Cultura y sociedad

Retrato, autorretrato, de escritores: al pie o en el aire.

 

La Barraca. Pycryl y MNCRS.

     La fotografía ha parecido siempre que capturaba instantes de una realidad más o menos objetiva, utilizando la luz y la química.

     No sabemos si, tal vez, veamos más cosas: Almas y cuerpos en un segundo emocionados, congelados eternamente. Intenciones descubiertas que permanecían ocultas, retratos de un tiempo que ya no existe…

     Ojeando y hojeando, varias veces, un libro en el Archivo Museo Sánchez Mejías, comprendíamos una brillante época pasada. El alma de un instante reflejado en retratos y autorretratos de personas que pudieron tener un origen arrodillado, que se pusieron de pie y se elevaron por encima de la multitud, buscando un aire nuevo por su capacidad de aprendizaje, valía o cultura.

       La Fundación Mapfre publicó en 2007 un libro de fotografías[i] sobre escritores españoles de tres generaciones de la Edad de Plata de la cultura española. Fotos de Unamuno, Baroja, Arniches, Antonio y Manuel Machado, María Lejarraga y Gregorio Martínez Sierra, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Ortega Munilla, Marañón, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Edgar Neville, Aleixandre, Ramiro de Maeztu, Ramón, Valle Inclán y Lorca, y otros más.

Generación del 27, copia en La voz a ti debida de Pedro Salinas, semejante en Museo Sánchez Mejías

     El libro establece varias secciones: El escritor retratado; el retrato público del escritor; los retratos en grupo y de amistad; el retrato del escritor disfrazado, puede que de su otro yo; el retrato urbano; el retrato en el paisaje; y el retrato en familia.

     Del retrato público destacamos las icónicas fotos de 1927 y 1933 de la generación o grupo poético como le gustaba a Gerardo Diego[ii]. La primera de ellas, tomada por José Pepín Bello y la segunda, ilustra y se expone la zona literaria de la vida de Sánchez Mejías en su Archivo Museo.

     Las páginas nos llevan al almuerzo o banquete que se ofreció a Federico García Lorca[iii] por los triunfos tetrales obtenidos en Buenos Aires. Con los actores de La Barraca fue al merendero Biarritz. Los actores universitarios querían agasajarlo, pero el que había ganado la plata porteña era Federico y fue quien pagó el almuerzo.

Elenco de La Barraca en merendero Biarritz, copia del libro de Luis Sáenz de la Calzada.

      Más tarde hubo una recepción en el Hotel Florida que le ofrecieron intelectuales. Mientras, los miembros de La Barraca prepararon los muñecos para una representación excepcional, el Retablillo de Don Cristóbal, de García Lorca y un entremés de Cervantes. El frontispicio fue obra de Manuel Fontanals[iv], los decorados de Miguel Prieto[v] y José Caballero[vi] y los muñecos del escultor Ángel Ferrant[vii].

      Según Luis Sáenz de la Calzada, la representación de El Retablillo constituyó una delicia. Sin embargo, cuenta que no hay referencias de la representación lorquiana y sí de la cervantina, en las que Sáenz participó. Ni siquiera se menciona en la obra de Carlos Morla. A los ensayos de la Barraca iba la intelectualidad madrileña, entre ellos Ignacio Sánchez Mejías, según le recordó María del Carmen García Lasgoity, actriz de la compañía universitaria, a Luis Sáenz de la Calzada[viii].

Federico García Lorca como La Sombra. Centro Federico García Lorca y Galería Guillermo de Osma, 2021

     Nos detenemos aquí en otra fotografía: La Sombra del montaje de La vida es sueño, auto sacramental de 1676, que fue un empeño escenográfico de García Lorca. Para Federico, Cervantes y Calderón no eran arqueología, no estaban anticuados. El éxito obtenido era algo natural porque el teatro de buen gusto ha de darse al público, que siempre sabe recibirlo bien. En la Residencia de Estudiantes se representaron entremeses de Cervantes que habían triunfado en la primera salida de La Barraca por tierras sorianas[ix]. Y además se representó una parte del auto sacramental donde los decorados eran obra de Benjamín Palencia[x]. Fue, por otra parte, la única ocasión en la que actuó el director granadino. Su personaje fue La Sombra.

     Terminamos recordando otra foto: Un ensayo de Yerma donde posan juntos Pura Ucelay[xi], Ramón María del Valle-Inclán[xii] y Federico García Lorca. Se fecha en diciembre de 1934. 

     Uno de los primeros libros juveniles que llegaron a nuestras manos fue un ensayo de Antonio Buero Vallejo, dramaturgo de la posguerra y autor de uno de los últimos dibujos de Miguel Hernández, como recuerdo de su amistad en la cárcel. Buero tituló su obra Tres maestros ante el público. Fue publicado en 1973, al año siguiente de su discurso de entrada en la Real Academia Española de la Lengua. Eran tres ensayos: El primero dedicado a Valle-Inclán lo tituló De rodillas, de pie, en el aire (1966). El segundo lo dedicó a Velázquez, El espejo de las Meninas (1970). Y el tercero, su discurso de entrada en la Real Academia Española, García Lorca ante el esperpento (1972). Entendamos bien, dos ensayos sobre los renovadores del teatro durante la Edad de Plata escritos por el renovador del teatro de la posguerra, en los que promueve la dialéctica entre el esperpento y la tragedia: Donde se encuentran racionalidad, magia, sátira, patetismo, enseñanza y fábula. La visión goyesca y la mirada clásica.

     Buero dijo que Luces de Bohemia y Yerma convocaban todavía a un mismo público juvenil. Yerma, además, era un espectáculo puesto por una personalidad de prestigio internacional cuyas concepciones se hallaban más próximas al movimiento dionisíaco del momento que al esperpéntico. La mirada al pie lorquiana, trágica, en vez de la mirada desde el aire de Valle, demiúrgica[xiii].

García Lorca, Pura Ucelay y Valle-Inclán. Wikipedia. Foto distinta al libro citado.

 



[i]  (2007) Retrato y autorretrato: tres generaciones de escritores españoles. Fundación Mapfre. Madrid. ISBN: 978-84-9844-074-4. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías: 9-07-2023.

[ii] DIEGO, G.: (1979) ABC, 9 de mayo de 1979, Grupo poético del 27, en Obras Completas, tomo VIII, edición de José Luis Bernal. Alfaguara. Madrid. 2000. ISBN: 84-204-4229-1. Reseña ArchivoMuseo Sánchez Mejías: 19-3-2024.

[viii] SÁENZ DE LA CALZADA, L.: (1976) La Barraca, teatro universitario. Biblioteca de la Revista de Occidente. Madrid. ISBN: 84-292-8729-9

[ix] GARCÍA LORCA, F.: (2017) Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas. Edición de Rafael Inglada y Víctor Fernández. Malpaso. Reseña Archivo Museo Sánchez Mejías: 27-06-2023.

[xiii] BUERO VALLEJO, A.: (1973) Tres maestros ante el público. Alianza. Madrid. ISBN: 84-206-1442-4.

El expediente Gregorio Prieto

 

Ficha JAE, parte. JAE

     El conferenciante leía su ponencia. Se dirigía hacia el final de su exposición. Quería contar la experiencia del pintor Gregorio Prieto desde sus inicios en las artes plásticas hasta las dos guerras casi consecutivas del suelo europeo: la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.

     El escenario era el Archivo Museo Sánchez Mejías. El motivo, Los encuentros en torno al 27, La plástica. Javier García-Luengo contó las penurias temporales del artista valdepeñero en Londres y la colaboración con la BBC.

      En ese momento nuestros pensamientos volaron hacia otro manchego que marchó al exilio británico y colaboró con la BBC, José Castillejo Duarte. ¿Se habrían conocido? ¿Habría algún documento escrito de esa relación? Prieto llegó en el 36 y, es casi seguro, que Castillejo lo hizo en 1937.   

     El conferenciante mencionó a Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, a quien Prieto pintó, y a Santiago Ramón y Cajal, presidente de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE). Cajal ejercía una función institucional, se relacionaba con las autoridades cuando los presupuestos de las instituciones tardaban en llegar o hablaba con el ministro del Gobierno de turno cuando surgía algún problema. Las labores administrativas de JAE eran llevadas a cabo por José Castillejo Duarte.

      ¿Hacia dónde dirigir la posible relación? ¿Deberíamos incidir en los documentos de la JAE o revisar el epistolario de Jiménez Fraud? ¿Y buscar en el archivo del Museo Gregorio Prieto? Tal vez mirar en los tres sitios.

     En el epistolario de Jiménez Fraud encontramos una serendipia. Un hallazgo valioso e inesperado. Alberto Jiménez recibe una carta de Ángel Establier con la noticia del deseo de los residentes del Colegio de España en París de un escudo y su chaqueta a imagen de la que llevaban los residentes de la Fundación del Amo. En ese momento, febrero de 1935, residían tres pintores en el Colegio de España: Gregorio Prieto (1897-1992), José Luis González Bernal (1908-1939) y Federico Castellón (1914-1971). Se les pidió que dibujaran un escudo que los residentes adoptaran en el futuro. El escudo elegido fue el dibujado por Gregorio Prieto. Establier pretendía enviar a Jiménez Fraud una copia de dicho escudo que se salía de las normas clásicas, pero estaba muy bien.

Instancia a la JAE de Gregorio Prieto. JAE

     Por el epistolario de Jiménez Fraud sabemos también que Gregorio Prieto tuvo alguna confianza con el director de la Residencia de Estudiantes. Como había fundado instituciones pedagógicas y culturales, le dijo que era como Santa Teresa de Jesús, debido a su fama de fundadora de conventos. Comparación que no hizo mucha gracia a Jiménez Fraud según le comentó por carta al pedagogo valdepeñero Lorenzo Luzuriaga en julio de 1937[i].

     En el archivo del Museo Gregorio Prieto hay dos documentos que establecen la relación con la radio británica, pero no hay constancia de ninguna relación con José Castillejo. Los documentos en cuestión tienen la calificación de borrador. Remiten a fechas posteriores al fallecimiento de Castillejo, 1945. El más antiguo es del 24-25 de octubre de 1946. Gregorio Prieto era invitado a participar en un debate sobre “¿Qué arte suele influir a los niños en general?”. Los otros participantes en la discusión eran la señorita uruguaya Alicia Santini y el profesor Eduardo Torner. Prieto defendía que el primer arte que influye en el niño es la escultura, porque el primero de los sentidos utilizados por el niño es el tacto, empezando por el pecho de la madre. La pintura quedaría en cuarto o quinto orden, y que, a posteriori, estarían la literatura y el cine, que ahora es tan popular. La pintura aportaría a los niños el sentido estético del arte.

     Hacia el final del guion Prieto afirma que la danza es el arte más completo porque reúne música, pintura, escultura y arquitectura del movimiento. La pintura es el arte plástico al que tiene más predisposición el niño, porque su trabajo es mucho más sencillo con unos lápices y un papel que al más pesado de manejar los útiles que requiere el arte plástico de la escultura.

      El segundo borrador trata sobre La Mancha. La visión de Gregorio Prieto está fechada el 20 de octubre de 1947. Considera que la tierra de Don Quijote es “la cenicienta de las regiones de España” que “la hacen poco menos que desconocida”.

      Da una visión inicial pesimista utilizando calificativos como adusta, seca y olvidada. La compara con la vida cenicienta de Cervantes que fue príncipe de las letras a posteriori. Gradualmente, va encontrando algunas razones distintas. Las inmensas llanuras manchegas, su planicie, le recuerdan la inmensidad del mar. Para él, el paisaje manchego es un mar de tierra por el que puede marchar la imaginación y el espíritu inquieto. Razón por la que Cervantes eligió este escenario como paisaje de su obra cumbre.

     En los dos últimos párrafos del guion hace referencia a un paso típico de la seguidilla manchega, “El bien Parado”. Es el momento en el que el danzante interrumpe bruscamente su movimiento para, tras una breve y estática parada, reanudar el baile con un paso más difícil que el anterior. Cree que saber parar bien el baile de la vida para volver con otro ritmo resta monotonía a la propia vida, consiguiendo establecer una armonía por su profundo sentido en lo humano y lo bello[ii].

      Miramos ahora los documentos de la JAE sobre Gregorio Prieto para ver si hay alguna referencia a Castillejo o alguna firma en la concesión de las becas. Lo que hemos encontrado, inicialmente, es lo siguiente:

     Su ficha de carpeta tiene origen en 1912. En el inicio de la ficha vivía en la Calle Corredera de Madrid. En 1923 solicita una pensión que fue enviada al ministerio el 15-09-1923. Vuelve a solicitar pensión en 1924 y en octubre de ese año hay una propuesta para su estancia en Francia e Inglaterra con un presupuesto para inicios de 1925.

     La JAE guarda su primera instancia de 24 de mayo de 1923. En ella se presenta como pintor y alega como documentos alguno de los premios obtenidos con los pinceles, junto a algunas obras paisajísticas y la fotografía de un cuadro que se exhibe en el Museo de Arte Moderno. Asegura que es discípulo de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y quiere ampliar estudios en el extranjero. Aprender de Turner, Corot, Constable… Para lo que solicita la pensión.

     Ya había recibido el premio Sorolla el 29 de agosto de 1922. Estaba dotado de 1.000 pesetas, según certifica el secretario accidental de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, Miguel Ángel Crilles.

      Entre los trabajos que presentó a la JAE es interesante el breve estudio que escribió sobre Hans Memling donde cuenta la realidad y la leyenda existente sobre el maestro flamenco. Aquí nos interesa la leyenda tanto como la realidad, que, también, es una creencia: Trabajó en el taller de Van der Weyden.

       Nos hubiera gustado que la versión legendaria fuera real, al tener un tono de novela caballeresca: Prieto cuenta la leyenda de la participación de Memling en la batalla de Nancy en el bando de Carlos el Temerario, resultando herido. Durante su convalecencia toma los pinceles y se muestra como un maestro que fue admirado por Isabel la Católica.

     Para Prieto, Memling es un pintor de composición, retratista, animalista y paisajista. Tiene maravillosas visiones de los pueblos y de los campos donde se desarrolla la vida de Cristo.

     La persona de la JAE con la que mantuvo correspondencia escrita era Gonzalo Jiménez de la Espada. En una de sus cartas cuenta como estudia la luz de París, tan distinta de la de España. Ve una luz plateada y gris con mucho carácter.

      Se queja en las cartas de las necesidades de dinero unidas a los trabajos de pintura de los Jardines de Luxemburgo. Todo en una deliciosa primavera parisina de 1925.

     En agosto de 1925 estuvo recorriendo pueblos franceses: Marlotte, Montigni, Samois, Barbizon, Moret… A finales del verano de 1925 solicitaba prorroga de su estancia. El tiempo pasado había sido dedicado básicamente a la orientación.

     El 12 de septiembre de 1925 vuelve a presentar otra solicitud acompañada de cuadros de paisaje y una memoria explicativa.

     Hay un trabajo adicional sobre el paisaje en Francia, que no tuvo una aceptación muy positiva, según un certificado enviado a la JAE por Miguel Blas, que desaconsejaba su renovación[iii].

     Conclusiones:

     No hay datos por ahora que nos guíen a establecer una relación entre José Castillejo Duarte y Gregorio Prieto. José Castillejo daba alocuciones políticas exaltando el bando aliado británico desde la BBC. Los trabajos radiofónicos de Prieto son posteriores a 1945, cuando ya había fallecido Castillejo, y su temática es cultural, no política.

     Si tuvo conocimiento y trato con Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, a quien realiza un trabajo en pluma, al menos. Alberto Jiménez Fraud, además de su potencia pedagógica, tenía un ambiente familiar artístico. Su mujer, por ejemplo, era Natalia Cossío, hija de Manuel Bartolomé Cossío, uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza, factótum de las Misiones Pedagógicas, y autor de una monografía de El Greco. Su hija Natalia publicó la edición definitiva de la obra del cretense.

    


[i] Alberto Jiménez Fraud : (2017) Epistolario / edición de James Valender, José García-Velasco, Tatiana Aguilar-Álvarez Bay y Trilce Arroyo ; dirigida por James Valender y José García-Velasco.

Archivo Museo Sánchez Mejías (5-4-2024).

Antonio Machado: profesión de fe

     

    

Instituto Antonio Machado en Soria. Wikimedia.

     Antonio Machado nació con la restauración borbónica de 1875, su primera madurez llegó con el Desastre de 1998 y sintió la sensación de decadencia nacional de un país que se había olvidado de sí mismo con su pobreza, analfabetismo y desigualdades.

      En el primer cuarto del siglo XX viviría el auge del anarquismo, el surgimiento del pistolerismo, la Semana Trágica de Barcelona de 1909, y una especie de breve fulgor económico con la neutralidad durante la Primera Guerra Mundial. Vivió el final de la restauración borbónica con el desastre de Annual de 1921 y la dictadura de Primo de Rivera de 1923. Y sus últimos años vieron la llegada en 1931 de la II República y la Guerra Civil. Todo ello trufado por la Belle Époque y el segundo periodo más fértil de la cultura española: La Edad de Plata.

      Antonio y Manuel Machado eran hijos de Antonio Machado Álvarez, Demófilo, abogado y reputado folclorista, que envió a sus hijos a estudiar a la Institución Libre de Enseñanza, que habían fundado, entre otros, Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío.

      Las necesidades económicas provocaron el viaje del padre de Machado a Puerto Rico. Su mala salud le hizo volver hacia 1893 y falleció poco después. Antonio contaba con dieciocho años. Su primera colaboración literaria se fecha en 1892 para la revista satírica La Caricatura. Con su hermano Manuel colaboró en el Diccionario de ideas afines de Eduardo Benot.

      Trabajan y viajan como traductores y redactores en el diccionario hispánico de la editorial Garnier, iniciando una etapa parisina en la que conocen a la intelectualidad de finales del siglo XIX y principios del XX. Es la época de la eclosión del modernismo. En 1902, Antonio Machado, en uno de sus viajes de ida y vuelta a París, conoce a Rubén Darío en la capital francesa. De esta amistad o admiración será reflejo en 1903, cuando en Soledades le dedica algunos poemas.

      Por consejo de Giner de los Ríos y Miguel de Unamuno preparó una cátedra de francés y obtuvo la plaza de Soria, adonde llega en la primavera de 1907. Allí conocerá a Leonor Izquierdo, menor de edad, con la que se casa dos años más tarde, con solo 15 años. Establece con la ciudad soriana un vínculo afectivo y, también, un vínculo intelectual. De las excursiones de 1910 germinaría Campos de Castilla. Gracias a la Junta de Ampliación de Estudios hace un tercer viaje a París. Leonor le acompaña. Asiste a clases de Bergson, escribe La tierra de Alvargonzález, tratan a Rubén Darío. La feliz estancia se trunca. Leonor enferma en julio de 1911 y fallece en agosto del año siguiente, a los dieciocho años. La única alegría de esos días fue la publicación de Campos de Castilla.

      Cuando Azorín proyectaba una antología en 1913, Antonio Machado redactó una autobiografía en la que decía que tenía un gran amor a España, pero tenía una idea negativa de ella. Que lo español le encantaba y le indignaba. Se consideraba un creyente en una realidad espiritual opuesta al mundo sensible. Manifestaba, además, una gran aversión por lo que escribía, tras haberlo escrito, y su mayor tortura era corregir las pruebas de imprenta. Sentía, o explicaba, que todos sus libros estaban llenos de erratas.

      Gerardo Diego escribió años más tarde un artículo en el que analizaba el siguiente poema de Campos de Castilla:

 

Profesión de fe

     Dios no es el mar, está en el mar, riela

como luna en el agua, o aparece

como una blanca vela;

en el mar se despierta o se adormece.

      Creó la mar, y nace

de la mar cual la nube y la tormenta;

es el Criador y la criatura lo hace;

su aliento es alma, y por el alma alienta.

 Yo he de hacerte, mi Dios, cual tú me hiciste,

y para darte el alma que me diste

en mí te he de crear. Que el puro río

de caridad que fluye eternamente,

fluya en mi corazón. ¡Seca, Dios mío,

de una fe sin amor la turbia fuente!

     Decía Gerardo Diego que en los endecasílabos o en las silvas mezcladas de heptasílabos del poema, la sentencia se imponía constantemente y el aire retórico— exquisito y sincero— dotaba la superficie de corriente sonora. 

     El tono y el ritmo de los seis últimos versos le hizo descubrir el subyacente soneto porque, según Diego, Antonio Machado lo envió a imprenta sin espacios, como una silva. Dos serventesios, en cada uno de los cuales hay un heptasílabo, seguido precedían después de una larga pausa a los seis versos de los posibles tercetos. Utiliza un orden muy raro en los clásicos, pero frecuente en los autores modernos.

     Como se ha señalado, Campos de Castilla se publicó en 1912. Sus 54 poemas iniciales fueron aumentados hasta 123, conformando el núcleo de la poesía machadiana. Representa el pensamiento crítico e histórico de la generación del 98.

     En el tren, cuando se marchaba de Soria a Baeza tras la muerte de Leonor, en abril de 1913, escribió la siguiente despedida:

“En la desesperanza y en la melancolía

De tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.

Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,

Por los floridos valles, mi corazón te lleva”

(Fragmento de Recuerdos, incluida en Campos de Castilla)

 


 

 

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 Referencias consultadas:

 —LORENTE, A y NEIRA, J.: (2021) Doce escritores contemporáneos. UNED. Madrid

—DIEGO, G.: (2000) Obras completas, Tomo VII, Prosa. Edición de José Luis Bernal. Alfaguara. Madrid. Es un artículo que se publicó en La Torre, n.º 45-46, titulado Antonio Machado y el soneto, en 1964. Reseñado en el Archivo Museo Sánchez Mejías (29-02-24).  

—MACHADO, A.: (1977) Poesías completas. Austral, Espasa Calpe. Madrid.

Bodas de sangre

                       NOVIO ¿Quieres algo?                              MADRE Hijo, el almuerzo                               NOVIO Déjalo....