Cultura y sociedad

El arco de medio punto y la magnificencia

Arcos de medio punto sobre columnas de mármol en Palazzo Medici Riccardi, canon renacentista


 

 Muro a muro, hueco a hueco,

La historia es este descanso

Dónde opera aún el eco

De una gran voz, hoy ya manso

Discurrir de una armonía

Presente. La galería

Conduce hasta el gran conjunto,

Que muda todo sol en

Luz serena. ! Mira bien

El arco de medio punto!

(El arco de medio punto, El pájaro en la mano, Cántico, Jorge Guillén)

     Fatás y Borrás definieron el arco como un elemento sustentante, que descargaba los empujes, desviándolos lateralmente, y que estaba destinado a franquear un espacio más o menos grande por medio de un trayecto generalmente curvo. Ellos sabían que los empujes eran fuerzas que se transmitían de una estructura edificada a otra que la sustentaba.

     Esther Alegre dice que el arco solventó el problema de las luces libres, abriendo grandes huecos utilizando pequeñas piezas de ladrillo o piedra. El arco era conocido en el Antiguo Egipto, pero no fue utilizado en la arquitectura monumental por inadecuado frente al sistema adintelado, restringiéndose a casos excepcionales y zonas poco visibles. Asirios en Mesopotamia, hititas en Anatolia y la Grecia micénica utilizaron el arco. En la Grecia clásica, por contra, fue utilizado en casos excepcionales, teniendo que esperar al periodo helenístico de su cultura. Los romanos aprendieron a utilizar el arco de los etruscos y lo desarrollaron plenamente uniendo las dovelas con argamasa o grapas. Los monumentos públicos romanos adoptaron este elemento constructivo que pasa a la arquitectura medieval cristiana.

     El empleo de diferentes arcos pudo caracterizar distintos estilos arquitectónicos. Aunque no fuera exclusivo, el arco de medio punto caracterizó el arte románico; el arco de apuntado distingue al arte gótico; en el Renacimiento hubo preferencia por el arco de medio punto y el rebajado; y el arte islámico se sirvió del arco de herradura, también utilizado en el arte bizantino y mozárabe.

     El arco de medio punto es un arco semicircular, con la flecha igual a la semi-luz. Prototípico, y caracterizador del arte romano, románico y renacentista. Su línea de arranque o salmer comienza en la parte superior de los capiteles. La rosca es el conjunto de materiales que forman la curvatura del arco de frente; el intradós es la superficie interior; el trasdós es la superficie exterior; las piezas que componen el arco son las dovelas, que están separadas por las juntas, y la clave es la superior; la parte más alta recibe el nombre de vértice o ápice. La distancia entre los apoyos sobre los que descansa el arco es la luz. La flecha es la altura del arco desde la clave a la línea de arranque.

     Según Alicia Cámara y Antonio Urquizar, a principios del siglo XV en Florencia y Nápoles se codificó la idea que propugnaba que la magnificencia era una de las virtudes o propiedades necesarias para el buen gobierno. Realizar grandes gastos en arquitectura, fiestas, vestido y ornamentaciones con el fin de contribuir a la comunidad. Las inversiones, por ejemplo, de los Medici en sus palacios contribuían al bienestar de la familia, pero, además, al bien común de la ciudad, puesto que engrandecían la imagen e importancia de Florencia. Esa magnificencia de origen bajo medieval tuvo una complejidad conceptual con el humanismo, ya que se elaboró un lenguaje cultural que iba más allá del lujo. Se empezó a reconocer la habilidad de los artífices de las obras y a darles a estas mismas obras un contenido y un significado que las legitimaba simbólicamente. Al mismo tiempo, se comenzó a utilizar estrategias artísticas de creación de la imagen pública, teniendo un desarrollo sin precedentes al convertirse en instrumento de propaganda política.

Arcos de medio punto sobre columnas de piedra, Casa de los Merino. Fuente: Manzanares (Ciudad Real). 

     Esta visión del arte se desarrolló en las cortes italianas del siglo XV y se extendió al resto de Europa durante el siglo XVI. Los gobernantes europeos introdujeron en sus territorios los contenidos ideológicos y las formas de representación italianas, dando lugar a los primeros pasos del coleccionismo, que surge con motivo de los planes de ostentación social y política.

     La magnificencia quedaba representada por los palacios y, en su gradación social, por las casas nobiliarias, señoriales y solariegas. La fachada era la primera imagen de magnificencia porque era perceptible a cualquier componente de la sociedad. Sin embargo, era al atravesar esa fachada cuando los privilegiados que podían entrar en estas edificaciones podían ser acogidos en las salas y espacios de representación. Aunque inicialmente la planta baja fue utilizada como muestra de la riqueza- los patios de la zona residencial, y lugar de negocio de los Medici -, las escaleras marcaron la facilidad o no de acceso a los salones superiores del señor. Escaleras que definirían la magnificencia de los palacios renacentistas. 

     El poder, como el arco, descargaba sus fuerzas en los elementos que le sustentaban, el pueblo, al que impresionaba con la magnificencia y capacidad de representación artística.

     Ejemplos utilizados en las fotografías:

     -Palazzo Medici Riccardi: https://www.palazzomediciriccardi.it/

      -Casa de los Merino, Manzanares: Hoy en día Centro Cultural Ciega de Manzanares, sede de asociaciones culturales locales y el Museo Manuel Piña.

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     Para saber más:

    https://www.alianzaeditorial.es/libro/humanidades/diccionario-de-terminos-de-arte-y-elementos-de-arqueologia-heraldica-y-numismatica-gonzalo-m-borras-gualis-9788420608488/  

     - https://www.cerasa.es/libro/la-materia-del-arte_49846/ 

     - https://www.cerasa.es/libro/renacimiento_55961/ 

     - https://manzanares.es/sites/default/files/docs/urbanismo/cat_manzanares_junio_2016.pdf

    - Guillén, Jorge: Cántico. Múltiples ediciones. 







Una gran pasión al servicio de una gran idea

 

   




    Han pasado 90 años de la muerte de Ramón y Cajal y recordamos aquí aspectos interesantes de su legado y su muerte.

     Ramón y Cajal estableció cuatro legados de 25.000 pesetas nominales cada uno para conceder cuatro premios: uno, anual, al mejor alumno de Anatomía de la Facultad de Medicina de Zaragoza; dos, para el alumno más sobresaliente de Histología y Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de Madrid; tres, a la mejor Memoria sobre Anatomía Patológica, Histología o Bacteriología en la Academia de Medicina de Madrid, bianual; y cuatro, al mejor trabajo de Psicología comparada de la Academia de Ciencias, bianual.[1]

     El premio Nobel lo recibió en 1906, compartido con Golgi[2]. Tal vez porque fue quien supo cómo utilizar el método del italiano para sus investigaciones. Método que no era utilizado o aprovechado por los demás científicos.

    El entierro de Ramón y Cajal fue anunciado como noticia en el cine Actualidades el 24 de octubre de 1934. El cine Actualidades había sido inaugurado en 1932, en la calle Gran Vía 48, Madrid. Ofrecía una sesión continua de 11 de la mañana a una de la madrugada, sin descanso, con precio único y asientos sin numerar, con películas de actualidad y culturales[3][4].

     Tras su entierro se celebraron sesiones necrológicas en su recuerdo. En el Instituto Nacional de Sanidad el 26 de octubre de 1934 participaron el ministro de Trabajo, el subsecretario de Sanidad, doctores y discípulos del científico y los hijos del fallecido[5]. El 29 de octubre anunció la Academia de Medicina que haría otra igual en su recuerdo.

    En la Gaceta, más tarde, se publicó la orden siguiente: La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre procederá con urgencia a emitir una serie de sellos de Correos de 30 céntimos con la efigie de Ramón y Cajal; la validez de los mismos acabará el 31 de diciembre de 1934; las existencias sobrantes de esta serie que quedaran en poder de los representantes y expendedores de la Compañía Arrendataria de Tabacos y en la Fábrica nacional, se retirarían de la circulación  y destruidas por el organismo que los fabricó[6]. Desde el 1 de abril de 1934 hasta el 8 de noviembre de 1936, la Gaceta de Madrid, antecedente del Boletín Oficial del Estado, se denominó Gaceta de Madrid: Diario Oficial de la República[7].

     A finales de noviembre de 1934, el ministerio de Instrucción Pública dispuso para honrar la memoria de Ramón y Cajal que se reimprimieran todas sus obras[8]. Su sillón en la Real Academia lo ocupó Blas Cabrera y Felipe, el científico que ejerció de cicerone de Einstein[9] en su visita a España. En el momento de suplir a Cajal era el director de la Academia de Ciencias.

    En 1945 se anunció la inauguración del Museo Ramón y Cajal en el que estuvo el ministro de Educación Nacional José Ibáñez Martín en representación del régimen franquista. En sus palabras dijo “sentirse, en nombre del Gobierno del Caudillo, ejecutor del testamento de Ramón y Cajal…”[10]

     Gracias a su nieta, María Ángeles Ramón y Cajal, sabemos que su discípulo Tello fue destituido tras la guerra civil y no presidió el acto de inauguración del museo en una zona del Instituto Cajal; que también fue marginado durante largo tiempo Luis Ramón y Cajal, hijo del sabio histólogo. Con motivo del primer centenario de su nacimiento, 1952, se traslada la sede del Instituto Cajal a Velázquez 144, edificio más moderno, pero de menores dimensiones, lo cual va en detrimento del tamaño del museo, produciendo el almacenamiento en cajas de objetos de Ramón y Cajal. Con un nuevo traslado, calle Dr. Arce en 1989, el museo deja de existir. El artículo de su nieta, 2002, muestra su esperanza de la creación de un nuevo museo, que sea amplio, moderno y vivo; estimulante para los jóvenes como desearon sus originales creadores. Su testamento fue protocolizado en Madrid el 5 de marzo de 1935 en la notaría madrileña de D. José Criado y Fernández-Pacheco[11], natural de Manzanares (Ciudad Real).

     El respeto y la devoción hacia Santiago Ramón y Cajal en vida fue unánime. Como muestra incorporamos parte de la carta que le dirigió Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, el 8 de septiembre de 1926:

      Excmo. Sr. D. Santiago Ramón y Cajal

     Alfonso XII, 62

     Madrid

 

                                                                                               Madrid, 8 de septiembre de 1926

     Mi respetable amigo y jefe:

     Con el objeto de difundir la obra de la Residencia, dando a conocer en España y en el extranjero lo que en ella se hace bajo el Patronato de la Junta de Ampliación de Estudios, hemos creado una Revista cuyo primer número acompaña esta carta.

     Es deseo vehentísimo mío y de la Residencia entera honrar nuestra revista con algo que se refiera a usted, porque el temor a molestarle robándole su precioso tiempo me impide pedirle una colaboración, por corta que sea, para nuestra revista…”[12]

 

     Han pasado noventa años de la muerte de Santiago Ramón y Cajal, decíamos. Un mes antes de morir dejó escrito en su testamento que se repartieran a sus estudiantes, anualmente, dos obras suyas, Recuerdos de mi vida y Reglas y consejos sobre investigación científica. “Se es verdaderamente anciano, psicológica y físicamente, cuando se pierde la curiosidad intelectual”. El legado intelectual fue la síntesis de la voluntad y la inteligencia. La voluntad era tan educable como la inteligencia y consideraba que una obra grande, fuese arte o ciencia, era el resultado de una gran pasión puesta al servicio de una gran idea[13].


     En 2017, al mismo tiempo que el Archivo de Simancas, el Archivo de Santiago Ramón y Cajal y la Escuela Española de Neurohistología fue declarado Memoria del Mundo por la UNESCO con el propósito de facilitar el acceso y preservar su legado como patrimonio histórico documental de los pueblos y con el fin de la conservación entre todos los miembros del organismo internacional citado. 



[1] ABC, 18 de octubre de 1934, página 17.

[2] ABC, 18 de octubre de 1934, página 20.

[3] ABC, 24 de octubre de 1934, página 66.

[5] ABC, 27 de octubre de 1934, página 38.

[6] ABC, 2 de noviembre de 1934, página 31.

[8] ABC, 30 de noviembre de 1934, página 31.

[10] Abc, 20 de diciembre de 1945, página 51.

[11] RAMÓN Y CAJAL, M.ª. A.: Orígenes del Museo Ramón y Cajal, del Legado y sus vicisitudes. Revista española de Patología 2002. Vol. 35, n.º 4.

[12] JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario. Edición de James Valender, José García Velasco, Tatiana Aguilar-Álvarez y Trilce Arroyo. Fundación Unicaja y Residencia de Estudiantes. Madrid 2017. Reseña 15-12-2022 en Archivo Museo Sánchez Mejías.

[13] GARRIDO MORENO, E. y PUIG-SAMPER, M.A.: Santiago Ramón y Cajal. Hasta donde quieres llegar. Instituto de Historia-CSIC. Madrid. 2021.

Visita al mar del Sur

     

Cádiz. BMRE


    "Dejemos, para no distraernos con memorias inolvidables mis días granadinos, y saludemos al paso a Málaga. Aunque no sea más que porque, de la mano de Manuel Altolaguirre y de José María Hinojosa y de mi jándalo bilbaíno, mi queridísimo Agustín Termiño, jándalo mediterráneo de los que se quedaron para siempre, descubrí el mar del Sur. Y de mi impresión nació un poema, "Visita al Mar del Sur", que dedique a Rafael Alberti y llegué a tiempo de incluir en "Versos Humanos", fuera de concurso..." 

    Gerardo Diego rememoraba con cincuenta años de distancia su primer viaje a las costas del sur de España en 1925. Vería las costas andaluzas, sus ciudades más populosas: Granada, Málaga, Cádiz, Sevilla... Dejaba para otra ocasión Córdoba. La ilusión y la idea tenía el propósito de encontrarse con Manuel de Falla, charlar con él, al cual conocía de Madrid, y con el que mantenía correspondencia. A Falla lo vio en Granada, pero como el músico supo que iba a Cádiz, le trazó un plano de viaje por donde conducirse.

     Recordaba que los consejos del gaditano le ayudaron a conocer la verdadera Cádiz. A su memoria llegaba las luminosas vistas desde la Torre Tavira en el mediodía de la Tacita de Plata; cuando se aprecian las calles que vertebran la ciudad, el remate de la catedral, los tendederos de las casas con las ropas agitadas por la brisa marina, los vecinos regando sus geranios... La vida de seres desconocidos.

    Falla le recomendó visitar el Museo de Bellas Artes para que disfrutara de los cuadros de Zurbarán que habitaron la Cartuja de Jerez. En casi soledad. Fue en ese recinto cuando escuchó Falla la música por primera vez y sintió que era su vocación.

    Otra impresión que se señalaba, y común a todos los visitantes, fue la que Gerardo Diego sintió al visitar Cádiz. Cómo era esa pervivencia de la ciudad, ahora unida por un istmo, y antes era una isla. Tantos siglos en tan poco espacio, con tantos visitantes, y sin que una ola se la tragase. Diego no recordaba o no conocía las olas tan inmensas que tuvo el maremoto posterior al terremoto de Lisboa.

     En el poema que dedica a Alberti muestra sus impresiones:

"Noche disuelta en jazmines, 

iluminada de escamas, 

que pulsa en todas las ramas

músicas de los confines.

Mullidora de cojines

para apoyar la cabeza, 

sé la única certeza

del sabor de este marisco, 

que aquel mar que airaba el risco

es el que hoy se despereza."

     Por lo que podemos apreciar el marisco le sirvió de inspiración. En Cantabria se llama jándalo a la persona que ha emigrado a Andalucía y luego vuelve a su tierra. También, y esta matización es importante, se le dice a aquella persona que vuelve utilizando la manera de hablar andaluza. El diccionario de la RAE nos dice, creemos que, por extensión, andaluza por su pronunciación. 

     Señala J. L. Bernal que Gerardo Diego fue durante toda su vida un peregrino apasionado por la geografía española y no española. Que había practicado la poesía viajera, apegada a un territorio o paisaje específico. Y por ello no era extraño la presencia de un montañés en la Bética, en la Andalucía occidental, la antigua Tartessos. 

     Diego cita al poeta y ganadero Fernando Villalón en su libro de los jándalos. El mundo se dividía en dos, según el ganadero: Cádiz y Sevilla. A esta última iría con los poetas de vanguardia, en el homenaje gongorino, con Ignacio Sánchez Mejías de cicerone.




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Para saber más- Bibliografía:

-Diego, G.: Obras Completas, Tomo IV. Reseña en Archivo Museo Sánchez Mejías 6-07-2023. Alfaguara. Madrid. 2000.

-https://www.ign.es/web/resources/sismologia/publicaciones/EfectosEspanaterremotoLisboa.pdf 

-Diego, G.: Manual de Espumas. Versos Humanos. Edición de Milagros Arizmendi. Cátedra. Madrid. 1995.

-https://dle.rae.es/j%C3%A1ndalo?m=form 

-Bernal Salgado, J. L.: La poesía de Gerardo Diego. Fundación Gerardo Diego. Santander. 2016. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6163127.pdf

Apolo y Marsias

   

Apolo y Marsias, José de Ribera

  Vencido en su caña tritoniaca, el sileno se quejaba quejumbrosamente de su suerte a su torturador: "¿Por qué me quitas a mí mismo?"

     Sus apolíneas manos no podían tocar la lira, ocupado el divino músico, como estaba, en desollar al sátiro, o al pobre humano, que nació como Marsias. 

     ¿Arrepentido estaba? ¡Sí!, aullando de dolor; porque sabía que al transformar su soplido en música se había rebelado contra el dulce placer del sonido de la lira, compitiendo, comparando, igualando. Más, ¿le había merecido la pena el esfuerzo de su humilde flauta?

    Su piel estaba siendo arrancada a tiras, revelando heridas sin fin, sin pausa, por donde manaba su sangre; ese torrente vital que se escapaba, que se le iba.

     Músculos, venas y vísceras mostraban y trasparentaban su aspecto; se precipitaban como la erupción de un volcán viejo que exhalaba su última ánima.

     Al mortal le lloraron sus iguales, los humanos, de todas partes, de toda condición. Su sangre y las lágrimas de los que sintieron su pérdida regaron la tierra. Un nuevo fluido fue expulsado al aire. Ascendió y se dirigió hacia las tierras de Frigia, formando el afluente más limpio del río Meandro. 

     Cuenta la leyenda que Marsias había inventado la flauta de doble tubo. Ufano por su éxito, creyó que su música era más bella que la emitida por la lira de Apolo. Y le desafío. Apolo aceptó el reto con la condición siguiente: el vencedor tendría la libertad, la posibilidad, de tratar a su antojo al vencido. Marsias perdió y fue desollado vivo atado a un pino. Después, se apiadó y lo convirtió en río. El arte helenístico y el pintor español José de Ribera trataron este tema.

     Cuenta también la leyenda, que fue Atenea quien inventó el aulos, pero que quedó horrorizada al ver como se le hinchaban las mejillas al soplarlo. Puede, igualmente, que no soportara las burlas de otros dioses del Olimpo ante su aspecto forzado o grotesco cuando tocaba la flauta doble. En estas burlas tomaron especial empeño Hera y Afrodita.

     Ante las burlas, miró en las limpias aguas del río cercano y vio su cara deforme al soplar la flauta. Tiró el aulos al suelo de forma brutal. Ella, que había nacido armada como guerrera, no lo podía consentir. Quien utilizase el aulos tendría para siempre la cara deforme. Ese sería el castigo para los atrevidos.

     Por esos parajes apareció Marsias guiado por la suave melodía que había oído y cogió la flauta y aprendió a tocarla sin pensar en su aspecto ni en lo que la diosa había sentenciado. Apolo se enteró de la osadía de Marsias y fue quien le retó para castigarlo.

     Unos hablan del debate entre arte y artesanía, como ocurrió con la fábula de Aracne que pintó Velázquez (Las Hilanderas); otros, que fue la dualidad entre la oscuridad dionisiaca y la claridad apolínea. La línea es mucho más fina porque el castigo de Apolo fue de una gran brutalidad. Aunque, luego, se pudiera arrepentir.

     Parece que la metamorfosis fue la de Atenea. La deformidad de su cara al tocar el aulos humanizaba su aspecto de diosa. Terrenal y corrompible corporalmente. Como la vida de los humanos mortales. Y debía asumir los golpes de la vida. Sentir.


     Mientras, siento, escucho y me deleitó con "Apolo y Marsias", por el grupo "Dichos Diábolos", en el IV Festival de Música Antigua, organizado por el Coro Mansil Nahar, pienso en el anexo Museo Manuel Piña, en las colecciones de otoño-invierno 1990-1991 y la de verano 1991. La música barroca en una casa del siglo XVI me ayuda a pensar en los diseños. Luchas de instrumentos de cuerda nobles contra instrumentos de viento del pueblo. Violines y flautas.

     En ellas resume, reconvierte todo lo aprendido de las colecciones anteriores. Lo transforma con el uso de pieles de serpiente, con volúmenes que asemejan insectos o alados. Metáfora y metamorfosis. La vida. Su asunción.

 

Museo Manuel Piña, sala 3

Museo Manuel Piña, sala 3

Museo Manuel Piña, sala 3

     Para saber más:

     Museo Manuel Piña, Carmen 14, Manzanares

     Ovidio, Metamorfosis, libro sexto. Introducción, traducción y notas de Antonio Ruiz de Elvira. Bruguera clásico. Barcelona. 1984.

     Martínez de la Torre, C y otros: Mitología Clásica e Iconografía Cristiana, editorial universitaria Ramón Areces UNED. Madrid. 2010.

     https://lasestanciasderafael.es/una-seccion-de-la-pagina-de-inicio/boveda-de-la-estancia-de-la-signatura/apolo-y-marsias/ 

     https://www.escuelacoraldemadrid.com/el-musical-desafio-de-apolo-y-marsias/ 

     https://youtube.com/@dichosdiabolos?si=VCRJWb-_G-zh7tQx 

Los pliegues azules de la Virgen del Carmen

ECCO-Cádiz

 

El primo de Enrique, A. Naya, trabaja en Servicio Andaluz de Salud. En diciembre de 2023 y enero de 2024 necesitaba descansar de su trabajo: tenía días acumulados y una nueva vida llegaba a su familia. Le buscaron una sustituta, M. J., que residía en una localidad de la Bahía de Cádiz.

Meses más tarde, tras una revisión médica, volvió a encontrarse con A. en el mismo despacho administrativo:

-Te apellidas Naya, ¿no?

-Desde que tengo conocimiento, sí.

-Pero ¿tú puedes ser familia, por casualidad, de Enrique Naya, uno de los Costus?

-Mi primo.

-Con parte de mi familia estuvimos el sábado en ECCO Cádiz viendo la serie “Valle de los Caídos” de Costus. Me encantó. Ellos pintaron un traje de novia de Manuel Piña en 1988 con motivos florales y angelotes que recordaban a los barrocos de Murillo.

-Me alegro. Nosotros, la familia, teníamos cuadros muy grandes de Costus. Los terminamos donando a Cádiz y guardamos los de tamaño pequeño. Algún familiar ha estado detrás de estos asuntos y de recordarles.

ECCO-Cádiz

-En la serie del “valle” hay una Virgen del Carmen que lleva un vestido con pliegues azul que se basa en un vestido de gasa morado de Manuel Piña. Tanto el vestido morado como el de novia que te he comentado están en el Museo Manuel Piña de Manzanares.

-¿Bibí Andersen, o Bibiana Fernández, con un niño ya crecido y los pliegues azules del vestido que recuerdan a los pliegues mojados o trabajados de la estatuaria grecorromana?

-Sí, y lleva una estrella en la mano derecha que levanta parte del cuello del vestido. Uno de mis hermanos tuvo la idea y está leyendo el libro de un hermano de Juan Carrero.

-Impresionante, ¡cómo te acuerdas! Los resultados para el 4 del mes siguiente; y para lo demás, hablamos. Hasta luego. El libro está en mi casa, pero no he tenido tiempo de leerlo.

-Te dejo, A., que veo que tienes jaleo. Adiós.

-Adiós, M.J.

ECCO-Cádiz


Para saber más:

Museo Manuel Piña, Calle Carmen 14, Manzanares, 13200.

ECCO Cádiz, Paseo de Carlos III, 5. Cádiz.

El clarinetista


      El clarinetista tocaba piezas continuamente como si hubiera desayunado una gramola de monedas introducidas por el hombre del futuro que había vuelto al pasado para volver a oír esas viejas canciones de su infancia y a quien el coste de las canciones le parecía muy económico porque ni la gramola ni el concierto de clarinete había sufrido la subida de la inflación futura.
     El clarinetista tocó otra vez la canción que le gustaba a Ilsa, aunque no se llamaba como el pianista Sam, ni su voz tenía tanto sentimiento. Y porque, además, para cantar debía dejar de sonar el clarinete. Su público no lo permitía y comenzaba a silbar. Conoció a otro público que educadamente aguantó una perorata de un baterista que manejaba muy bien los dedos y los pedales con brillo porque el error no fue suyo, sino del organizador del acto que ni ofreció un programa de mano ni lo anunció a la entrada. Tampoco a Rick le gustaba la pieza que tocaba Sam, porque le traía malos recuerdos, y por eso no pudo aguantar que la reprodujera el clarinetista volviendo del pasado como había vuelto el hombre del futuro de vida venidera.


     Rick se enfadó porque ni le dejaron fumar en espacios futuros, ni le dejaron beber en películas o anuncios. Su heterónimo Humprey no se molestó en saludar desde su retiro eterno. Él, que se había conservado en alcohol y perfumado de rubio Virginia, había mantenido su cuerpo incorruptible con un nimbo azulado que rodeaba su cabeza.
     El clarinetista sufrió un dolor abdominal cuando comenzó a tocar Volver a empezar. Por su boca, sus oídos y los bajos de sus pantalones salieron monedas y restos de ellas, de distintos países y de distintas épocas.  Se esparcieron y diseminaron por el escenario, por las cantinas, bares y clubes nocturnos, por las salas de bailes y verbenas de todos los lugares por donde había pasado en su sonora carrera.
     El hombre del futuro había saturado la rocola de monedas que el clarinetista se había desayunado el día que comenzó a tocar piezas sin fin, aunque nunca se supo si fue ese su desayuno, y que, tal vez, sus síntomas nunca fueron definitivos, porque muchos pensaron que su abundancia de monedas fue un privilegio envenenado porque había osado a tocar como Orfeo o el mismísimo Apolo, que tuvieron miedo a que se iniciase en los misterios de la lira. Otros dijeron que fue Mercurio, que estaba envanecido desde que había adormecido a Argos Panopte y no consentía que nadie le igualase.
     El clarinetista explotó como una piñata de feria. Las monedas expulsadas volaron por el espacio terrestre, camino de los bolsillos de todos los contribuyentes, repartidos por Creso, porque a él no le hacía falta el dinero, ni tenía sitio donde guardarlo.
     El clarinete continuó emitiendo melodías eternamente porque heredó el espíritu de la gramola perpetua. Un espíritu que ya no necesitaba monedas, ni falta que le hacía, por los siglos de los siglos…


El patrimonio cultural y natural en la España interior

      

Iglesia de San Martín, Fromista (Palencia). BMRE

     El enfoque de protección del patrimonio cultural y natural con su gestión, documentación y divulgación no se puede hacer únicamente hacia el propio de las grandes ciudades patrimonio de la humanidad.   

     Yo vengo a defender el turismo de masas para la España vaciada de humanos y llena de patrimonio cultural y natural, que no se visita tanto como el señalado por UNESCO. 

Casona de Tudanca.BMRE

     Es una manera de dispersar el turismo que satura la Mezquita de Córdoba o el Museo del Prado. Yo quiero emocionar a los turistas de masas con aquellas pequeñas iglesias románicas palentinas, quiero que se apasionen con la dificultad de acceso a la Casona de Tudanca que perteneció a José María de Cossío donde se guarda, entre otros documentos, el manuscrito del "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías" de Federico García Lorca. Yo quiero que la gente se enerve visitando el "Molino Grande" de Manzanares o la "Motilla del Azuer" en un río habitualmente seco, pero que fue en su momento como el Mediterráneo que nos cuenta Braudel; que lo piensen, que lo imaginen. 

     Yo quiero digitalizar ese patrimonio para que lo visiten más. Yo quisiera plasmar, documentar y digitalizar la pasión de estos monumentos como la pasión que sintieron los asistentes a la conferencia que dio Carter en la Residencia de Estudiantes por medio del Comité Hispano-Inglés con un público entregado el 24 de noviembre de 1924, con Jiménez Fraud y el duque de Alba.

Molino Grande de Manzanares

     En las zonas rurales donde el mundo se aletarga, donde el olvido se hace presente, la gestión y documentación del patrimonio se hace urgente como otra fuente de ingresos y una promoción para la visita del patrimonio cultural y natural.
     Esos pueblos que se vacían sentirían como propio, más aún, el legado artístico y natural de sus antepasados. Se emocionarían tanto como los posibles visitantes. Porque se volvería a hablar de ellos. No solamente Córdoba, Madrid, Barcelona o Toledo. Démosle alivio y demos vida donde la vida social y económica se apaga.
     Cuenta Torrente Ballester en "La saga/fuga de JB" que Castroforte del Baralla se elevaba del suelo cuando los residentes de la ciudad tenían una emoción fuerte o una preocupación. La España vaciada, por ejemplo, mi llanura de La Mancha, quisiera que muchos de estos, sus pueblos, levitaran por la pasión por sus monumentos.

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....