Cultura y sociedad

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El arco de medio punto y la magnificencia

Arcos de medio punto sobre columnas de mármol en Palazzo Medici Riccardi, canon renacentista


 

 Muro a muro, hueco a hueco,

La historia es este descanso

Dónde opera aún el eco

De una gran voz, hoy ya manso

Discurrir de una armonía

Presente. La galería

Conduce hasta el gran conjunto,

Que muda todo sol en

Luz serena. ! Mira bien

El arco de medio punto!

(El arco de medio punto, El pájaro en la mano, Cántico, Jorge Guillén)

     Fatás y Borrás definieron el arco como un elemento sustentante, que descargaba los empujes, desviándolos lateralmente, y que estaba destinado a franquear un espacio más o menos grande por medio de un trayecto generalmente curvo. Ellos sabían que los empujes eran fuerzas que se transmitían de una estructura edificada a otra que la sustentaba.

     Esther Alegre dice que el arco solventó el problema de las luces libres, abriendo grandes huecos utilizando pequeñas piezas de ladrillo o piedra. El arco era conocido en el Antiguo Egipto, pero no fue utilizado en la arquitectura monumental por inadecuado frente al sistema adintelado, restringiéndose a casos excepcionales y zonas poco visibles. Asirios en Mesopotamia, hititas en Anatolia y la Grecia micénica utilizaron el arco. En la Grecia clásica, por contra, fue utilizado en casos excepcionales, teniendo que esperar al periodo helenístico de su cultura. Los romanos aprendieron a utilizar el arco de los etruscos y lo desarrollaron plenamente uniendo las dovelas con argamasa o grapas. Los monumentos públicos romanos adoptaron este elemento constructivo que pasa a la arquitectura medieval cristiana.

     El empleo de diferentes arcos pudo caracterizar distintos estilos arquitectónicos. Aunque no fuera exclusivo, el arco de medio punto caracterizó el arte románico; el arco de apuntado distingue al arte gótico; en el Renacimiento hubo preferencia por el arco de medio punto y el rebajado; y el arte islámico se sirvió del arco de herradura, también utilizado en el arte bizantino y mozárabe.

     El arco de medio punto es un arco semicircular, con la flecha igual a la semi-luz. Prototípico, y caracterizador del arte romano, románico y renacentista. Su línea de arranque o salmer comienza en la parte superior de los capiteles. La rosca es el conjunto de materiales que forman la curvatura del arco de frente; el intradós es la superficie interior; el trasdós es la superficie exterior; las piezas que componen el arco son las dovelas, que están separadas por las juntas, y la clave es la superior; la parte más alta recibe el nombre de vértice o ápice. La distancia entre los apoyos sobre los que descansa el arco es la luz. La flecha es la altura del arco desde la clave a la línea de arranque.

     Según Alicia Cámara y Antonio Urquizar, a principios del siglo XV en Florencia y Nápoles se codificó la idea que propugnaba que la magnificencia era una de las virtudes o propiedades necesarias para el buen gobierno. Realizar grandes gastos en arquitectura, fiestas, vestido y ornamentaciones con el fin de contribuir a la comunidad. Las inversiones, por ejemplo, de los Medici en sus palacios contribuían al bienestar de la familia, pero, además, al bien común de la ciudad, puesto que engrandecían la imagen e importancia de Florencia. Esa magnificencia de origen bajo medieval tuvo una complejidad conceptual con el humanismo, ya que se elaboró un lenguaje cultural que iba más allá del lujo. Se empezó a reconocer la habilidad de los artífices de las obras y a darles a estas mismas obras un contenido y un significado que las legitimaba simbólicamente. Al mismo tiempo, se comenzó a utilizar estrategias artísticas de creación de la imagen pública, teniendo un desarrollo sin precedentes al convertirse en instrumento de propaganda política.

Arcos de medio punto sobre columnas de piedra, Casa de los Merino. Fuente: Manzanares (Ciudad Real). 

     Esta visión del arte se desarrolló en las cortes italianas del siglo XV y se extendió al resto de Europa durante el siglo XVI. Los gobernantes europeos introdujeron en sus territorios los contenidos ideológicos y las formas de representación italianas, dando lugar a los primeros pasos del coleccionismo, que surge con motivo de los planes de ostentación social y política.

     La magnificencia quedaba representada por los palacios y, en su gradación social, por las casas nobiliarias, señoriales y solariegas. La fachada era la primera imagen de magnificencia porque era perceptible a cualquier componente de la sociedad. Sin embargo, era al atravesar esa fachada cuando los privilegiados que podían entrar en estas edificaciones podían ser acogidos en las salas y espacios de representación. Aunque inicialmente la planta baja fue utilizada como muestra de la riqueza- los patios de la zona residencial, y lugar de negocio de los Medici -, las escaleras marcaron la facilidad o no de acceso a los salones superiores del señor. Escaleras que definirían la magnificencia de los palacios renacentistas. 

     El poder, como el arco, descargaba sus fuerzas en los elementos que le sustentaban, el pueblo, al que impresionaba con la magnificencia y capacidad de representación artística.

     Ejemplos utilizados en las fotografías:

     -Palazzo Medici Riccardi: https://www.palazzomediciriccardi.it/

      -Casa de los Merino, Manzanares: Hoy en día Centro Cultural Ciega de Manzanares, sede de asociaciones culturales locales y el Museo Manuel Piña.

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     Para saber más:

    https://www.alianzaeditorial.es/libro/humanidades/diccionario-de-terminos-de-arte-y-elementos-de-arqueologia-heraldica-y-numismatica-gonzalo-m-borras-gualis-9788420608488/  

     - https://www.cerasa.es/libro/la-materia-del-arte_49846/ 

     - https://www.cerasa.es/libro/renacimiento_55961/ 

     - https://manzanares.es/sites/default/files/docs/urbanismo/cat_manzanares_junio_2016.pdf

    - Guillén, Jorge: Cántico. Múltiples ediciones. 







De casa Malpica a casa de los Merino: El duende

     

Patio residencial casa de los Merino, Calle Carmen 14, Manzanares

     Marcelle Auclair escribió una biografía sobre Federico García Lorca. Estuvo, más tarde, en la España de la dictadura franquista, indagando sobre dónde se encontrarían los restos del poeta granadino. Preguntó a las autoridades que intentaron darle una respuesta que no conocemos. Gerardo Diego cita su visita en esos años sesenta en un recuerdo amable, tal vez con alguna reserva. Ella habla de la camaradería entre los miembros de la generación del 27. Pero Marcelle Auclair es también conocida por ser la última relación amorosa, o pasión amorosa, de Ignacio Sánchez Mejías, el cual llegó a viajar a París para encontrarse con ella. Finalmente, nos interesa, y mucho, contar que escribió una biografía de Santa Teresa de Jesús.

     Ignacio Sánchez Mejías cuando dio la conferencia “El pase de la muerte” en la Universidad de Columbia de Nueva York, cita a Santa Teresa por medio del marqués de San Juan de la Piedras Albas. Se le ocurrió hacer una huerta, como las que tuvo la llamada “isla verde” gracias al caz nuevo del río Azuer, y pidió bueyes a un hacendado rico ante su pobreza. El incrédulo terrateniente le puso la condición de dárselos si iba a recogerlos la santa. El engaño fue incluir toros bravos entre los bueyes. Fuese por inspiración divina o no, Teresa de Jesús reconoció al toro, lo unció y lo manejó como un cordero. La fundadora dio un pase de pecho al hacendado, en quien ve Sánchez Mejías la representación del demonio.

     García Lorca cita a Teresa de Cepeda y Ahumada en su “Teoría y juego del duende”. Recuerda que es flamenquísima y enduendada. Flamenca no por atar un toro furioso y darle tres pases, que los dio. No por presumir de guapa ante Fray Juan de la Miseria o por darle dos bofetadas al nuncio de Su Santidad, sino por ser una de las pocas criaturas cuyo duende la traspasa con un dardo; le quiere matar por haberle quitado su último secreto: el puente sutil que une los cinco sentidos con ese centro en carne viva, en nube viva, en mar viva, del Amor libertado del Tiempo. 

     Cada semana un grupo de turismo entrelaza las casas de Malpica, donde se encuentra el Museo del Queso Manchego y el Archivo Museo Sánchez Mejías, donde una gloria de biblioteca nos hace pensar de una en mil variantes, hacia la casa de los Merino. Bajo el lazo de la expectación de la visita/camino de Teresa, los visitantes recorren la calle Monjas hacia la calle Carmen. 

     Alfonso X dio privilegios a la orden de Calatrava en 1264 para que sus pastores y paniaguados pudieran elaborar queso en sus reinos. Las calles se vertebraron al calor del castillo de la encomienda calatrava de Manzanares

     Santa Teresa durmió en 1575 en la casa Merino, donde está el Museo Manuel Piña, diseñador que dijo “la moda se viste, el diseño se siente”.

    Marcelle Auclair junto con su marido Jean Prévost crearon un grupo de medios de comunicación, del que destacamos la revista de tendencias de moda y diseño, esencialmente femenina, “Marie Claire”. Prévost fue un héroe de la resistencia francesa en la 2ª Guerra Mundial.

Patio de los relojes, Casa Malpica. Calle Monjas 12 Manzanares

 

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Para saber más:

—Marcelle Auclair: Biografías sobre Federico García Lorca y Santa Teresa de Jesús. 

—https://www.marieclaire.fr/ 

—E. Rodríguez-Picavea: Ganadería y Orden de Calatrava. En la España Medieval. 2010, vol. 33, pp. 325-346.

En el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías:

—Gerardo Diego. Obras Completas. Tomo VIII

—Ignacio Sánchez Mejías: El pase de la muerte.

—Federico García Lorca: Teoría y juego del duende.

—Paulina Fariza: Biografía sobre La Argentinita.


    



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