¿Dónde está el origen de las cosas nuevas? ¿Dónde está la primavera del mundo? El momento de los prados nuevos, el tiempo en que todo fue dichoso porque nada había y todo surgió.
García Márquez
contaba en Cien años de soledad (1967) que, al principio, “El mundo era tan reciente, que muchas cosas
carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.
Puede que incluso no conociera un idioma en el que pronunciar dichas
cosas porque no tenía con quien comunicarse. Piense en los humanos que cruzaron
el estrecho de Bering durante la última glaciación ocupando la tierra que luego
llamamos América, piense en las especies animales que encontraron, que habían vivido
aisladas de los humanos. Lo fácil que fue vivir de su caza, que no hizo necesario
el desarrollo de la ganadería hasta que llegaron los castellanos a finales del
siglo XV, porque los animales no tenían miedo o prevención a estos nuevos seres
venidos del hielo. Eran pocos humanos y llegaron a una tierra feraz poco
ocupada donde solo fue necesario que surgiera la agricultura.
Pedro Salinas, sí, Pedro Salinas, contó en La voz a ti debida
(1933) la previa de ese origen:
“¡Qué gran
víspera del mundo!
No había nada hecho.
Ni materia, ni números,
Ni astros, ni siglos, nada.
El carbón no era negro
Ni la rosa era tierna.
Nada era nada, aún”
La voz a ti debida debía su nombre a un verso de la Égloga III
de Garcilaso de la Vega, el cual reflejaba con sentido diferente la expresión
del amor perdurable incluso cuando se tuviese la lengua muerta y fría en la
boca.
Salinas, vivo, reivindicaba la propiedad del pasado para los nuevos
enamorados, como si fueran los primeros, aunque ya hubiesen existido otros, que
hubieran sido propietarios de ese pasado; y podrían cambiarle el nombre:
No, el pasado
era nuestro:
No tenía ni nombre.
Podríamos llamarlo
a nuestro gusto: estrella,
colibrí, teorema,
en vez de así, “pasado”;
No todo fue bello y nemoroso. La búsqueda del Paraíso y su existencia
tuvo vida, muerte y sueño. Fue un proceso de siglos que Rafael Alberti recuerda,
partiendo de Milton, en Sobre los ángeles (1927-1928):
A
través de los siglos,
por la nada del mundo,
yo, sin sueño, buscándote.
Tras de mí, imperceptible,
sin rozarme los hombros,
mi ángel muerto, vigía.
"¿Adónde el Paraíso,
sombra, tú que has estado?"
La sombra ¿persigue? al humano cuando su ángel, si muerto, llegó a
conocer el Paraíso que perdió y sigue buscando. Ese ángel o primer actor creador
estuvo en ese primer instante. Milton cuenta en Paraíso perdido (1667) que:
“Estabas
presente en el primer instante; desplegando como una paloma tus poderosas alas,
cubriste el inmenso abismo y lo hiciste fecundo.”
Los ángeles vivos, y los muertos, luego sombras, asistieron al momento
de la fecundidad y la desaparición del abismo. Calderón de la Barca evoca la
Sombra como compañera del Príncipe de las tinieblas en el auto sacramental La
vida es sueño (hacia 1673) porque había sido privada de acompañar a la Luz:
“Mira si con causa aquí
místicos sentidos dan
a mis rencores disculpa;
pues la Luz, por mi desgracia,
será imagen de la gracia
y la Sombra, de la culpa.”
Y esto fue posible con la aparición del hombre en la Tierra, y luego en
el Nuevo Mundo, donde todo estaba por estrenar y nombrar. El lugar donde
vivieron aislados de las enfermedades que más tarde les diezmaron, y que, para
crear defensas a los más antiguos habitantes, también habían mortificado en tiempos
pasados, que no eran propiedad de nadie.
Y porque en realidad todos los días se nace y se crea algo nuevo, desde el
primer instante o momento, desde la creación del mundo como relata Calderón de
la Barca, sí, Calderón de la Barca otra vez, en El Gran Teatro del Mundo:
“Tú, que siempre diverso,
la fábrica feliz del universo,
eres, primer prodigio sin segundo,
y por llamarte de una vez, tú el Mundo,
que naces como el Fénix”
O
con las creaciones humanas, artísticas o industriales, aunque no nos crean.
Muchas veces pensamos, creamos y vivimos situaciones que difícilmente nacen o
son creadas o creíbles. Se cuenta y se puede leer en las Obras Completas
de Gerardo Diego la risa que causó entre sus amigos madrileños cuando FedericoGarcía Lorca contó que Diego estaba preparando las revistas Carmen y Lola hacia 1926-27. La memoria de Diego no era precisa y señalaba que el nacimiento
del mundo o de sus obras necesitaba de un parto o pensamiento.
Según Gerardo Diego, a la hora del té o de
las copas, Federico, que tenía fama de divulgar historias fabulosas que luego
se demostraban como realidad, dijo:
“- ¿Sabéis que Gerardo va a publicar una,
mejor dicho, dos revistas? La una se va a llamar Carmen y la otra Lola.
- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!”
La verdad, relata Diego, era que las
revistas estaban pensadas con seguridad en 1927, en la primavera del mundo de
ese año, y el primer número nació a finales de ese año con un papel rosa.
La paradoja
de esta historia es que las revistas fueron nombradas antes de nacer durante el
té o las copas de unos jóvenes poetas que crearon un nuevo mundo de las letras,
la generación del 27.
Para saber más:
-Las Obras Completas de Gerardo Diego tienen ocho tomos. Están editadas por Alfaguara, Madrid, en el año 2000 con introducción y edición de José Luis Bernal. Se leyó el 6 de Julio de 2023 en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, de Manzanares. El artículo de Gerardo Diego rememora cómo se nombraron sus revistas. Aparece en el tomo IV, páginas 431-432. Originalmente fue publicado el 26 de septiembre de 1976 en el diario Arriba.
Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías |
-El título de esta entrada aparece en el
prólogo de Fábulas mitológicas en España, de José María de Cossío. El libro
esta dedicado a Gerardo Diego y el prólogo está escrito por Dámaso Alonso. La obra
es de 1952, editada por Espasa-Calpe, aunque no fue lectura nueva hasta que se pudo ver o nombrar el 7 de julio de 2023.
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