Cultura y sociedad

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La vuelta de María Teresa y Rafael

 

María Teresa León y Rafael Alberti. ABC, Teodoro Naranjo, abril 1977.

     "Soy inmortal: no tengo quien me hiera" (Sermones y moradas, Rafael Alberti, 1929-1930). 

     Dedicado a aquellos que la enfermedad o la melancolía les ayuda a olvidar que pueden haber sido olvidados. O no.

     María Teresa León y Rafael Alberti regresaron a España el 27 de abril de 1977. Carlos Gurméndez lo saludaba en El País[1] y daba la bienvenida porque decía que venía cantando: Creemos el hombre nuevo, cantando. El hombre nuevo de España, cantando. El hombre nuevo del mundo, cantando...

     Pilar Trenas en ABC[2] contaba que las primeras declaraciones de Alberti fueron Estoy en España para seguir siendo español. Nunca he querido dejar de serlo, aunque no siempre me han dejado, pero nunca he perdido el contacto con las raíces de mi tierra. Bajaba del avión de Alitalia que llegó a las 10:40 de Roma. Salí de España en el año 39, con treinta y seis años, y vuelvo en el 77 con… X años. Impresionado por el tumulto, dijo No soy el Cid Campeador. Esto es como si llegara Joselito… Me marché con el puño cerrado porque era tiempo de guerra y vuelvo con la mano abierta a todos… Trenas nos cuenta que de cuando en cuando Rafael se paraba y miraba hacia atrás para observar si le seguían María Teresa y Aitana. Su mujer pronunció, únicamente, Es maravilloso, es maravilloso al oír los aplausos y escuchar como aclamaban el nombre de Alberti. Dieron una vuelta por Madrid para recordar sus antiguas casas y sus lugares de paseo, ahora diferentes, antes de llegar a su apartamento. No se esperaban el recibimiento del público.

     Javier Goñí en el diario Informaciones recogía la llegada de Alberti y nos contaba que Rafael intentó evadirse porque su mujer estaba muy mal. Contestó a las preguntas con amabilidad, pero se introdujo pronto en el coche, en medio de los gritos y vítores por su llegada. No quería confirmar su candidatura por el partido comunista. Ahora bien, estaría a lo que su partido dijera. Ente los dirigentes de su partido se encontraba en la recepción de Barajas José Sandoval. Tras su marcha, los militantes del partido comunista que habían acudido a recibirlo entonaron La Internacional[3].

     La última obra de María Teresa León fue Memoria de la melancolía. Según la prensa, a su regreso a España venía con una grave enfermedad[4] degenerativa que entonces era denominada arterioesclerosis y hoy conocemos como Alzheimer. A su vuelta a España, su hija Aitana, nacida en su estancia argentina, tenía 36 años. Aitana confesaba en 2003 que le desgarraba pensar que su madre nunca supo que volvía del exilio a España[5]. Asistía entonces a un ciclo de conferencias sobre María Teresa León y reivindicaba la calidad de su madre como una de las grandes escritoras del siglo XX.

     Las audiencias del jefe del Estado el 27 de abril de 1977 fueron con miembros del Ejército y el grupo liberal del Parlamento Europeo[6][7][8]. Aunque Suárez estaba de viaje por México y Estados Unidos, Juan Carlos I tuvo también despacho con el presidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda[9]. La reina Sofía, mientras tanto, celebraba un acto con la Orquesta Nacional que le nombraba su madrina. En esas horas, en otro lugar, una marabunta de periodistas rodeaba a la familia Alberti en Barajas[10].

     En la prensa aparecía el saludo de uno de los amigos de la generación del 27 que habían permanecido en España. Aleixandre[11] estaba recién operado de la vista y decía que España brilla con su luz mejor en esta mañana de primavera… El poeta, así lo he creído siempre, es la expresión de los demás hombres… alargo mi brazo, éste, sí, mío, y que es el mismo que, dio el primer abrazo a Rafael, hace 55 años. Vivo está y dura desde entonces…

     Al mismo tiempo se daban homenajes a otros compañeros, como a Jorge Guillén, que había recibido el Premio Cervantes y fue agasajado por la Asociación Española de Mujeres Universitarias con la participación de Dámaso Alonso y Gerardo Diego[12].

     La expectación de esos días era muy llamativa. La llegada de algunos políticos exiliados coincidía en pocos días. El día anterior había llegado a Barcelona Federica Montseny. Y la llegada de los Alberti fue anunciada en algunos medios[13].

     En las páginas de cultura de ABC se reseñaba un estudio sobre Rafael Alberti en línea con el cincuentenario de los actos fundacionales de la generación del 27. El libro reseñado era Rafael Alberti, entre la tradición y la vanguardia, obra de otro portuense, José Luis Tejada[14].

     El 9 de septiembre de 1977, Rafael Alberti, dimitía como diputado en las primeras Cortes de la democracia. En Cádiz, el partido comunista había obtenido un diputado, él. Le cedió su puesto a un experimentado campesino que conocía la situación del campo andaluz. El cambio, según parece, estaba acordado previamente con el partido comunista. Francisco Cabral Oliveros, su sustituto, había encabezado el movimiento obrero de los viticultores del marco de Jerez y dirigido las delegaciones obreras que, desde 1965, negociaban los convenios colectivos con los latifundistas de la zona[15].

14-06-2025 20:14

[2] ABC Madrid, 27 de abril de 1977, página56.

[3] Informaciones, 27 de abril de 1977. Archivo Linz de la transición española.

[5] ABC, 26 de abril de 2003, página 63, edición de Córdoba.

[7] ABC, 28 de abril de 1977, página 5, edición de Madrid.

[8] ABC Madrid, 28 de abril de 1977, página 27.

[9] ABC Madrid, 28 de abril de 1977, página 24.

[10] ABC Madrid, 28 de abril de 1977, página 109.

[12] ABC, Madrid, 27 de abril de 1977, página 9.

[14] ABC Madrid, 28 de abril de 1977, página 60.

[15] Pueblo, 9 de septiembre de 1977. Archivo Linz de la transición española.

El cine y la generación del 27

   

Placa que recuerda la primera sesión de cine en 1896. bmre


      "Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, 1929, Alberti, R.

     Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca (poema representable)

     1, 2, 3,4

     En estas cuatro huellas no caben mis zapatos. 

Si en estas cuatro huellas no caben mis zapatos,

¿de quién son estas cuatro huellas?

¿De un tiburón,

de un elefante recién nacido o de un pato?

¿De una pulga o de una codorniz?

(pi, pi, pi)."

     El cine fue la novedad del momento. Suponía la culminación artística- coherente- de una cultura cada vez más visual. Era una forma estética distinta de observar el mundo. La generación del 27 se sintió influenciada por este nuevo arte. Se dice que, antes de ser denominada generación del 27, se les conoció como la generación del cine y los deportes.

     El humor de Buster Keaton, como comentábamos en otra ocasión, fue intelectual, desinteresado, escasamente moralizante, aunque tenía la pretensión de cambiar el orden establecido. Un humor que era nada más que humor. Un puro juego.

     "¡Georginaaaaaaaa!

¿Dónde estás?

¡Qué no te oigo, Georgina!

¿Qué pensarán de mí los bigotes de tu papá?

(Papááááá)

¡Georginaaaaaaaa!

¿Estás o no estás?

Abeto, ¿dónde está?"

     Keaton cambió el paradigma precedente sobre la comicidad: La exageración, el contraste, la inverosimilitud. Deformaba la realidad, desafiaba las leyes físicas que parecían gobernar nuestro mundo. Establecía sinergias con la poesía surrealista, como contó en algún momento Buñuel en «La Gaceta Literaria». Ayala llegó a decir que el cine cómico representaba el momento de tránsito en el que se vivía.

    «La Gaceta Literaria» constató este momento culminante con los poemas de Alberti, en sus números 62 y 64. 

     "Alisio, ¿dónde está?

Pinsapo, ¿dónde está?

¿Georgina pasó por aquí?

(Pi, pi, pi, pi)

Ha pasado a la una comiendo yerbas

Cucú

el cuervo la iba engañando con una flor de reseda.

Cuacuá

la lechuza con una rata muerta..." 

     Esta poesía de Rafael Alberti se inspiró en El rey de los cowboys (Go West, 1925); como El colegial (The College, 1927) inspiraba «Noticiario de un colegial melancólico». Este libro iba a ser ilustrado por Maruja Mallo, con la que tuvo una relación antes de conocer a María Teresa León.

     En abril de 1928, Alberti, se había autorretratado en Lola con ¡El tonto de Rafael!, imbuido de los cómicos o tontos del cine mudo. Este poema aparecerá más tarde en El Alba del alhelí:

     "Por las calles: ¿Quién aquél?

  -¡El tonto de Rafael!

Tonto llovido del cielo,

¡del limbo!, sin un ochavo.

mal pollito colipavo,

sin plumas, digo, sin pelo.

¡Pio-pic!, pica, y al vuelo

picos le pican a él..."

     El poeta expresaba las características artísticas de cada cómico, su espíritu infantil, inocente, con el deseo de quebrar la lógica que nos parece común o establecida. Los cómicos nos retrotraían al mundo perdido de la primera edad.

     De ahí, al Paraíso perdido que invoca Alberti en Sobre los Ángeles, dejando de atontarles, ayudando a conocerse a ellos mismos. 

     García Lorca se inspiró en los cómicos americanos en El paseo de Buster Keaton (1925 o 1928) y en La muerte de la madre de Charlot (1928, inconcluso). Gubern cita que el interés por el cine de García Lorca fue una curiosidad juvenil (1918), según una de las historiadoras lorquianas, Antonina Rodrigo. En la terraza de la taberna El Polinario creo un guion oral que representaba una especie de fotonovela. Una secuencia con cuatro fotografías llamada La isla del tesoro.

     Más que cine, creemos que fue la gran creatividad de Federico García Lorca. Juvenil y gran creatividad. 

     Aunque no gustemos de los cotilleos, dijo Gubern, que decía Gibson, que Dalí envió a Lorca, en 1925, una especie de collage titulado El casamiento de Buster Keaton, realizado con recortes de fotos de Natalia Talmadge con la que se había casado el cómico americano. ¿Con una segunda intención? Keaton era admirado por ambos. Charlot únicamente por Lorca. Dalí había citado a Keaton en su San Sebastián (1927). ¿Pudo ser un mensaje y una posterior respuesta El paseo de Buster Keaton?

     El paseo está lleno de referencias cinéfilas. El gallo del principio (Quiquiriquí) recuerda al gallo de los noticiarios de actualidades de Pathe, previos a las películas. Y al final, un horizonte con una estrella rutilante policial recuerda las persecuciones del cine cómico. La crisis de identidad que comentaba Gubern, que comentó Gibson, al identificarse con el cómico como víctima melancólica, emerge violentamente con el asesinato de sus cuatro hijos. Ataca, de este modo, la establecida idea sobre la paternidad y la familia. Los había matado con un cuchillo de madera, no de metal o metalizado; coge una bicicleta y se va. Los elementos punzantes serán utilizados por Lorca y sus precedentes clásicos... aquí nos referimos al Lorca autor teatral.

     Pero en El paseo es interpelado por una mujer- una americana- que busca una espada adornada de hojas de mirto y un anillo con la piedra envenenada, elementos en los que algunos ven una carga sexual. Keaton se encoge tímidamente. Desea ser un cisne; algo imposible. Como los imposibles de la esterilidad de Yerma o la libertad de Adela ante su madre, Bernarda Alba.

     Lorca temía que sus amigos Buñuel y Dalí le acusaran de putrefacto por disfrutar con Charlot y ese corto y disimulado paseo disfrazaba también ese Charlot con movimientos que creían femeninos. Y como siempre, subyace un cuestionamiento de la realidad. En otra ocasión hablaremos del guion de Viaje a la luna.

     Los cambios de escenario que aparecen en El joven Sherlock (Sherlock jr., 1924) ayudan a conformar el paisaje cultural adquirido de Dalí y Buñuel y pudieran explicar la caída del protagonista de Un perro andaluz en un parque abatido por los tiros que le llegan desde una habitación, o escenas de casas abatidas de Keaton por el viento o comunicadas con una carretera serían recuerdo para la secuencia en que la protagonista de la película de Buñuel y Dalí, al abrir la puerta, se encontrase con una playa batida por el viento. Así como la ruptura de la linealidad cronológica que conceptualmente asimilamos desde el origen del cristianismo.

     Tal vez sea excesivo el análisis, tanto por Gubern, como por Ferreras, o por nosotros, porque los miembros del 27 se nutrían de múltiples raíces artísticas. Y Keaton sería una más, solamente. Cara de palo le llamaba José Bello Lasierra, Pepín Bello, cuando descubrió a Keaton, con las salidas a los cines públicos.



      Francia sentía admiración por Charles Chaplin, aquí los surrealistas españoles le consideraban un putrefacto. Los más radicales preferían a Keaton, nada sentimental, más bruto, menos artístico. Un destructor de la realidad. 

     Lo putrefacto y los anaglifos fueron creaciones mentales de Pepín Bello. Bergamín o Altolaguirre también elaboraron guiones o proyectos de los mismos.


     La placa que conmemora la primera exhibición cinematográfica posee dos anécdotas: La primera sesión fue un día antes de lo indicado en el letrero porque se dio un pase previo a la prensa local e invitados especiales. Y la segunda, años después, en los inicios de siglo XX, un notario de Manzanares tuvo su despacho al lado de donde se había exhibido la sesión cinematográfica, una sala del hotel Rusia, en la calle Carrera de San Jerónimo, 34 de Madrid. El notario, José Criado Fernández-Pacheco.


ABC, 14-03-1931, página 62.


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     Bibliografía consultada:

    Alberti, R.: Cal y Canto, Sobre los ángeles, Sermones y moradas. Losada. Buenos Aires. 1952. Reseña 11-10-2021 Archivo Museo Sánchez Mejías.

    Ferreras, T.: Buster Keaton y la Generación del 27. En El maquinista de la Generación, 3ª época, número 17, octubre 2009. Centro cultural de la generación del 27. Madrid. 2008. Páginas 66-75. Reseña 27-02-2025 a 11-03-2025 en Archivo Museo Sánchez Mejías

     Gubern, R.: Proyector de luna. La generación del 27 y el cine. Anagrama. Barcelona. 1999.

     García Lorca, F.: Obras completas. versión kindle.

     Sánchez Vidal, A.: Buñuel, Lorca, Dalí. El enigma sin fin. Planeta. Barcelona. 1996.

     https://blasmaesoruizescribano.blogspot.com/2025/02/el-guateque-1968.html  Una de las referencias para elaborar las entradas sobre el cine y la generación del 27 y Hollywood en España 1930, fue recordar El guateque, película de 1968, en la Casa Malpica. Sellers parece aprender de Keaton. Su humor físico, como los del 27.

     https://blasmaesoruizescribano.blogspot.com/2025/03/buster-keaton-cara-de-palo.html La visita de Keaton impresionó e influyó. Nexo de unión entre El guateque, Keaton y los surrealistas y la generación del 27.

     30-03-2025 19:44

         Actualizado 4-04-2025 19:29

Alberti, Gerardo y Mariana/o Granados

      

Gerardo Diego en Soria

     En 1924, Gerardo Diego se presentó al Premio Nacional de Literatura. Se pedía un original de 200 páginas y decidió enviar una serie de composiciones desunidas que justificaran el libro llamado Versos Humanos. En el fallo de jurado de 6 de junio de 1925 se concedió del Nacional de Poesía a Rafael Alberti por Mar y Tierra, que luego titularía Marinero en Tierra. Como el de Teatro quedó desierto, su premio fue transferido a otro libro de versos escritos por Gerardo Diego, Versos Humanos.  

    Versos Humanos se escribió entre 1923-1924, pero recogía poemas compuestos desde 1918. Tiene siete secciones: Sonetos, Nuevo cuaderno de Soria, Glosas, Canciones, Elegías, Versos Cantábricos y Epístolas. Un poema sirve de prólogo y justificación. Es donde ratifica la individualidad de dos caminos paralelos trazados con distinta retórica entre la tradición y la originalidad, que se entrecruzan entre sí muchas veces:

     "Efusión, ejercicio, apunte.

Voces de amor y de amistad.

Permitidme que aquí os junte.

Vida, Arte, Mitad y mitad.

     Verso obediente, verso humano;

gracias por tu ayuda ejemplar.

Saldremos mañana temprano

a volar libres, a volar"


     Cuando las heridas de la Guerra Civil laceraban profundamente, no quería recordar su nombre: "En 1924, alguien que ya no quiero nombrar me dijo:

-Preséntate al Premio Nacional de Literatura".

Rafael Alberti vuelve del exilio

     Años más tarde, cuando Rafael Alberti escribe La Arboleda Perdida, en su época bonaerense, recuerda a Claudio, hermano de Josefina de la Torre, a pesar de los años confusos que siguieron a la guerra civil. A Claudio le había dedicado un soneto a las pocas semanas de conocerlo como homenaje: 

     "Yo sé, Claudio, que un día tus islas naturales

navegarán con rumbo hacia la playa mía"

     Era el homenaje del marinero en tierra a un nuevo amigo que llegaba de las Islas Canarias. Y ahora sí recordaba que en el hotel donde estaba Claudio le dijo:

     -¿Por qué no te presentas al Premio Nacional de Literatura de este año? El jurado es muy bueno... Creyó Alberti que una persona tan formal como su nuevo amigo canario se había vuelto loco o se reía de él. ¿Cómo dices?

     -Que te presentes... 

     El año anterior se lo habían dado a Claudio de la Torre por la novela En la vida del señor alegre. Era, según Alberti, un señor ordenado, solamente escritor, maduro..., muy apropiado para merecer este premio. Y el portuense no se consideraba merecedor porque todavía no era nada. ¿Cómo se te ocurre?

     Días más tarde marchó a Rute, donde vivía su hermana María, y con la ayuda de algún paisano curioso comprendió que su libro de poemas ya estaba acabado. Lo envió a Madrid y le contestaron que ya estaba fuera de plazo. Sin embargo, ganó el premio, conoció al recogerlo a Gerardo Diego y se encontró en el manuscrito de Mar y Tierra una nota escrita de forma temblorosa por Antonio Machado: Es, a mi juicio, el mejor libro de poemas presentado al concurso.

     Alberti describe a Gerardo Diego como tímido, nervioso, apasionado, contraído, raro y alegre a su manera, con algo de congregante mariano, de frailuco de pueblo... No recogía las pesetas del premio ya como el poeta creacionista, sino el poeta reposado, frecuentador de Góngora, Jáuregui, Bocángel, Medina Medinilla... Sus opuestas tendencias definirían la marca vital del poeta santanderino: Azotea y bodega.  

     Gerardo Diego mostró una inicial incertidumbre por el número de personas que se había presentado en una carta dirigida a Cossío, el 30 de enero de 1925. En marzo le comunicaba su queja por la lentitud del proceso. Y, por fin, el nueve de junio de 1925 le escribió al señor de Tudanca que Melchor Fernández Almagro le había comunicado el resultado del concurso del Premio Nacional antes de hacerse oficial.

     Hace unos días leímos en el Archivo Museo Sánchez Mejías un escrito sin fechar de 1977 en el que Gerardo Diego decía de Alberti lo siguiente:

     "No es cierto, como algunos críticos han pretendido, que Alberti haya sido un poeta que acertó a producir, a cantar en su juventud y luego, especialmente desde hace treinta o veinte años, no hizo sino repetirse y marchitarse. Es enteramente calumnioso; Alberti, como por supuesto los demás amigos y compañeros del grupo, continuamos toda su vida y los supervivientes siguen continuando su obra juvenil enriqueciéndola con libros y poemas vivísimos de fragancia y autenticidad…"

     Como homenaje a Alberti incluyó en Versos Humanos el poema Visita al Mar del Sur, síntoma de una nueva amistad iniciada.

     En Versos Humanos hay un poema dentro del apartado Retratos sobre Mariano Granados que dice así:

 ¿De quién la libre frente y la sonora risa?

¿De quién es ese cuello de altivez española

que le vierais, surtiendo de almidonada gola,

tan suelto como hoy brota de la abierta camisa?

     Es Mariano Granados. Una musa insumisa

le inspira cada hora el gesto irreparable.

En crisis de naufragio, suyo sería el cable

pues suya es la esperanza y la fe que improvisa

     En el mitín llamea su apostólica blusa.

El foro cordializa su generosa toga.

Su estela de bencina deja fragante el Duero.

     Por prieto el horizonte de Castilla rehúsa,

y un día, la mirada libre y abierta, boga

rumbo largo a las Indias por el oro y el fuego.

     Resulta que conocimos a una Mariana Granados que tuvo la concesión de la centralita de teléfonos en Manzanares en la calle San Marcos hasta finales de los años sesenta, cuando traslada su sede la centralita a la calle Virgen de la Paz, esquina con la calle Toledo y, al poco tiempo, por enfermedad dejo el trabajo telefónico, y abuela de quienes escribimos estas palabras. Nunca habló de una familia soriana. Mariano Granados fue un jurista e intelectual, amigo de Gerardo Diego, que fundó La Voz de Soria, en la que colaboró el poeta del 27. Se da además la casualidad de que el padre de Mariano Granados, del mismo nombre, fue un prócer soriano al que tiene su ciudad dedicada una plaza. 

Obras completas de Diego en Archivo Museo Sánchez Mejías, de gran altura intelectual.

En el centenario de Versos Humanos y Marinero en Tierra

12-10-2024

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     Para saber más, bibliografía:

     ABC, 10 de junio de 1925, páginas 18-19.

     Alberti, R.: Imagen primera de... Turner. Madrid.1975. Libro de 1945.

     Alberti, R.: La arboleda perdida. Círculo de Lectores y Seix Barral. Barcelona. 1975. Libro de 1975. En 2005 se publicó con El País por 1€.  

     Alberti, R.: Marinero en Tierra. La amante. La rosa del alhelí. Castalia. Madrid. 1982. Edición de Robert Marrast.

     Diego, G: Manual de Espumas- Versos Humanos. Cátedra. Madrid.1995. Edición de Milagros Arizmendi.

     Diego, G y Cossío, J. Mª.: Epistolario. Nuevas claves de la generación del 27. Ediciones de la Universidad de Alcalá de Henares y Fondo de  Cultura Económica. Madrid. 1996.

     Diego, G.: Obras Completas. Tomo VIII. Alfaguara. Madrid. 2000. Reseña 9 de octubre de 2024 de artículo sin fecha de 1977 de Diego sobre la vuelta a España de Alberti en biblioteca Archivo Museo Sánchez Mejías.

     https://dbe.rah.es/biografias/57653/mariano-granados-aguirre 

     


La generación de la amistad

 



     “Mes de abril de 1926. Una improvisada y amistosa tertulia pone sobre la mesa de un café el tema del Centenario de Góngora. Hay que hacer algo. Y tenemos que hacerlo nosotros. Si esperamos que lo hagan las corporaciones oficiales pasaremos por el bochorno de que España celebre el Centenario de su más grande poeta entre una absoluta indiferencia… Y aquella misma tarde…quedaron trazadas las líneas esenciales del proyecto…estábamos reunidos Pedro Salinas, Melchor F. Almagro, Rafael Alberti, alguno más que no recuerdo y Gerardo Diego.” (Revista “Lola” n.º 1, diciembre de 1927).  

     Fuera como reacción a sus mayores, fuera por sus deseos de honrar a Góngora, revisitando a los clásicos por considerarlos modernos contra lo establecido, la idea del homenaje que se celebró en Sevilla en diciembre de 1927 se fue gestando desde abril de 1926 entre unos poetas jóvenes que tenían como signo distintivo la amistad.

    Los cronistas de aquellos tiempos fueron Gerardo Diego y Rafael Alberti. Gerardo Diego a través de la revista “Lola”, que en sus dos primeros números cuenta la preparación de los actos. En su tercer número remata con los actos festivos de la coronación de Dámaso Alonso. Rafael Alberti, en “La arboleda perdida”, rememora los inicios de la amistad y los actos preparatorios, con alguna diferencia en cuanto al momento del conocimiento, así como el papel promotor del viaje a Sevilla de Ignacio Sánchez Mejías. La idea literaria de Góngora cambio como nos relata a continuación Rafael Alberti:

     “He aquí parte del saldo positivo que arrojó esa victoriosa lucha: Las Soledades. Edición, prólogo y versión de Dámaso Alonso. Obra extraordinaria, que ahí sigue todavía. Los Romances, al cuidado de Cossío, y la Antología Poética en honor de Góngora, seleccionada y prologada por Gerardo Diego… Resulta casi divertido comparar lo que se decía de Góngora en los manuales de literatura antes de 1927 y lo que se dice ahora… Si mal estaba que Juan Ramón me considerase perdido por andar con Sánchez Mejías, era mucho peor que afirmase lo mismo de Federico García Lorca por escribir para la escena, siguiendo una clara vocación teatral, nacida casi a la par de sus primeros versos… No le gustaba a él que algunos de aquellos jóvenes poetas nacidos a su clara sombra hiciésemos teatro… Aquel 1927…K. Q. X[1]… comenzó a dar señales evidentes de que estaba cansándose de algunos de nosotros… Entretanto, Ignacio Sánchez Mejías, casi siempre por medio de Cossío, ya había intimado con todos. Su afición literaria, más decidida cada vez por contagio nuestro, lo llevó a ser un ardiente entusiasta de la nueva poesía… ¡Qué raro talento el de Ignacio para entrar enseguida en lo más difícil, para saltar de lo más serio a lo más absurdo y alocado! Comprendía con toda facilidad las escuelas modernas de pintura, el último ismo parisiense arribado a Madrid… se acordaba poco de su vida taurina… Ni siquiera las damas aristocráticas… seguían siendo de su agrado. Su corazón ya no lo repartía… estaba fijo en uno solo, que le fue fiel hasta la muerte. Con quien Ignacio se encontraba realmente bien era con nosotros. Tanto que un día nos metió a todos en un tren y nos llevó a Sevilla” (Rafael Alberti, “La arboleda perdida”).

     El atractivo de Sánchez Mejías, su capacidad para aprender y comprender todo lo nuevo de las vanguardias, llevado por una inteligencia natural, señalada por Jorge Guillén, fue una nota característica del señor de Pino Montano.

     Aunque Lorca y Sánchez Mejías congeniaron, se conocieron tardíamente con respecto a poetas y literatos famosos como Gerardo Diego, Alberti, Bello o Cossío. José Javier León señala:

     “1927 fue el año en que se vieron por primera vez las caras Federico e Ignacio, y su encuentro se produjo en Madrid, a mediados de diciembre, poco antes del famoso acto de reivindicación gongorina en Sevilla. Es sorprendente que Lorca que conocía a Argentinita desde el principio de la década, fuera uno de los últimos de su promoción en ser presentado al matador” (José Javier León[2], “La sangre derramada: ecos de la tauromaquia de Sánchez Mejías en García Lorca” y “El pase de la muerte”).

     Más tarde invitaría a dar una conferencia en la Universidad de Columbia, en Nueva York, titulada “El pase de la muerte”, acompañado de Argentinita, quien tenía allí compromisos de trabajo.

     En cuanto a la fecha en la que se conocieron Alberti y Gerardo Diego hay discrepancias entre uno y otro. Alberti recuerda el momento en que los dos recogen el dinero por el premio Nacional de Literatura y Diego lo retrasa a una velada nocturna en marzo de 1926.

     “Allí, ante la ventanilla, por la que iba a recibir, juntas, las primeras cinco mil pesetas de mi vida, encontré a una persona que esperaba lo mismo. Era Gerardo Diego… Salimos, ya amigos, a la mañana madrileña, clara y primaveral, subiendo, en animada charla, por el Salón del Prado. Un poeta de Cádiz y otro de Santander… Las pesetas que hacía un instante guardara… no eran para el Gerardo creacionista…, sino para el poeta reposado, frecuentador de Góngora, Jáuregui, Bocángel, Medina Medinilla… Azotea y bodega” (Rafael Alberti, La arboleda perdida).

     Alberti conocía los inicios creacionistas  de Diego con Huidobro, Larrea y De Torre y  como había madurado personalmente y gracias a los clásicos. Diego relata otra versión del inicio de su amistad y de las relaciones literarias con García Lorca:

     “Anoche conocí a Alberti: guapo chico, optimista y simpático. A Lorca le volví a la otra carga para que entregue su original para amigos. Está en ello, pero tan abúlico como siempre. Ya verías su triunfo en Valladolid” (Carta de Gerardo Diego a José María de Cossío el 28 de marzo de 1926).

     Cossío no estuvo en Sevilla. Inicialmente, estaba entre los que iban a colaborar:

     “Desde luego contar conmigo para todo lo que queráis pro-Góngora. Espero instrucciones.” (Carta de José María de Cossío a Gerardo Diego el 4 de mayo de 1926).

     “Lo de Góngora parece que empieza a marchar. Dime cómo van los Romances.” (Carta de Gerardo Diego a José María de Cossío el 28 de octubre de 1926. Bajo la fecha anota Góngora 1927).

     “Me reuní con los gongorinos y procuré reanimar su catalepsia. Los únicos que han trabajado con entusiasmo son Alberti, y sobre todo, Dámaso Alonso. Alberti está escribiendo una tercera soledad, la de “las selvas” según el plan de D. Luis, de la que me leyó un largo y laberíntico fragmento. Él se encarga de invitar y recoger homenajes en verso y prosa. Te pediría tu contribución… Me gustaría rematar las vacaciones con la Feria de Sevilla chez Pino Montano, porque este año cae junto a Pascuas. ¿Me acompañarías?” (Carta de Gerardo Diego a José María de Cossío el 23 de enero de 1927 desde Gijón y con Góngora como encabezamiento).

     Pino Montano ya era un hospitalario lugar antes de los actos de diciembre de 1927 para los amigos del torero, a los que vistió en los actos gongorinos con disfraces morunos.

     La “Soledad Tercera” de Alberti es un homenaje a Don Luis de Góngora y Argote, 1627-1927, por su tercer centenario. Apareció publicado en su poemario “Cal y Canto”, 1926-1927:

“Arpas de rayos húmedos, tendidas

Las flotantes y arbóreas cabelleras,

De las aves guaridas,

De los sueños y fieras

Domador y pacífico instrumento,

Al joven danzan las entretejidas

Esclavas de los troncos, prisioneras

En las móviles cárceles del viento.”

     La amistad perdura en el tiempo hasta la muerte, en la que queda el recuerdo de la memoria y en el registro de los historiadores, como recordaba al final de la década de los setenta del siglo XX Gerardo Diego en un lúcido artículo llamado “El valor de los recuerdos”:

     “La vida sigue, sigue siempre. Y cada vez que se me muere un amigo, un admirador, un lector, un pariente, no sólo se muere para la historia y para la memoria, sino que además se me muere a mí, personalmente, me disminuye, me deja en soledad de duelo y oración” (Gerardo Diego[3], El valor de los recuerdos. Arriba, 15-04-1979).

 

 



 



[1] Según Gerardo Diego en Lola escribió Juan Ramón Jiménez firmada como KQK en la que no quería participar en el homenaje, lo cual originó la broma de llamarle Kuan Qamón Kiménez, siguiendo la corriente al poeta de Moguer al que se le rebelaban sus jóvenes poetas.

[2] LEÓN, JOSÉ JAVIER.: La sangre derramada: ecos de la tauromaquia de Sánchez Mejías en García Lorca. El pase de la muerte. Athenaica. Sevilla. 2020. Prólogo de Carlos Marzal. ISBN: 978-84-17325-96-1. Fichado en biblioteca Archivo MuseoIgnacio Sánchez Mejías el 21-10-2023.

[3] DIEGO, G.: Obras Completas. Tomo IV. Alfaguara. Madrid. 1989. Edición de Francisco Javier Díez de Revenga. Páginas 115-117. ISBN Obras completas: 84-204-8471-7. Anotado el 5-07-2023 en biblioteca Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías.

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