"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

Maria del Carmen García Lasgoity, actriz universitaria

    

García Lasgoity y García Lorca.Picryl y MNCARS

     
Hacia 2010 se celebró una exposición que recordaba la experiencia del teatro ambulante de La Barraca. Su comisario, Javier Huerta Calvo, citaba como crónica para el estudio de la experiencia teatral el libro de Luis Sáenz de la Calzada. En La Barraca influyeron personalidades como Fernando de los Ríos y Pedro Salinas, pero su dirección recayó en un famoso poeta que sería, a su vez, un gran dramaturgo en los años siguientes, Federico García Lorca, con la práctica ayuda en la dirección de Eduardo Ugarte en su gestación y desarrollo. Ugarte tenía experiencia teatral y familiarmente estaba relacionado con la familia Arniches, como Bergamín. Completaba la genialidad de Lorca con el conocimiento del medio.

     De los actores universitarios, cómicos de la legua, que seleccionaron Federico García Lorca y Eduardo Ugarte se dejará un detalle sobre una sus actrices principales: María del Carmen García Lasgoity.

     García Lasgoity había estudiado en el Instituto Escuela, centro inspirado o influenciado por la Institución Libre de Enseñanza. Esta institución se había fundado a causa de las restricciones a la libertad de cátedra que se produjeron durante los seis primeros años de la Restauración borbónica de 1875. El decreto o circular de Orovio atacaba la libertad de enseñanza porque restringía a principios católicos los límites por donde que debía discurrir la educación en España. Nicolás Salmerón, Gumersindo de Azcarate o Francisco Giner de los Ríos fundaron esta institución cuando fueron despedidos, apartados o cesados de la universidad. Orovio fue pronto cesado, pero los efectos del decreto provocaron que los catedráticos no recuperaran su puesto hasta 1881.

     Las primeras obras que se representaron en La Barraca rescataron del olvido a las obras del teatro clásico del barroco, nuestro Siglo de Oro. Destaca la representación de La vida es sueño. Pero no el drama de Segismundo. Esta obra de Calderón de la Barca es de 1635. Aquí el tema es la libertad, el libre albedrío y su predestinación; el pecado y su expiación. A ello se une las formas de educación, el sueño o la realidad. El mundo de las ideas que nos remite al mundo platónico. Etcétera.

     Existe otra obra llamada La vida es sueño de Calderón de la Barca. Es un auto sacramental escrito hacia 1674. Una obra de madurez que trata sobre la creación bíblica del Universo, el tema de Lucifer, el ángel caído, y la creación del hombre, la mujer, su expulsión del paraíso y su redención. La primera escena de la obra cuenta la disputa entre Agua, Aire, Fuego y Tierra sobre quién ha de detentar la corona a la que están asidos. A ellos se unen para moderarles Poder, Sabiduría y Amor. Y un coro acompaña. Coro que recuerda al teatro clásico grecorromano.

      Para la redención debe someterse a las pruebas que le ofrece la Sombra. Este personaje sería el único que representaría García Lorca. Aparecía con la cara tapada:

¿Cuándo el acento fue rayo veloz,

trueno el eco, relámpago la voz,

flecha el aire, dogal

el suspiro, el anhélito puñal,

sino hoy, que contra mí

las cláusulas del cántico que oí

el relámpago, rayo, el trueno son

dogal, flecha y puñal del corazón?

¡Oh, qué mal ejemplar

al áspid mi quebranto ha de dejar,

pues, siendo el áspid yo,

que de la luz huyendo se escondió,

resulta ser en él

la música el conjuro más cruel!

     María del Carmen García Lasgoity interpretaba a la Tierra:

El de la Tierra,

que en las espigas y vides

dará remota materia

al más alto sacramento,

diciendo cuando la ofrezca:

Canta. Creced, vides y espigas,

pues os espera

la ventura de veros

viandas eternas

    Ambos iban con el diseño escenográfico y de vestuario de Benjamín Palencia, pintor y uno de los creadores de la escuela de Vallecas, que había sido elegido para esta función y que había diseñado el logo de La Barraca y su insignia. La que se adherían en el mono distintivo de la compañía universitaria.

     Lorca recibió cuestionamientos por elegir una obra de marcado carácter religioso y que era demasiado profunda, pero al mismo tiempo observaban que el texto tenía una fuerza y un dramatismo que se sobreponía a toda reticencia. Es el caso de José María Salaverría que manifestaba lo siguiente:

     “¿No resulta acaso un poco chocante? Darle al público de una República laica un espectáculo lleno de problemas teológicos puede parecer, cuando menos, algo extemporáneo… Se trata, además, de Calderón de la Barca, el genio que a cuanto toca le infunde una emoción y un vuelo excepcionales. El final del segundo acto, por ejemplo, es de una fuerza, de un sentimiento, de un efecto dramático verdaderamente conmovedores”[1]

    Implícitamente, Salaverría, reconocía la buena representación que realizaban los “barraquitos”. Elogiaba finalmente al coro que le recordaba tanto a la tragedia griega como a los seises de la catedral de Sevilla que hundían sus raíces en las representaciones barrocas.

Luis Sáenz de la Calzada hablaba también del telón de fondo que ideó Palencia por la impresión que causó[2]. Los figurines recordaban a las pinturas mozárabes del medievo.

     Anteriormente se relató como los integrantes de La Barraca conocían la amistad entre García Lorca e Ignacio Sánchez Mejías. Relata la anécdota de la influencia de Tartessos en Galicia y Asturias[3]. Hay un dato adicional que nos relata María del Carmen García Lasgoity en el libro de Luis Sáenz de la Calzada sobre La Barraca. Luis Sáenz recurre a ella porque estuvo desde el principio. Ella recuerda hasta las personas que fueron a los ensayos. Había vuelto a España tras la amnistía de 1954 de la dictadura franquista. Javier Huerta ha manifestado que llegó a conocerla en su época de estudiante.    

     En las declaraciones recogidas por Sáenz de la Calzada dice García Lasgoity que entre los intelectuales y personalidades de la época que asistieron a los ensayos de los universitarios de La Barrraca se encontraba Ignacio Sánchez Mejías. No indica fecha ni montaje.

La Tierra. Benjamín Palencia. Copia de uso personal.


La sombra. Diseño de Benjamín Palencia. Copia de empleo personal.






[1] GARCÍA LORCA, F.: Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas. Edición de Rafael Inglada. Prólogo de C. Maurer. Malpaso. Barcelona, México, Buenos Aires, Nueva York. 2017. Página 86. Notas tomadas el 27-6-2023 en Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, Casa Malpica de Manzanares.

[2] SÁENZ DE LA CALZADA, L.: La Barraca, teatro universitario. Residencia de Estudiantes. Madrid. 1976. Pág. 131.

 

4 comentarios:

  1. Hola Blas, muy buena entrada, me hace gracia que cuestionaran a Lorca, su obra, supongo que es lo que pasa siempre que hasta que no pasa el tiempo, no se le reconoce tanto valor a su obra, aunque él estuviese "bien mirado" en su momento.
    Un abrazo. :)

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  2. Sí, era muy conocido. Hay que tener en cuenta que no había televisión y la radio no llegaba a todos los lugares. El medio influyente era la prensa escrita. Y había mucho analfabetismo. De ahí el intento de llevar la cultura a los pueblos. Tal vez de forma idílica. Pero de alguna forma. Un abrazo.:)

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  3. Cómo me hubiera gustado ver a "los barraquitos" en esas funciones. ¡Qué buenísimo artículo, Blas! Me ha recordado, salvando las distancias, por supuesto, a las pequeñas compañías de teatro que visitaban el pueblo de mi madre cuando yo era pequeña y representaban sus obras en el frontón descubierto, lugar también para el mítico cine de verano. Los poemas sublimes, he tratado de imaginar cómo recitaría Lorca el suyo. Y la foto está genial. ¡Enhorabuena!

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    1. Fernando Fernán Gómez dirigió "El viaje a ninguna parte" (1986) sobre la vida de las compañías de teatro en zonas rurales. Con María Luisa Ponte, Sacristán y Juan Diego. Años antes, Juan Antonio Bardem dirigió a Fernando Rey y Guadalupe Muñoz Sampedro, su madre en la vida real, sobre la vida personal de los cómicos de la legua en "Cómicos" (1954). Bardem y Fernán Gomez venían de familia de actores. Los "barraquitos" llevaban dama de compañía para "vigilar" los amores entre los actores. No impidió las relaciones entre ellos. Por otra parte, dicen que Lorca leía en voz alta bien pero no se consideraba un buen actor. Y el sistema de La Barraca fue copiado por el bando franquista durante la guerra con "La Tarumba" de José Caballero, que había colaborado en 'El caballero de Olmedo' e ilustrado el 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías', y sobre esta idea, Luis Escobar el Teatro Nacional tras la Guerra Civil.

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