Cultura y sociedad

El vientre de la ballena


     Imaginen, queridos lectores, que el jefe de su empresa le propone viajar a la ciudad principal del país donde no tiene cuota de mercado. Que decide no cumplir las órdenes y se marcha a otro lugar, equidistante y lejano. El jefe le busca, podría despedirle, se lo piensa, le hace pasar una prueba especial en un sitio cerrado durante tres días, y, entonces, le perdona con la condición de cumplir la misión inicial.
     Una vez allí, en la capital del mercado por conquistar, avisaría de las posibles represalias que sufrirían por la oposición a aceptar la oferta de su empresa. Como emisario le parece poco clara la postura de los clientes del lugar y no está de acuerdo en la postura dialogante de su jefe que se aviene a no tomar represalias y negociar la convivencia con los potenciales consumidores del nuevo mercado. Finalmente, su jefe, le recuerda que lo importante es, durante y después, la convivencia, que la negociación se debe imponer a la represalia y la compasión a la condena.
     Es el argumento del Libro de Jonás, cuyo pasaje más famoso es la aventura con el gran pez o ballena durante tres días hasta demostrar su fidelidad al dios de los judíos (Jonás 2), por la prefiguración con la resurrección de Jesucristo en el cristianismo primitivo. Será representado en catacumbas y sarcófagos paleocristianos[i]. En el libro se cita a Nínive y Tarsis. La primera fue capital de los asirios. El libro de Jonás habla de su dimensión, tres días para recorrerla, y de su población, 120.000 personas (Jonás 3,3 y 4,11). En cuanto a término Tarsis (Jonás 1,3), parece una referencia al Tartessos de la península ibérica, cultura que se desarrolla al albur, e hibridación posterior, de las relaciones comerciales e interacciones culturales con los fenicios.[ii] Teniendo en cuenta que es un libro profético y literario, establecer una cronología es algo complicado y comprometido. Tartessos puede ser producto del Bronce Final o fase inicial del Hierro (800-600 a. C.). La caída de Nínive se produce en 612 a. C., al final del imperio asirio nuevo (siglos IX-VII a. C.)[iii].
     Imaginen, queridos lectores, que la Unión Europea dicta unas normas sobre emigración. Imaginen que unos ciudadanos miembros de la misma, acertada o equivocadamente, rescatan en un barco, el vientre de la ballena, a un número indeterminado de personas. Piensen que, la mayoría, huyen de las condiciones miserables y corruptas de sus países de origen. Piensen que, pese a antecedentes, los problemas tienen dos procesos: el camino de la resolución de conflictos o el camino de rehuir, no afrontar. La pudrición.
     No pertenezco a una ONG del mar, creo que las normas hay que cumplirlas, pero pertenezco a la Humanidad.
     Del vientre de la ballena, del barco, deben salir, y, después, que se cumpla la ley. De la relación entre la convivencia, la negociación y la capacidad de comprender a los demás, depende la mayoría de la resolución de conflictos.
     Imaginen, queridos lectores, lo ardua que es la singladura hasta encontrar la sombra tras un día abrasador. Imaginen.




[i] MARTÍNEZ DE LA TORRE, CRUZ. GONZÁLEZ VICARIO, M. T. ALZAGA RUIZ, A.: Mitología Clásica e Iconografía Cristiana. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2011. Páginas 237-238.
[ii] SÁNCHEZ MORENO, E. (coord.): Protohistoria y antigüedad de la Península Ibérica. Vol. I. Las fuentes y la Iberia colonial. Sílex. Madrid. 2007. Capítulo II. Página 171.
[iii] KINDER, H. y HILGEMANN, W.: Atlas histórico mundial. De los orígenes a la Revolución Francesa. Akal Istmo. Madrid. 2006. Página 31.

Marinero Austriaco

    

#Verano #Imaginación #lectura #MobyDick #MarineroAustriaco #Viena #DanubioAzul #Sissi #aprendizaje.
¿Qué es lo que tiene el verano? Que la imaginación vuela. Con el calor sale de sus límites, se desboca, se desmadra. Con el agua se modera. Los temas acuáticos o náuticos dan juego. Las aventuras marinas, también, tanto las que ocurren como las imaginarias.  
     La lectura es un medio que ayuda a soportar el descanso o un instrumento para disfrutar del mismo. Tengo una lista de libros que compiten con tapa y siesta. Hay momentos de lectura en que el tiempo parece inmóvil. Hay libros que atrasas o sustituyes por otros, por placer o por necesidad. Hay momentos, hay libros, hay lecturas.   
     Es el caso de Moby Dick de Herman Melville, novela a la que doy largas desde los años noventa del siglo pasado, que he comenzado a leer, y por la que hablo de agua. Ya veré si es lectura atrasada o imposible. El principio ya está. La lectura, la nave, va, espero no hacer aguas.
     Su lectura me trae recuerdos acuáticos. Como mi relación con la marina austriaca:
     El día que me enteré, salté de alegría. No estaba muy seguro del sitio geográfico ni los efectivos de la marina de ese país, que en ese momento desconocía, como lejano, pero con un potente nombre de semántica parecida a las ostras y que suponía rodeado por varios mares y océanos llenos de aventuras y emociones sin fin. 
     Rápidamente, fui a buscar información del lugar a donde se dirigiría mi destino surcando aguas calmadas o tempestuosas, llenas de ciclones, tormentas o calmas. Encontré un globo terráqueo con pedestal de madera. Mi mano, dirigida por mi imaginación, se trasladó a los mares del sur del océano Pacífico, pero, por allí, no estaba Austria. Cuando la encontré mi sorpresa fue mayúscula. Austria estaba en el centro de Europa, rodeada de montañas.
     Austria, limita con Alemania y la República Checa al norte, Eslovaquia y Hungría al este, Eslovenia e Italia al sur, y Suiza y Liechtenstein al oeste. ¡No tiene mar[i]!. El nombre de Austria se derivaba de la latinización del vocablo ‘Öst’/este en ‘auster’ o ‘australis’, meridional. N
o en ostras de los mares del sur.
     ¿Marina en el centro de Europa? ¿Era una broma? Había empezado a leer libros el último año y creía saber todo lo que necesitaba para la vida, y descubrí que no sabía nada. Que el conocimiento no acaba nunca, y que, siempre, siempre, se aprende algo nuevo. El saber no ocupa lugar, ocupa tiempo.
     Austria carece de salida al mar desde el final de la Primera Guerra Mundial, 1918, cuando se desintegra el imperio austrohúngaro. Por el tratado de Saint Germain de 1919, a Austria se le prohibía la anexión a Alemania. De igual modo, quedaba separada del resto del imperio: Hungría, y se declaraban independientes Yugoslavia, Checoslovaquia y Polonia. Trentino, Istría y Trieste pasaban a Italia. El ejército austriaco quedaba reducido a 30.000 efectivos[ii]. 
    ¿A dónde iba yo? ¿Por qué tanto interés en la marina austriaca? El tiempo pasó. La rapidez de los días amortiguaba la preocupación por lo que iba conociendo. Todo fue muy deprisa. Las fotos que me hice con traje imaginé que las enviarían al ministerio de defensa para hacer una ficha. Algunas fueron más artísticas, tomadas por Uclés o Torres Lafont[iii]. No recuerdo dónde. Los zapatos se compraron en La bota de oro[iv]. El corte de pelo a diez metros de casa. Un corte a la moda impuesta por unos cantantes nuevos que habían empezado actuando en una caverna[v]. Yo seguí leyendo e imaginando. A falta de mar, tendrán río. ¿No paseaban las barcas por el Azuer?
     La capital de Austria es Viena[vi]. De pequeño, asociaba Viena a una pastelería[vii] que había en Madrid. Resultó ser el Danubio[viii]. Tenía más agua que el Azuer. Después descubrí que la pastelería la fundó el señor Lacasa en 1873. Y que uno de sus aprendices, el señor Lence y sus herederos hicieron crecer y mantener el negocio[ix].
    ¡Vaya! El Danubio a su paso por Viena es muy caudaloso. ¡Ya está! Por eso la marina austriaca. Para poder cruzar el río Danubio. Resulta que hubo un músico llamado Johann Strauss[x] que le compuso un vals[xi], que se hizo famoso y que hubo una reina, Sissi, de la que habían hecho una película[xii] con una actriz muy guapa llamada Romy[xiii].
     Pensé, soñé: bailaré con Romy Schneider vestido de marinero austriaco en un barco por el Danubio.
     Llegó el día, nos fuimos a la iglesia de la Asunción. Allí había un señor con barba blanca y casulla de color blanco y dorado que bendecía a una niña de mi edad al mismo tiempo que a mí. ¿También se iba a la marina austriaca? Por el traje no parecía. ¡Lo mismo era mi boda y yo no lo sabía! ¿Para ser marinero austriaco era necesario el matrimonio?
     Lo pregunté: Era mi primera comunión. Mi traje, marinero austriaco.
     El convite, pasteles y chocolate. No viajé a Viena. No perdí la imaginación.
     El final[xiv] de la marina austriaca se produjo en 2006 con la entrega de los dos últimos barcos que tenía el Ministerio de Defensa austriaco al Museo de Historia Militar de Viena. Otras fuentes dicen que se entregaron a la Asociación Naval[xv].


[ii] DE LA TORRE GÓMEZ, H. (coord.).: Historia Contemporánea (1914-1989). Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2010. Página 47.
[iii] Dos de los fotógrafos, entre otros, que en 1969 trabajaban en Manzanares. La familia Torres Lafont continúa al principio de la Calle del Carmen.
[iv] La bota de Oro fue una zapatería que ofreció sus servicios hasta la década de los ochenta en la calle Jesús del Perdón 5-7 de Manzanares, regido por la familia Soler. Desde la década de los noventa del s. XX es en un bar de copas, regentado en la actualidad por José Sánchez Carnerero.
[v] The Beatles.
[vii] https://www.vienacapellanes.com/ Nuestra infancia son recuerdos de los dulces que probamos; nuestra juventud, de las cosas que bebimos; y nuestra madurez, de las cosas que comimos.
[viii] http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/environment/water/wwap/case-studies/europe-north-america/danube-river-basin-2006/ El Danubio es el corazón fluvial de Europa. Desemboca en el mar Negro, el mítico Ponto Euxino. Fue ´limes’ natural del imperio romano. Cuando Trajano cruzó el Danubio hacia la Dacia, mandó construir un puente a Apolodoro de Damasco hacia 103-105 d.C.
[xii] https://www.filmaffinity.com/es/film202552.html Edulcorada o idealizada versión del matrimonio del emperador Francisco José de Austria con Isabel de Baviera, Sissi. (cónyuges entre 1854-1898)

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