padre del político Joaquín Ruiz-Giménez Cortes[4], ministro de Educación Nacional en la dictadura franquista, caído en desgracia tras los sucesos de 1956 entre miembros universitarios del SEU y estudiantes contrarios al régimen. Alumno de José Castillejo y Fernando de los Ríos, fue profesor de Elías Díaz y Arístides Royo. Fue Defensor del Pueblo entre 1982 y 1986 a propuesta del PSOE por votación casi unánime. Dirigió la tesis de Gregorio Peces-Barba Martínez sobre Maritain.

     La referencia a Guillén como colaborador de Santiago Alba, liberal, antepasado de Lolo Rico y del filósofo Santiago Alba Rico, nos lleva hacia el padre de Jorge Guillén, Julio Guillen Sáez[5] (1867-1950). Diputado, senador y empresario, quien, por las acusaciones de connivencia con el Frente Popular, fue arrestado en los inicios de la guerra civil española, lo que provocó el exilio del poeta Jorge Guillén.

     La Residencia de Estudiantes se convirtió en sus veintiséis años de funcionamiento en el primer centro cultural de España y uno de los focos de creación e intercambio científico y artístico en la Europa de entreguerras[6]. Del epistolario citado se desprende que pretendían crear una institución a imagen y semejanza de los colegios británicos. Su primera ubicación fue en la calle Fortuny 14, edificio que se fue ampliando a los edificios anejos. Tuvo desde el primer momento un edificio dedicado a biblioteca. La biblioteca pasaría al Colegio Mayor Cardenal Cisneros tras la Guerra Civil.

    El traslado a un edificio más amplio para los libros se produce con la llegada a la Residencia de Juan Ramón Jiménez, que ocupará el cuarto 14, que primero había sido biblioteca y tenía ventanas al jardín.

Juan Ramón Jiménez

     En 1915 empieza la etapa en la calle Pinar, tras dos años de obras. Juan Ramón ayudó a organizar la biblioteca. Se alojaba en la Residencia en calidad de huésped, práctica frecuente que permitía a los residentes tratar con intelectuales y artistas. Eso sí, figuró como antiguo alumno de la institución por haber sido discípulo de Giner de los Ríos.

     Estuvo en la institución entre septiembre de 1913 y enero de 1916, momento en que marcha a Estados Unidos para casarse con Zenobia Camprubí. A su vuelta, reside otra vez por dos semanas hasta que se amuebló su nueva casa.

     En la Residencia dieron charlas o comunicaciones Unamuno, Menéndez Pidal, Antonio Machado, Américo Castro, Ortega y Gasset, Marie Curie, Howard Carter, Einstein, Chesterton, Falla y Ravel, entre otros. Y allí estudiaron Buñuel, Lorca, Dalí y Pepín Bello, por ejemplo.

     El nuevo edificio de la calle Pinar se construyó, como decíamos, en el llamado Cerro del Viento o del aire, en los altos del Hipódromo, que Juan Ramón rebautizó como la Colina de los Chopos. Fueron 3.000 y él ayudo en su plantación. Diseñó también los jardines del Patio de las Adelfas, conocido como el Jardín de los Poetas, implicándose con visitas diarias hasta su terminación. En las nuevas instalaciones disfrutó de vistas a la sierra. De esa época son estas palabras del poeta:

     “Este Cerro del Viento, cuando eran sólo aquí viento y cerro, esta hoy Colina de los Chopos (que paran el viento con su nutrido oasis y nos lo entretienen humanamente ya), ¡como baja el cenit!... Aquí se puede trabajar a gusto y mucho. Hay un gran silencio…y este rincón de jardín a que da mi cuarto, me lo respetan y nadie viene a sentarse ni a hablar por aquí cerca". La moderna búsqueda horaciana de la vida retirada de Fray Luis de León.

     En Libros de Madrid se incluye la Colina de los Chopos y la dedica a Alberto Jiménez Fraud. Para el poeta, el lugar simbolizaba el compañerismo, el amor, la vida alta y pura[7].

     Por el epistolario citado, reseñado en Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, sabemos que a Jiménez Fraud, por otra carta enviada a Castillejo en septiembre de 1915, le preocupaba el canalillo que atravesaba los terrenos. Intentaba solventar y ganar terreno con su cubrimiento. El canalillo aprovechaba las aguas sobrantes del abastecimiento de Madrid por el Canal de Isabel II. A los técnicos le pareció costoso. Y en muchísimas fotos de la Residencia aparece el cauce acuático en sus inmediaciones. A partir de 1915 se ocupó de las obras el arquitecto sevillano Francisco Javier de Luque y López, que sustituía al arquitecto Antonio Flórez, institucionista, en las obras de la Residencia.




[1] Cartas de Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, a José Castillejo Duarte, secretario de la Junta de Ampliación de Estudios, 9 de julio de 1913, extraída de Epistolario. Alberto Jiménez Fraud. (2017) Residencia de Estudiantes y Fundación Unicaja. Edición de James Valender y otros. Reseñas 23-11-2022 y 1-12-2022 en Biblioteca Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías).

[6] MIGUEL ALONSO, AURORA: (2011) La biblioteca de la Residencia de Estudiantes hasta su incorporación en la Universidad de Madrid (1910-1943). CIAN. Revista de historia de las universidades. Vol. 14, 1.

[7] FERNÁNDEZ BERROCAL, R.: (2007) Guía del Madrid de Juan Ramón Jiménez. Comunidad de Madrid.

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