LOS
#CATORCE #PUNTOS DE #WOODROW
WOODROW WILSON |
Durante la noche del
siete al ocho de enero de 2020 el ejército de la República Islámica
de Irán ha bombardeado bases americanas en Iraki
como respuesta al ataque americano que acabó con la vida del general
iraní Qasem Soleimani. Durante su entierro se produjo una estámpida
que produjo al menos cincuenta muertos entre los condolientes.
Recordaba estos datos de
actualidad mientras repasaba los catorce puntos de Woodrow Wilson y,
al instante, me invadía cierta melancolía, pensando que seguía
habiendo zonas del mundo donde la paz no encontraba sitio donde
alojarse. En lugares donde las civilizaciones urbanas habían
surgido, la pugna entre los gendarmes mundiales y los poderes locales era cruel tanto sobre el terreno como en el tablero digital o en las
tribunas del derecho internacional al que siempre se apelaba y que
muchas veces se incumplía.
Wilson propuso los catorce
puntos para dar fin a la gran guerra de Europa que desde 1914 asolaba
el continente. De forma bienintencionada, embargado, y embargados los
contendientes posteriormente por el llamado espíritu de Versalles, de corta duración, propuso:
1, que los acuerdos
internacionales fueran públicos.
2, la libertad de navegación
absoluta por todos los mares fuera de las aguas territoriales.
3, la supresión de las
barreras económicas y comerciales.
4, la reducción de
armamentos.
5, el arreglo libre de las
reivindicaciones coloniales.
6, evaluación y regulación
propia de los territoritorios rusos.
7, evacacuación y
restauración de Bélgica.
8, liberación del
territorrio francés incluido Alsacia y Lorena.
9, reajuste de las fronteras
italianas.
10, desarrollo autónomo de
los pueblos de Austria-Hungría.
11, organización política
de los pueblos balcánicos.
12, organización y autonomía
de los pueblos del Imperio Otomano y régimen libre de paso y
comercio de los Dardanelos.
13, independencia de Polonia.
14, creación de la Sociedad
de Naciones.
La intervención de los
americanos fue decisiva para el desarrollo y final de la guerra.
Representaban el triunfo de la democracia, su presidente Wilson
proponía el fin de las diferencias entre las naciones europeas
utilizando la razón en vez de la fuerza. Sus propuestas tenían una
alta carga ética que provenía de un país donde la democracia se
había ido desarrollando largo tiempo. En una Europa tan variada, tan
destruida, tan históricamente enfrentada, estos mensajes fueron
díficiles de adaptarii.
Aún. Hubo reticencias de las potencias aliadas para aceptar las
propuestas de la potencia emergente tras la guerra. En primer lugar
de los franceses que deseaban someter, pero a la vez temían, al
poder alemán ante fururas agresiones. Los ingleses, al mismo tiempo, temían perder el
control del tráfico marítimo, su talasocracia. Y otros países
deseaban resarcirse del desastre bélico. E, incluso, los americanos no
se sentían obligados por estos mismos acuerdos pues eran los
europeos los que debían organizarse.
Como se vió, los acuerdos
tras una guerra los redactan los vencedores sobre los vencidos y
estos se consideraron, a su vez, humillados por estos acuerdos
redactados por los dueños de la victoria, independientemente del
carácter democrático del país que lo redactara. Finalmente, los
Estados Unidos no participaron de la Sociedad de Naciones, siendo
como era ya la primera potencia económica y militar, por decisión
del Senado de su país, y el control de la Sociedad de Naciones fue ejercido por las potencias
europeas del conflicto que ya no reflejaban la organización geopolítica mundial
que se estaba creando. Fue, eso sí, un paso adelante en la creación
de organismos supranacionales.
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ii DE
LA TORRE GÓMEZ, H. (coord.): Historia Contemporánea (1914-1989).
Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2010. Páginas 41-60.
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