Urdimbre y trama

Cultura y sociedad

Ricardo de Orueta, residente.

 

Ricardo de Orueta. Wikipedia


     ¿Qué recuerdo tenían los miembros de la Residencia de Estudiantes del historiador y político Ricardo de Orueta

    Vamos a utilizar como documentación o bibliografía el epistolario de Alberto Jiménez Fraud, las conversaciones de Pepín Bello a Castillo y Sardá y el epistolario de Gabriel Celaya y Luis Sánchez Cuesta. Va a ser una cita parcial porque trataremos de ceñirnos más a los residentes, incluido los internos coetáneos, y, entre ellos, el director de la Residencia. Para otra ocasión dejaremos la labor de Orueta en la creación en el Museo Nacional de la Escultura de Valladolid.

    Según Pepín Bello, en la Residencia de Estudiantes había cinco o seis personas mayores que vivían allí y no eran estudiantes. Recuerda a José Moreno Villa, poeta y pintor, que, según Pepín, era mayor que Lorca o Dalí. Que también estaba alojado don Ricardo Orueta, un hombre que tenía unos cincuenta años. Y recuerda también a don Ángel Llorca, profesor, y un algún otro de quien no se acuerda.

      En una carta de Luis Buñuel a Pepín Bello, el cineasta dice que su puesta en escena se parece mucho, oral y materialmente, a D. Ricardo de Orueta. El historiador era conocido por la forma en la que enseñaba Toledo a los residentes[1]. Era el tutor encargado de las visitas culturales. Mostraba la ciudad a los jóvenes residentes que luego se divertían en la misma fundando la orden de Toledo. También hay fotografías de Buñuel en actitud deportiva y/o desafiante.

Luis Buñuel. Wikipedia.

     Gabriel Celaya recuerda a Ricardo Orueta en el cincuentenario dedicado a la Residencia de Estudiantes en la revista Residencia, “con su amor: la belleza visible en el atleta de la última olimpíada”[2]. El poema Mi residencia de Estudiantes, con dedicatoria a Alberto Jiménez Fraud fue escrito para la conmemoración de los cincuenta años por los antiguos residentes que vivían en España y los exiliados.

Gabriel Celaya. Feria del Libro, 1962. ABC

      El compositor Jesús Bal y Gay recibió el 14 de marzo de 1939 una carta de Alberto Jiménez Fraud, ya establecido en Oxford. Jesús Bal había sido Residente entre 1925-1930. Durante su estancia en México recibió noticias de Jiménez Fraud. Se habían enterado en Oxford, con alegría, del matrimonio de José Moreno Villa, pero le contaban la noticia de la muerte de Ricardo Orueta el 10 de febrero de 1939. Le pedían a Bal que no dijera nada de la triste noticia a José Moreno Villa, quien estaba en México también. Orueta y Moreno Villa, junto a Jiménez Fraud eran parte de la peña malagueña, amigos desde la juventud, y no quería empañar la alegría de su enlace[3].

     Cuando se crea la primera asociación de antiguos residentes, Ricardo de Orueta se encarga de presidirla.

Cervantes virtual

     En 1960 se preparaba un especial de la revista Residencia, recordando, como hemos mencionado antes por el poema de Gabriel Celaya, los cincuenta años de la apertura de la Residencia de Estudiantes. Jiménez Fraud volvía a escribir a Jesús Bal dándole consejos sobre qué introducir en ese especial. Y se acordaba de Orueta y su decisiva actuación en la creación del Museo de la Escultura de Valladolid. Orueta se había convertido en vida en un gran fotógrafo de obras escultóricas. Jiménez Fraud indicaba a Bal y Gay que buscaran las fotografías de Ricardo Orueta sobre las esculturas del museo, porque tenían más calidad. Y porque las que se publicaron en 1933 en un artículo de Francisco Javier Sánchez Cantón en Residencia eran peores[4].

     En estos homenajes por el cincuentenario, Jiménez Fraud escribió a otro Residente en los años 20, José Solís Suárez, que se había convertido en un eminente psiquiatra, a pesar de haber sido depurado tras la guerra civil. Terminó siendo director del Hospital Psiquiátrico de León. Como se preparaba la antología de la revista, Alberto Jiménez indicó qué personas no debían ser olvidadas y añadió en el anexo lo siguiente sobre Ricardo Orueta:

      “Don Ricardo Orueta. Fundó el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. En el número de mayo 1933 de Residencia se publicó un artículo de Sánchez Cantón, muy bien ilustrado. Podrían ustedes dedicar cuatro o seis páginas a esta fundación de un Residente, publicando un artículo de Lafuente Ferrari, por ejemplo, sobre don Ricardo, una foto de la lápida que el director Francisco de Cossío hizo colocar mencionando a Orueta, una espléndida foto de la Virgen de Berruguete en La Anunciación del retablo de Olmedo, y una reproducción (que se daría muy bien) del dibujo de la fachada del Colegio de San Gregorio, por Pérez Villaamil, las dos a toda plana….”

     Uno de los protegidos, en los inicios de su carrera para conseguir beca en la Junta de Ampliación de Estudios, por Jiménez Fraud, José Castillejo y Ramón y Cajal, fue el médico Luis Calandre, que escribía el 12 de noviembre de 1960 a Alberto Jiménez una carta en la que contaba que había recogido unas cuarenta fotos de Residentes de un archivo de clichés de Orueta, donde aparecía el autor junto a Moreno Villa, Paulino Suárez y Francisco Beceña[5].

     Jiménez Fraud contestaba rápidamente a Luis Calandre desde Oxford diciendo:

     “Me interesa mucho lo que dice usted de las fotos de Ricardo Orueta. Me vendría muy bien tener copias de las de la Residencia porque precisamente llevo meses reuniendo, con grandes gastos y dificultades, material gráfico para ese número de la revista Residencia que están preparando los Residentes de Méjico y constantemente le envío a Jesús Bal (que tiene más directamente la responsabilidad de la publicación) lo que voy obteniendo… Si usted pudiera enviarme un par de copias de esas fotos de Residentes y de la Residencia se lo agradecería infinito…”.[6] 

     Luis Calandre había sido médico en el bando republicano durante la guerra civil. Entre 1912 y 1938 había publicado ochenta trabajos, alguno de ellos en prestigiosas revistas internacionales, pero, entre 1939 y 1961, año de su fallecimiento, únicamente pudo publicar tres. Durante la guerra fue médico civil en el hospital de enfermos y heridos de guerra de la calle Joaquín Costa, 38. Con el transcurrir de la guerra transformó los pabellones de la Residencia de Estudiantes en Hospital de Guerra del Cuerpo de Carabineros. Con la victoria de Franco, fue sometido a dos consejos de guerra, condenado a prisión y desposeído de sus cargos oficiales. Se le prohibió ejercer la medicina en Madrid y provincia durante cinco años[7].



Luis Calandre. Ficha encausado. Centro Documental Memoria Histórica


     Lo que no impidió la participación de los Residentes que estaban en España, como Calandre, que muere el 29-09-1961, o Solís, quien le había escrito a la residencia mexicana de Jesús Bal informándole de las reuniones que tenían en España. Entre ellas estaba una excursión a Toledo en la que seguirían la ruta de Ricardo Orueta.

Jesús Bal (dcha), Rosita García Ascot, Vera e Igor Stravinsky. México, 1947. ABC y archivo Residencia Estudiantes


      Aunque no fue Residente, Modesto Laza Palacios[8] estuvo muy ligado por su tío Enrique Laza y el Laboratorio de Bacteriología de Málaga, del que heredó su farmacia, a los institucionistas de Málaga. Fue autor, además, de El laboratorio de Celestina, obra que indaga los ungüentos y pócimas presuntamente mágicas de la protagonista de la obra de Fernando de Rojas. Modesto Laza escribió a Alberto Jiménez Fraud buscando anécdotas, frases o gestos de Giner de los Ríos, Ricardo Orueta o José Moreno Villa en el mes de abril de 1961[9].

Biblioteca Virtual de la Real Academia de Farmacia

     No podemos olvidarnos de los recuerdos que nos da el epistolario de Jiménez Fraud de la relación que José Moreno Villa tuvo con Ricardo de Orueta, más cercano en edad y más amistoso e íntimo en la relación. En una carta a Bal y Gay, hemos visto con anterioridad que Moreno Villa se había casado cuando fallece Orueta. Pero, antes, utilizaremos dos cartas de Moreno Villa y Alberto Jiménez que han abandonado Madrid, pero siguen pendientes del desarrollo de las vicisitudes de la guerra y de su amigo Ricardo.

     El siete de marzo de 1937, Ricardo de Orueta estaba en Valencia bebiendo cerveza y coñac hasta hincharse el rostro, mientras escribía un libro eterno, según contaba Moreno Villa a Natalia Cossío y Alberto Jiménez Fraud, que dedicaría al  Estudio sobre la escultura española. Así lo dejó Moreno Villa. Cual no sería su sorpresa cuando se entera que Ricardo de Orueta vuelve a Madrid. Y Moreno Villa envía una carta en el verano de 1937 a Jiménez Fraud.

    El 29 de agosto de 1937, un Moreno Villa impresionado cuenta lo que ha pasado con el cuarto de Orueta y lo de Casimira a Jiménez Fraud. Moreno Villa y Jiménez Fraud exiliados. Dice que Ricardo Orueta ha vuelto a Madrid, que no se explica el motivo, porque eran conocedores del peligro de la precaria situación de Madrid: Sitiada por los nacionales y con la actuación incontrolada de milicias de la retaguardia republicana. El cuarto de Ricardo Orueta había sido asaltado, así como habían menospreciado a Casimira Mayor, la encargada del comedor que tocaba el gong para llamar a comer a los Residentes. Casimira se refugió en Piedrabuena (Ciudad Real) durante cinco meses. Por Moreno Villa sabemos la acumulación de recuerdos, libros, útiles de revelado fotográfico, colecciones varias… que Ricardo de Orueta tenía en su habitación; revuelta para su amigo malagueño. Hoy su legado está depositado en la Biblioteca de Humanidades del CSIC. En la última época de Madrid, Orueta vivió en casa de uno de sus hermanos.[10] 

Casimira Mayor, Fotograma Qué es España. Luis Araquistáin y Cayetano Coll

     Hizo unas fotografías a Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel y presidente de la Junta de Ampliación de Estudios, que fueron utilizadas en el segundo número de la revista Residencia, mayo-agosto 1926, donde se homenajeaba al científico. Aunque ya comentamos sobre este hecho, recordemos que del reportaje fueron cuatro las que llevaron autoría de Ricardo de Orueta. 
    No se han citado referencias de Américo Castro que se han econtrado en las cartas de Jiménez Fraud porque, aunque estaba relacionado con la Institución Libre de Enseñanza, no fue Residente. Tampoco hemos reseñado su aptitud para dar conferencias fuera de la Residencia, como hizo en la Universidad Popular de Segovia. 
     Terminamos haciendo referencia a una carta que enviaron a Alberto Jiménez Fraud en los primeros compases de la guerra, en la que le contaban como estaban los que allí se habían quedado.
      - Carta de Emilio Lizcano, administrador de la Residencia de Estudiantes, a Alberto Jiménez Fraud (extracto):

                                                                 24 de octubre de 1936
     Mi respetable y querido jefe D.Alberto: ...
     Por la Resi todo marcha bien. Ahora tenemos en ella un cuartel lo mismo que en el Auditorium y en el Instituto. De residentes sólo hay Catorce, los demás se marcharon. Don Paulino, Don José, don Ángel y don Ricardo siguen todos buenos en casa. Don Francisco [hermano de Ricardo Orueta, con quien se aloja en sus últimos días] se marchó a su casa hace dos días...
     Todos estamos deseando que esto [la guerra] acabe por momentos.
     Don Paulino y los señores Moreno, Llorca, Orueta me dan muchos recuerdos para don Alberto, doña Natalia y Natalita, y míos muy espacialmente para usted, doña Natalia y Natalita...
     [Añadido final: JIMÉNEZ FRAUD, A.: Obra citada. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías (12-08-2025)].
     

   


[1] CASTILLO, D. y SARDA, M.: Conversaciones con don José “Pepín” Bello. Anagrama. Barcelona. 2007. Páginas 32 y 204. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías (14-07-2023 y 12-08-2025).

[2] CELAYA, G. y SÁNCHEZ CUESTA, L.:  Epistolario (1932-1952). Edición de Juan Manuel Díaz de Guereñu. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid. 2009. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías [AMSM](12-08-2025).

[3] JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario. Tres tomos. Carta de Alberto Jiménez Fraud a Jesús Bal y Gay, 14 de marzo de 1939. Edición dirigida por James Valender y José García-Velasco. Fundación Unicaja. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid. 2017. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías (12-08-2025).

[4] JIMÉNEZ FRAUD, A.: Obra citada. Carta de Alberto Jiménez Fraud a Jesús Bal y Gay, 28 de febrero de 1960. AMSM, 13-08-25.

[5] JIMÉNEZ FRAUD, A.: Obra citada. Carta de Luis Calandré a Alberto Jiménez Fraud, 12 de noviembre de 1960. AMSM, 13-08-25.

[6] JIMENEZ FRAUD, A.: Obra citada. Carta de Alberto Jiménez Fraud a Luis Calandre, 15 de noviembre de 1960. AMSM, 13-08-25.

[9] JIMENEZ FRAUD, A.: Obra citada. Carta de Modesto Laza Palacios a Alberto Jiménez Fraud, 22 de abril de 1961.

[10] JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario. Tres tomos. Cartas de José Moreno Villa a Alberto Jiménez Fraud, 7 de marzo de 1937 y 29 de agosto de 1937. Edición dirigida por James Valender y José García-Velasco. Fundación Unicaja. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid. 2017. Archivo Museo Sánchez Mejías  (Reseña 13-08-2025).

     Para saber más:

     - MARTÍNEZ DEL CAMPO, L.: La formación del gentleman español. Las residencias de estudiantes en España (1910-1936) Institución "Fernando el Católico" CSIC. Zaragoza. 2012


28-08-25 12:30 Actualizado 12:57        Programación 15-22-28                                                                                                                       

La Ley de Patrimonio Histórico-Artístico de 1933

 

     

Cristo de la agonía, de Juan Sánchez Barba, por Ricardo Orueta para Residencia. Enero-abril 1926. Residencia de Estudiantes.

     Uno de los problemas más apremiantes que padecía el patrimonio cultural español era la pérdida de bienes culturales que se venía produciendo durante tiempo atrás, y, especialmente, con las desamortizaciones y la falta de una conciencia nacional sobre dicho patrimonio. Cuando Ricardo de Orueta ocupa la Dirección de Bellas Artes en 1931, su actividad se dirigió a paliar este proceso, que además se había agravado con los conflictos que tenía el gobierno con las autoridades eclesiásticas.

     En un corto espacio de tiempo se publicaron varios decretos con medidas urgentes: En un Decreto de 22 de mayo de 1931 se limitaba la enajenación de inmuebles y objetos artísticos, históricos o arqueológicos de una antigüedad superior a cien años; en otro, de 27 de mayo de 1931, se autorizaba a las autoridades a incautar cualquier obra artística en peligro o indebidamente custodiada; el 4 de julio de 1931, otro prohibía temporalmente la exportación de objetos artísticos, arqueológicos e históricos; y, otro, de 20 de agosto de 1931, inhabilitaba a la Iglesia a vender o enajenar bienes.

     Era también importante la Ley de 10 de diciembre de 1931 que pretendía ordenar la exportación y enajenación de bienes histórico-artísticos, de acuerdo con el artículo 45 de la Constitución de 1931, que ya hablaba de tesoro cultural de la nación y que impide la enajenación de bienes que, entre los peritos en la materia, se considere de una antigüedad mayor a cien años, sin previo permiso del Ministerio correspondiente y mediante escritura pública. Se entiende objetos artísticos, arqueológicos e históricos.

     Fue un Decreto muy importante, asimismo, el de 3 de junio de 1931, que declaraba seiscientos noventa y ocho nuevos Monumentos que entraban a formar parte del Tesoro Artístico Nacional. Era la necesaria protección de bienes, muy limitada en derecho y cultura comparada con países de nuestro entorno europeo. Durante la dictadura franquista se trabajó en muchas provincias con los datos recabados en época republicana.

     Si contextualizamos sobre los orígenes de Ricardo de Orueta, esta actividad del nuevo director general de Bellas Artes refrendaba una labor intelectual de más de veinte años que tuvo unos inicios algo difíciles para los deseos del historiador. Veamos una carta que recibió en mayo de 1914 para contrastar su llegada como especialista en escultura del Siglo de Oro al Centro de Estudios Históricos y la Residencia de Estudiantes y que nos ayuda a comprender su dedicación y las trabas que encontró en un primer momento.

       El 24 de mayo de 1914 escribía Alberto Jiménez una carta a Ricardo Orueta intentando mediar con Elías Tormo, con la ayuda de José Castillejo, secretario de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE). Orueta tenía dificultades con Tormo en el Centro de Estudios Históricos (CEH). Quería hacer un trabajo sobre Alonso de Berruguete y se le achacaba ligerezas en el trabajo sobre Pedro de Mena, que había dedicado a Jiménez Fraud y acababa de editar la JAE. Jiménez Fraud le defendió, aunque le pidió que fuese más diplomático:

     “Querido Ricardo: acabo de tener una conversación con Castillejo sobre tus asuntos del Centro. Ya te repetirá él lo que me dijo sobre las dificultades que se presentan a tu estudio de Berruguete: si hallas medio hábil para hacerlo, recabando de Tormo la independencia necesaria para viajes, etc., y al mismo tiempo no abandonas por completo los sepulcros, sometiéndote en ellos en absoluto a lo que Tormo te mande, facilitarás enormemente la solución. De no ser así, no te queda más remedio que hacer modestamente los encargos que te confíen y renunciar por mucho tiempo al Berruguete. Porque lo que veo absolutamente claro es que no debes prostituir el nuevo libro haciendo lo que haces; eso de ninguna manera: o dentro o fuera, pero nunca una solución falsa. Este es mi consejo, y por si puede traerte perjuicio y para tranquilidad mía de conciencia, conviene que digas a todos y muy particularmente a Castillejo, cómo fue mío también el otro consejo y por consiguiente toda la responsabilidad de las ligerezas que te imputan en la publicación del Mena. Yo tuve la duda (todos la tuvimos, incluso tú) de si estabas en justicia en el Centro u ocupando indebidamente un puesto: no se sabía si tu Mena era un buñuelo o un trabajo honrado, y yo tenía verdadera fiebre de que saliese al público tal como lo habías escrito y bajo tu entera responsabilidad y en condiciones ventajosas de presentación para atraer la atención de la crítica. No te dejé tranquilo para que, con la autorización escrita de Tormo y la verbal de Menéndez Pidal, te apresurases a dar el trabajo a la imprenta sin hacer más consultas dando estas por muy suficientes; para que en la imprenta hicieses volar la edición, temiendo que Acebal inventase inconvenientes al intervenir en la tirada, y veinte veces te recriminé por la lentitud con que llevabas todo. Si ha habido ahí pues falta de tacto o algún salto sobre los convencionalismos del Centro, a mí únicamente se deben y no tiene nada que ver con la dificultad de tu carácter, que le tendrás o no le tendrás, pero en este caso no intervino para nada.

     Claro está que ni por un momento me arrepiento de lo hecho: ha quedado probado que ganas con creces tus 25 duros ya has aumentado la producción de la Junta con un trabajo interesante que es lo que en definitiva más importa. Y la experiencia posterior me ha demostrado (demasiado, por desgracia) que mis temores de que tu publicación hubiese sufrido enormemente de no hacerse como yo te aconsejaba, eran demasiado fundados.

     Da a leer esta carta a Castillejo cuando te llame para hablarte de este asunto. La precipitación con que hemos conversado hoy me ha impedido hacer lo que hace tiempo deseaba: reclamar la propiedad de mis errores y aciertos, pero que no enturbien la opinión que se tenga sobre otras personas.

     Tuyo”.[1]

      Tormo creía que Orueta no tenía talla suficiente para hacer un estudio sobre Berruguete. Ante José Castillejo medió Jiménez Fraud y Domingo de Orueta, hermano de Ricardo. La monografía de Berruguete, al final, se publicó en 1917 fuera del CEH, en la editorial Calleja[2]. Fue premiada por el Ateneo de Madrid. Orueta vivió en la Residencia de Estudiantes hasta 1936 donde fue tutor cultural de los jóvenes residentes.

     Con el tiempo se labró un sólido prestigio y entró en la Real Academia de San Fernando. Su discurso de aceptación fue contestado por Elías Tormo. Al llegar la 2.ª República fue nombrado, como hemos mencionado, director general de Bellas Artes, dirección en la que destacó su labor en la gestación de la Ley que, a continuación, reseñamos porque estuvo en vigor hasta 1985, con distintos regímenes políticos.

     Con la Ley de Patrimonio Histórico-Artístico de 1933, la conservación y tutela del del patrimonio se canalizó a través de la Junta Superior de Tesoro Artístico, constituida por representantes de las Academias de la Historia y de las Bellas Artes de San Fernando, la Dirección General de Aduanas, el Fichero de Arte Antiguo, el Museo del Prado, el Museo Arqueológico y de Artes Decorativas, el Patronato de Turismo, las Juntas de Museos, y catedráticos universitarios de la materia. Esta Junta se dividía en secciones: Monumentos histórico-artisticos, Excavaciones, Reglamento de Exportaciones, Museos, Catálogo e Inventario y Difusión de la Cultura Artística. Las Juntas Locales sustituían a las Comisiones Provinciales de Monumentos.

     El 1 de abril de 1932 se registró en las Cortes el proyecto de ley firmado por el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Fernando de los Ríos, que había contado con la colaboración de especialistas como Camón Aznar, Gómez Moreno, o Torres Balbás. El texto se votó el 12 de mayo de 1933 con una aceptación de amplio consenso- 228 votos a favor y 3 en contra-. En la Gaceta de Madrid se publicó el 25 de mayo de 1933. 72 artículos en cinco títulos, y un título preliminar.

Gaceta de Madrid, 25 de mayo de 1933

    

     El artículo 1.º es amplio, pero algo ambiguo. Si una obra tenía un valor indiscutible, no había que esperar cien años para no obstaculizar el tráfico de obras contemporáneas, aunque había restricciones a la exportación y comercio exterior. La ley, y de ahí su duración hasta 1985, era una buena construcción normativa. Se regulaba la organización administrativa, el régimen jurídico de los bienes muebles e inmuebles, la función de los Arquitectos conservadores de monumentos, el Inventario del Patrimonio Histórico Artístico, el fomento de los museos públicos y la persecución de infracciones. Es más, completaba la legislación de excavaciones de 1911. La tutela y conservación del patrimonio era competencia de la Dirección General de Bellas Artes con la colaboración de las habituales instituciones culturales consultivas citadas con anterioridad que asesoraban a la Junta Superior de Tesoro Artístico que también colaboraba en esta gestión.

     El principal instrumento para la protección de los Monumentos Histórico-Artísticos era su declaración como tal que ahora se hacía mediante decreto.

     La regulación de los distintos tipos de bienes constituye lo mollar de la ley. La pretensión era conseguir y garantizar que se produjera la conservación íntegra de los valores que habían justificado su inclusión en el patrimonio monumental histórico-artístico. Se extendía a calles, plazas, rincones, barrios, murallas, fortalezas y ruinas, que por su belleza, importancia monumental o recuerdos históricos puedan ser incluidos en la categoría de rincón, plaza, calle, barrio o conjunto histórico-artístico (art. 33). 

     El artículo 34 dictaba los casos de expropiación por causa de utilidad pública cuando un edificio o propiedad que impidiera la contemplación de un monumento histórico-artístico. Se hacía extensivo a todo lo que aminore su belleza o seguridad. Se creaba un Censo de edificios en peligro.

     El artículo 19 seguía los principios metodológicos que la Carta de Atenas de 1931 precisaba sobre la restauración que proscribía todo intento de reconstitución de los monumentos, procuraba, por todos los medios de la técnica, su conservación y consolidación, restauraba lo absolutamente indispensable y dejaba reconocibles las adiciones.

     En las excavaciones se siguió la Ley de 1911, como se ha citado, con el control de la Junta sobre las excavaciones subvencionadas; con la prohibición de cualquier excavación no autorizada; y la obligación de comunicar todo hallazgo, fuese no buscado o autorizado por la Junta, que podía conceder condiciones de estudio al descubridor o indemnizar para la adquisición.

     La reglamentación de los objetos muebles se centró fundamentalmente en el comercio y la exportación, con el control de la administración, que tendría derecho de tanteo. La exportación tendría muchas dificultades, por tanto. La Junta Superior del Tesoro era muy restrictiva en los permisos porque se pretendía la importación.


Gaceta de Madrid, 25 de mayo de 1933

   

     El legislador promovía, asimismo, la creación de museos mediante esta ley. Y relacionado con su gestión y la del patrimonio, la formación de catálogos e inventarios como algo primario y principal.

     El relator de la Ley fue Ricardo Orueta, quien se asesoró con los mejores especialistas del momento. Además, aunque hubo cambio ministerial de Marcelino Domingo a Fernando de los Ríos, y, de este, a los hermanos Francisco y Domingo Barnes, la continuidad de Ricardo de Orueta en la Dirección General de Bellas Artes (DGBA) mantuvo la orientación y actuación iniciada. 

     Debemos tener en cuenta que, en 1933, cuando Orueta deja de ser director general de Bellas Artes al llegar el gobierno radical cedista, no se dejó de contar con Orueta. La Ley de mayo de 1933 creaba la Junta Superior del Tesoro Artístico Nacional, la cual se encargaba del cumplimiento de las disposiciones de la norma, articulada en diferentes secciones y delegaciones locales, y dependiente de la DGBA. Un mes más tarde de cesar como director general, por acuerdo unánime, Ricardo Orueta fue nombrado presidente de la Junta Superior del Tesoro Artístico, el 23 de enero de 1934[3].

    La ley inauguró el interés público de los bienes culturales, con decidido intervencionismo estatal. Sobre la modernidad y audacia de la norma, podemos citar que influyó en la legislación italiana de 1939. Lo más evidente fue su vigencia, casi cincuenta años. 

     Luego están las rémoras. La ley carecía de algo muy importante: La teoría legislativa no se plasmó en una aplicación práctica diaria. Las obras restauradas y las excavaciones emprendidas fueron muy pocas para las competencias que se atribuían al Estado. El problema, como siempre, era presupuestario. Y el momento histórico no era fácil: España era un país de estructuras atrasadas, con los efectos de la crisis financiera de 1929, una guerra entre 1936-1939, una dictadura con los efectos de una posguerra, el desarrollismo urbanístico de los sesenta y la crisis del petróleo de los años setenta.

     La ley carecía de una disposición derogatoria de leyes anteriores, quedando vigentes en todo aquello que no se opusiese a la nueva redacción. La diversidad y dispersión legislativa decimonónica continuó.

     La fatiga de esta ley se hizo más visible con el desarrollismo de los sesenta del siglo XX con el crecimiento industrial y urbanístico de las ciudades[4].

     Para Salvador Guerrero, la llegada del institucionista Ricardo de Orueta a la DGBA supuso un indiscutible espaldarazo a la moderna administración de los bienes culturales de nuestro país. Su trabajo en el Centro de Estudios Históricos le avalaba y la influencia de la Institución Libre de Enseñanza también se reflejó en las tareas realizadas. Su trabajo recogía el testigo, asumiendo nuevos retos propiciados por los cambios sociales de cada tiempo, y daba continuidad a una tradición intelectual y una forma de trabajar que buscaba una sociedad más igualitaria y emancipada heredera de sus maestros de la Institución Libre de Enseñanza[5].  

     Como remate, volvamos al amigo malagueño que le llevó a la Residencia de Estudiantes, su director,  Alberto Jiménez Fraud. 

     Uno de los últimos recuerdos de Ricardo de Orueta en la memoria de un octogenario Jiménez Fraud- fallecería en 1964 con 81- se produce en una carta que envía en la primera quincena de marzo de 1963 al músico Jesús Bal y Gay, residente en México. Manuel Jiménez Cossío, hijo de Alberto Jiménez y Natalia Cossío, escribió a su padre preguntándole por la virgen que tenía en su despacho de la Residencia de Estudiantes porque quería que le informara sobre la razón de la misma y de quién o cómo había llegado a su mesa: Jesús Bal estaba interesado en la historia.

     Alberto Jiménez Fraud contestó de la siguiente manera a Bal:

     “Manolo me escribió (supongo que ya no estará ahí) que quería usted saber sobre la foto colgada al lado de mi mesa de despacho. Me la regaló, por supuesto, don Ricardo, y era de la Virgen de Belén, de Pedro de Mena, que estaba en la Iglesia de Santo Domingo en Málaga ¡y que fue destruida durante la guerra! Está al frente del libro de don Ricardo sobre Mena.”[6]



[1] JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario, 3 tomos. Edición dirigida por James Valender y José García-Velasco. Fundación Unicaja. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid. 2017. Carta de Alberto Jiménez a Ricardo de Orueta, 24 de mayo de 1914. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías 31-07-2025.

[2] CABAÑAS, M.: Ricardo de Orueta, guardián del arte español. Perfil de un trascendente investigador y gestor político del patrimonio artístico. En el frente del Arte. Ricardo de Orueta 1868-1939. Acción Cultural Española, Ministerio de Educación Cultura y Deportes Museo Nacional de la Escultura. Ayuntamiento de Málaga. Residencia de Estudiantes. 2014.

[3] CABAÑAS, M.: La Dirección General de Bellas Artes republicana y su reiterada gestión por Ricardo Orueta (1931-1936), en Archivo Español del Arte 82. Abril, 2009. Páginas 169-193.

[4]  GARCÍA, M.ª V, SOTO, V. y MARTÍNEZ, J:  El estudio del patrimonio cultural. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2017-2024.

[5] GUERRERO, S.: Ricardo de Orueta, la Ley del Tesoro Artístico Nacional de 1933 y los trabajos de conservación del patrimonio arquitectónico de la Dirección General de Bellas Artes durante la Segunda República, en En el frente del arte. Ricardo de Orueta 1868-1939. Acción Cultural Española, Museo Nacional de la Escultura, Ayuntamiento de Málaga, Residencia de Estudiantes, CSIC Y Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. 2014. Páginas 182-195.

[6] JIMÉNEZ FRAUD, A.: Epistolario, 3 tomos. Edición dirigida por James Valender y José García-Velasco. Fundación Unicaja. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid. 2017. Carta de Alberto Jiménez Fraud a Jesús Bal y Gay, 1.ª quincena de marzo de 1963. Tenemos dudas de si la destrucción fue durante la guerra, 1936-1939, o,  más posible, en mayo de 1931, por una exposición que vimos a final del 2024, principio de 2025, en el Museo del Prado, en la que se mostró otra Virgen de Belén de Mena- era habitual series sobre el mismo tema- que pertenece a una colección particular, de la serie de la desaparecida de la I. de santo Domingo. Por la amistad de Jiménez Fraud, reproducimos su evocación de Orueta en la carta. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías, 13-08-2025.



22-08-25 0:00                Programación 15-22-28


Irene Polo, Hollywood en España, 1930

 

   

Irene Polo y Buster Keaton. Archivo Nacional de Cataluña. Licencia Creative Commons

 

     Irene Polo fue una de las primeras periodistas que accedió a las redacciones y participó en la llamada edad de oro del periodismo, en los años previos a la guerra civil. Considerada una pionera, hay escasas referencias bibliográficas suyas. Su hito más llamativo: llegó a ser jefa de redacción de un diario en 1935, Última hora. Cuando en enero de 1936 decide enrolarse como encargada de comunicación de la compañía de Margarita Xirgu se le dio una cena de despedida que mostró el prestigio adquirido y el respeto de la prensa de Barcelona.

     Irene Polo Roig, periodista y representante teatral, nace en Barcelona el 27 de noviembre de 1909 en una familia de origen humilde. Su padre, guardia civil, muere muy joven, quedando su madre Francisca a cargo de tres hijas.

     Irene es la mayor de ellas, y se dedica a trabajar desde muy corta edad, por lo que no tuvo estudios. Sus conocimientos son los propios de una autodidacta. Realiza su primer trabajo en la sección de publicidad de la productora cinematográfica francesa Gaumont, con dieciocho años. Este periodo de formación es muy interesante por la relación que tuvo con una prensa innovadora, asociada al mundo de los negocios, dependiente de la publicidad y con necesidad de espectáculo. Muy relacionado, todo, con lo que se está creando en otros lugares con la industria editorial. Y es significativo porque parece que no se circunscribió sólo al público catalán, idioma en el que redactó la mayoría de su trabajo posterior, puesto que escribió en castellano, de manera que conoció públicos variados y diferentes, desde el urbano barcelonés al público del resto de España. Y ese conocimiento del lenguaje cinematográfico nos lleva a dar sentido a la entrevista que realizó al grupo de Buster Keaton, a quien dimos ya una primera entrada que señalamos al final.

     Su inicio periodístico se produce en 1930 en las revistas Mirador e Imatges, dirigida por Josep Maria Planes. Una labor periodística que llega hasta 1936. Publica artículos en lengua catalana en muy variados periódicos y revistas del momento: La Rambla, La Humanitat, dirigida por Lluís Companys, L’Opinió, L’Instant, Revista de Cataluña, El Noticiero Universal y Última hora. Las revistas Gran Proyector (1930), Films Selectos (1930-1931) y Mundo Gráfico (1935-1936) recogen su producción en lengua castellana. Escritos de fidelidad republicana, tal como era su autora. Se le considera una de las primeras mujeres periodistas catalanas: luchadora, brillante, decidida y valiente, y, sobre todo, una gran innovadora en la confección de sus reportajes. Con realismo, sentido del humor, fina ironía, que sabe destacar, incluso, lo absurdo de la situación.

      Domina variados temas, utiliza la “entrevista repentina”, en la que realiza un reportaje rápido y directo. Por su pluma aparecen Pío Baroja, Margarita Xirgu, Buster Keaton, Pau Casals, Josep Tarradellas o Francesc Cambó, a los cuales agrada con humor cuando no consigue la respuesta deseada del entrevistado.

       La variedad de temas por los que se interesa son tratados con profundidad. En materia social, por ejemplo, la moda femenina, la llegada del pantalón a la ropa de la mujer, el escote femenino, los trajes de baño de principios del siglo XX, la explotación de Ibiza en el aspecto turístico (1933). En materia laboral, las huelgas de los mineros (1933), o las manipulaciones ejercidas por el sindicato CNT a causa de los problemas de las minas del Sallent. En materia política: las elecciones al Parlamento de Cataluña (1931), la entrevista a un miembro del partido de Gil Robles simulando ser partidaria del político o el juicio contra el gobierno de la Generalitat (1935). Sus artículos quedan recogidos en dos obras: La fascinació del periodisme: cròniques (1930-1936) e Irene Polo, una reportera excepcional: recull d'articles (1930-1938).

      Contribuyó en 1933 a la creación de la Agrupación Profesional de Periodistas (vicepresidenta hasta 1935). La entrevista que realiza en 1936 a Margarita Xirgu, de quien queda en cierta manera fascinada, le abre el camino hacia América como secretaria, jefa de prensa y directora artística de la gira de la actriz por América del Sur. Es Irene quien informa del asesinato de Federico García Lorca (19 de agosto de 1936) a Margarita Xirgu, quien conmovida manifiesta que ha muerto su hijo. Disuelta la compañía teatral, tiene intención de volver a Barcelona, pero el fin de la Guerra Civil no lo hace posible, por lo que se establece en Argentina, a donde acuden su madre y sus dos hermanas en 1939. Comienza a trabajar realizando traducciones del francés, entre ellas biografías de Napoleón, Wagner o Shelley. En 1940, con el fin de mejorar su situación económica, acepta la dirección de publicidad de la empresa barcelonesa de perfumería Dana en la sucursal de Buenos Aires. En 1941, una fuerte depresión nerviosa la lleva al suicidio el 3 de abril de 1942. Es enterrada en el cementerio de la Chacarita en Buenos Aires[1], donde cae en el olvido.

     Se habló de depresión, de un corazón dos veces roto, de una angustia irremediable frente al mundo. Se buscaron indicios, se revisaron sus cartas, se rastreó el itinerario que la llevó a morir tan lejos de casa. Pero todo eso fue después, muchos años después. Irene Polo fue una estrella fugaz, el resplandor de un momento y luego un silencio opaco, un nombre olvidado, acaso incómodo como para ser recordado en medio de la oscuridad que envolvió a España después de que ella se subiera a un barco para cruzar las aguas del océano.[2]

     Sergi Doria[3] cita a Irene Polo en un momento agradable de su carrera profesional. Está contenta, disfruta con una entrevista a unos actores de Hollywood que han pasado por distintas ciudades de España, llevados, en cierto modo, por Gilbert Roland (Luis Alonso), de ascendencia española. Al galán hispano-mexicano le acompañan Buster Keaton y las hermanas Norma y Natalia Talmadge: Barcelona-Sitges-Barcelona, con Buster Keaton, Luis Alonso y Norma y Natalia Talmadge, por Irene Polo para Imatges.

     Irene está emocionada al escribir, 3-09-1930, porque ha visto las fotos que se han publicado del viaje por el norte de España, Madrid o Granada: Maravillada. Dice que las brillantes marionetas del blanco y negro están entre nosotros en carne y hueso, cuando tenemos la impresión de que no son más que una ilusión de imágenes. Su éxito, dice, es esa inmaterialidad.

       La distancia y la fotografía cinematográfica los convierte en seres fabulosos e imposibles, cargados de todas las ventajas de la admiración, sin ninguna de las desventajas de la humanidad- aquí observamos en el inicio del reportaje que la influencia de su primer trabajo en la productora cinematográfica es evidente-

      Viajan de improviso, sin ningún programa, sin ruta ni hora fija, aprovechando la libertad que su época de vacaciones en los estudios de cine les permitía. Hacían, piensa la periodista, creíble que no fuesen a Barcelona, lo que provocaba más ganas entre sus seguidores, creaba más fantasía. Pero llegaron al Ritz en la noche del viernes. Polo dice que cansados, terrosos y negros.

     El sábado, a mediodía, saludaban en la zona de baile del hotel. Irene elogia a las actrices y actores: Norma, bonita, joven y elegante; Natalia, delgada y simpatiquísima; Buster Keaton, rojo como un demonio a causa del sol, es un cómico auténtico. Explica que ha cazado perdices, tantas, que se podían cazar a golpes de bastón. 

     Luís Alonso (Gilbert Roland) es un novio magnífico. Con toda esa cabellera romántica. Buen chico, sencillo y amable, asombroso.

     La prensa fotografía y agobia. Pasan calor en el verano español

     ―¿Vamos a la playa? ―resuelve Alonso.

     ―Very good! ―exclama Keaton.

     ―En Sitges ―proponemos.

     Una hora más tarde, están en «la villa blanca». El mar está tranquilo. Lluís Alonso y Buster Keaton se bañan.

     ― ¿Qué les parece Cataluña? ―les preguntamos mientras reposan, a la sombra del velario.

     ―Una preciosidad. Hace más claridad que en ninguna parte donde hemos estado.

     ― ¿Qué les ha gustado más de todo lo que han visto en España?

       Todo. Todo. Pero Granada… ¡Ah, Granada! Inolvidable. Barcelona también. Es una lástima que no la podamos ver mejor. ¡Tenemos tan poco tiempo! Mañana, a las ocho de la mañana, salimos hacia París.

     Keaton da su opinión sobre el cine sonoro:

     ―Admirable. Pero es que yo canto muy bien. Ya sentirán… llover.

     Irene nos cuenta la preferencia de estos actores por Greta Garbo y Lon Chaney, que falleció en agosto de 1930, unos días antes. Son sus actores más destacados. A Keaton le preguntan por su actuación más destacada y dice que es Las tres edades. Norma Talmadge y Gilbert Roland (Luis Alonso), se han visto muy bien en la versión de Margarita Gautier.

     Irene pide una sonrisa a Buster Keaton haciendo valer su calidad de señorita. Keaton más serio que nunca.

     ―¡No! ¡No! Prohibido la risa. Por el contrato con la Metro.

     Llegan los seguidores. Las firmas de Álbumes, libros de versos, libretas, décimos de lotería. De todo. Buster Keaton, Lluís Alonso y Norma y Natalia Talmadge no dan al alcance con todas sus ocho manos a la vez.

     El dueño del hotel no deja escapar a Luís Alonso, que es el que paga la fiesta, según Irene.

    Se van de Sitges. Vuelven a la Diagonal, al Hotel Ritz. La periodista termina su artículo, con el disfrute inicial:

     Los dejamos. Y nos despedimos.

     ―Good bye! ―hacen las mujeres.

     ―Adiós ―dice Alonso.

     Keaton nos pregunta cómo se dice goodbye en catalán.

     ―Adeu ―le decimos.

     ―Pues… adeu ―nos hace con una gran carcajada… que nunca saldrá en ninguna fotografía ni en ninguna película.


Los actores de Hollywood junto a Irene Polo. Archivo Nacional de Cataluña. Licencia Creative Commons

     



[3] DORIA, S.: Irene POLO en Barcelona-Sitges-Barcelona, con Buster Keaton, Luis Alonso y Norma y Natalia Talmadge en Un país en crisis. Crónicas españolas de los años 30. Edición de Sergi Doria. Edhasa. Barcelona. 2018. Reseña en Archivo Museo Sánchez Mejías (12-7-2023 y 13-8-2025). Páginas 63-68.

     Otra bibliografía:

    -  https://blasmaesoruizescribano.blogspot.com/2025/03/buster-keaton-cara-de-palo.html

    - SALGADO-DE DIOS, F.: El periodismo cinematográfico de Irene Polo (1927-1930). Acotaciones a un trabajo inédito, en Revista internacional de Historia de la Comunicación. Universidad de Sevilla. Sevilla. 2022. Páginas 140-158.

 
 
 
 
Irene Polo y Buster Keaton, Archivo nacional de Cataluña. Licencia creative commons.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Ricardo de Orueta, residente.

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