Cultura y sociedad

La visión propagandística de Nafh al-tib y la crónica de Alfonso III sobre Pelayo y el núcleo de resistencia asturiano

 


     Sobre las versiones de Pelayo que aparecen tanto en la Crónica de Alfonso III (1) como en Nafh al-tib (2) de Al_Maqqari, obras historiográficas que narran, al estilo de las crónicas medievales, la resistencia de Pelayo frente a la dominación musulmana, observamos un sesgo político propagandístico. 

     Se trata de documentos históricos que reflejan las intenciones de los autores, sean de primera mano o de otro intermediario intelectual. Reproducimos los textos al final.

     El autor musulmán es Al-Maqqari (Tremecén,1578-El Cairo,1632), autor de Nafh al-tib, cuyo nombre completo es Exhalación del olor suave del ramo verde de al-Andalus. Tiene un gran valor histórico al recoger numerosas crónicas anteriores, que detallan los sucesos ocurridos en al-Andalus y porque hace referencia a antiguas obras hoy desaparecidas. Imprescindible para conocer los primeros momentos de la conquista de España por los musulmanes.

     La Crónica de Alfonso III es una obra atribuida a dicho monarca asturiano, 866-911, que pudo ser retocada por un clérigo letrado, el obispo Sebastián. Restaura la tradición historiográfica hispana que se interrumpe con las luchas internas de la última etapa del reino visigodo y los comienzos de la invasión musulmana. Integra el primer ciclo cronístico de la Reconquista y relata hechos entre el rey godo Wamba y el rey asturiano Ordoño I, m. 866.

     Tenemos, por tanto, unas obras de marcado carácter político, divulgativo y propagandístico. Los hechos que relatan son la aparición del primer núcleo de resistencia a la invasión musulmana y la batalla, o simple escaramuza, de Covadonga. Probablemente entre 717 y 722. El lugar donde se relatan los hechos es la zona geográfica de la actual Asturias. Los dos textos van destinados a sus respectivos pueblos, uno, el cristiano, para ensalzar la gesta y enlazar lo gótico con lo asturiano, y, el otro, el musulmán, para aminorar la importancia de los hechos.

     El contexto histórico que se relata está teñido de hechos legendarios. La pretensión de la Crónica de Alfonso III es la relación de su reino con el reino visigodo, neogoticismo, para el mantenimiento de la unidad y el centralismo asturiano, su legitimación. El movimiento de insumisión ante los musulmanes se transforma a finales del siglo IX en un movimiento consciente orientado a la recuperación del reino perdido y atribuyendo ese papel recuperador al reino asturiano como heredero del reino visigodo.

     Es significativo en este primer texto las palabras atribuidas a Pelayo: “Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo que ves sea España salvada y reparado el ejército de los godos”.

     Por el contrario, el texto de Al-Maqqari minusvalora la importancia de estos hechos: “Treinta asnos salvajes ¿qué daño pueden hacernos?”, para luego lamentarse al final de no prestar la debida atención, pues, con el tiempo, recuperaron lo perdido.

     Es el estilo literario de la crónica historiográfica. El lenguaje de la crónica asturiana en su edición rodense es rudo, mientras que la edición considerada del obispo Sebastián es más pulida. El texto de la crónica de Al-Maqqari es culto y directo.

     La idea principal del texto es la Reconquista o la lucha por la nueva tierra prometida, sea llamada al-Andalus o Hispania. En segundo lugar, encontraríamos una idea de líder comunitario que mantiene unido a su pueblo frente a otro poder; y adherido a la idea de líder, la necesidad de no minusvalorar a nadie. De ser un pueblo privilegiado o especial como el del Israel bíblico, elegido e infranqueable.

      Los hechos se relatan o se refieren de forma directa. Se personaliza en Pelayo, espatario visigodo de Witiza y Rodrigo, que huye de Córdoba y crea un foco de resistencia en el norte de España; Munuza, prefecto ismaelita de Asturias; Alqama, general de las tropas musulmanas; Oppas, obispo de Toledo, hijo del traidor Witiza, símbolo de los que confraternizan con los musulmanes; y, por último, el emir Al-Hurr, como el poder sobre los musulmanes.

    La duda sobre la veracidad de los textos sobre Pelayo y el posible enfrentamiento con los musulmanes es menos importante que el aprovechamiento propagandístico del mismo. Su onda expansiva llega hasta influir en siglos posteriores en autores como Al-Maqqari, que justifica el poco caso que se hizo del reino asturiano, germen de la recuperación de la Hispania cristiana, no del reino visigodo, que había sido invasor en su momento .

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     VERSIONES:

     (1)Crónica de Alfonso III, versión sebastianense.

     PELAGIO
8.—Largos años gimió en la opresión la patria de los árabes, y estos hubieron de pagar sus tributos por medio de sus caudillos al rey de Babilonia, hasta tanto que se eligieron un rey y afirmaron su trono en Córdoba, ciudad patricia. Los godos sucumbieron, unos al filo de la espada y otros a los impulsos del hambre. Sin embargo, algunos de regia estirpe se salvaron, dirigiéndose a Francia, y otros, la mayor parte, penetraron en el país de los astures, y eligieron por su príncipe a Pelagio, hijo del duque Favila y de sangre real. Mas tan pronto tuvieron de esto noticia los sarracenos, enviaron a Asturias un ejército innumerable, bajo el mando del duque Alkaman, que invadiera a España con Tarik, y de Oppas, obispo metropolitano de la sede hispalense, hijo del rey Witizano, por cuya traición perecieran los godos.

9.—Instruido Pelagio de su venida, se refugió en una caverna del monte Auseba, que tiene por nombre cueva de Santa María; en el instante vióse rodeado del ejército, y acercándosele el obispo Oppas, le habló así: «No puedes ignorar, hermano, de qué modo se constituyó toda la España bajo el dominio de los godos, y si reunido todo su ejército no alcanzó a resistir el ímpetu de los ismaelitas, ¿cómo podrás tú solo defenderte en esta cueva? Escucha mis consejos y desiste de tu empeño, para que consigas muchos bienes, y en la paz que te concedan los árabes, logres gozar de los tuyos.» A esto dijo Pelagio: «Ni tendré amistad con los árabes, ni me sujetaré a su imperio; tú no sabes que la Iglesia del Señor se compara a la luna, que aunque disminuye su forma, recobra al punto su primitiva grandeza. Tenemos confianza en la misericordia de Dios, que hará salir de este montecillo que tienes a la vista, la salud de Hispania y la restauración del ejército de los godos, para que se cumplan en nosotros aquellas palabras del profeta: Con la vara castigaré sus iniquidades, y con los azotes sus pecados, mas no apartaré de ellos mi misericordia. Así, aunque por hacer
méritos, acatamos de esta sentencia el sentido más severo; esperamos en la misericordia del Señor la restauración de su iglesia y de su pueblo y la ventura del reino; por lo que despreciamos esta muchedumbre de paganos y jamás nos mezclaremos con ellos.» 

10.—Entonces, el nefando obispo, volviéndose a su ejército, dijo: «Apresuraos y pelead,
porque jamás tendréis con él alianza, hasta que le castiguéis con la espada.» Apréstanse entonces las máquinas de guerra, prepáranse las hondas, resplandecen las espadas, enrístranse las lanzas y dispáranse saetas sin cesar; mas entonces no faltaron las grandes señales del Señor, pues como los honderos arrojasen piedras contra la casa de la Santa y siempre Virgen María, se volvían con violencia contra ellos, y despedazaban a los caldeos, porque el Señor no cuenta el número de lanzas, y concede a quien quiere la palma de la victoria. Salieron los fieles a pelear fuera de la cueva, y en el instante huyeron los caldeos divididos en dos grupos; el obispo Oppas fue preso, y Alkaman muerto: en el mismo lugar perecieron también 124.000 caldeos, los 63.000 que restaban treparon a la cumbre del monte Auseba y bajaron precipitadamente por la rápida declive del monte que comunmente se llama Amosa. y se dirigieron al territorio de los liebanenses. Mas no lograron escapar a la venganza del Señor, porque caminando por la cima del monte que está situado sobre la orilla del rio Deba, cerca del campo llamado Casegadia, se cumplieron evidentemente los altos
juicios de Dios, pues el mismo monte, conmoviéndose en sus cimientos, arrojó al río con grande estruendo a los 63.000 caldeos y quedaron todos sepultados: aun en el día de hoy, cuando el mismo río, en tiempo de ínvierno, llena su cauce y deshace sus riberas, se manifiestan evidentísimamente pedazos de armas y los huesos de aquellos. No juzguéis este milagro como inútil o fabuloso, y recordad que aquel que sumergió en el mar Rojo a los egipcios que perseguían a Israel, es el mismo que sepultó bajo la inmensa mole de la montaña a los árabes que perseguían la Iglesia del Señor.

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      Crónica Árabe de Al-Maqqari

(2)“Dice Isa ben Ahmad al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim Al-Qalbi, se levantó en tierra de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos en Al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta llegar a Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugió el rey llamado Pelayo con trescientos hombres.

Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían qué comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo: «Treinta asnos salvajes ¿qué daño pueden hacernos?» En el año 133 murió Pelayo y reinó su hijo Fávila. El reinado de Pelayo duró diecinueve años, y el de su hijo dos. Después de ambos reinó Alfonoso, hijo de Pedro, abuelo de los Banu Alfonso, que consiguieron prolongar su reino hasta hoy y se apoderaron de lo que los musulmanes habían tomado.”

«Nath al-tib», por  al-Maqqari.

El Islam en la Península Ibérica

          *Revisión de un texto de 2012
 

 

Por Ende

    


      Michael Ende fue un escritor muy popular en los años 80 del siglo XX. La historia interminable y Momo fueron éxitos de literatura infantil y fantástica que se adaptaron al cine. Ende, traducido del alemán, significa fin. Al igual que cuando se termina una novela, una película o un trabajo bien hecho.

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     El 9 de junio de 2023 hubo una conferencia en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías de Manzanares sobre La Mancha, territorio de órdenes militares. Memoria histórica de la patria de Don Quijote, impartida por Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco, director del Archivo Histórico Nacional (AHN). Junto a la glosa de la importancia en la vertebración de La Mancha por las órdenes militares, nos habló de los depósitos valiosos que conserva y divulga el AHN, desde aquellos que reflejan la historia de Manzanares y su encomienda a joyas como los códices ilustrados como el Beato de Tábara, de valor incalculable.


  Los Beatos fueron manuscritos que copiaban la obra de Beato de Liébana en el siglo VIII, el Comentario del Apocalipsis. Por el éxito que tuvo, fue copiada e ilustrada en los monasterios medievales entre los siglos X y XIII. Hay 24 ilustrados de los 31 conservados. La mayoría de época románica, pero el estilo se inicia en el siglo X.

Beato de Tábara. Wikipedia

  Beato escribió contra la herejía adopcionista o creo el himno O Dei Verbum que arrancaba el culto hacia el apóstol Santiago, pero, sobre todo, fue su comentario del Apocalipsis, h. 786, el texto que gozó de mayor éxito entre los teólogos medievales. La razón residía en su interpretación del texto del Nuevo Testamento, como una profecía del final de los tiempos, idea que se extendió en la Plena Edad Media. Esa idea era creíble para los cristianos de Hispania dominada por la ocupación islámica y la propia debilidad del poder cristiano coetáneo. Tengamos en cuenta también, pero no solo, las teorías milenaristas del fin del mundo que se alargarían hasta los inicios del gótico.

     Ilustrados hay ocho del siglo X, seis del siglo XI, y el resto de los siglos XII y XIII. Resalta el colorido empleado. No importa la perspectiva, importa la expresividad, la abstracción. El colorido vivo se conseguía con el aglutinamiento de los pigmentos con huevo y miel. Ojos de gran tamaño, cuerpos alargados, fondos de luz intensa, reflejo de un mundo que se prepara al Juicio Final. Y por la época de su inicio, la influencia islámica con arcos de herradura, alternancia de coloración en las dovelas, acomodo a la turca o como en el Beato de Gerona, jinetes ecuestres tocados con turbante.

Beato de Gerona

     El Beato de Tábara guardado en el AHN nos recuerda al Monje Magius, el autor de los beatos más antiguos y significativos como el guardado en la Biblioteca Morgan de Nueva York. Magius es el autor de la mayoría de las ilustraciones del códice del AHN.  Conocemos su muerte el 30 de octubre de 968. Su labor fue terminada por su discípulo Emeterio, con la ayuda del monje Senior y de otra persona que ahora después citaremos.

     Una de las ilustraciones refleja como era un scriptorium, imagen que pudo servir de inspiración de la novela de Umberto Eco El nombre de la rosa. La representación de los laberínticos caminos del saber producen monstruos como Jorge de Burgos. En la imagen dos personas se autorretratan en plena labor. La alta torre se remata con campanas que sostienen dos arcos de herradura. Las campanas no podían ser tañidas por los cristianos que vivían en al-Andalus. 

     El hecho maravilloso que sucede en esta lámina es la aparición de la primera pintora femenina documentada en la Edad Media. Según comentaba la historiadora del arte medieval Inés Monteira era la monja Ende. Esta pintora colaboró también en el Beato de Gerona con el monje Emeterio. El jinete con turbante y ropaje andalusí citado clava su lanza en una serpiente que nos recuerda la representación de San Jorge matando el dragón o la eliminación de Quimera por Belerefonte a lomos de Pegaso. 

     La belleza y originalidad estética de los beatos iluminados ha sido objeto de reproducciones, copias, estudio e influencia por muchos artistas. Además, el carácter cerrado del texto apocalíptico da lugar a mensajes que están todavía por descifrar, hasta el final. Por Ende.

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     Conozco a un senderista que en el mes de abril de 2023 caminó hacia Santo Toribio de Liébana. Según él, la subida al centro de peregrinación no es muy complicada, aunque vio a dos italianos que subían cuando él bajaba y entonaban con sudores La Traviata

Potes, desde el camino de subida a Santo Toribio de Liébana. bmre.

     Más que interesarle el Lignun Crucis, le intrigaban las razones que movían a los peregrinos a ascender al entorno cristiano lebaniego. Eso sí, en ese día, me dijo que la mayoría subía en autocar. También, me comentó que no entendía como las autoridades de la zona, civiles y/o eclesiásticas, no habían aprovechado para llevar a cabo una magna exposición sobre los Beatos. Le dije que, como es muy despistado y de cerca distingue lo justo, que lo mismo estaba programado y no se enteró. ¡Vaya usted a saber! 

    Por ende.


    

     

La representación del roble

 

Roble. Public domain.

     Rossellini dirigió en 1959 El general della Rovere. El film está basado en un escrito homónimo de Indro Montanelli. Un estafador de poca monta es reclutado por los nazis para que espíe a los partisanos italianos con la intención de identificar a sus líderes. Tal interés toma que se trasmuta en uno de ellos, dando su vida en defensa de la resistencia. Un hombre desconocido, carente de ejemplaridad, quiere huir de las deudas de juego mediante la colaboración con un régimen dictatorial. Infiltrado en una cárcel para perseguidos políticos, ante la realidad de sus penalidades, decide defender una causa por la que es fusilado. Un impostor, en definitiva, del que se adueña su otro yo y defiende la causa que iba a delatar, asumiendo la dignidad del personaje. Rossellini juega con el zoom y sus posibilidades, como diría Román Gubern.



     Nos interesa en este punto asociar el apellido que toma el suplantador, della Rovere, del o de roble. Decimos que son como un roble las personas que son o parecen fuertes, recias y de gran resistencia. Es su apariencia, tal vez su obligación.

     Una de las familias del Renacimiento italiano que llegó a ocupar el Papado y algunos de los estados o dominios de su complicada política fue della Rovere. Julio II fue el pontífice que convivió con Miguel Ángel, Bramante y Rafael, luchó contra los Borgia para conseguir su trono, se apoyó en los franceses y colocó a su clientela en puestos de poder. Recordamos en este párrafo la película El tormento y el éxtasis de Carol Reed, 1965, que incluye en su inicio un documental sobre el arte de la Roma del Renacimiento.

     Uno de sus familiares, Francisco María I della Rovere, llegó a duque de Urbino al suceder a Guidobaldo I de Montefeltro en 1508. No tenía descendencia  y le adoptó por intercesión de su poderoso pariente papal. Francesco María era un condotiero. Un comandante o jefe de soldados, generalmente mercenarios, que sirvió a la Iglesia, la República de Venecia, el ducado florentino y, también, al emperador Carlos V.

     Desde joven se le representó vinculado a su linaje, su destino y preparación. Se atribuye a Giorgione, 1502, un retrato adolescente de medio cuerpo en el que acaricia un casco maravillosamente pintado con los efectos de la luz que hace brillar el metal. Brillo que resalta la decoración de hojas de roble. El adolescente nos mira. Parece decir: Soy della Rovere.

Atribuido a Giorgione. Wikipedia

     Dos años antes de su muerte, en 1536, fue retratado por Tiziano. Representa un hombre maduro, cansado, ojos hundidos y aspecto grave. Demacrado. Lleno de la responsabilidad del poder. Con armadura. La educación adecuada a un militar experto en armas de defensa y ataque con conocimientos en el mundo antiguo.

     Aparecen representadas, a diferencia del cuadro adolescente, las tres cuartas partes del cuerpo, con brillo en la armadura que le cubre hasta el cuello, con bastón de mando en la mano derecha que apoya en la cadera, en el momento que sirve a Venecia, visto desde abajo hacia arriba, delante de un armario cubierto con una tela rojo bermellón. Y sobre ese armario, su casco o cimera militar con los signos identificativos de la familia Rovere y los bastones de mando conseguidos en la batalla. Toda la imagen de un guerrero con poder. Todo representado como si fuese real.

Francesco María della Rovere. Tiziano. Wikipedia

     Francesco María della Rovere falleció a los 48 años, 1538, probablemente envenenado por su barbero, Pier Antonio de Sermide, que pudo ser instigado por el duque de Castel Goffredo y su cuñado Cesare Fregoso. Estos últimos fueron exonerados.

 

 


Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....