"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

El pacto de Teodomiro

    

     En el mes de Rayab, en el año 94 de la Hégira (713 d. C.), Abd al-Aziz ibn Musa ibn Nusair, hijo de Muza, firmó un pacto con el visigodo conde Teodomiro, que controlaba una zona determinada de Murcia limítrofe con la actual Alicante. Los conquistadores islámicos contaban con pocos efectivos y el territorio conquistado era extenso. El acuerdo con los vencidos fue uno de los medios más eficaces para controlar Hispania junto a la invasión militar. La debilidad del reino visigodo había posibilitado que territorios como el de Murcia gozaran de autonomía. Con el pacto, se sometía a vasallaje al territorio y se cobraban unos impuestos. A cambio se permitía mantener la religión, propiedades y costumbres a los conquistados. El acuerdo fue algo usual durante la expansión islámica. La desintegración del reino visigodo, la pasividad de la población local hispana y la ayuda de la minoría judía coadyuvaron en el éxito de la conquista de forma rápida. La costumbre del acuerdo había sido practicada con anterioridad en el norte de África.
     En el caso de no aceptar el pacto, de sometimiento, se obligaba a la sumisión que les hacía perder sus tierras, que serían ocupadas por musulmanes. Estos pactos se llevaban a cabo durante la expansión militar. Con la llegada de sucesivas oleadas de invasores, se produjo un reparto de tierras y los acuerdos fueron perdiendo valor.
     El pacto fue el siguiente:
     “En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Edicto de Abd al-Aziz ibn Musa ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush [Teodomiro, hijo de los godos]. Este último obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la garantía de Dios y su Profeta, de que su situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no se les impedirá la práctica de su religión, y de que sus iglesias no serán quemadas ni desposeídas de los objetos de culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le imponemos… no debe dar asilo a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna información sobre nuestros enemigos que puede llegar a su conocimiento. Él y sus súbditos pagarán un tributo anual”[i]
     En los peores momentos, ante una invasión, ante una catástrofe, hay un lugar para el pacto, el acuerdo, y la capitulación. ¿Es necesario llegar hasta un momento tan extremo para acordar con los desconocidos o contrarios? Teodomiro sabía que debía aceptar las condiciones para sobrevivir, pero sabía que, con la permanencia de los nuevos conquistadores, con el tiempo, aceptaría las costumbres de los invasores. De hecho, una descendiente de Teodomiro se casó con uno de los conquistadores.
     En cualquier negociación, es mejor llegar a un acuerdo, aunque tenga partes insatisfactorias, con la condición de obtener en el futuro un rédito mayor.
     El medievalista Eduardo Manzano decía en una reseña al libro de Alejandro García Sanjuán La conquista islámica de la Península Ibérica y la tergiversación del pasado, en el que se rebatían las inexactas tesis de Olagüe sobre la llegada musulmana, que la conquista islámica fue real, que se consiguió por la fuerza o por la capitulación, y que las interpretaciones posteriores obedecían a los intereses de la política omeya.[ii]  
     En la práctica, los habitantes de Hispania aceptaron las condiciones de los invasores como, antes, habían aceptado a los godos. Además, vinieron más musulmanes que godos, y estuvieron más tiempo.


[i] Ibn Idari, Kitab al-bayan al-mugrib fi ajbar muluk al-Ándalus wa-l-Magrib, ed. y trad. F. Maíllo Salgado. La caída del califato de Córdoba y los reyes de taifas. Salamanca: Universidad, Estudios Árabes e Islámicos, 1993.
[ii] MANZANO, E.: De cómo los árabes realmente invadieron Hispania. AL-QANTARA, XXV 1, enero-junio 2014, páginas 311-319.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Evocaciones de los diseños dorados de Manuel Piña

            Museo Manuel Piña     En el Museo Manuel Piña ( @museosdemanzanares ) hay unos diseños de color amarillo, dorado y áureo, que re...