Abrumado
y mimbrado, como varita salicácea, que crece en las riberas,
era fuente de los ríos, de babeles. Sauce llorón, inútil y
grande; adorno de pie triste, monólogo insulso, cual
piedra, o rayo, quemada, rueda reticular rala, soy, al fin, osado
hueso roto.
Suena
Pergolesi al fondo, en calma oía Stabat Mater. Y un ruido lejano se
oculta al alma que, si existe, busca y huye, toca y siente, inmortal
e incrédulo.
Y
el indómito espíritu abraza empeños, que, lucha o aparta de
grandes disputas, ciertas o provocadas, producto fatuo de calambur
huído, a la calidad y dinero, disimulo y arreo, que ensilla mula,
caballo y asno.
Equinos
somos.
En
el equinoccio, la igualdad consigue, y lo natural crece, sin su
aprecio hoy.
Ni
Sol y Luna son asolados seres, lunáticos entes. Conviven. Pero,
también, compiten.
Escarabajos
peloteros, en estiercol bolas, sus huevos depositan. Casi como
humanos, con fines racionales, buscando límites.
Rachmaninov
leve, cuando Visperas oí, y cuando escarabajo vivió a su muerte y
al duro estiercol, joya preciada es. Amuleto de poder, escarabeo y
vida, protección distinguída de los antiguos egipcios.
Surgiendo de la materia, el poder de sobrevivir, del estiercol sale
hacia la vida eterna.
Al
fin resilente, su signo y señal, que era/es y significa, prueba
adaptable, muestra capaz, vida aceptable.
#Deslavazado #Conjunción
(Espero que le guste, amable lector. Sígame, si le place.)
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