Cultura y sociedad

Las visiones de cine de Gerardo Diego

 

   

Cinematógrafo. Wikipedia

 
Habían nacido con el cine, había que respetarles. A ese grupo, esa generación porque amaba el nuevo arte, el cine[1]. Uno de ellos, Gerardo Diego, tituló Imagen una de sus primeras obras, hacia 1921-1922. En él incluía un breve titulado Cine:

El diluvio aletea
entre una algarabía de iniciales

Las aspas del molino
se escapan rodando por la tangente

 

     Este epigrama aparecía también en la revista Horizonte en su primer número de 1922. Hablaba sobre el movimiento del nuevo arte. Años después, Diego, escribió, rememorando los inicios del cinematógrafo, sobre el arte que surgió en su juventud en un artículo en ABC (6 de abril de 1966)[2]. La evolución del término en España corrió pareja a la rapidez de las imágenes que reproducía.

     Originalmente, el nombre fue cinematógrafo porque gracias a él se grababan o proyectaban las películas. Diego, acertadamente, calificó a este invento de maravilloso en su fase espectacular. Es decir, en sus inicios.

     Observaba la curiosidad que producían las apócopes que cortan las palabras en su final. Puede que por pereza. Tiene razón Diego. Pero se podía apostillar que otro factor que influiría sería la economía o pragmatismo del lenguaje. No solamente como dice que fuese su uso castizo o popular el que llevase a reducir cinematógrafo en cine.


      Recuerda que tuvo una fase intermedia en la que recibió la denominación de cinema. Palabra venida de Francia y que tuvo éxito temporal como recuerda en la denominación de algunas salas de proyección como Monumental Cinema o Real Cinema.

      Finalmente triunfó cine. Siguiendo la teoría de Diego en su origen popular, barriobajero y madrileño lo entronca por su sonoridad con lo cínico y el cinismo. Pero lo cínico en su origen griego clásico significaba perro. Recuérdese, y aquí se hace un inciso, a Diógenes el cínico y su lámpara buscando el hombre.

     No es esta definición de la que deriva el nuevo arte. Deriva de otra palabra griega que significa movimiento.

     Cinematógrafo se ha ido adaptando a las latitudes por donde se extendió del ancho mundo. Las salas que proyectaban películas recibían nombres diversos. Gerardo Diego relata que viajó a Buenos Aires, Argentina, en 1928 y sus anfitriones le llevaron en coche por las avenidas y calles porteñas. Al hablar de los nuevos negocios, uno de sus interlocutores citó el éxito que estaban teniendo los biógrafos. En cada esquina había uno. Diego relata con cierta ironía que creyó que por las esquinas ilustraban la vida de los próceres de un joven país. En realidad, ilustraban o contaban la vida de otras personas, pero de forma gráfica y proyectada, mediante el cine.

     Este viaje a Buenos Aires lo hizo acompañado en el vuelo por el equipo del Barcelona F. C. según cuenta en una carta que envía a José María de Cossío el 22 de noviembre de 1928. Asistió a los partidos de la gira de este equipo y pronunció conferencias en Buenos Aires, Montevideo y Tucumán. Conoció a Molinari, una especie de Altolaguirre criollo. Borges estuvo atento e interesante, pero lo califica de un poco infatuado (vanidoso). Asistió también a la boda de Norah Borges y Guillermo de Torre. El único contratiempo fue que cayó enfermo. También influyó que no obtuvo grandes réditos con las conferencias[3].

     Años más tarde, en otro artículo de ABC, 7 de enero de 1977[4], cuando el cine había pasado de las ferias a las salas y la sonoridad se había hecho presente, recordaba la adaptación de algunos músicos al cine, destacando la participación de Arthur Rubinstein y Yehudi Menuhin. Las películas sobre ellos sobrepasaban la actuación de artista invitado en argumento ajeno a su vida que habían desarrollado pianistas o violinistas durante largo tiempo en el cine. Citaba el caso de José Iturbi, pianista, que participó en varias comedias musicales como Levando anclas, 1945, con Gene Kelly y Frank Sinatra.


     En el caso de Rubinstein destacó sus cualidades como fotogénico actor, y no solamente como músico, con una vida rica en sucesos contados con una gracia especial que Diego había podido comprobar.

     Menuhin era distinto. Más concentrado en la música, más profundo en sus apreciaciones y pronunciamientos. Contaba el momento en que Yehudi Menuhin había conocido a Bela Bartok y habían trabado amistad razón por la que el artista húngaro le había dedicado un concierto de violín.

     Son artículos de cine, sí. Pero como la palabra griega nos dice es un motivo para el movimiento hacia otro tema. En un caso la evolución de la palabra en distintos lugares desde su origen; en otro, para mostrar su acendrado gusto musical, que, tras la literatura, sería una de sus pasiones culturales preferidas.


     El cine y su movimiento fue muy sensible a miembros del 27 como Diego. Gubern en Proyector de luna[5] le cita como uno de los primeros en hacer referencia al cine con la titulación de su libro Imagen con el epigrama cine y la titulación de la segunda parte como Imagen múltiple donde ve el diseño de sus composiciones tipográficas de forma casi caligramática. Desde el principio situó a Diego como crítico o entendido en diversas artes como el cine y el único creacionista que llegó a la generación del 27. Discusiones aparte sobre la afiliación de Larrea.

 



[1] Yo nací- ¡respetadme! - con el cine. ALBERTI, R.: Carta abierta. Cal y Canto. 1926-1927.

[2] DIEGO, G.: Gerardo Diego en ABC (1946-1986). Artículos y entrevistas. Edición de Rafael Inglada. Fundación Gerardo Diego. Centro de documentación de la Poesía del siglo XX. Bodega y Azotea 3. Santander. 2011. Página 336. Leído en Biblioteca de Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías (14-07-2023).

[3] DIEGO, G. y COSSÍO, J. M.: Epistolario. Nuevas claves de la generación del 27. Ediciones la Universidad. Fondo de Cultura Económica. Alcalá de Henares. 1996. Páginas 177-178.

[4] DIEGO, G.: Gerardo Diego en ABC (1946-1986). Artículos y entrevistas. Edición de Rafael Inglada. Fundación Gerardo Diego. Centro de documentación de la Poesía del siglo XX. Bodega y Azotea 3. Santander. 2011. Página 535. Leído en Biblioteca de Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías (14-07-2023).

[5] GUBERN, R.: Proyector de luna. La generación del 27 y el cine. Anagrama. Colección Argumentos. Barcelona.1999.

En los lienzos de Botí siempre canta un pájaro

    

Nocturno del Cristo de los faroles. Rafael Botí- lámina, detalle

 

     —¿Puedo entrar? ¿Cuánto cuesta?

     —Sí. Nada, es gratuita.

     El visitante entra en la exposición. Es una pequeña sala llena de pinturas excelentes. Caminaba por la Judería viniendo de los baños de época califal. Antes paró en las Caballerizas Reales durante los entrenamientos de los caballos, y, antes de antes, en el Alcázar de los Reyes Cristianos, que no había visitado en mucho tiempo. Los jardines y los patios recuerdan un tiempo pasado que no regresará.

     Piensa visitar la exposición de Julio Romero de Torres y volver a ver a Encarnación López, La Argentinita, tal y como fue pintada a los diecisiete. Sabe que todos están prendados de La chiquita piconera y del desnudo de Naranjas y Limones. Bellas, sí, pero él ve en la ingenuidad del rostro de La Argentinita la candidez de la primera juventud. Aquello que primero desaparece.

     Antes de llegar a la calle del Potro parará para recuperar fuerzas, y tomará un trozo de tortilla de tapa. 

    Pero, volviendo a Botí y su exposición: Está en el Centro de Arte Moderno Rafael Botí de Córdoba. Y Ubicado en la antigua judería, con un sabor nuevo que interpreta lo que fue siempre. 

     El vigilante de seguridad encargado del centro observa como el nuevo visitante mira, absorto, la exposición. Se detiene más tiempo que la rápida visita del turista accidental que pasa por el centro, que llega despistado, confundiendo la instalación con un patio cordobés o un centro social. Le ve a través de las cámaras. Piensa para sus adentros que pudiera ser un manifestante con un bote de pintura o de pegamento, que abogase por la defensa del cambio climático, que se exaltara ante el cuadro de Fuenterrabía o pintase en las vitrinas cualquier lema que al final le iba a estropear el rabo de toro que había preparado.

     El visitante busca entre los documentos expuestos alguna relación con el cuadro Patio Manchego. Hace dos años que la obra está en Manzanares. La familia había declarado el buen trato que recibió cuando lo donó, manifestando que “en ningún sitio mejor que Manzanares puede estar ese cuadro, que es testimonio de tantas cosas en la sencillez de ese humilde patio manchego en cuyo empedrado picotean las gallinas”. Ahora, en el patio de la zona residencial de la Casa Malpica de Manzanares.

Patio Manchego en Casa Malpica

     Rafael Botí fue profesor de Dibujo y Bibliotecario en el Instituto de Enseñanza Media en los procelosos días de la Guerra Civil Española. Su casa madrileña desapareció tras un bombardeo de la aviación nacional. Consiguieron salir antes por un aviso previo. La intención era acabar con el Hotel Savoy donde militares republicanos se hospedaban. El desacierto de la aviación nacional afectó a las casas colindantes y dejó indemne el hotel. Unos instantes después la casa de Rafael Botí ardía y pudo, entre las llamas, rescatar algunos cuadros. Siete se salvaron. 

     Tras un peregrinaje vital, pasaron de la colonia del Hogar Ferroviario, donde sus padres tenían casa por ser trabajadores de la empresa, a la casa de unos familiares de su madre en Manzanares. Allí consiguieron vivienda y trabajo. Durante la guerra solamente pintó el cuadro del patio manchego. En la casa madrileña se perdieron cerca de ciento cincuenta obras según contó el hijo del pintor. Han recuperado algunos cuadros en subastas y por medio de hijos de antiguos coleccionistas.

     Al visitante se le acerca el vigilante de seguridad. Le comenta que le ve muy interesado por la exposición. Con cierta extrañeza. Dudando.


     Empieza a hablar. Tranquiliza a su interlocutor cuando le dice que conoce algo la historia de Botí. En su pueblo hay un pequeño cuadro donado por el pintor. Pasó la guerra civil allí y es el único cuadro que pintó. Sabe que era discípulo de Romero de Torres y que aprendió mucho de Vázquez Díaz. También su amor por Córdoba. Y mira los documentos de la exposición para adivinar el trascurso vital de un hombre del que dijo José Caballero que “en los lienzos de Botí siempre canta un pájaro.”

     El vigilante le mira. Se marcha. Ha dudado. Y vuelve cinco minutos después y le dice al visitante: Cuando usted se marche, sin prisas, cuando quiera, le tengo preparada una lámina que reproduce la pintura Nocturno del Cristo de los faroles de Córdoba, de gran devoción aquí. Por detrás cuenta el origen de la lámina que se imprimió con motivo de la presentación del libro La Córdoba de Rafael Botí, donde explica el amor del pintor por su tierra, manifestado en sus obras, pero no olvida que el legado sería mayor si el fuego de las bombas no hubiera acabado con ellas. 

     El vigilante, adicionalmente, le informa al saber que el visitante es de Manzanares, que se menciona en el reverso, y quiere tener un detalle. 

     A la salida, recoge la espléndida lámina y estrecha la mano del vigilante como señal de respeto y agradecimiento. Sigue caminando entre naranjos y turistas. Los pájaros cantan mientras las distintas lenguas de los turistas ensordecen la armonía de la mañana.

Judería de Córdoba


    

Una comedia de locos

Detalle del artículo de Pick. Fuente: “La voz de Cantabria”
    

 

     José de Río estuvo atento al estreno de la primera obra teatral de Ignacio Sánchez Mejías. Escribió un artículo el 25 de marzo de 1928. En él recordaba sus dos retiradas de los toros. El público había creído que obedecían a la búsqueda de un merecido descanso. Fino observador, Pick, apreciaba, en sentido contrario, que Pino Montano recibió a Ignacio acompañado por la inquietud y la tormenta.

     La diferencia estribaba, pensaba, en la reacción producida entre la primera retirada y la segunda. La primera provocó su vuelta a los toros tras una breve parada. La segunda, condujo a los salones de teatro madrileños y a las tertulias de escritores. Otro tipo de lucha. Incesante, inquieta. Intelectual. Una lucha intelectual que durara más allá de su retiro, su jubilación o su muerte.

     La obra sería dirigida por Fernando Díaz de Mendoza[1] y sus guerreros. José del Río auguraba que la obra fuese o no a triunfar no dejaría a nadie indiferente, como no dejaba de llamar la atención su autor con todos los empeños que se proponía. No era una persona de términos medios o secundarios. Siempre estaba cerca del pedestal, o sobre él.

Sinrazón. Fuente: C.D.A.E.M. Teatro Español.

     Consiguió ser el número uno en la plaza porque se metía en los terrenos del toro, en el peligro constante, arriesgando. En el teatro, en toda la literatura, haría igual. Terminaría victorioso o vencido, pero nunca sería despreciado.

     Pick atribuye las aficiones literarias de Ignacio al ambiente familiar en el que creció. Esa clase media ilustrada conformada, en este caso, por un médico sevillano, que hizo posible un acceso a la cultura vedado a la mayoría de los toreros, que únicamente se lo podían permitir a partir de su triunfo en los ruedos. Además, nuestro periodista cuenta que Sánchez Mejías buscaba la amistad de gente de letras que viniese de un mundo ajeno a la tauromaquia. La excepción, su antigua amistad con Gregorio Corrochano[2]. Pero Corrochano era más que un crítico taurino. Y José del Río lo sabía.

     Del Río cuenta que les habló primero de otra obra. Trataba sobre un torero retirado, desarraigado de su mundo habitual, que vivía en un palacio y que pretendía llamar Zaya. Sin embargo, fue cediendo paso a Sinrazón, una comedia de locos en definición de Pick, quien aprecia, sobre todas las cualidades de Ignacio Sánchez Mejías, su espíritu de lucha[3].

     La expectación del estreno fue muy grande si tomamos como referente informativo a Rafael Alberti en La arboleda perdida. El portuense manifiestaba que llegó a estrechar la relación entre los amigos literatos. María Guerrero había muerto a principios de 1928. Fernando Díaz de Mendoza, que seguía de luto, anunció el estreno y se concitó la atención del mundo intelectual junto a la del mundo taurino. Y algunos del mundo taurino tenían algunas cuentas pendientes con el nuevo dramaturgo. 

     Alberti cuenta, divertido, que el teatro Calderón parecía una plaza de toros. Las entradas más populares pateaban y silbaban como si estuvieran en el tendido de sol. Sonó el clarín, se levantó el telón. Y de la oscuridad emergió un consultorio médico. ¡Ah! No había toros, ni toreros, ni flamencas. 

     Un manicomio y sus enfermos. Todo se solucionaba raramente, gallardamente, según Alberti, que advertía que era el primer intento freudiano en la lengua de Cervantes. El torero salió al final del primer acto, saludando por los aplausos recibidos, al ruedo desde la barrera. ¡Perdón!, a escena.

     La crítica, según Rafael Alberti, le concedió orejas, rabo y pitones; es decir, aplaudió la obra. Pero intentó ningunear las cualidades del dueño de Pino Montano con la atribución de la pieza a alguno de sus amigos literatos. Atribución que el autor de Sobre los ángeles desmintió categóricamente en su arboleda perdida[4].

Fuente: Wikipedia. Similar a una foto de Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías

 



[3] CASTAÑEDA PÉREZ, M. A.: La obra de José del Río (Pick) como modelo de comunicación moderna. Tesis doctoral dirigida por Luis Gutiérrez-Vierna en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. 2017. El autor hace referencia a una publicación periodística de José del Río en La voz de Cantabria, previa al estreno de Sinrazón, 25-3-1928. Páginas 258-260.

[4] ALBERTI, R.: La arboleda perdida. Círculo de lectores y Seix Barral. Barcelona. 1975-76. Tengo un ejemplar destartalado al que doy cuidado en su vejez. Aunque, a cada uno lo suyo, la primera vez que leí con deleite sobre este estreno fue en el otoño de 2022 en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, Casa Malpica de Manzanares, donde se guarda una copia de esta obra.

 

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....