"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

La fiesta del español

   

Don Quijote y Sancho en Barcelona. Flickr.

      "Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes: vieron el mar, hasta entonces por ellos no visto; les pareció espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera, que en La Mancha habían visto; vieron las galeras que estaban en la playa, las cuales, abatiendo las tiendas, se descubrieron llenas de flámulas y gallardetes, que tremolaban al viento y besaban y barrían el agua; dentro sonaban clarines, trompetas y chirimías, que cerca y lejos llenaban el aire de suaves y belicosos acentos." (La llegada de Don Quijote y Sancho a Barcelona. Capítulo LXI, segunda parte, Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.)

     Don Quijote y Sancho rompieron el cordón umbilical de La Mancha, de la que no renegaron, y marcharon a Barcelona atravesando burlas y bandidos, fascinados por el mar, como los griegos de Jenofonte cuando vuelven a verlo.

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Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la Edad de Plata. BMRE.


          "En Cádiz hay un viento Levante que suele presentarse en la plaza de toros los días de corrida, con orden de suspensión. No la suspende, porque todavía no se ha decretado nada con relación al viento en las tardes de toros; pero hace imposible torear. Esto lo sabe bien el público de Cádiz. Ayer hubo Levante en Cádiz. Sin embargo, quebró la regla, porque, por lo visto, ayer no podía haber Levante." (La vuelta de Sánchez Mejías. Contra viento y marea, ABC, 17 de julio de 1934, Gregorio Corrochano.)

     Gregorio Corrochano escribía maravillas de toros o de la guerra de Marruecos. Para contar que, contra viento y marea, un calvo y un canoso, Sánchez Mejías y Corrochano, se volvían a encontrar, ya maduros, en la hora de la formalidad

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     "La muchacha dorada

se baña en el agua

y el agua se doraba.

     Las algas y las ramas

en sombra la asombraban, 

y el ruiseñor cantaba

por la muchacha blanca.

     Vino la noche clara,

turbia de plata mala, 

con peladas montañas

bajo la brisa parda.

     La muchacha mojada

era blanca en el agua

y el agua, llamarada..." 

(Casida de la muchacha dorada, Diván del Tamarit, Federico García Lorca, 1936.)

     Las gacelas y casidas eran composiciones poéticas de origen arábigo andaluz que recuperó Emilio García Gómez en la Edad de Plata. Sin repetir las formas, ni los temas, que no eran tan distintos a los habituales, Lorca crea imágenes fabulosas.

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     "Esta en forma elegante, oh peregrino,

de pórfido luciente dura llave,

el pincel niega al mundo, mas süave, 

que dio espíritu a leño, vida a lino.

     Su nombre, aun de mayor aliento dino

que en los clarines de la Fama cabe,

el campo ilustra de ese mármol grave.

Venéralo, y prosigue tu camino..."

(Inscripción para el sepulcro de Dominico Greco, Luis de Góngora).

     Las conexiones entre pintura y literatura fueron corrientes desde el Siglo de Oro. Tiziano pintó las Poesías de Felipe II, de tema mitológico, con la libertad que se permitió y se le concedió por su prestigio. El Veronés fue juzgado por la Inquisición por las libertades que se tomó con una Última Cena. Fue condenado a rectificar la obra. Únicamente cambió el nombre: Cena en casa de Leví. Alegó que él se quería tomar la libertad de los poetas y los locos para crear sus cuadros. El actor más famoso del Siglo de Oro, Juan Rana, salía al escenario con un marco simulando ser una pintura. Góngora dedicó un epitafio al Greco y Quevedo honró al pincel.

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Carta de Rafael Alberti a Camilo José Cela


     "Uno se ve en el espejo y se tutea incluso con confianza, el espejo no tiene marco, ni comienza ni acaba, o sí, sí tiene un marco primoroso dotado con paciencia y panes de oro pero la luna no es de buena calidad y la imagen que devuelve enseña las facciones amargas y desencajadas, pálidas y como de haber dormido mal, a lo mejor lo que sucede es que devuelve la atónita faz de un muerto todavía enmascarada con la careta del miedo a la muerte, es probable que tú estés muerto y no lo sepas..." ( San Camilo 1936, Camilo José Cela).

     Cela experimentó con la palabra y dejo la tercera persona para volver a ser el yo narrador, copiando a Joyce y Dos Passos. Es una delicia leer la correspondencia que tuvo con el Rafael Alberti romano que Cela publicó en Papeles de Son Armadans.

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     "Ahora ya el estar sola tiene cierto no sé que, cierto mérito... El mérito militar es el valor, dicen... El valor tiene mérito; estar aquí sola y hacerlo bien para que digan... me conformo con que no digan, con que no puedan decir que lo hice mal. Ahora sola, con la puerta cerrada- no sé por qué la habrá cerrado, pero me alegro- no tengo miedo..." 

(Barrio de Maravillas, Rosa Chacel).

     En la Transición, Rosa Chacel contó recuerdos del Madrid de principios del siglo XX, tras su vuelta en 1974 del exilio, mezclando tiempo y memoria de la juventud no tan olvidada.

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Ana María Matute. Flickr



     "Los hijos del Conde Olar heredaron la extraordinaria fuerza física, los ojos grises, el áspero cabello rojinegro y la humillante cortedad de piernas de su padre..." (Olvidado Rey Gudú, Ana María Matute).

     Los cuentos, la fabulación, la fantasía, el desencanto, lo desconocido, la ternura, el amor correspondido y el amor desdeñado. Ana María Matute.

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     "Aureliano Segundo regresó a la casa con sus baúles, convencido de que no sólo Úrsula, sino todos los habitantes de Macondo, estaban esperando que escampara para morirse. Los había visto al pasar, sentados con la mirada absorta y los brazos cruzados, sintiendo transcurrir un tiempo entero, un  tiempo sin desbravar, porque era inútil dividirlo en meses y años, y los días en horas, cuando no podía hacerse nada más que contemplar la lluvia." (Cien años de soledad, Gabriel García Márquez).

     ¿Quién no le ha dado vueltas al tiempo y al espacio de los Buendía y el utópico Macondo? ¿Quién no se enamora del amor que perdura a pesar del tiempo y las adversidades de la vida en El amor en los tiempos del cólera?

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     "Por vanidad, no porque pensara reírse mucho, quería tener los labios suaves y brillantes durante toda la velada. La sospecha de estar embarazada no la hacía sentirse como para tener la risa a flor de labio. Nunca pensó en esta posibilidad al consumar su con Pedro..." (Como agua para chocolate, Laura Esquivel).

     Tanto la novela como la película rezumaban sensualidad, que comienza en parte por el estómago, por un amor que busca la solución a través de más de veinte años. El final hay que leerlo.

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Alfonso VI


        «En sancta Gadea de Burgos,   do juran los hijosdalgo,

allí le toma la jura   el Cid al rey castellano.

     Las juras eran tan fuertes,   que al buen rey ponen espanto;

sobre un cerrojo de hierro   y una ballesta de palo:»…

(Romance del juramento que tomó el Cid al Rey don Alonso, Anónimo).

     Todo acaba donde empieza. La poesía épica medieval construyó la épica lucha por desarrollar un idioma que cada 23 de abril recuerda qué fue, cómo nació, cómo sobrevivió y cómo nos deleita.

Retrato, autorretrato, de escritores: al pie o en el aire.

 

La Barraca. Pycryl y MNCRS.

     La fotografía ha parecido siempre que capturaba instantes de una realidad más o menos objetiva, utilizando la luz y la química.

     No sabemos si, tal vez, veamos más cosas: Almas y cuerpos en un segundo emocionados, congelados eternamente. Intenciones descubiertas que permanecían ocultas, retratos de un tiempo que ya no existe…

     Ojeando y hojeando, varias veces, un libro en el Archivo Museo Sánchez Mejías, comprendíamos una brillante época pasada. El alma de un instante reflejado en retratos y autorretratos de personas que pudieron tener un origen arrodillado, que se pusieron de pie y se elevaron por encima de la multitud, buscando un aire nuevo por su capacidad de aprendizaje, valía o cultura.

       La Fundación Mapfre publicó en 2007 un libro de fotografías[i] sobre escritores españoles de tres generaciones de la Edad de Plata de la cultura española. Fotos de Unamuno, Baroja, Arniches, Antonio y Manuel Machado, María Lejarraga y Gregorio Martínez Sierra, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Ortega Munilla, Marañón, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Edgar Neville, Aleixandre, Ramiro de Maeztu, Ramón, Valle Inclán y Lorca, y otros más.

Generación del 27, copia en La voz a ti debida de Pedro Salinas, semejante en Museo Sánchez Mejías

     El libro establece varias secciones: El escritor retratado; el retrato público del escritor; los retratos en grupo y de amistad; el retrato del escritor disfrazado, puede que de su otro yo; el retrato urbano; el retrato en el paisaje; y el retrato en familia.

     Del retrato público destacamos las icónicas fotos de 1927 y 1933 de la generación o grupo poético como le gustaba a Gerardo Diego[ii]. La primera de ellas, tomada por José Pepín Bello y la segunda, ilustra y se expone la zona literaria de la vida de Sánchez Mejías en su Archivo Museo.

     Las páginas nos llevan al almuerzo o banquete que se ofreció a Federico García Lorca[iii] por los triunfos tetrales obtenidos en Buenos Aires. Con los actores de La Barraca fue al merendero Biarritz. Los actores universitarios querían agasajarlo, pero el que había ganado la plata porteña era Federico y fue quien pagó el almuerzo.

Elenco de La Barraca en merendero Biarritz, copia del libro de Luis Sáenz de la Calzada.

      Más tarde hubo una recepción en el Hotel Florida que le ofrecieron intelectuales. Mientras, los miembros de La Barraca prepararon los muñecos para una representación excepcional, el Retablillo de Don Cristóbal, de García Lorca y un entremés de Cervantes. El frontispicio fue obra de Manuel Fontanals[iv], los decorados de Miguel Prieto[v] y José Caballero[vi] y los muñecos del escultor Ángel Ferrant[vii].

      Según Luis Sáenz de la Calzada, la representación de El Retablillo constituyó una delicia. Sin embargo, cuenta que no hay referencias de la representación lorquiana y sí de la cervantina, en las que Sáenz participó. Ni siquiera se menciona en la obra de Carlos Morla. A los ensayos de la Barraca iba la intelectualidad madrileña, entre ellos Ignacio Sánchez Mejías, según le recordó María del Carmen García Lasgoity, actriz de la compañía universitaria, a Luis Sáenz de la Calzada[viii].

Federico García Lorca como La Sombra. Centro Federico García Lorca y Galería Guillermo de Osma, 2021

     Nos detenemos aquí en otra fotografía: La Sombra del montaje de La vida es sueño, auto sacramental de 1676, que fue un empeño escenográfico de García Lorca. Para Federico, Cervantes y Calderón no eran arqueología, no estaban anticuados. El éxito obtenido era algo natural porque el teatro de buen gusto ha de darse al público, que siempre sabe recibirlo bien. En la Residencia de Estudiantes se representaron entremeses de Cervantes que habían triunfado en la primera salida de La Barraca por tierras sorianas[ix]. Y además se representó una parte del auto sacramental donde los decorados eran obra de Benjamín Palencia[x]. Fue, por otra parte, la única ocasión en la que actuó el director granadino. Su personaje fue La Sombra.

     Terminamos recordando otra foto: Un ensayo de Yerma donde posan juntos Pura Ucelay[xi], Ramón María del Valle-Inclán[xii] y Federico García Lorca. Se fecha en diciembre de 1934. 

     Uno de los primeros libros juveniles que llegaron a nuestras manos fue un ensayo de Antonio Buero Vallejo, dramaturgo de la posguerra y autor de uno de los últimos dibujos de Miguel Hernández, como recuerdo de su amistad en la cárcel. Buero tituló su obra Tres maestros ante el público. Fue publicado en 1973, al año siguiente de su discurso de entrada en la Real Academia Española de la Lengua. Eran tres ensayos: El primero dedicado a Valle-Inclán lo tituló De rodillas, de pie, en el aire (1966). El segundo lo dedicó a Velázquez, El espejo de las Meninas (1970). Y el tercero, su discurso de entrada en la Real Academia Española, García Lorca ante el esperpento (1972). Entendamos bien, dos ensayos sobre los renovadores del teatro durante la Edad de Plata escritos por el renovador del teatro de la posguerra, en los que promueve la dialéctica entre el esperpento y la tragedia: Donde se encuentran racionalidad, magia, sátira, patetismo, enseñanza y fábula. La visión goyesca y la mirada clásica.

     Buero dijo que Luces de Bohemia y Yerma convocaban todavía a un mismo público juvenil. Yerma, además, era un espectáculo puesto por una personalidad de prestigio internacional cuyas concepciones se hallaban más próximas al movimiento dionisíaco del momento que al esperpéntico. La mirada al pie lorquiana, trágica, en vez de la mirada desde el aire de Valle, demiúrgica[xiii].

García Lorca, Pura Ucelay y Valle-Inclán. Wikipedia. Foto distinta al libro citado.

 



[i]  (2007) Retrato y autorretrato: tres generaciones de escritores españoles. Fundación Mapfre. Madrid. ISBN: 978-84-9844-074-4. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías: 9-07-2023.

[ii] DIEGO, G.: (1979) ABC, 9 de mayo de 1979, Grupo poético del 27, en Obras Completas, tomo VIII, edición de José Luis Bernal. Alfaguara. Madrid. 2000. ISBN: 84-204-4229-1. Reseña ArchivoMuseo Sánchez Mejías: 19-3-2024.

[viii] SÁENZ DE LA CALZADA, L.: (1976) La Barraca, teatro universitario. Biblioteca de la Revista de Occidente. Madrid. ISBN: 84-292-8729-9

[ix] GARCÍA LORCA, F.: (2017) Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas. Edición de Rafael Inglada y Víctor Fernández. Malpaso. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías: 27-06-2023.

[xiii] BUERO VALLEJO, A.: (1973) Tres maestros ante el público. Alianza. Madrid. ISBN: 84-206-1442-4.

La fiesta del español

    Don Quijote y Sancho en Barcelona. Flickr.       "Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes: vieron el mar, hasta en...