El despertar, the awakening, es un mapa alegórico
que muestra el avance espacial del voto sin discriminación de sexo,
el voto femenino, a través de la geografía de los Estados Unidos. Se distinguen tres planos compositivos que están relacionados:
En primer
lugar, en el suelo, el mapa físico político de los Estados Unidos,
incompleto, en el que solo se indica los estados que han aprobado el
voto femenino.
En segundo
lugar, la estatua de Libertas, la libertad, iluminando el camino, con
paso firme, sobre los estados que, a modo de baldosas, mantienen la
figura erguida de la estatua. La toga dorada, que no amarilla1,
con la caída de ropajes de estatuaria clásica, sin embargo, se
vuela para mostrar el texto alusivo al motivo de la carta persuasiva:
“Votes for women”2.
En el mapa físico se distribuyen los estados que han ido aprobando
el voto femenino y la figura alegórica de Libertas, con porte digno,
llevando la antorcha, como el nombre original de la estatua, la
libertad iluminando el mundo3.
A diferencia de la estatua de Nueva York no porta en la mano
izquierda la “tábula ansata” con la fecha 4 de julio de 1776,
fecha del acta de independencia4.
El cabello negro rizado va anudado en una cinta blanca. Muestra un gesto de seguridad
en las facciones de Libertas.
En un tercer
plano, se abre una especie de precipicio, infierno, caverna o cárcel
en el que se encuentran las mujeres que no tienen el voto. Las
mujeres son representadas en dos colores, negro y dorado, y se agitan y llaman a la libertad para que les ilumine con su llama. No
visten con harapos, es más, parece que representan a una mujer
adelantada, de clase media, es posible que blanca, y que lleve la
lucha por el voto en la costa este. Casi todas las mujeres llevan el
pelo recogido o escasamente largo.
La imagen de la
diosa Libertas es presentada en un tamaño superior,
indicativo de la fuerza que el autor quiere presentar en el
movimiento. La acción se desarrolla de izquierda a derecha puesto que los
estados con aprobación del sufragio femenino están en el oeste del
país.
La escena se
desarrolla sobre el suelo del mapa político americano, Canadá está
cubierto por la bruma y, al sur, México, como país, no existe para el
autor. Autor que es abajo firmante como Hy Mayer.
Varios textos
aluden al pie del mapa al tema representado:
Exhortan a las
mujeres a ir siempre hacia delante, a olvidar el odio, la amargura y
los sinsabores de la lucha, que la noche trae sus ataduras, pero con
la llegada del día (ojo a la relación día e iluminación de
libertad), tras esa libertad, no deben recordar nada más que un
ruego, olvidar el rencor.
Y tener en el
recuerdo a quienes lucharon, a las mujeres que les dieron esperanza
en momentos de derrota, asociándolas al amor materno. Reclamar a
mujeres de diferente condición a unirse en el esfuerzo por conseguir
sus derechos, apelando al corazón y a las lecciones de madres y mujeres preparadas para que ninguna sea extraña a este
movimiento. (Alice Duer Miller5).
La revista Puck
se publicó entre 1876 y 1918. Fue fundada por Joseph Kepler6
como semanario de humor donde publicaba sus caricaturas y en la que
también colaboraron otros caricaturistas como Henry Hy Mayer.
El 20 de febrero de 1915, Mayer, publicó en la citada revista The awakening. Según la Universidad de Cornell7,
donde se encuentra esta ilustración dentro de la colección
Persuasive Maps8
de PJ Mode, Henry Hy Mayer había nacido en Alemania,
1868-1954, y era el ilustrador principal de la revista Puck
(disco). Apareció durante la campaña Empire State, un referéndum
disputado sobre el derecho al voto femenino en el estado de Nueva
York, campaña que tuvo un fuerte impacto en la historia del sufragio
femenino y que, hoy en día, sigue siendo un icono de esta lucha, con
influencias en la cultura popular, como la venta de accesorios
alusivos a esta lucha cien años después9.
El referéndum no consiguió en esta ocasión el derecho al voto femenino, pero dos años más tarde tuvo éxito, el 6 de noviembre, y
en su centenario en 2017, entre los actos conmemorativos, tuvo lugar
una exposición que recorre las décadas de lucha por el voto
femenino10 . Según recogía el
canal de noticias en español Univisión11con referencias, también, de EFE, la muestra recogía el activismo
político de las neoyorkinas, sus luchas por poder votar y las
figuras más representativas de estos movimientos.
Henry ‘Hy’
Mayer fue prolífico ilustrador, cineasta, productor, director,
animador y autor intelectual de muchas películas populares tanto
animadas como en vivo realizadas durante la época de cine mudo.
Rápidamente se consolidó como uno de los mejores ilustradores de
revistas, desde ilustraciones de páginas completas a secciones
parciales en la que se comentaba temas sociales o de actualidad
diaria. A partir de 1913 dio el salto a la animación en la que
muestra las ideas que conscientemente publicaba en sus
ilustraciones12.
Mayer fallece en 1954.
Está
ilustración se publica en la revista ‘Puck’, durante la campaña
Empire State que propugna, mediante referéndum, en 1915, el
voto femenino. La historia del sufragio femenino tiene una serie de
etapas según María Estela Báez-Villaseñor13,
que junto a la colonización del Oeste favoreció las
aspiraciones políticas femeninas. De hecho, como observamos en la
ilustración del mapa, los estados en los que había voto femenino
eran todos de esa zona geográfica. La colonización del Oeste estaba
vinculada, según esta autora, a la evolución de la doctrina liberal
y coadyuvó a la conquista del voto. Un valor importante en esta doctrina fue la igualdad, y en la lucha por conseguir la igualdad las mujeres se
aliaron, ocasionalmente, con los abolicionistas y activistas que
luego después de la abolición demandarían la decimoquinta enmienda
que se creía que beneficiaría a libertos y mujeres, y por la que
se otorgaba el voto a los varones negros en edad de ejercer este
derecho.
El sufragio
femenino se consiguió con la decimonovena enmienda en 1920. Hemos
señalado que Báez-Villaseñor señala tres etapas en la lucha por
el voto femenino: Primera, desde la declaración de independencia
hasta mediados del siglo XIX con la declaración de Seneca Falls de
1848. Una segunda etapa iría desde los momentos previos a la Guerra
Civil (1860-1865) hasta 1877 con el fin de la Reconstrucción con el
surgimiento de las primeras entidades en el Oeste donde pudieron
votar las mujeres. Y la tercera etapa llega hasta la aprobación de
la decimonovena enmienda, en 1920.
A principios
del siglo XX, las sufragistas encaminaron sus esfuerzos a conseguir
el voto y a forzar un cambio en la Constitución estadounidense. En
1917 dieciséis estados ya tenían derecho a voto14.
En la primera
etapa señalada, con el proceso de
independencia de 1776, no se produjo ninguna mejoría en las
circunstancias políticas de la mujer pese a los cambios de la
institución familiar y a la participación de la mujer en la
industrialización. La constitución federal ratificada en 1789 dio
amplía maniobrabilidad a los estados que legislaron de forma
particular pero no sobre esta materia que era demasiado avanzada para
la época15.
Según Carlos Malamud, en Pennsylvania se impuso algo parecido al
sufragio universal, aunque las mujeres no podían votar16.
En 1848 tuvo
lugar la declaración de Seneca Falls. La declaración de derechos
fue un paso previo a la lucha por el sufragio. Según Alicia
Miyares17,
fue la primera convención sobre los derechos de la mujer en Estados
Unidos. Fue organizada por Lucrecia Mott y Elizabeth Cady Stanton. Se
basa en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en la
que se denunciaban las restricciones políticas a las que estaban
sometidas las mujeres: sin derecho a voto, no se podían presentar a
las elecciones, ni ocupar cargos públicos, ni afiliarse a
organizaciones políticas o asistir a reuniones políticas. Para
Miyares 1848 es una fecha señalada porque coincide esta declaración
con el Manifiesto Comunista18.
Las mujeres habían tomado ya parte activa en el primer congreso
antiesclavista femenino de Nueva York, en 1837, con la recogida de
firmas y peticiones abolicionistas. El derecho a la abolición fue
reclamación previa a la petición de derechos para las mujeres y,
consecuencia de la lucha por la abolición, fue la lucha por el
sufragio femenino.
Fueron también
muy activas en la lucha contra el alcoholismo, pero en principio la
lucha por el voto no era una prioridad; era más importante la lucha
por otros derechos como el derecho a la propiedad femenina, el
divorcio y el aumento en oportunidades de empleo y educación. De
hecho, antes de la Guerra Civil, el impacto del movimiento sufragista
era menor.
Durante el
período de la Reconstrucción, 1865-1877, se aprobó la
decimotercera enmienda que declaraba ilegal la esclavitud por motivos
raciales. Los años de la Reconstrucción favorecieron el
reconocimiento de los derechos de las mujeres en el Oeste por la
flexibilidad de las instituciones, porque eran un elemento estabilizador; y porque tuvieron acceso a la propiedad y a los negocios con menos trabas que en el Este. Por otra parte, la necesidad de mujeres jóvenes auspició una
legislación que hiciera atractivo establecerse en los nuevos
territorios, y el hecho de tener el acceso a la propiedad, tener un negocio,
ser contribuyente por ello, llevaba aparejado la obtención de
derechos políticos.
En 1869, en
Wyoming, se les otorgó a las mujeres el derecho al voto y a ocupar
puestos públicos. Una herramienta importante para la difusión de las
demandas de las mujeres fue el periódico New Northwest,
fundado por Abigail Scott Dunaway en 1871 en Portland, Oregon. A
Wyoming le sucedió Utah, en febrero de 1870, dentro de una estrategia para eludir la intromisión del gobierno federal en los
asuntos estatales por los casos de matrimonio polígamo entre mormones.
Aunque la estrategia política falló y produjo la revocación del
sufragio femenino, este volvió a aprobarse en 1896 cuando la
Constitución de Utah fue aprobada e ingresó en la Unión Americana.
Colorado en 1893, Idaho en 1896 también lo incluyeron en sus
constituciones. A la condición embrionaria de estas sociedades y a
la escasez de mujeres se unió que sus demandas no contradecían
ideas liberales. Otro factor influyente fue la competencia entre partidos cuyas
fuerzas en estos estados estaban muy equilibradas.
En la última
etapa, finales del siglo XIX y principios del XX, la oposición al
sufragio femenino persistía por sectores conformados por las propias
mujeres. Para defender el voto femenino se argumentó que favorecería
el bien de la nación y frenaba el ascendente poder de la influencia
extranjera.
El activismo
femenino fue importante en el movimiento progresista a principios del
siglo XX, que incluía, sin cohesión ni igual consideración, a
mujeres blancas de clase media-alta, a reformistas afroamericanas, y
algunas mujeres de la clase trabajadora. El proceso de colonización
se consideraba acabado y el discurso sufragista iba dirigido a la
participación en el proyecto nacional y a su representación
poblacional. Con la participación femenina en la 1ª Guerra
Mundial se hizo muy difícil negar el derecho de sufragio. Además,
en los estados del oeste donde se había aprobado el voto femenino,
los efectos no habían ocasionado cambios que afectasen a la vida de
los hombres. Dejo de ser algo radical para convertirse en garantía
de la estabilidad institucional.
Durante la
Primera Guerra Mundial, la participación femenina en el esfuerzo
bélico fue de gran transcendencia, adquiriendo rango de
patriotas, y el Congreso americano, a pesar de las reticencias de
los estados sureños, en 1919 anunció la decimonovena enmienda que
otorgaba a las mujeres el derecho al sufragio. Entonces trece de los
dieciséis estados del oeste ya lo tenían, y en el Este Nueva York y
Michigan. Esta legislación no fortaleció el movimiento de defensa
de derechos de las mujeres, al contrario, lo fragmentó en el aspecto racial,
ideológico, generacional o de clase.19
Henry Hy
Mayer estableció varias perspectivas y disposiciones en el mapa
persuasivo del sufragio femenino. Utilizaba formas clásicas y acabadas
para la estatua de la libertad que guía a las mujeres con su
antorcha en la lucha por el sufragio, con tonos dorados brillantes, con los estados del oeste consolidando el camino por el que transita,
y las figuras de las mujeres del este que claman por el derecho al
voto aparecen, sin embargo, en zona de penumbra, los dorados se
entremezclan con negros como claroscuros, sin tonalidad distinta en
la piel, sin vida. Intentando salir del suelo, del foso, de la
caverna. Despertar.
La utilización
de una cartografía persuasiva a principios del siglo XX era un arma
de propaganda muy utilizada como reclamo político en distintas
campañas incisivas en distintos temas y momentos.
El despertar,
the awakening, alude a la lucha femenina por el sufragio. Es una
lucha que recuerda al despertar de las conciencias del mito de la
caverna de Platón sobre la sabiduría o conocimiento; cómo las
mujeres que están en ese infierno o Hades intentan salir, claman por salir, iluminadas por la antorcha de la vida de
Libertad.
Puede que, para
esa fecha, el autor, ya conociera la alegoría del uso del amarillo o
el dorado en El maravilloso mago de Oz de Lyman Franz Baum. En
esta obra, el camino de baldosas amarillas y el mismo Oz, simboliza
el oro y el patrón oro. Visualmente lo apreciamos en la maravillosa
película de 1939 dirigida por Victor Fleming. Habría que investigar
las posibles conexiones entre el voto en los estados del Oeste, la
expansión económica que supuso la colonización de esos estados en
el siglo XIX y la influencia que tuvo en el imaginario de la época
la fiebre del oro en estados como California20.
Es un mapa
persuasivo, propagandístico, movilizador. El icono que supuso la
Estatua de la Libertad en el centenario de la Independencia, o la
visión que, desde algunas perspectivas, había de la misma21
en 1916. Las mujeres que esperaban el derecho al voto, en el mapa, no tienen color
en la piel. Son claroscuros de dorado. Cuando consigan el derecho al
sufragio tendrá, probablemente, categoría humana
con el color de la piel de la estatua, que con aire majestuoso camina
hacia el Este, como una heroína moderna, en busca de las mujeres que
claman, para guiarles camino de la liberación, buscando su luz,
buscando su energía.
Poco importaba que el referéndum fracasara, poco importaba no
conseguir el voto. La participación de la mujer en el esfuerzo
bélico de la guerra mundial iba a dejar sin argumentos a la mayoría
de los ciudadanos americanos y a la mayoría de sus representantes
políticos. Su comportamiento patriótico en diferentes frentes hacia
contradictorio negarles el derecho. A pesar de las reticencias de los
estados del sur por el acceso de la mujer afroamericana al voto,
estas campañas, tan potentes, dejaron el camino abierto hacia la
consecución de más derechos femeninos.
_________________________________________________________________________
1 Rubio
Jiménez, C. El lenguaje visual de los colores. Historia, cultura
y problemas en la traducción ideomática de los colores. TFG
tutelado por Lourdes Cerrillo Rubio y Esther Fraile Vicente. 2015.
Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de
Valladolid, Grado de traducción e Interpretación.: El amarillo
tiene connotaciones negativas frente al dorado que las poseé
positivas. Página 21-22.
2 Voto
para las mujeres. Traducido de traductor google.
3 https://www.laestatuadelalibertad.com/
4 Vidal
Galache, F.: “La revolución norteamericana” en Lario,
A.(coord.): Historia Contemporánea Universal. Del surgimiento
del estado contemporáneo a la primera guerra mundial. Alianza
Editorial. Madrid. 2010. Página 61.
5 Alice
Duer Miller: (1874-1942), poeta, novelista influyente entre
sufragistas americanas. https://aliceduermiller.com
7 Ithaca,
Nueva York, 1865, https://www.cornell.edu/
9 https://www.redbubble.com/es/people/aapshop/works/20877460-historia-feminismo-de-estados-unidos-1915-votos-para-mujeres?p=scarf
11
https://www.univision.com/local/nueva-york-wxtv/el-primer-centenario-del-voto-de-la-mujer-en-nueva-york-y-la-exhibicion-que-lo-recuerda
13
BÁEZ-VILLASEÑOR, M. E.: Un largo camino: la lucha por el
sufragio femenino en Estados Unidos. Signos históricos núm.
24, julio-diciembre 2010, páginas 88-119.
14
JUAN RUBIO, A. D.: La mujer en el Congreso estadounidense: el c
aso de Edith Nourse Rogers, 1925-1960. Tesis doctoral, Facultad
de Filología, UNED, 2015, dirigida por Dra. Antonia Sagredo Santos.
Páginas 51-53.
15
BÁEZ-VILLASEÑOR, M. E.: Obra citada, página 91.
16
MALAMUD, C.: Historia de América. 2013, 3ª reimpresión, Madrid,
Alianza Editorial. Página 275.
17
MIYARES, A.: 1848: El manifiesto de ‘Seneca Falls’,
Revista Leviatan, Num. 75, Primavera 1999, Madrid, páginas 135-158.
18
MARX, C. y ENGELS, F.: Manifiesto del partido comunista.
1848.
19
BÁEZ-VILLASEÑOR, M. E.: Obra citada, páginas 91-116.
20
1847-1855. http://www.sfmuseum.net/hist6/impact.html
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