En #septiembre, en el parque de las Dehesas de Cercedilla,
solía hacer un tiempo agradable para las acampadas. Con algunos amigos de la facultad se
dirigía a pasar el fin de semana. La tienda de campaña se instaló en un claro
del bosque. El final del verano de 1983 terminaba pleno de calor y
esperaba en un bosque con dehesas boyales de vacuno vigilado por ganaderos a
caballo. Recordaba como estuvo a punto de tirar la leche del desayuno que estaba preparando
cuando una vaca enorme atravesó el campamento. Pacífica, puede ser, pero miraba
con desprecio. Era la dueña de la dehesa. Cinco o seis metros por detrás, a
caballo, iba el ganadero con su garrocha.
- Buenos días.
- Hola
- ¡La leche!
- Jeje, dijo el jinete,
disfrutando de las torpezas de los invasores de sus terrenos.
Descubrió la
fabulosa combinación culinaria de las galletas maría con fuagrás cuando ya no
quedaba pan, la lentitud con la que pasaba la vida cuando miras el mundo de forma alegre
y confiado, aunque no estuviera trabajando. Por la noche, después de bocatas de
chorizo, salchichón o queso acompañado con vino tinto de Madrid, se cantaba, se
contaban historias, amores y deseos. Se hablaba de literatura y cine.
Se habló del último
año, frenético como todos los de la transición y consolidación democrática. En
octubre del 82 tuvo la suerte de recibir clases de Historia del Derecho Español
por Gustavo Villapalos[i],
de Derecho Constitucional por Jorge de Esteban[ii]
y de Derecho Natural por Gregorio Peces-Barba[iii].
A finales de
octubre con los compañeros de residencia asistió al mitin final de campaña del
partido que ganó las elecciones en 1982. En el descampado que había entre
Medicina y Biológicas se dispuso un acto con actuaciones musicales y políticas.
Recordaba el ensayo de Miguel Ríos, que ya era un clásico, cantando el
“bienvenidos”[iv]
adaptado a los seguidores del acto. Veinte meses antes se había producido un
intento de golpe de estado y la expectación consistía en saber cómo de cerca estaría
de la mayoría absoluta del moderado partido socialista, influenciado por la
socialdemocracia germana, de González y Guerra. Las actuaciones se fueron
sucediendo. Las musicales en el inicio. Las políticas se produjeron hacia el
final. Los organizadores no sabían como interrumpir a Enrique Tierno, alcalde
de Madrid, que se alargaba en su discurso. Cuando acabo, salió Felipe
González, cerca de las doce, a cerrar la campaña, y el clamor fue ensordecedor. Parecía
que la ciudad universitaria y otros barrios de la capital se agrupaban en el
deseo de la victoria de su líder.
UCD se desintegró
por sus luchas internas. El PSOE alcanzó 202 diputados y la década de los
ochenta dominó la política española. La transición acababa, comenzaba la
consolidación democrática con sus reformas y reconversiones, y la joven
democracia se afianzaba con la entrada en 1986 en las comunidades europeas. El
lugar de la UCD fue ocupado por el AP de Manuel Fraga. Una larga travesía del
desierto se presentaba a la derecha hasta alcanzar el poder en 1996,
tras la refundación (1989) en el PP, influencia de la democracia cristiana alemana. Durante la transición y consolidación democrática la influencia germana
fue muy potente. Venían a España los franceses Giscard d’Estaing o Mitterrand,
nos daban ánimos y negocios, pero el papel de los alemanes Brandt y Kohl en la
formación y ayuda de los partidos que estructuraban el estado era innegable.
Los franceses fueron importantes cuando se dieron cuenta que ETA era una banda
terrorista y que les beneficiaba tener un vecino y socio con estabilidad[v].
Durante 1982,
tras las elecciones de 28 de octubre, llegó a España el Papa Juan Pablo II, con
un gobierno que se quería marchar y un futuro gobierno que quería entrar.
El papa[vi]
era una novedad porque parecía que el obispo de Roma era patrimonio italiano. Provocaba
una curiosidad casi cinematográfica en todos los países que visitaba. Un papa
polaco, viajero, que sonríe, aunque diga casi lo mismo. Llegó el 31 de octubre de
1982 con gran expectación, mucho público, con un gobierno en funciones, de UCD,
y un futuro gobierno que había salido vencedor de las elecciones y que fue
presentado como tal. Un movimiento de masas increíble lleno las calles de la
nueva democracia española. Una visita de éxito que contrastó con la posterior
de Reagan[vii]
en 1985. Caceroladas y movilización. Con la perspectiva de los años, Reagan parece un moderado al lado del ruidoso y populista Donald Trump.
Todavía era
idealista, emocional. Creía en la posibilidad de cambiar el mundo. Ilusamente
pensaba que se produciría por un mayor acceso a la cultura que ayudaría a la
posible igualdad social. Creía en el efecto demiúrgico de la democracia y el acceso
a la educación.
Las expectativas
y los deseos se enfrentaban a la realidad. La aprobación de la constitución
había sido posible por el consenso, consenso que no equivalía a la consecución
de un mundo perfecto. Equivalía al mayor ejercicio de convivencia y tolerancia
de la edad contemporánea. Pudo haber constituciones mejores en un momento determinado,
pero no estaban refrendadas por tantas fuerzas políticas ni por una participación
y aprobación tan alta. Llegado a este punto, era necesario hacer reformas
económicas y sociales que una constitución podía reflejar como derechos, pero
que debían sustanciar leyes aprobadas. Y en cumplir, por los ciudadanos y sus
instituciones, y hacer cumplir, por los funcionarios y la administración, lo
legislado.
El desencanto y
la racionalidad no estaban presentes. Cuando abandonó Cercedilla la tarde del
domingo le embargaba el inefable placer del mundo bucólico de la sierra, de las
risas y las bromas, del
sol a media tarde o amaneciendo. ¿Los problemas? Los problemas, la realidad, para el lunes.
[i] Rector
de la Universidad Complutense de Madrid (1987-1995), consejero de la Comunidad
de Madrid (1995-2001). Historiador del derecho de gran potencia intelectual.
[ii]
Catedrático de Derecho Constitucional, embajador en Italia (1983-1988), miembro
fundador del diario El Mundo en 1989. Cosmopolita y constitucionalista brillante.
[iii]
Catedrático de filosofía del derecho, ponente de la Constitución de 1978, presidente
del Congreso de los Diputados (1982-1986) y rector de la Universidad Carlos III
(1989-2007). Intelectual que recomendaba leer la Biblia como libro de cultura
más allá de la posible religiosidad que se pudiera tener.
[v] Libros
sobre la transición y consolidación democrática hay muchos. Clásicos iniciadores
como el de Javier Tusell, 1999, siguen siendo interesantes porque tuvieron
parte protagonista: La transición española a la democracia editado por Historia
16 con algo más de 200 páginas.
[vi] https://www.conferenciaepiscopal.es/JuanPabloII/spain/primero.htm
Juan Pablo II visitó cinco veces España. La primera, por novedosa la más
importante, fue entre el 31 de octubre y permaneció en España hasta el 9 de
noviembre de 1982.
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