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Irene Polo y Buster Keaton. Archivo Nacional de Cataluña. Licencia Creative Commons |
Irene Polo fue una de las primeras periodistas que accedió a las redacciones y participar en la llamada edad de oro del periodismo, en los años previos a la guerra civil. Considerada una pionera, hay escasas referencias bibliográficas suyas. Su hito más llamativo fue que llegó a ser jefa de redacción de un diario en 1935, Última hora. Cuando en enero de 1936 decide enrolarse como encargada de comunicación de la compañía de Margarita Xirgu, se le dio una cena de despedida que mostró el prestigio adquirido y el respeto de la prensa de Barcelona.
Irene Polo Roig, periodista y representante teatral, nace en Barcelona el 27 de noviembre de 1909 en una familia de origen humilde. Su padre, guardia civil, muere muy joven, quedando su madre Francisca a cargo de tres hijas.
Irene es la mayor de ellas, y se dedica a trabajar desde muy corta edad, por lo que no tuvo estudios. Sus conocimientos son los propios de un autodidacta. Realiza su primer
trabajo en la sección de publicidad de la productora cinematográfica francesa
Gaumont, con dieciocho años. Este periodo de formación es muy interesante por la relación que tuvo con una prensa innovadora, asociada al mundo de los negocios, dependiente de la publicidad y con la necesidad del espectáculo. Muy relacionado con lo que se está creando en otros lugares con la industria editorial. Y es significativo porque parece que no se circunscribió sólo al público catalán, idioma en el que redactó la mayoría de su trabajo posterior, puesto que escribió en castellano, de manera que conoció públicos variados y diferentes, desde un urbano barcelonés al público del resto de España. Y el uso del lenguaje cinematográfico nos lleva a dar sentido a la entrevista que realiza al grupo de Buster Keaton, a quien dimos ya una primera entrada que señalamos al final.
Su inicio periodístico se produce en 1930 en las revistas Mirador e Imatges, dirigida por Josep Maria Planes. Labor periodística que llega hasta 1936. Publica artículos en lengua catalana en muy variados periódicos y revistas del momento: La Rambla, La Humanitat, dirigida por Lluís Companys, L’Opinió, L’Instant, Revista de Cataluña, El Noticiero Universal y Última hora. Las revistas Gran Proyector (1930), Films Selectos (1930-1931) y Mundo Gráfico (1935-1936) recogen su producción en lengua castellana. Escritos de fidelidad republicana, tal como era su autora. Se le considera una de las primeras mujeres periodistas catalanas: luchadora, brillante, decidida y valiente, y, sobre todo, una gran innovadora en la confección de sus reportajes. Con realismo, sentido del humor, fina ironía, que sabe destacar, incluso, lo absurdo de la situación.
Se habló de depresión, de un corazón dos veces roto, de una angustia
irremediable frente al mundo. Se buscaron indicios, se revisaron sus cartas, se
rastreó el itinerario que la llevó a morir tan lejos de casa. Pero todo eso fue
después, muchos años después. Irene Polo fue una estrella fugaz, el resplandor
de un momento y luego un silencio opaco, un nombre olvidado, acaso incómodo
como para ser recordado en medio de la oscuridad que envolvió a España después
de que ella se subiera a un barco para cruzar las aguas del océano.[2]
Sergi Doria[3]
cita a Irene Polo en un momento agradable de su carrera profesional. Está contenta, disfruta con una
entrevista a unos actores de Hollywood que han pasado por distintas ciudades de
España, llevados, en cierto modo, por Gilbert Roland (Luis Alonso), de ascendencia
española. Al galán hispano-mexicano le acompañan Buster Keaton y las hermanas
Norma y Natalia Talmadge: Barcelona-Sitges-Barcelona, con Buster Keaton, Luis Alonso y Norma y Natalia Talmadge, por Irene Polo para Imatges.
Irene está emocionada al escribir, 3-09-1930, porque ha visto las fotos que se han
publicado de viaje por el norte de España, Madrid o Granada: Maravillada. Dice
que las brillantes marionetas del blanco y negro están entre nosotros en carne
y hueso, cuando tenemos la impresión de que no son más que una ilusión de imágenes.
Su éxito, dice, es esa inmaterialidad.
La distancia y la fotografía cinematográfica
los convierte en seres fabulosos e imposibles, cargados de todas las
ventajas de la admiración, sin ninguna de las desventajas de la humanidad- aquí observamos en el inicio del reportaje que la influencia de su primer trabajo en la productora cinematográfica es evidente-.
Viajan de improviso, sin ningún programa, sin ruta ni hora fija, aprovechando la libertad que su época de vacaciones en los estudios de cine les permitía. Hacían, piensa la periodista, creíble que no fuesen a Barcelona, lo que provocaba más ganas en sus seguidores, más fantasías. Pero llegaron al Ritz en la noche del viernes. Polo dice que cansados, terrosos y negros.
El sábado, a mediodía, saludaban en la zona de baile del hotel. Elogia a las actrices y actores: Norma, bonita, joven y elegante; Natalia, delgada y simpatiquísima; Buster Keaton, rojo como un demonio a causa del sol, es un cómico auténtico. Explica que ha cazado perdices, tantas que se podían cazar a golpes de bastón.
Lluís Alonso (Gilbert Roland) es un novio magnífico. Con toda esa
cabellera romántica. Buen chico, sencillo y amable, asombroso.
La prensa fotografía y agobia. Pasan calor en el verano español
―¿Vamos a la playa? ―resuelve Alonso.
―Very good! ―exclama Keaton.
―En Sitges ―proponemos.
Una hora más tarde, están en «la villa blanca». El mar está tranquilo. Lluís Alonso y Buster Keaton se bañan.
― ¿Qué les parece Cataluña? ―les preguntamos mientras reposan, a la
sombra del velario.
―Una preciosidad. Hace más claridad que en ninguna parte donde hemos
estado.
― ¿Qué les ha gustado más de todo lo que han visto en España?
― Todo. Todo. Pero Granada… ¡Ah,
Granada! Inolvidable. Barcelona también. Es una lástima que no la podamos ver
mejor. ¡Tenemos tan poco tiempo! Mañana, a las ocho de la mañana, salimos hacia
París.
Keaton da su opinión sobre el cine sonoro:
―Admirable. Pero es que yo canto muy bien. Ya sentirán… llover.
Irene nos cuenta la preferencia de estos actores por Greta Garbo y Lon Chaney, que fallece
en agosto de 1930. Son sus actores más destacados. A Keaton, la película que más destaca de sus trabajos es Las tres edades. Norma
Talmadge y Gilbert Roland (Luis Alonso), se han visto muy bien en la versión de Margarita
Gautier.
Irene pide una sonrisa a Buster Keaton haciendo valer su calidad de
señorita. Keaton más serio que nunca.
―¡No! ¡No! Prohibido la risa. Por el contrato con la Metro.
Llegan los seguidores. Las firmas de Álbumes, libros de versos, libretas, décimos de lotería. De todo. Buster Keaton, Lluís Alonso y Norma y Natalia Talmadge no dan al alcance con todas sus ocho manos a la vez.
El dueño del hotel no deja escapar a Lluís Alonso, que es el que paga la
fiesta, según Irene.
Se van de Sitges. Vuelven a la Diagonal, al Hotel Ritz. La periodista termina su artículo, con el disfrute inicial:
Los dejamos. Y nos despedimos.
―Good bye! ―hacen las mujeres.
―Adiós ―dice Alonso.
Keaton nos pregunta cómo se dice goodbye en catalán.
―Adeu ―le decimos.
―Pues… adeu ―nos hace con una gran carcajada… que nunca saldrá en ninguna fotografía ni en ninguna película.
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Los actores de Hollywood junto a Irene Polo. Archivo Nacional de Cataluña. Licencia Creative Commons |
[3] DORIA, S.: Irene POLO en Barcelona-Sitges-Barcelona, con Buster Keaton, Luis Alonso y Norma y Natalia Talmadge en Un país en crisis. Crónicas españolas de los años 30. Edición de Sergi Doria. Edhasa. Barcelona. 2018. Reseña en Archivo Museo Sánchez Mejías (12-7-2023 y 13-8-2025). Páginas 63-68.
Otra bibliografía:
- https://blasmaesoruizescribano.blogspot.com/2025/03/buster-keaton-cara-de-palo.html
- SALGADO-DE DIOS, F.: El periodismo cinematográfico de Irene Polo (1927-1930). Acotaciones a un trabajo inédito, en Revista internacional de Historia de la Comunicación. Universidad de Sevilla. Sevilla. 2022. Páginas 140-158.
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