35º presidente EE. UU., 20-01-1961. Flickr |
Ted Sorensen colaboró en la preparación de los discursos del trigésimo quinto presidente desde que fue senador. Sorensen fue asesor especial, consejero y redactor de discursos de John Fitzgerald Kennedy. Hubo la creencia generalizada de que la totalidad de los discursos de Kennedy eran obra suya.
Sin embargo, no era así exactamente. Él aseguró, tras el asesinato del presidente, que la redacción final y la frase famosa del discurso inaugural de su mandato fue obra presidencial. Y que otros asesores influyeron en Kennedy (Galbraith, por ejemplo)
El senador por Massachusetts había sido premio Pulitzer de Biografía en 1957, tenía amplios conocimientos de historia, de épica literaria, y tomó como referentes los discursos de inaugurales de Lincoln, Roosevelt, y los discursos de Churchill durante la batalla de Francia en la Segunda Guerra Mundial. No olvidemos su trabajo de graduación como profesor de historia en 1940 sobre la débil preparación británica para la guerra mundial que se iniciaba. Y de la necesidad de socorrerla.
En la mente del joven presidente había un ideal legendario, heroico- el ciclo artúrico-, plasmado en su programa de gobierno: Los derechos civiles y sociales, que debían empapar la política interior con la medicina de un plan económico que llevase al pleno empleo. Y en política exterior, la lucha por la convivencia pacífica entre los pueblos.
En su discurso inaugural nos dejó estas ideas que en la realidad cuesta creer y crear:
"¿Podremos forjar contra estos enemigos una alianza grande y global al norte y al sur, al este y al oeste que pueda garantizar una vida fructífera a toda la humanidad? ¿Quieren participar en esta histórica empresa?"
Nos incitaba a pensar en algo global, y en cómo participar en un proyecto que pasara a la posteridad.
"Sólo a unas cuantas generaciones, en la larga historia del mundo, les ha sido otorgado defender la libertad en su hora de máximo peligro. No rehúyo esta responsabilidad. La acepto con beneplácito. No creo que ninguno de nosotros se cambiaría por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos lo que la sirven, y el resplandor de esa llama podrá en verdad iluminar al mundo."
La épica, el espíritu de un pueblo, el disfrute de la libertad contra los que la ponen en peligro. La asunción de la precariedad de lo conseguido. La responsabilidad y aceptación de los riesgos.
Así pues, compatriota: no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país.
Conciudadanos del mundo: pregúntense no qué pueden hacer por ustedes Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre."
Por el contrario, hoy tenemos la certeza variable del estafermo. En los entrenamientos de los caballeros medievales se utilizaba una figura o monigote de hombre que giraba sobre sí mismo, con su escudo en una mano y con una correa con bolas o saco de arena en la otra, al que debían golpear los participantes, debiendo evitar que, al girar, les devolviese el golpe.
Pero estafermo es, a su vez, empleado para motejar a las personas que se quedan paradas y embobadas, sin capacidad de reacción. Un pasmarote.
En el final de su discurso, el nuevo presidente nos decía en aquel ¿lejano? 20 de enero de 1961 que "sean ciudadanos estadounidenses o ciudadanos del mundo, soliciten de nosotros la misma medida de fuerza y sacrificio que hemos de solicitar de ustedes. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando su bendición y su ayuda, pero conscientes de que aquí en la tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos."
Anoche, el estafermo volvió a devolver el golpe más rápido al negarse a acudir al Congreso para repensar y aceptar, o no, sus golpes y movimientos. Dijo que con su capacidad negociadora era suficiente. Ningún estafermo debería prescindir del Congreso. Ni abusar de la hacienda y paciencia de la gente. Los tiempos están cambiando, o deberían cambiar.
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- KENNEDY, J. F.: Discurso inaugural del mandato presidencial, 20 de enero de 1961.
- https://dle.rae.es/estafermo
- Camelot llamó Kennedy a la Casa Blanca.
- En el premio pulitzer de 1957 tuvo ayuda de Ted Sorensen.
9-04-2025 12:39