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Mausoleo de Julián Gayarre, Roncal, Benlliure. Flickr |
El ángel
escucha la melodiosa voz del tenor. Los últimos cantos flotan por el éter
infinitamente. Son voces que salen del féretro de bronce sujetado por dos
alegorías, la “Armonía” y la “Melodía”, que, con esfuerzo y cuidado, llevan
al cielo el difunto. Junto al sarcófago de mármol abierto, a los pies, le llora la musa, con más de
una furtiva lágrima, compungida por la rotura de la lira que le
une a Gayarre, muerto.
El telón rasgado une féretro y sarcófago durante un último instante, con la duda de oficiar de sudario, manto o capa del difunto que no sabemos sí es inconsútil y dónde acabará su destino. Los despojos no serán olvidados porque en la blanca piedra se anotaron los éxitos pasados frente a las inclemencias del futuro.
El mausoleo
de Julián Gayarre compite en fama con los quesos de Roncal donde nació. En 2011
comenzaron las labores de restauración y conservación de un grupo escultórico
que permanecía a la intemperie.
Desde el primer momento recibió cuidados de conservación, pero el tiempo pasado y la ubicación han producido daños que exigen mantener una conservación preventiva. Desde una limpieza superficial en seco que elimine los depósitos que caen en la base del mausoleo, especialmente en ciertas estaciones, hasta un tratamiento contra los hongos de carácter bianual, pasando por la reposición de los morteros de las juntas cuando sea preciso o la revisión de las películas protectoras cuando los rayos ultravioleta afecten a su estructura.
Se da a entender que es necesaria la
elaboración de unas pautas de mantenimiento a corto y medio plazo con los
recursos que las administraciones que tutelan el mausoleo dispongan. Así como
una mejor vigilancia: Se sustrajeron componentes decorativos de bronce, se han
realizado grafitis en un vaso de mármol y en las gradas. A veces el turismo
cultural no lo es tanto.
Una
propuesta que se presentó fue el traslado del mausoleo a un recinto cerrado
como un museo en la misma localidad para la mejor conservación de la obra. Se
descontextualizaba de su ubicación original, pero se pensaba en su futuro.
Hay que sopesar qué es necesario: Conjugar la representación de unos ritos simbólicos funerarios de recuerdo de una persona individual con el carácter público de una obra de patrimonio cultural que es también un recurso turístico.
Eduardo Miura y Sánchez Mejías en Mausoleo Joselito, Benlliure. Wikimedia |
Ignacio Sánchez Mejías acudió al taller de Benlliure al año siguiente del suceso ocurrido en Talavera de la Reina. Los humanos deciden que hay seres que, por sus cualidades propias, naturales, dominan el fuego o los elementos y que son a semejanza de los inmortales que poseen magias y crean religiones que les hacen invencibles. No tiene por qué esa persona creer que tiene ese don o que lo posee. Esa persona corre un riesgo, lo sabe. El resultado fue que su cuñado y compañero de oficio encargó al escultor una obra en su recuerdo. Benlliure representó el cortejo fúnebre que transportaba a hombros con la tapa retirada, visible y exangüe el cadáver, porque así lo presenció el escultor.
La talla será en bronce humano para los familiares y destacados
personajes del mundo circular taurino con el pueblo sevillano. El cuerpo de nariz aguileña tiene el
color del blanco marmóreo de Carrara. Supuso desde su elaboración algo más que el culto a un muerto, por su simbolismo y cultura. Acabado en marzo de 1924, se
expuso en el Palacio de Exposiciones de Sevilla hasta que en 1926 reposó en el
cementerio de San Fernando. Hay dudas de la suscripción popular para el
mausoleo. Sánchez Mejías pagó una parte y, durante los cien años reglamentarios,
el terreno ha sido propiedad de la familia.
Niños,
gitanos, garrochistas y demás gentes del pueblo andaluz llevaron a hombros el
cuerpo de José Gómez. En la obra se intenta reflejar ese dolor típico,
genuinamente andaluz. Las ropas, con sus grandes pliegues tallados, ondulan
equilibradamente. En su momento se habló de la posibilidad de una ubicación
distinta a la pensada, el cementerio de San Fernando. La idea, tal vez, era que
pudiera verlo mucha gente. Por la popularidad del fallecido, hubo quien lanzó
la idea de destinarlo al Parque de María Luisa. El modelado en yeso previo se
encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia. El rito funerario se
convertía en arte.
Se comenta
que Mariano Benlliure no fue aficionado a la tauromaquia, sin embargo, le
interesaba la plasticidad de su práctica. El mausoleo de Gayarre abrió las
puertas del éxito a Benlliure. El mausoleo de Joselito fue una de sus últimas creaciones
geniales. El tema elegido pudo ser original o no. Se habla de uno semejante, anterior
o no, de Bistolfi.
Las dieciocho figuras que conducen el cuerpo de Gallo III a hombros transportan el sentimiento y la fe en los ídolos. Las tres edades del hombre se reflejan en el viejo, el mozo y el niño. Los amigos de la infancia, aquellos que tendrán también una luctuosa tarde, las mujeres que guardarán su ausencia… Dentro de los cánones de la época y momento. En la proa, la imagen de la Virgen Macarena. De bronce y mármol, de vida y muerte.
Chueca Goitia escribió sobre la popularidad que gozó este grupo escultórico debido al atrevimiento de su factura y por conseguir un tratamiento anecdótico. Lo compara a Rodin porque ambos tenían sus propias ideas, unas ideas simples, para comprender a los griegos. No como eruditos ni hombres de ciencia. Ni siquiera como arqueólogos. Tenían las ideas sencillas de los artistas.
Los burgueses de Calais. Rodín. Flickr |
Ahora que
se conoce las circunstancias del mausoleo del cementerio de san Fernando, las
soluciones se podrían copiar de las tomadas en el mausoleo de Roncal a corto y medio plazo, y pensar a largo plazo sí se puede mantener o no en su ubicación
actual, con las consideraciones patrimoniales oportunas.
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BIBLIOGRAFÍA:
— CHUECA GOITIA, F.: (1964) Mariano
Benlliure en el primer centenario de su nacimiento, en Archivo del Arte
Valenciano, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Valencia.
— DÍAZ MARTÍNEZ, S.: (2012) Conservación y
restauración del mausoleo a Julián Gayarre por Mariano Benlliure en Roncal,
Navarra. En Patrimonio en riesgo; seísmos y bienes culturales 6.
— GIMÉNEZ SERRANO, C.: (1989) Mariano
Benlliure y su tiempo, en Archivo del Arte Valenciano, Real Academia
de Bellas Artes de San Carlos. Valencia.
— GIRBÉS PÉREZ, J.: (2019) Patrimonio
Olvidado. La escultura funeraria de Mariano Benlliure Gil. XX Encuentro de
cementerios patrimoniales, Málaga.
— IGUAL UCEDA, A.: (1963) Vida y arte de Mariano
Benlliure, en Archivo del Arte Valenciano, Real Academia de Bellas
Artes de San Carlos. Valencia.
Blas, de verdad te digo que el momento de leerte es un ratito muy placentero. Debes ser un gran conversador. Es lo que relatas y la forma en que lo haces. Te envío muchos saludos!
ResponderEliminarGracias, Maty. Tus palabras son muy alentadoras. ¡Igualmente, muchos saludos!
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