Actualizado 20-01-2025 7:15
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El amigo mitificado. Instituto Cervantes. |
Con esta entrada cerramos el atrevido resumen de la presencia de Sánchez Mejías en la prosa de Gerardo Diego. Comenzábamos con la referencia que hizo de Ignacio en las palabras pronunciadas cuando recibió el Premio Cervantes, acompañada por los primeros momentos de la amistad de Diego y Cossío, cuando ya conocían a los Gallos y Sánchez Mejías; amigos que junto a Bergamín fueron los grandes aficionados de los toros de la generación del 27, probablemente. Y, como obvio, los actos fundacionales de la generación en Sevilla, donde fue mecenas y coronó a Dámaso Alonso.
Eso no lo hace ya más que Rafael. Y con cincuenta años casi... le dijo Ignacio a Gerardo. Estaban entusiasmados. Eran dos amigos que estaban viendo ejercer su maestría a Rafael El Gallo. Gerardo discretamente recoge las impresiones años más tarde. Sabía que lo que hacía Rafael Gómez no podía repetirlo Ignacio... ese revoleo de flor...; reconocía su valor extremo, pero sentía entusiasmo al ver la precisión magistral del Divino Calvo. El Veragua mitológico se empeñaba en atacar al cuadrúpedo equino y El Gallo salió al quite, aliviando con majestad y con gracia calada...
Habían entrado tarde, más allá de las cinco de la tarde, pero la idea era de Ignacio. Siempre generoso. Le llegó a pagar junto a Gerardo de Alvear el viaje a las Américas cuando le era difícil sufragar ese gasto.
Siempre resaltó la facilidad para el manejo del segundo tercio de Joselito y Rodolfo Gaona, de Antonio Bienvenida. Gerardo se planteó la posibilidad de la supresión del garapullo por las prisas con las que se realizaba, lo mal que se ejecutaba, el desdén de las figuras, el mal hacer de los segundos... Comenzaba a carecer de sentido. Para Diego se ponían más nones que pares. El santanderino recordaba a Magritas, quien 20 años después de la Guerra Civil, ya viejo, guardaba su estilo. (Siempre es preferible cumplir años a perder el estilo, puesto que estamos vivos). Su estilo..., aunque su estatus de plata no fuera llamativo, según Gerardo Diego. Magritas fue novillero en competencia con Sánchez Mejías en sus inicios. Y brillaron en este segundo tercio. Y años más tarde, con valor y voluntad, Ignacio consiguió un puesto de primera fila hasta llegar a las astas del 11 de agosto de 1934.
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- Arriba, 12-2-1967
- El Ruedo, 18-01-1966
- DIEGO, G.: Obras Completas, tomo V. Alfaguara. Madrid. 1997. Reseñas de 24-11-2023 y 26-04-2024, en biblioteca Archivo Museo Sánchez Mejías.
Completamente de acuerdo con esta frase... Siempre es preferible cumplir años a perder el estilo, puesto que estamos vivos... Me encantó el post. Un abrazo
ResponderEliminarLa alegría de vivir, Nuria. Un abrazo.
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