"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

Teatro, la renovación de Lorca

 

    

                             La vida es sueño. Figurines de Benjamín Palencia. Picryl y MNARS.

 

     Para Lorca, lo lírico entró en el teatro de Lope y Calderón como un intermedio. Como un adorno literario que expresaba de manera delicada conceptos poéticos. García Lorca aprendió de los clásicos. De los griegos y del teatro barroco del Siglo de Oro.

     El amor de Lorca por el Siglo de Oro, por su teatro, por su poesía, se manifestó con la idea de educar al público en lo nuevo desde fundamentos tradicionales. El teatro cervantino le llevaba a la farsa más esquemática, con rasgos que apreciaba en Pirandello. Por el teatro calderoniano se llegaba a Fausto. Tenía la convicción que Calderón ya había llegado con “El mágico prodigioso” al gran drama.

     Pensaba, opinaba, que la condición social del público influía en la recepción de obras como “La zapatera prodigiosa” o “El alcalde de Zalamea”. Pedro Crespo es el alcalde, pero es pueblo-pueblo, comprensible. Es, además, fuerte y masculino. Novedoso….revolucionario.

     El teatro clásico irá adquiriendo durante los años 20-30 del siglo XX una importancia mayor como aportación a la escenografía teatral. Hemos hablado del componente social, nacional, pero la escenografía juega un papel primordial, como se verá, por ejemplo, en las colaboraciones entre Rivas Cherif y Margarita Xirgu.


     Los textos antiguos aportaban plasticidad y ritmo. Ritmo vertiginoso que sintonizaba con la sensibilidad moderna. Margarita Xirgu escogió La Zapatera prodigiosa para iniciar su etapa en el Teatro Español. Coincidía con el estreno de El gran teatro del mundo de Calderón. Lorca a la altura de Calderón en los años treinta. Aceptación y éxito. La obra de Calderón llegó a las 42 representaciones y La zapatera a 33. En su momento se consideró un espectáculo grandioso, cualitativo, con una escenificación sorprendente.[1]

     La fama de García Lorca traspasó fronteras. En 1990, el 27 de noviembre, se celebró el día de Federico García Lorca con el descubrimiento de una placa en la Universidad de Columbia. Cuatro años más tarde los vagones y autobuses de la ciudad neoyorkina se decoraron con versos del granadino. Hoy por hoy es el autor teatral, ya un clásico, más representado internacionalmente en la escena europea y americana.

     La originalidad de su obra nos trasmite, recrea, ese calor poético de lo andaluz, parte de lo español y una de las raíces de su cultura. Su trágico final ayudó a su encumbramiento. Pero no nos engañemos, él consiguió aunar vanguardia y tradición en un teatro cargado de poesía muy particular, propia y apropiada. Experimento y experimentó. Renovó la tradición dando, aportando, un marbete de modernidad que aprendió con la experimentación de la dirección de grupos teatrales.[2]

     Hay una conciencia generalizada que la experiencia acumulada como director teatral universitario fue crucial. El montaje del auto sacramental La vida es sueño fue importante por las escenografías y los figurines que se presentaron en el estreno por su complejidad e innovación surrealista. Federico se atrevió con este texto íntegro, apreciando como lo hubiera representado Calderón. Montó una obra atrayente, visualmente hipnótica gracias a los figurines de Benjamín Palencia, con una estética onírica. Y la vestimenta se inspiraba en los Beatos de Liébana[3]. Conocemos a alguien que ascendió la subida de Potes a Santo Toribio pensando que encontraría una exposición sobre los beatos en el año santo. Con la desilusión correspondiente. Recordemos la insignia de La Barraca que se puede apreciar en Centro de Arte Reina Sofía, así como algunos de los figurines de esta obra.

     Para otro momento queda la influencia del teatro griego en Lorca, según Rodríguez Adrados.



[1] CASTILLO, M.: (2008) El teatro de García Lorca y la crítica. Recepción y metamorfosis de una obra dramática (1920-1960). Colección de estudios del 27, n.º 18. Centro cultural de la generación del 27. Málaga. (Reseña 29-6-2023, biblioteca Archivo Museo Sánchez Mejías).

[2] VILCHES, Mª F.: (1998) El teatro de Federico García Lorca en el contexto internacional: La dirección de escena. Acotaciones: revista de investigación teatral. Número 1.

[3] PLAZA CHILLÓN, J. L.: (1996) El teatro y las artes plásticas. Escenografía y estética teatral de vanguardia: Federico García Lorca, La Barraca y otros montajes (1920-1937). Tesis doctoral dirigida por Ignacio Henares. Universidad de Granada.

2 comentarios:

  1. Hola Blas, no sé si me gusta más el Lorca poeta o el Lorca teatral, destacó en ambas y muy bien y es difícil quedarse con una de sus facetas. Un maestro, sin duda. Gracias por tu artículo.
    Un abrazo. :)

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    1. Hola, Merche:
      Yo creo que consiguió aunar el lirismo de lo poético con lo teatral. La estructura de "Poeta en Nueva York" y de "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías" tiene escenografía interna. Y las canciones y los coros de su obra teatral rezuman lirismo:
      "Cuando se abre en la mañana/ roja como sangre está./ El rocío no la toca/ porque se teme quemar." ("Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores").
      Un abrazo. :)

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