Cultura y sociedad

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El expediente Gregorio Prieto

 

Ficha JAE, parte. JAE

     El conferenciante leía su ponencia. Se dirigía hacia el final de su exposición. Quería contar la experiencia del pintor Gregorio Prieto desde sus inicios en las artes plásticas hasta las dos guerras casi consecutivas del suelo europeo: la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.

     El escenario era el Archivo Museo Sánchez Mejías. El motivo, Los encuentros en torno al 27, La plástica. Javier García-Luengo contó las penurias temporales del artista valdepeñero en Londres y la colaboración con la BBC.

      En ese momento nuestros pensamientos volaron hacia otro manchego que marchó al exilio británico y colaboró con la BBC, José Castillejo Duarte. ¿Se habrían conocido? ¿Habría algún documento escrito de esa relación? Prieto llegó en el 36 y, es casi seguro, que Castillejo lo hizo en 1937.   

     El conferenciante mencionó a Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, a quien Prieto pintó, y a Santiago Ramón y Cajal, presidente de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE). Cajal ejercía una función institucional, se relacionaba con las autoridades cuando los presupuestos de las instituciones tardaban en llegar o hablaba con el ministro del Gobierno de turno cuando surgía algún problema. Las labores administrativas de JAE eran llevadas a cabo por José Castillejo Duarte.

      ¿Hacia dónde dirigir la posible relación? ¿Deberíamos incidir en los documentos de la JAE o revisar el epistolario de Jiménez Fraud? ¿Y buscar en el archivo del Museo Gregorio Prieto? Tal vez mirar en los tres sitios.

     En el epistolario de Jiménez Fraud encontramos una serendipia. Un hallazgo valioso e inesperado. Alberto Jiménez recibe una carta de Ángel Establier con la noticia del deseo de los residentes del Colegio de España en París de un escudo y su chaqueta a imagen de la que llevaban los residentes de la Fundación del Amo. En ese momento, febrero de 1935, residían tres pintores en el Colegio de España: Gregorio Prieto (1897-1992), José Luis González Bernal (1908-1939) y Federico Castellón (1914-1971). Se les pidió que dibujaran un escudo que los residentes adoptaran en el futuro. El escudo elegido fue el dibujado por Gregorio Prieto. Establier pretendía enviar a Jiménez Fraud una copia de dicho escudo que se salía de las normas clásicas, pero estaba muy bien.

Instancia a la JAE de Gregorio Prieto. JAE

     Por el epistolario de Jiménez Fraud sabemos también que Gregorio Prieto tuvo alguna confianza con el director de la Residencia de Estudiantes. Como había fundado instituciones pedagógicas y culturales, le dijo que era como Santa Teresa de Jesús, debido a su fama de fundadora de conventos. Comparación que no hizo mucha gracia a Jiménez Fraud según le comentó por carta al pedagogo valdepeñero Lorenzo Luzuriaga en julio de 1937[i].

     En el archivo del Museo Gregorio Prieto hay dos documentos que establecen la relación con la radio británica, pero no hay constancia de ninguna relación con José Castillejo. Los documentos en cuestión tienen la calificación de borrador. Remiten a fechas posteriores al fallecimiento de Castillejo, 1945. El más antiguo es del 24-25 de octubre de 1946. Gregorio Prieto era invitado a participar en un debate sobre “¿Qué arte suele influir a los niños en general?”. Los otros participantes en la discusión eran la señorita uruguaya Alicia Santini y el profesor Eduardo Torner. Prieto defendía que el primer arte que influye en el niño es la escultura, porque el primero de los sentidos utilizados por el niño es el tacto, empezando por el pecho de la madre. La pintura quedaría en cuarto o quinto orden, y que, a posteriori, estarían la literatura y el cine, que ahora es tan popular. La pintura aportaría a los niños el sentido estético del arte.

     Hacia el final del guion Prieto afirma que la danza es el arte más completo porque reúne música, pintura, escultura y arquitectura del movimiento. La pintura es el arte plástico al que tiene más predisposición el niño, porque su trabajo es mucho más sencillo con unos lápices y un papel que al más pesado de manejar los útiles que requiere el arte plástico de la escultura.

      El segundo borrador trata sobre La Mancha. La visión de Gregorio Prieto está fechada el 20 de octubre de 1947. Considera que la tierra de Don Quijote es “la cenicienta de las regiones de España” que “la hacen poco menos que desconocida”.

      Da una visión inicial pesimista utilizando calificativos como adusta, seca y olvidada. La compara con la vida cenicienta de Cervantes que fue príncipe de las letras a posteriori. Gradualmente, va encontrando algunas razones distintas. Las inmensas llanuras manchegas, su planicie, le recuerdan la inmensidad del mar. Para él, el paisaje manchego es un mar de tierra por el que puede marchar la imaginación y el espíritu inquieto. Razón por la que Cervantes eligió este escenario como paisaje de su obra cumbre.

     En los dos últimos párrafos del guion hace referencia a un paso típico de la seguidilla manchega, “El bien Parado”. Es el momento en el que el danzante interrumpe bruscamente su movimiento para, tras una breve y estática parada, reanudar el baile con un paso más difícil que el anterior. Cree que saber parar bien el baile de la vida para volver con otro ritmo resta monotonía a la propia vida, consiguiendo establecer una armonía por su profundo sentido en lo humano y lo bello[ii].

      Miramos ahora los documentos de la JAE sobre Gregorio Prieto para ver si hay alguna referencia a Castillejo o alguna firma en la concesión de las becas. Lo que hemos encontrado, inicialmente, es lo siguiente:

     Su ficha de carpeta tiene origen en 1912. En el inicio de la ficha vivía en la Calle Corredera de Madrid. En 1923 solicita una pensión que fue enviada al ministerio el 15-09-1923. Vuelve a solicitar pensión en 1924 y en octubre de ese año hay una propuesta para su estancia en Francia e Inglaterra con un presupuesto para inicios de 1925.

     La JAE guarda su primera instancia de 24 de mayo de 1923. En ella se presenta como pintor y alega como documentos alguno de los premios obtenidos con los pinceles, junto a algunas obras paisajísticas y la fotografía de un cuadro que se exhibe en el Museo de Arte Moderno. Asegura que es discípulo de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y quiere ampliar estudios en el extranjero. Aprender de Turner, Corot, Constable… Para lo que solicita la pensión.

     Ya había recibido el premio Sorolla el 29 de agosto de 1922. Estaba dotado de 1.000 pesetas, según certifica el secretario accidental de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, Miguel Ángel Crilles.

      Entre los trabajos que presentó a la JAE es interesante el breve estudio que escribió sobre Hans Memling donde cuenta la realidad y la leyenda existente sobre el maestro flamenco. Aquí nos interesa la leyenda tanto como la realidad, que, también, es una creencia: Trabajó en el taller de Van der Weyden.

       Nos hubiera gustado que la versión legendaria fuera real, al tener un tono de novela caballeresca: Prieto cuenta la leyenda de la participación de Memling en la batalla de Nancy en el bando de Carlos el Temerario, resultando herido. Durante su convalecencia toma los pinceles y se muestra como un maestro que fue admirado por Isabel la Católica.

     Para Prieto, Memling es un pintor de composición, retratista, animalista y paisajista. Tiene maravillosas visiones de los pueblos y de los campos donde se desarrolla la vida de Cristo.

     La persona de la JAE con la que mantuvo correspondencia escrita era Gonzalo Jiménez de la Espada. En una de sus cartas cuenta como estudia la luz de París, tan distinta de la de España. Ve una luz plateada y gris con mucho carácter.

      Se queja en las cartas de las necesidades de dinero unidas a los trabajos de pintura de los Jardines de Luxemburgo. Todo en una deliciosa primavera parisina de 1925.

     En agosto de 1925 estuvo recorriendo pueblos franceses: Marlotte, Montigni, Samois, Barbizon, Moret… A finales del verano de 1925 solicitaba prorroga de su estancia. El tiempo pasado había sido dedicado básicamente a la orientación.

     El 12 de septiembre de 1925 vuelve a presentar otra solicitud acompañada de cuadros de paisaje y una memoria explicativa.

     Hay un trabajo adicional sobre el paisaje en Francia, que no tuvo una aceptación muy positiva, según un certificado enviado a la JAE por Miguel Blas, que desaconsejaba su renovación[iii].

     Conclusiones:

     No hay datos por ahora que nos guíen a establecer una relación entre José Castillejo Duarte y Gregorio Prieto. José Castillejo daba alocuciones políticas exaltando el bando aliado británico desde la BBC. Los trabajos radiofónicos de Prieto son posteriores a 1945, cuando ya había fallecido Castillejo, y su temática es cultural, no política.

     Si tuvo conocimiento y trato con Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, a quien realiza un trabajo en pluma, al menos. Alberto Jiménez Fraud, además de su potencia pedagógica, tenía un ambiente familiar artístico. Su mujer, por ejemplo, era Natalia Cossío, hija de Manuel Bartolomé Cossío, uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza, factótum de las Misiones Pedagógicas, y autor de una monografía de El Greco. Su hija Natalia publicó la edición definitiva de la obra del cretense.

    


[i] Alberto Jiménez Fraud : (2017) Epistolario / edición de James Valender, José García-Velasco, Tatiana Aguilar-Álvarez Bay y Trilce Arroyo ; dirigida por James Valender y José García-Velasco.

Archivo Museo Sánchez Mejías (5-4-2024).

Notas sobre el laboratorio de Bacteriología de Málaga (y 2): La Cueva del Tesoro y el Hospital Noble

 

Cueva del Tesoro-Rincón de la Victoria. Wikipedia

     El 7 de mayo de 2017 La opinión de Málaga contaba la historia de la Cueva del Tesoro del Rincón de la Victoria, considerada bien de interés cultural. En 1915, el farmacéutico Enrique Laza compró en ese paraje unos terrenos ricos en hierbas medicinales. En el subsuelo, se encontraba la cueva del Suizo, luego llamada del Tesoro, que legó en 1951 a Manuel Laza Palacios, su sobrino.

     Las hierbas se utilizarían para elaborar fórmulas magistrales que pacientemente fabricaría para la venta en su prestigiosa botica que había abierto en la calle Molina Lario de Málaga.

     Fue en un principio la Cueva del Suizo en recuerdo de un miembro de la guardia valona que excavó en el siglo XIX el recinto con el fin de encontrar un tesoro. El tesoro lo encontró Enrique Laza en forma de excremento de murciélago, la murcielaguina, que ya se usaba como un excelente abono[1]. Hizo un pozo y extrajo toda la excrecencia del mamífero alado[2]

     La consideración de la cueva cambió a partir de la visita del prehistoriador y divulgador del arte e industrias prehistóricas de la península Ibérica, Abate Henri Breuil[3], quien, acompañado del prehistoriador malagueño Miguel Such[4], tomó notas de las pinturas rojas de la cueva hacia 1918. La cueva pasó a los herederos de Don Enrique Laza y en los años 90 del siglo XX tuvo un alquiler municipal por parte del Rincón de la Victoria. En 2009 se inició un expediente de expropiación de la Cueva del Tesoro con un justiprecio de 4,9 millones de euros[5]

     Pero esto ya es otra historia, que nos aparta de Enrique Laza, fallecido en 1957, y que nos ha servido para mostrar la curiosidad intelectual de boticario veleño por encontrar medios para la elaboración de medicamentos naturales y hallar la utilidad como fertilizante de residuos orgánicos.

     La curiosidad y la preocupación por la vida de los demás. Lo que hoy llamamos empatía o simplemente la obligación que conlleva la profesión médica, movió a la familia de Joseph William Noble o José Guillermo Noble (1797-1861) a cumplir su voluntad tras morir de cólera en Málaga. Cuando se recuperaba en esta ciudad de una enfermedad, asistió a un enfermo de esa terrible epidemia, abandonando la fonda de la Alameda en la que se alojaba. Contrajo el cólera y murió el 6 de enero de 1861.

Hospital Noble de Málaga

    Sus herederos crearon un hospital auxiliar para atender a los vecinos, pero también a los marineros de todas las naciones que arribaran a la capital malagueña. El terreno fue concedido gratuitamente y el edificio sería gestionado por la Beneficencia Municipal con la condición de recaer la propiedad otra vez en la familia Noble en caso de ruina. La familia ofreció una donación de 20.000 a 25.000 duros.

     Los terrenos cedidos estaban en La Malagueta[6]. Tras las vicisitudes habituales de permisos, dilaciones, proyectos y construcciones, el 24 de septiembre de 1870, ante el notario José Ponce, el alcalde José Novillo y tres concejales firmaron la escritura de cesión del hospital a Málaga, que ocupaba un terreno de 4.940 metros cuadrados.

    Hasta principios del siglo XX, la vida del hospital fue difícil. Su labor auxiliar en manos de la Junta de Damas de las Hijas de la Caridad desde 1884 se orientaba a principios de siglo a cuidar enfermos y enseñar a los niños de la barriada para cuidar su educación en un colegio que estuvo abierto hasta 1931.

Plaza del General Torrijos

     En 1923 la gestión pasa a manos de la Junta de Damas de la Cruz Roja. En esta gestión no se cedía la Casa de Socorro del distrito de la Alameda.

     Tras la instauración la II República, el Hospital Noble fue propuesto para su incautación en una moción del alcalde García Morales el 17 de junio de 1931. La intención era que pasara a la Beneficencia Municipal porque el alcalde consideraba que se incumplían los fines sugeridos por la familia Noble. El 10 de agosto de ese año se hizo un inventario general y se detalló las obras realizadas desde su creación con los costes que hubiesen tenido. Tras debates de distinto calado, el nuevo Hospital abrió con el nombre de Municipal, ya no de Noble, bajo la dirección del Doctor Guerrero Andrade.[7] La historia posterior excede de nuestras pretensiones. Añadiremos, eso sí, algunas características del edificio que albergó hasta 1936 el Laboratorio de Bacteriología de Málaga.

     El Hospital Noble de Málaga se ubica en la rotonda del General Torrijos— sí, el del famoso cuadro de Gisbert[8]—, al final del Paseo del Parque, justo delante de la Plaza de Toros— como contaba Gloria—, conformando una fachada de cierre a la carretera, cercano al inicio del Paseo de Reding. Perpendicular al corredor de la N-340.

     De estilo neogótico inglés y aire románico, el edificio cuenta la importancia de la colonia inglesa en la zona. En el Cementerio Inglés reposan los restos de Joseph Noble. Hoy alberga edificios administrativos municipales. En las primeras fotos pudimos observar los ladrillos de color rojo tierra y la mampostería. Una gran nave longitudinal tiene un pasillo central que se abre a las dependencias, distintas y alineadas a cada lado. En los extremos, dos alas transversales, y en una de estas alas, una capilla. En el edificio colaboraron los arquitectos Cirilo Salinas, José Triguros y Juan Nepomuceno Ávila, que firmó la autorización de la obra[9].

     Como indicamos en la entrada Notas sobre el Laboratorio de Bacteriología de Málaga (1), Enrique Laza escribió a la comisión ejecutiva de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE), presidida por Menéndez Pidal, Bolivar, Torroja y Casares el 22 de agosto de 1933. Casares era reacio a ceder el material, lo que mueve a Laza a escribir a su paisano malagueño de la Residencia de Estudiantes, Alberto Giménez Fraud. Le pide que influya sobre la JAE, que él conseguirá mayor implicación económica por el ayuntamiento de Málaga. Que no habrá o habría interferencias en la labor científica del laboratorio.

Plano de Málaga en 1918. 1:7500. IGN.

     El 17 de octubre de 1933, el secretario de la JAE José Castillejo le envía una carta diciendo que cree que se aprobará todo[10].

     Como hemos visto, el Laboratorio de Bacteriología de Málaga tuvo un parto largo y difícil. Enrique Laza Herrera y la Sociedad Malagueña de Ciencias mostraron un empuje y decisión, lleno de paciencia, que fue digno de encomio, especialmente en esos años en los que parecía que todo se había parado. Aunque, como observamos, al final se orientó más a la atención hospitalaria que a la ciencia aplicada[11].

     Una nota en el epistolario de Jiménez Fraud, una lectura en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías y el esfuerzo de quienes lucharon por el desarrollo de la ciencia en España.



[7] LARA GARCÍA, M. P.: Historia del Hospital Noble de Málaga (1865-2004). Isla de Arrayán, XXV, junio 2005, páginas 189-215.

[10] CARRASCOSA, A. V.: La Sociedad Malagueña de Ciencias y establecimiento del Laboratorio de Bacteriología de Málaga. Boletín de la Academia Malagueña de Ciencias. Número 10. 2008. Páginas 129-142.

[11] CARRASCOSA, A. V. y MARTÍN ALBADALEJO, C.: La Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas y la Institucionalización de la Microbiología. En El desarrollo de la Microbilogía en España, Volumen I, coordinado por CARRASCOSA, A. V y BAGUENA, M. J. Fundación Areces. 2019. Páginas 192-201.

Notas sobre el Laboratorio de Bacteriología de Málaga (1)

Enrique Laza Herrera, presidente de la Sociedad de Ciencias de Málaga

     

      Pocas veces un proyecto surge en un instante. Conocemos logros humanos que tardan años en fraguar. El sigilo puede imponer un largo proceso y la inversión surge tras largos intentos. Estas mismas letras parten de una nota apenas esbozada a finales de 2022.

     Leyendo la correspondencia entre el malagueño Alberto Jiménez Fraud y el ciudadrealeño José Castillejo en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, me encontré con noticias de uno de los proyectos de la Junta de Ampliación de Estudios que incluyó bajo la denominación de Laboratorio en provincias.

      Un farmacéutico de Málaga, Enrique Laza Herrera, en la primavera de 1921, enviaba una carta con un recorte de prensa al director de la Residencia de Estudiantes, por la confianza que imponía la ciudadanía compartida. El asunto: instalar un laboratorio de Bacteriología en Málaga. La carta fue reenviada a Castillejo, secretario de la Junta de Ampliación de Estudios, con la dirección de Laza. Con una petición final: contestar la carta de Laza.  

Residencia de Estudiantes, dirigida por Alberto Jiménez

     Se ha revisado esta anotación de diciembre del 2022 a finales de junio de 2023. El proyecto del Laboratorio de Bacteriología no hubiera sido posible sin el empeño de este farmacéutico de Málaga durante más un decenio de frustraciones. Con la búsqueda de un local apropiado. Del desarrollo de este escrito se verá si se llega al local o se deja para su continuación. De ello habló con Gloria, coordinadora de Museos de Manzanares, como había vivido allí y conocía la zona[1]. El edificio era/es Noble. Y es, patrimonialmente, noble.

     Se propone indagar, someramente, las decisiones de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) sobre la creación del Laboratorio de Bacteriología.

     El decreto fundacional de la JAE señalaba, en su artículo 16, la intención de difundir los trabajos de investigación. Se intentaba que saliese de la capital de España, más o menos un proceso de descentralización. Hubo una sesión de JAE, de 14 de enero de 1921, en la que se daba cuenta de los anuncios en provincias para instalar laboratorios científicos. A esta iniciativa se sumaron varias ciudades, entre otras, Málaga.

     En las fichas que se guardan en JAE[2], se comisiona en 1921 al presidente de la Sociedad Malagueña de Ciencias, don Enrique Laza Herrera para la creación de un Laboratorio en Málaga.

     Enrique Laza Herrera estudió Farmacia en Granada. Había nacido en Vélez Málaga en 1872, y gracias a sus estudios farmacéuticos, se encargó de organizar botánicamente el legado de Mariano La Gasca. En 1890 ya formaba parte de la Sociedad Malagueña de Ciencias de la que llegó a ser presidente dos veces, y desde esta sociedad promovió el laboratorio del que escribimos. Fue, asimismo, presidente del Patronato del Instituto Escuela en Málaga, y, cómo no, detentó una prestigiosa botica[3] en la ciudad de los jazmines en las biznagas.

     El 27 de enero de 1922, la Sociedad Malagueña de Ciencias, en un oficio, aprueba la creación del laboratorio y nombra miembros para una comisión local.

     Se ha de esperar al 1 de septiembre de 1933 para que Enrique Laza consiga reactivar el proyecto, paralizado durante once años. De la confianza que tuvo en él Alberto Jiménez Fraud es significativa una carta que envía a José Castillejo en la que manifiesta que le parece bien todo lo que el farmacéutico Laza hace, que es digno de confianza y discreto.

     El 4 de septiembre de 1933 Laza escribió a Jiménez Fraud sobre las gestiones que estaba realizando ante el Ayuntamiento de Málaga para que solicite el material sanitario para el Laboratorio de Bacteriología. Pretendía que la institución local lo instalara de forma conveniente en el Hospital Noble. Que la JAE permitiera que allí se practicaran los análisis clínicos por personal competente y autorizado tanto por JAE como por la Sociedad de Ciencias. La JAE haría allí otras labores, reposición de material o cursos sin gravamen para el ayuntamiento, el cual se encargaría de la custodia y gastos generales o de entretenimiento. El Hospital Noble, manifestaba Enrique Laza, ofrecía una sala con salida independiente y con patio pasadizo para poder experimentar con animales[4].

     El proceso se acelera hacia el 22 de septiembre de este año cuando se acuerda la entrega de material al Hospital Noble de Málaga. El 23 de octubre de 1933 se designa vocal del comité de Málaga, compuesto por un delegado del Ayuntamiento, un representante de la Sociedad Malagueña de Ciencias y un representante de la JAE.

     Las condiciones que debe tener el Laboratorio de Bacteriología de Málaga son aprobadas en la sesión celebrada el 5 de diciembre de 1933 por JAE. Condiciones que son comunicadas a alcalde de Málaga, mediante oficio el 13 de diciembre.

     Mediante un último  comunicado, el 20 de enero de 1934, se dice que cinco días antes se ha constituido definitivamente el Laboratorio de Bacteriología. Laboratorio que funcionará hasta el primero de septiembre de 1936[5].  (continuará)

 

Málaga en 1883. IGN

  


[1] 28 de junio de 2023. La primera referencia de lectura en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías sobre este asunto el 20 de diciembre de 2022: Epistolario de Alberto Jiménez Fraud. Edición de James Valender y otros. Fundación Unicaja y Residencia de Estudiantes. 2017.

[2] Archivo de la JAE en Edad de Plata, Residencia de Estudiantes, CSIC. http://www.residencia.csic.es/

[3] Epistolario de Jiménez Fraud, obra citada, página 604.

[4] Epistolario de Jiménez Fraud, obra citada, carta 4 de septiembre de 1933. Consultada en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías el 28 de junio de 2023.

[5] Carpeta número 4. Laboratorio en provincias. Laboratorio Bacteriológico Málaga. Junta de Ampliación de Estudios.

 

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