"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

Antonio Machado: profesión de fe

     

    

Instituto Antonio Machado en Soria. Wikimedia.

     Antonio Machado nació con la restauración borbónica de 1875, su primera madurez llegó con el Desastre de 1998 y sintió la sensación de decadencia nacional de un país que se había olvidado de sí mismo con su pobreza, analfabetismo y desigualdades.

      En el primer cuarto del siglo XX viviría el auge del anarquismo, el surgimiento del pistolerismo, la Semana Trágica de Barcelona de 1909, y una especie de breve fulgor económico con la neutralidad durante la Primera Guerra Mundial. Vivió el final de la restauración borbónica con el desastre de Annual de 1921 y la dictadura de Primo de Rivera de 1923. Y sus últimos años vieron la llegada en 1931 de la II República y la Guerra Civil. Todo ello trufado por la Belle Époque y el segundo periodo más fértil de la cultura española: La Edad de Plata.

      Antonio y Manuel Machado eran hijos de Antonio Machado Álvarez, Demófilo, abogado y reputado folclorista, que envió a sus hijos a estudiar a la Institución Libre de Enseñanza, que habían fundado, entre otros, Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío.

      Las necesidades económicas provocaron el viaje del padre de Machado a Puerto Rico. Su mala salud le hizo volver hacia 1893 y falleció poco después. Antonio contaba con dieciocho años. Su primera colaboración literaria se fecha en 1892 para la revista satírica La Caricatura. Con su hermano Manuel colaboró en el Diccionario de ideas afines de Eduardo Benot.

      Trabajan y viajan como traductores y redactores en el diccionario hispánico de la editorial Garnier, iniciando una etapa parisina en la que conocen a la intelectualidad de finales del siglo XIX y principios del XX. Es la época de la eclosión del modernismo. En 1902, Antonio Machado, en uno de sus viajes de ida y vuelta a París, conoce a Rubén Darío en la capital francesa. De esta amistad o admiración será reflejo en 1903, cuando en Soledades le dedica algunos poemas.

      Por consejo de Giner de los Ríos y Miguel de Unamuno preparó una cátedra de francés y obtuvo la plaza de Soria, adonde llega en la primavera de 1907. Allí conocerá a Leonor Izquierdo, menor de edad, con la que se casa dos años más tarde, con solo 15 años. Establece con la ciudad soriana un vínculo afectivo y, también, un vínculo intelectual. De las excursiones de 1910 germinaría Campos de Castilla. Gracias a la Junta de Ampliación de Estudios hace un tercer viaje a París. Leonor le acompaña. Asiste a clases de Bergson, escribe La tierra de Alvargonzález, tratan a Rubén Darío. La feliz estancia se trunca. Leonor enferma en julio de 1911 y fallece en agosto del año siguiente, a los dieciocho años. La única alegría de esos días fue la publicación de Campos de Castilla.

      Cuando Azorín proyectaba una antología en 1913, Antonio Machado redactó una autobiografía en la que decía que tenía un gran amor a España, pero tenía una idea negativa de ella. Que lo español le encantaba y le indignaba. Se consideraba un creyente en una realidad espiritual opuesta al mundo sensible. Manifestaba, además, una gran aversión por lo que escribía, tras haberlo escrito, y su mayor tortura era corregir las pruebas de imprenta. Sentía, o explicaba, que todos sus libros estaban llenos de erratas.

      Gerardo Diego escribió años más tarde un artículo en el que analizaba el siguiente poema de Campos de Castilla:

 

Profesión de fe

     Dios no es el mar, está en el mar, riela

como luna en el agua, o aparece

como una blanca vela;

en el mar se despierta o se adormece.

      Creó la mar, y nace

de la mar cual la nube y la tormenta;

es el Criador y la criatura lo hace;

su aliento es alma, y por el alma alienta.

 Yo he de hacerte, mi Dios, cual tú me hiciste,

y para darte el alma que me diste

en mí te he de crear. Que el puro río

de caridad que fluye eternamente,

fluya en mi corazón. ¡Seca, Dios mío,

de una fe sin amor la turbia fuente!

     Decía Gerardo Diego que en los endecasílabos o en las silvas mezcladas de heptasílabos del poema, la sentencia se imponía constantemente y el aire retórico— exquisito y sincero— dotaba la superficie de corriente sonora. 

     El tono y el ritmo de los seis últimos versos le hizo descubrir el subyacente soneto porque, según Diego, Antonio Machado lo envió a imprenta sin espacios, como una silva. Dos serventesios, en cada uno de los cuales hay un heptasílabo, seguido precedían después de una larga pausa a los seis versos de los posibles tercetos. Utiliza un orden muy raro en los clásicos, pero frecuente en los autores modernos.

     Como se ha señalado, Campos de Castilla se publicó en 1912. Sus 54 poemas iniciales fueron aumentados hasta 123, conformando el núcleo de la poesía machadiana. Representa el pensamiento crítico e histórico de la generación del 98.

     En el tren, cuando se marchaba de Soria a Baeza tras la muerte de Leonor, en abril de 1913, escribió la siguiente despedida:

“En la desesperanza y en la melancolía

De tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.

Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,

Por los floridos valles, mi corazón te lleva”

(Fragmento de Recuerdos, incluida en Campos de Castilla)

 


 

 

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 Referencias consultadas:

 —LORENTE, A y NEIRA, J.: (2021) Doce escritores contemporáneos. UNED. Madrid

—DIEGO, G.: (2000) Obras completas, Tomo VII, Prosa. Edición de José Luis Bernal. Alfaguara. Madrid. Es un artículo que se publicó en La Torre, n.º 45-46, titulado Antonio Machado y el soneto, en 1964. Reseñado en el Archivo Museo Sánchez Mejías (29-02-24).  

—MACHADO, A.: (1977) Poesías completas. Austral, Espasa Calpe. Madrid.

2 comentarios:

  1. Un post magnífico, me ha encantado. Aún recuerdo el día que visité su tumba en Colliure y recité varios poemas en homenaje, la casa donde murió él y su madre dos días después. Fue impactante. Un abrazo

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    1. Nuria, buenos días: En Colliure reposan sus restos y el final de su vida. Me interesa mucho de Antonio Machado su capacidad intelectual. Del cuestionamiento que hace de lo que ama, piensa y escribe. Como un intelectual, repito. Un abrazo.

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