"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

El despertar, Henry Mayer, Puck, 1915



      El despertar, the awakening,  es un mapa alegórico que muestra el avance espacial del voto sin discriminación de sexo, el voto femenino, a través de la geografía de los Estados Unidos. Se distinguen tres planos compositivos que están relacionados:
     En primer lugar, en el suelo, el mapa físico político de los Estados Unidos, incompleto, en el que solo se indica los estados que han aprobado el voto femenino.
      En segundo lugar, la estatua de Libertas, la libertad, iluminando el camino, con paso firme, sobre los estados que, a modo de baldosas, mantienen la figura erguida de la estatua. La toga dorada, que no amarilla1, con la caída de ropajes de estatuaria clásica, sin embargo, se vuela para mostrar el texto alusivo al motivo de la carta persuasiva: “Votes for women”2. En el mapa físico se distribuyen los estados que han ido aprobando el voto femenino y la figura alegórica de Libertas, con porte digno, llevando la antorcha, como el nombre original de la estatua, la libertad iluminando el mundo3. A diferencia de la estatua de Nueva York no porta en la mano izquierda la “tábula ansata” con la fecha 4 de julio de 1776, fecha del acta de independencia4.  El cabello negro rizado va anudado en una cinta blanca. Muestra un gesto de seguridad en las facciones de Libertas.
      En un tercer plano, se abre una especie de precipicio, infierno, caverna o cárcel en el que se encuentran las mujeres que no tienen el voto. Las mujeres son representadas en dos colores, negro y dorado, y se agitan y llaman a la libertad para que les ilumine con su llama. No visten con harapos, es más, parece que representan a una mujer adelantada, de clase media, es posible que blanca, y que lleve la lucha por el voto en la costa este. Casi todas las mujeres llevan el pelo recogido o escasamente largo.
      La imagen de la diosa Libertas es presentada en un tamaño superior, indicativo de la fuerza que el autor quiere presentar en el movimiento. La acción se desarrolla de izquierda a derecha puesto que los estados con aprobación del sufragio femenino están en el oeste del país.
       La escena se desarrolla sobre el suelo del mapa político americano, Canadá está cubierto por la bruma y, al sur, México, como país, no existe para el autor. Autor que es abajo firmante como Hy Mayer.
     Varios textos aluden al pie del mapa al tema representado:
      Exhortan a las mujeres a ir siempre hacia delante, a olvidar el odio, la amargura y los sinsabores de la lucha, que la noche trae sus ataduras, pero con la llegada del día (ojo a la relación día e iluminación de libertad), tras esa libertad, no deben recordar nada más que un ruego, olvidar el rencor.
      Y tener en el recuerdo a quienes lucharon, a las mujeres que les dieron esperanza en momentos de derrota, asociándolas al amor materno. Reclamar a mujeres de diferente condición a unirse en el esfuerzo por conseguir sus derechos, apelando al corazón y a las lecciones de madres y mujeres preparadas para que ninguna sea extraña a este movimiento. (Alice Duer Miller5).
      La revista Puck se publicó entre 1876 y 1918. Fue fundada por Joseph Kepler6 como semanario de humor donde publicaba sus caricaturas y en la que también colaboraron otros caricaturistas como Henry Hy Mayer. El 20 de febrero de 1915, Mayer, publicó en la citada revista The awakening. Según la Universidad de Cornell7, donde se encuentra esta ilustración dentro de la colección Persuasive Maps8 de PJ Mode, Henry Hy Mayer había nacido en Alemania, 1868-1954, y era el ilustrador principal de la revista Puck (disco). Apareció durante la campaña Empire State, un referéndum disputado sobre el derecho al voto femenino en el estado de Nueva York, campaña que tuvo un fuerte impacto en la historia del sufragio femenino y que, hoy en día, sigue siendo un icono de esta lucha, con influencias en la cultura popular, como la venta de accesorios alusivos a esta lucha cien años después9. El referéndum no consiguió en esta ocasión el derecho al voto femenino, pero dos años más tarde tuvo éxito, el 6 de noviembre, y en su centenario en 2017, entre los actos conmemorativos, tuvo lugar una exposición que recorre las décadas de lucha por el voto femenino10 . Según recogía el canal de noticias en español Univisión11con referencias, también, de EFE, la muestra recogía el activismo político de las neoyorkinas, sus luchas por poder votar y las figuras más representativas de estos movimientos.
      Henry ‘Hy’ Mayer fue prolífico ilustrador, cineasta, productor, director, animador y autor intelectual de muchas películas populares tanto animadas como en vivo realizadas durante la época de cine mudo. Rápidamente se consolidó como uno de los mejores ilustradores de revistas, desde ilustraciones de páginas completas a secciones parciales en la que se comentaba temas sociales o de actualidad diaria. A partir de 1913 dio el salto a la animación en la que muestra las ideas que conscientemente publicaba en sus ilustraciones12. Mayer fallece en 1954.
      Está ilustración se publica en la revista ‘Puck’, durante la campaña Empire State que propugna, mediante referéndum, en 1915, el voto femenino. La historia del sufragio femenino tiene una serie de etapas según María Estela Báez-Villaseñor13, que junto a la colonización del Oeste favoreció las aspiraciones políticas femeninas. De hecho, como observamos en la ilustración del mapa, los estados en los que había voto femenino eran todos de esa zona geográfica. La colonización del Oeste estaba vinculada, según esta autora, a la evolución de la doctrina liberal y coadyuvó a la conquista del voto. Un valor importante en esta doctrina fue la igualdad, y en la lucha por conseguir la igualdad las mujeres se aliaron, ocasionalmente, con los abolicionistas y activistas que luego después de la abolición demandarían la decimoquinta enmienda que se creía que beneficiaría a libertos y mujeres,  y por la que se otorgaba el voto a los varones negros en edad de ejercer este derecho.
      El sufragio femenino se consiguió con la decimonovena enmienda en 1920. Hemos señalado que Báez-Villaseñor señala tres etapas en la lucha por el voto femenino: Primera, desde la declaración de independencia hasta mediados del siglo XIX con la declaración de Seneca Falls de 1848. Una segunda etapa iría desde los momentos previos a la Guerra Civil (1860-1865) hasta 1877 con el fin de la Reconstrucción con el surgimiento de las primeras entidades en el Oeste donde pudieron votar las mujeres. Y la tercera etapa llega hasta la aprobación de la decimonovena enmienda, en 1920.
      A principios del siglo XX, las sufragistas encaminaron sus esfuerzos a conseguir el voto y a forzar un cambio en la Constitución estadounidense. En 1917 dieciséis estados ya tenían derecho a voto14.
      En la primera etapa señalada, con el proceso de independencia de 1776, no se produjo ninguna mejoría en las circunstancias políticas de la mujer pese a los cambios de la institución familiar y a la participación de la mujer en la industrialización. La constitución federal ratificada en 1789 dio amplía maniobrabilidad a los estados que legislaron de forma particular pero no sobre esta materia que era demasiado avanzada para la época15. Según Carlos Malamud, en Pennsylvania se impuso algo parecido al sufragio universal, aunque las mujeres no podían votar16.
     En 1848 tuvo lugar la declaración de Seneca Falls. La declaración de derechos fue un paso previo a la lucha por el sufragio. Según Alicia Miyares17, fue la primera convención sobre los derechos de la mujer en Estados Unidos. Fue organizada por Lucrecia Mott y Elizabeth Cady Stanton. Se basa en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en la que se denunciaban las restricciones políticas a las que estaban sometidas las mujeres: sin derecho a voto, no se podían presentar a las elecciones, ni ocupar cargos públicos, ni afiliarse a organizaciones políticas o asistir a reuniones políticas. Para Miyares 1848 es una fecha señalada porque coincide esta declaración con el Manifiesto Comunista18. Las mujeres habían tomado ya parte activa en el primer congreso antiesclavista femenino de Nueva York, en 1837, con la recogida de firmas y peticiones abolicionistas. El derecho a la abolición fue reclamación previa a la petición de derechos para las mujeres y, consecuencia de la lucha por la abolición, fue la lucha por el sufragio femenino.
     Fueron también muy activas en la lucha contra el alcoholismo, pero en principio la lucha por el voto no era una prioridad; era más importante la lucha por otros derechos como el derecho a la propiedad femenina, el divorcio y el aumento en oportunidades de empleo y educación. De hecho, antes de la Guerra Civil, el impacto del movimiento sufragista era menor.
      Durante el período de la Reconstrucción, 1865-1877, se aprobó la decimotercera enmienda que declaraba ilegal la esclavitud por motivos raciales. Los años de la Reconstrucción favorecieron el reconocimiento de los derechos de las mujeres en el Oeste por la flexibilidad de las instituciones, porque eran un elemento estabilizador; y  porque tuvieron acceso a la propiedad y a los negocios con menos trabas que en el Este. Por otra parte, la necesidad de mujeres jóvenes auspició una legislación que hiciera atractivo establecerse en los nuevos territorios, y el hecho de tener el acceso a la propiedad, tener un negocio, ser contribuyente por ello, llevaba aparejado la obtención de derechos políticos.
      En 1869, en Wyoming, se les otorgó a las mujeres el derecho al voto y a ocupar puestos públicos. Una herramienta importante para la difusión de las demandas de las mujeres fue el periódico New Northwest, fundado por Abigail Scott Dunaway en 1871 en Portland, Oregon. A Wyoming le sucedió Utah, en febrero de 1870, dentro de una estrategia para eludir la intromisión del gobierno federal en los asuntos estatales por los casos de matrimonio polígamo entre mormones. Aunque la estrategia política falló y produjo la revocación del sufragio femenino, este volvió a aprobarse en 1896 cuando la Constitución de Utah fue aprobada e ingresó en la Unión Americana. Colorado en 1893, Idaho en 1896 también lo incluyeron en sus constituciones. A la condición embrionaria de estas sociedades y a la escasez de mujeres se unió que sus demandas no contradecían ideas liberales. Otro factor influyente fue la competencia entre partidos cuyas fuerzas en estos estados estaban muy equilibradas.
      En la última etapa, finales del siglo XIX y principios del XX, la oposición al sufragio femenino persistía por sectores conformados por las propias mujeres. Para defender el voto femenino se argumentó que favorecería el bien de la nación y frenaba el ascendente poder de la influencia extranjera.
      El activismo femenino fue importante en el movimiento progresista a principios del siglo XX, que incluía, sin cohesión ni igual consideración, a mujeres blancas de clase media-alta, a reformistas afroamericanas, y algunas mujeres de la clase trabajadora. El proceso de colonización se consideraba acabado y el discurso sufragista iba dirigido a la participación en el proyecto nacional y a su representación poblacional. Con la participación femenina en la 1ª Guerra Mundial se hizo muy difícil negar el derecho de sufragio. Además, en los estados del oeste donde se había aprobado el voto femenino, los efectos no habían ocasionado cambios que afectasen a la vida de los hombres. Dejo de ser algo radical para convertirse en garantía de la estabilidad institucional.
      Durante la Primera Guerra Mundial, la participación femenina en el esfuerzo bélico fue de gran transcendencia, adquiriendo rango de patriotas,  y el Congreso americano, a pesar de las reticencias de los estados sureños, en 1919 anunció la decimonovena enmienda que otorgaba a las mujeres el derecho al sufragio. Entonces trece de los dieciséis estados del oeste ya lo tenían, y en el Este Nueva York y Michigan. Esta legislación no fortaleció el movimiento de defensa de derechos de las mujeres, al contrario, lo fragmentó en el aspecto racial, ideológico, generacional o de clase.19

      Henry Hy Mayer estableció varias perspectivas y disposiciones en el mapa persuasivo del sufragio femenino. Utilizaba formas clásicas y acabadas para la estatua de la libertad que guía a las mujeres con su antorcha en la lucha por el sufragio, con tonos dorados brillantes, con los estados del oeste consolidando el camino por el que transita, y las figuras de las mujeres del este que claman por el derecho al voto aparecen, sin embargo, en zona de penumbra, los dorados se entremezclan con negros como claroscuros, sin tonalidad distinta en la piel, sin vida. Intentando salir del suelo, del foso, de la caverna. Despertar.

      La utilización de una cartografía persuasiva a principios del siglo XX era un arma de propaganda muy utilizada como reclamo político en distintas campañas incisivas en distintos temas y momentos.
     El despertar, the awakening, alude a la lucha femenina por el sufragio. Es una lucha que recuerda al despertar de las conciencias del mito de la caverna de Platón sobre la sabiduría o conocimiento; cómo las mujeres que están en ese infierno o Hades intentan salir, claman por salir, iluminadas por la antorcha de la vida de Libertad.
      Puede que, para esa fecha, el autor, ya conociera la alegoría del uso del amarillo o el dorado en El maravilloso mago de Oz de Lyman Franz Baum. En esta obra, el camino de baldosas amarillas y el mismo Oz, simboliza el oro y el patrón oro. Visualmente lo apreciamos en la maravillosa película de 1939 dirigida por Victor Fleming. Habría que investigar las posibles conexiones entre el voto en los estados del Oeste, la expansión económica que supuso la colonización de esos estados en el siglo XIX y la influencia que tuvo en el imaginario de la época la fiebre del oro en estados como California20.
      Es un mapa persuasivo, propagandístico, movilizador. El icono que supuso la Estatua de la Libertad en el centenario de la Independencia, o la visión que, desde algunas perspectivas, había de la misma21 en 1916. Las mujeres que esperaban el derecho al voto, en el mapa, no tienen color en la piel. Son claroscuros de dorado. Cuando consigan el derecho al sufragio tendrá, probablemente, categoría humana con el color de la piel de la estatua, que con aire majestuoso camina hacia el Este, como una heroína moderna, en busca de las mujeres que claman, para guiarles camino de la liberación, buscando su luz, buscando su energía.
      Poco importaba que el referéndum fracasara, poco importaba no conseguir el voto. La participación de la mujer en el esfuerzo bélico de la guerra mundial iba a dejar sin argumentos a la mayoría de los ciudadanos americanos y a la mayoría de sus representantes políticos. Su comportamiento patriótico en diferentes frentes hacia contradictorio negarles el derecho. A pesar de las reticencias de los estados del sur por el acceso de la mujer afroamericana al voto, estas campañas, tan potentes, dejaron el camino abierto hacia la consecución de más derechos femeninos.
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1 Rubio Jiménez, C. El lenguaje visual de los colores. Historia, cultura y problemas en la traducción ideomática de los colores. TFG tutelado por Lourdes Cerrillo Rubio y Esther Fraile Vicente. 2015. Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Valladolid, Grado de traducción e Interpretación.: El amarillo tiene connotaciones negativas frente al dorado que las poseé positivas. Página 21-22.

2 Voto para las mujeres. Traducido de traductor google.

3 https://www.laestatuadelalibertad.com/

4 Vidal Galache, F.: “La revolución norteamericana” en Lario, A.(coord.): Historia Contemporánea Universal. Del surgimiento del estado contemporáneo a la primera guerra mundial. Alianza Editorial. Madrid. 2010. Página 61.

5 Alice Duer Miller: (1874-1942), poeta, novelista influyente entre sufragistas americanas. https://aliceduermiller.com

7 Ithaca, Nueva York, 1865, https://www.cornell.edu/

9 https://www.redbubble.com/es/people/aapshop/works/20877460-historia-feminismo-de-estados-unidos-1915-votos-para-mujeres?p=scarf

13 BÁEZ-VILLASEÑOR, M. E.: Un largo camino: la lucha por el sufragio femenino en Estados Unidos. Signos históricos núm. 24, julio-diciembre 2010, páginas 88-119.

14 JUAN RUBIO, A. D.: La mujer en el Congreso estadounidense: el c aso de Edith Nourse Rogers, 1925-1960. Tesis doctoral, Facultad de Filología, UNED, 2015, dirigida por Dra. Antonia Sagredo Santos. Páginas 51-53.

15 BÁEZ-VILLASEÑOR, M. E.: Obra citada, página 91.

16 MALAMUD, C.: Historia de América. 2013, 3ª reimpresión, Madrid, Alianza Editorial. Página 275.

17 MIYARES, A.: 1848: El manifiesto de ‘Seneca Falls’, Revista Leviatan, Num. 75, Primavera 1999, Madrid, páginas 135-158.

18 MARX, C. y ENGELS, F.: Manifiesto del partido comunista. 1848.

19 BÁEZ-VILLASEÑOR, M. E.: Obra citada, páginas 91-116.

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