"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

El kilométrico de José María de Cossío

     


       

     Es conocido que Cossío amaba los rumiantes. Es autor de la monumental enciclopedia de los toros, pero también escribió acerca de las vacas. En 1997 los servicios veterinarios de Cantabria editaron un inédito de Cossío: La vaca tudanca y su pastoreo.

     En Tudanca, en/y Santander, se produjo otro de los círculos urbanos que desarrollaron la cultura española en la que se meció la generación del 27. Anoche, en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías se impartió una conferencia por Andrea Puente, directora de la Fundación Gerardo Diego, sobre la relación y/o vinculación entre Diego y Cossío con la importancia de la casa solariega de Tudanca y la creación de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en los años treinta del siglo pasado.


     En la exposición que se puede visitar en el museo casa solariega de Tudanca hay una curiosidad que muestra una relación previa de la familia Sánchez Mejías Gómez con Cossío con anterioridad a la relación del torero intelectual con el señor de Tudanca. 

     La cuadrilla de Joselito, el de la edad de oro del toreo, viajaba en tren con un kilométrico para ahorrar gastos durante la temporada taurina. Los toros eran entonces como ahora es la gira de cualquier cantante de pop o la temporada regular de cualquier equipo deportivo. Un fenómeno de máxima expectación. En el kilométrico de la cuadrilla de Joselito aparece como miembro José María de Cossío, que viajaba tras la estela del torero durante la temporada taurina como si fuera un banderillero.

     Cientos, miles, millones de kilómetros después, consagrado Cossío como casero acogedor, ejerció de nexo de unión entre los poetas de la generación del 27 y el mundo de la tauromaquia mediante colaboraciones entre uno y otro planeta dentro del ambiente especial de armonía cultural que se vivió en el primer tercio del siglo XX. Los ejemplos son claros. Cossío encargaba buscar materias en las bibliotecas madrileñas a Rafael Alberti sobre tauromaquia y el portuense terminó aficionado a los toros. De la amistad con Sánchez Mejías queda el recuerdo de cuando se vistió de luces para salir en la cuadrilla del mismo en Pontevedra el día que el de Pino Montano se retira. En Tudanca hay una foto dedicada a Cossío por Ignacio Sánchez Mejías.

     La relación entre Gerardo Diego y José María de Cossío fue intensa. Visitó Tudanca, en la casa hay archivos y recuerdos del santanderino, colaboraron en las revistas de vanguardia de la época, establecieron relación con José del Río Sanz "Pick", a quien Santander tiene dedicada una estatua en uno de sus paseos cercanos a las playas. José del Río y Gerardo Diego hicieron el camino hacia Tudanca que se relata en "Peñas Arriba" de Pereda. Ya conté en la entrada "La basna de Tudanca" que "Peñas arriba" se ambienta en la casa de Tudanca.

José del Río Pick

     Supo acoger a los amigos poetas en momentos de crisis como el caso conocido de Alberti que termina "Sobre los ángeles" tras la ruptura con Maruja Mallo. Guardó una inmensa correspondencia epistolar con todos los miembros de la generación, fue el causante de la fiebre filológica que les embargó, como fue uno de los provocadores del fervor gongorino del grupo en el tercer centenario del que llamaban "nuestro Don Luis". 

    Durante la conferencia se habló del término utilizado por Moreno Villa de enjambre de ideas o de colmena que se plasmó, entre otra/os con la creación de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Allí se conjugaba el estiaje vacacional con el trabajo de la investigación. Postulados muy relacionados con los de la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío, pariente de José María. 

     En la UIMP estaban, además de Menéndez Pidal, Pedro Salinas. Diego encontró en su biblioteca un poema sobre Alfeo y Aretusa

     A Santander llegaron los miembros de "La Barraca" representando obras. Los clásicos eran los modernos. Lorca, además de tocar música- Diego y él pueden ser los más aficionados del grupo- leía por las noches con sus compañeros de la Residencia de Estudiantes obras del moderno clásico Lope de Vega. La escenografía de La Barraca era materia de Benjamín Palencia. En la casa solariega se representó teatro en el jardín alfombrado de césped.

     Diego, como Alberti, como Bergamín fue un gran aficionado a los toros. Alberti, como Lorca, dibujaron y pintaron en sus obras. En "Verte y no verte", por la muerte de Sánchez Mejías, Alberti tuvo la colaboración en la plástica de Manuel Rodríguez Lozano, donde el torero no lleva ropa, y fue editado por Fábula. En Tudanca, como es sabido está el original del "Llanto" con dibujos de Lorca. Pero también es conocido que en la revista "Cruz y Raya" (Bergamín) se publicó el "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías" de Federico con dibujos de José Caballero.

     La cultura es la medicina del alma.

La generación del 27 solía comer


     

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