"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

Pegaso, Medusa y Belerefonte

      

 

Pegaso, siglo II, opus tesselatum, Museo Arqueológico de Córdoba

     Ovidio relata en Metamorfosis que Pegaso nació en el momento que Perseo arrancaba la cabeza de serpientes a Medusa, hecho que llevó a cabo con gran habilidad, pues no podía mirarla directamente, y únicamente lo hizo en el reflejo de su escudo.

     De la sangre que brotó surgió el caballo que recorrió tierras y mares desde lo alto y visitó los astros del cielo guiado por las alas de las que había sido dotado.

     Se comenta que con una coz de su pezuña hizo brotar un manantial en el Helicón que dio lugar a la fuente del Hipocrene.

     Pero el hecho más reconocido, tal vez, de Pegaso fue subir en sus lomos a Belerefonte cuando fue enviado a matar a la Quimera, monstruo híbrido entre león, cabra y serpiente, a la que derrotó clavando su lanza en su boca mientras le lanzaba fuego. Como realizó otras hazañas victoriosas, se creyó con derecho a entrar en el Olimpo.

     Zeus consideró que era un acto de soberbia. Ya había condenado a su antepasado Sísifo y no dudó. Envió un pequeño tábano para que picase a Pegaso y, en la agitación, desmontó a Belerefonte, cayendo desde las alturas. Quedó lisiado y vagó así, errante, hasta el resto de sus días.

Jorge, Sabra y el dragón

     El mito de Belerefonte y Pegaso pasó al cristianismo con Jorge de Capadocia, San Jorge, que mata al dragón a lomos de un caballo con su lanza.

     Los caballos alados han sido famosos en la literatura y el mito. En la saga de Harry Potter, hay un caballo alado llamado Abraxan.

     Pegaso está entre la pléyade de caballos famosos junto al Bucéfalo de Alejandro, la Babieca del Cid, el Rocinante del Quijote y el caballo de madera de Troya. Y, ¡cómo no!, el caballo sin nombre que desmonta a Saulo de Tarso y lo convierte en el mayor divulgador del cristianismo primitivo, San Pablo.

     Como remate, en el prólogo del Quijote hay un soneto con diálogo humorístico y existencial entre Rocinante y Babieca.

Caballo de Troya

 

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     Bibliografía:

     OVIDIO: Metamorfosis.

     MARTÍNEZ DE LA TORRE, C. Y OTROS: Mitología Clásica e Iconografía Cristiana.

     CERVANTES SAAVEDRA, M.: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

     

    

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