Hollywood en España, 1930

Norma y Natalia Talmadge, Gilbert Roland y Buster Keaton. ABC


     Francisco fue un pintor de paredes desnudas que se aficionó al arte de Cúchares, debutando como novillero en 1900. Sus primeros trasteos fueron en la circense compañía ecuestre de Micaela Alegría o García, la cual representó en 1894 un espectáculo llamado La feria de Sevilla, donde Francisco Alonso toreaba un becerro.

     Como no tuvo mucha suerte, casado y con hijos, decidió emigrar a México ante el miedo de no torear en España. Allí toreó algunas corridas, representó a algunos toreros y un posible ictus paralizó medio cuerpo. Esta enfermedad le hizo emigrar a Estados Unidos. De los hijos que le sobrevivieron, uno de ellos, Luis obtuvo fama en el cine. Algunas biografías dicen que Luis había nacido en Ciudad Juárez; su padre insistía en que había nacido en Bilbao[1] y que era español. El torero y representante tenía el nombre artístico de Paquiro II y su hijo Luis fue inmortalizado en la gran pantalla como Gilbert Roland[2].

     La expansión del cine tuvo uno de sus pilares en el movimiento de los cine clubes/clubs. Importado de Francia, las sesiones más influyentes para el desarrollo de este nuevo arte fueron las que organizó Luis Buñuel entre mayo de 1927 y diciembre de 1928 en la Residencia de Estudiantes de Madrid, bajo los auspicios de su Sociedad de Cursos y Conferencias creada en 1924. El éxito de la primera sesión hizo pronunciar a Ortega y Gasset ante Buñuel que si fuera más joven se hubiera dedicado al cine. Gubern califica la primera sesión como vanguardista y ecléctica. La segunda sesión no se produjo hasta febrero de 1928, con la vuelta de Buñuel a España desde Francia.  Esta iniciativa de Buñuel promovió la creación del Cine Club Español coincidiendo con la última sesión de la Residencia de Estudiantes.

     El lanzamiento del Cine Club Español fue anunciado/propuesto en La Gaceta Literaria, dando continuidad a la iniciativa del maestro de Calanda que había creado el caldo de cultivo cinematográfico. La dirección del Cine Club corrió a cargo de Buñuel desde París hasta la sexta sesión, aunque Giménez Caballero declaró años después que tras el segundo mes la dirección efectiva la llevó él con la ayuda de César M. Arconada, Juan Piqueras, Miguel Pérez Ferrero y Luis Gómez Mesa. Gubern cuestiona esta versión porque Buñuel escribió la presentación de la sexta sesión sobre cine cómico, haciéndose responsable de la iniciativa.

     La sexta sesión se celebró el 4 de mayo de 1929. Los miembros de la generación del 27 habían mostrado un gran interés por los cómicos del cine. En la Gaceta Literaria, desde los primeros números habían alabado el trabajo de Mack Sennett y elogiado a Buster Keaton. En esa sexta sesión hubo dos partes. En su intermedio, Rafael Alberti recitó tres poemas dedicados a Charlot, Harold Lloyd y Buster Keaton. En la segunda parte de la sesión se proyectó a Charlot, cuando ya existían diferencias intelectuales entre la vanguardia sobre la valoración de Chaplin. Dalí y Buñuel criticaban a Charlot, alabado mayoritariamente por los demás, y alababan a Keaton. A continuación se exhibió El navegante de Keaton. Francisco Ayala dijo que las obras de Keaton, en ese momento y en su madurez creativa, estaban concebidas como perfectos mecanismos, donde las piezas ajustan a modo, sin que falle un resorte. Rosa Chacel comentó que el cómico filmaba para decir solamente “soy tímido”. Pero señalaba que su psique, facetada de timidez, se demostraba ante el espectador como un cuerpo. Dijo además que esa timidez aleteaba en sus párpados, y que sus ojos parecían tan sensibles que temía que se retrajeran como los caracoles cuando alguien los miraba.

     Un año más tarde, según Gubern, en agosto de 1930, entrando por la frontera francesa, Buster Keaton, su esposa Natalia y su cuñada Norma Talmadge llegaron a San Sebastián para hacer un viaje turístico que les llevaría a Madrid, Sevilla y Málaga. Señalaba la profusa información de prensa de la época sobre la visita, su encuentro con surrealistas españoles y la amistad del actor con José María Hinojosa y el pintor Jena Lisarc[3].

     A Gubern se le olvidó contar que había una cuarta persona en el viaje. La pareja de Norma Talmadge, el galán latino Gilbert Roland, y que en el viaje hicieron entrevistas para promocionar su trabajo, además de la expectación que pudieran despertar. Y sobre las reuniones vamos a intentar matizar. Algo más que turismo. 


     Aunque estaban de vacaciones por Europa, cuando pararon en Madrid visitaron el edificio de Prensa Española, donde se publicaba ABC y Blanco y Negro. Keaton se mostraba entusiasmado con España, le gustaban las corridas de toros, y no reía. El periódico ABC decía que no reía porque un contrato se lo prohibía. ¡Milagro! En la sede de Prensa Española sí lo hizo. Corríó, bromeó, brincó y rio, recorriendo gozoso las rotativas. Únicamente se volvía serio en cuanto el fotógrafo aparecía. El actor y la persona. Hoy sería el mundo ideal, el mundo real y el meme.

     Norma Talmadge era entonces una de las actrices dramáticas más reconocidas. ABC resaltaba sus bellos ojos, grandes, inquietos y negrísimos, que elogiaban las bellas curiosidades de la capital como el Museo del Prado, la rosaleda del Retiro o la Puerta de Alcalá. Su hermana Natalia se había casado con Buster Keaton, había abandonado la gloria del cine y los redactores la reflejan sonriendo con su famoso marido. Gilbert Roland es identificado enseguida como Luis Alonso, hijo de españoles, y español, ya reconocido y solicitado en Hollywood para las versiones españolas.

     En esta primera noticia los redactores piden al cine norteamericano que no caigan en las pintorescas y falsas españoladas.[4] 20 de agosto de 1930. 

     Muro les fotografió en el Hotel Palace. Los Keaton impasibles, Norma Talmadge sonriente y Gilbert Roland desafiando la cámara fotográfica. Atienden a la prensa y Buster Keaton dice que cambia siempre de pareja artística para dar ocasiones a nuevas artistas. Norma es elogiada de nuevo por sus papeles en Una gran señora y Margarita Gautier.

     En aquella época, Gilbert Roland, que había triunfado con Norma como pareja artística, había conseguido su primer papel como estrella, El señor Zorro, siendo protagonista tanto de la versión inglesa como de la española, contratado por la Metro. Nosotros lo recordamos en Bahía Negra, dirigida por Anthony Mann en 1953. De Madrid marchaban a Toledo porque Buster Keaton quería ver torear a Marcial Lalanda, tras pasar por El Escorial[5].


    Y recalaron en Málaga donde asistieron a una corrida de toros y contactó con el grupo malagueño del 27: Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y José María Hinojosa.

     Diario de Málaga y Vida Gráfica recogieron la noticia de los ilustres visitantes. Puede que el contacto con Málaga fuera debido a otro español que trabajó en Hollywood, Edgar Neville, que en los años veinte estaba casado con la malagueña Ángeles Rubio-Arguelles, antes de conocer a Conchita Montes. Hay también una relación de trabajo entre Hinojosa y la mujer de Neville por una obra de teatro en 1929. Es plausible que Edgar Neville pusiera en contacto a sus amigos de Litoral con los actores americanos. Por aquella época, según Julio Neira, el Hinojosa surrealista había publicado La flor de California y estaba implicado en la dirección de Litoral.

     Hacía 1972, Darío Carmona publicó en Litoral que Altolaguirre, Prados e Hinojosa vieron varias veces una escena de la actriz Vilma Bánki cuando metía un pie en la piscina porque les parecía precioso, surrealista y poético. La imaginación, lo soñado, consustancial a los surrealistas, era relacionado con los efectos que producía el nuevo arte, el cine.

    En Málaga llegó a existir una extensión del Cine Club madrileño que había promovido La Gaceta Literaria. Buñuel recuerda, años más tarde, a Hinojosa en un homenaje a Valle-Inclán y su fusilamiento en 1936 por sus ideas conservadoras, tras el bombardeo de Málaga.

     Volvamos a los actores. Según Diario de Málaga, se hospedaron en el Caleta Palace, fueron a los toros, recorrieron lugares típicos de la ciudad. Gilbert Roland, Luis Alonso, dijo que Buster Keaton elogiaba España, especialmente Andalucía, y no escatimó alabanzas a Málaga. El cómico estaba pensando intercalar escenas taurinas en sus películas.

     Vida Grafica publicó la foto de los dos actores en la corrida, con el rostro imperturbable del cómico que se comunicaba mediante Gilbert Roland. Para la prensa española, el galán era llamado por su nombre original, Luis Alonso. Buster alababa que los españoles le permitiesen viajar sin ser molestados en exceso.

     Darío Carmona dijo otra anécdota sobre Buster Keaton en Litoral. Era muy listo, pero bebía a todas horas desde las diez de la mañana. Cita también que se bañó varios días en el mar. Este testimonio está cuestionado por Manuel Carmona, quien se remite a señalar que la estancia fue de poco más de un día y que se ofrecieron a limpiar el coche de Buster del barro, pagado generosamente en dólares[6].

     Años más tarde, Gilbert Roland, o Luis Alonso, fue entrevistado por Donald para Blanco y Negro, 1968. Donald era el pseudónimo que utilizaba uno de los primeros animadores del Cine Club de La Gaceta Literaria, Miguel Pérez Herrero, junto a Ernesto Giménez Caballero, Juan Piqueras, César Arconada y Luis Buñuel. En el reportaje hablaba de su padre palentino, la madre de Burgos, pero sitúa su nacimiento en Ciudad Juárez, contra la tesis actual de  Bilbao.eus y Deia. Habló de su infancia cuando huyeron de la violencia de Ciudad Juárez, de los duros inicios en la meca del cine junto a Gary Cooper y Clark Gable. Estaba en España rodando un spaghetti western.

      En la entrevista recuerda a los españoles que fueron a trabajar al cine norteamericano: Martínez Sierra, Catalina Bárcena, Valentín Parera. Y detrás de la cámara, recordaba a José López Rubio, a Eduardo Ugarte (La Barraca), Tono, Jardiel Poncela, y Edgar Neville. Ya pensaba en escribir sus memorias, desde su etapa mexicana a su época de estrella pasando por su época de extra[7]. Gilbert, o Luis, viviría veintiséis años más, siendo el precedente de Antonio Banderas o Penélope Cruz.


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[3] GUBERN, R.: Proyector de Luna. La generación del 27 y el cine. Anagrama. Barcelona. 1999.

[4] ABC, 20 de agosto de 1930, página 10.

[5] Blanco y Negro, 24 de agosto de 1930, páginas 43-46.

[6] GUTIÉRREZ, F.:  La huella del maquinista. Buster Keaton en Málaga. En El Maquinista de la General, 1 y 2. Diciembre-2000. Centro Cultural de la Generación del 27. Páginas 40-43. Reseña 27-02-2025 Archivo Museo Sánchez Mejías.

[7] Blanco y Negro, 22 de junio de 1968, páginas 101-103.




16-03-2025 23:50 Habrá una segunda parte: Por ejemplo, Rafael Alberti, "Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca: 1234, estas 4 huellas no caben en mis zapatos."

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