"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

Creencia, mentalización y compromiso


     Dos mil quinientos nueve años después, un ser humano ha corrido una maratón por debajo de dos horas. En 1959 contaba el afamado periodista italiano Indro Montanelli en La historia de los griegos que Fedípides o Filípides, el mensajero enviado para anunciar en Atenas la victoria, cayó muerto, con los pulmones reventados, con un pundonor solo comparable, por su fuerza y valor, con el maratoniano Emil Zatopek, apodado ‘Locomotora checa’.
     Hoy es Eliud Kipchoge. Aunque su récord no sea homologado, alguien, un ser humano, ha recorrido una maratón en menos de dos horas. Creyó en sus posibilidades, se mentalizo y preparó su cuerpo, su mente, y prometió llevarlo hasta su fin, la meta y el crono por superar los límites humanos.
     Para cualquier trabajo, empeño o estudio se hace necesario tratar de cumplir tres premisas para poder solucionar los obstáculos que se presentan durante el cumplimiento de unos objetivos y/o proyectos:
     - Creer en el proyecto.
     - Conseguir una buena mentalidad personal y la del grupo que necesites, en el caso que pueda hacer falta.
     - Y el compromiso con el proyecto u objetivo hasta su definitivo cumplimiento.
     La batalla de Maratón, 490 a. C., se produjo durante las Guerras Médicas entre los griegos y el imperio persa. Fue la primera victoria griega. Para la conciencia cultural griega tuvo un significado de largo alcance, especialmente para los atenienses.

     La victoria en las Guerras Médicas afirma el sentimiento comunitario entre aristocracia (los jefes) y pueblo (sociedad) en la defensa de un objetivo común, su ciudad. Los atenienses tomaron conciencia, se mentalizaron, de su poder. A partir de este hito histórico, se desplegaron por el Egeo en defensa de los jonios. Su causa era justa, porque su régimen político era superior a la tiranía persa, con una organización más eficiente. Su causa era aún más justa porque los atenienses creyeron haber recibido ayuda divina. La participación del pueblo había sido decisiva por lo que, ahora, deseó participar en el gobierno de la ciudad. Y esta batalla contribuyó al aumento de la confianza en la inteligencia humana en la historia. En su historia. En suma, creyeron en sus instituciones, se mentalizaron o concienciaron en el servicio a la ciudad, y se comprometieron en un ideal de concordia dentro y fuera de la ciudad: en la ayuda al más débil, porque, además, todo esto y solo esto daba gloria y poder[i].
     Los ciudadanos de Atenas adquirieron confianza en las instituciones de su ciudad a partir de Maratón. Por la intervención de los hoplitas (milicia ciudadana) en la batalla se reconoció socialmente a este grupo. Se restructuró el mando militar de los atenienses. Y, finalmente, los participantes en la batalla fueron considerados como héroes dando comienzo a una época gloriosa en Atenas[ii].
     ¿Qué conclusiones podemos adquirir de lo ocurrido hace veinticinco siglos?
     Que cualquier persona, cualquier equipo, cualquier grupo humano para llevar a cabo sus proyectos debe analizar sí está preparado para su realización. Que debe creer en sus posibilidades, saber cómo se ha formado y que se sigue formando. Nunca es suficiente. Es la única forma de creer en uno mismo. Y conociendo sus propias limitaciones y cualidades y las del equipo en el que está o dirige. En definitiva, saber sí él, y las personas que están con él, son capaces, de llevar a cabo, a la práctica, los objetivos hasta el final. El compromiso.
     Un ejemplo más cercano y popular fue la creencia, mentalización y compromiso que tuvieron los jugadores de la selección de futbol de España cuando ganaron la Eurocopa de 2008. La labor del entrenador, Luis Aragonés, no fue exclusivamente la dirección de los partidos, fue de mucha más extensión emocional y mental. Desde 1964, España no había ganado ningún título internacional. Consiguió que un grupo de jóvenes deportistas creyeran en sus capacidades, les mentalizó para que superaran las adversidades y se adaptaran a las circunstancias, creyendo también en ellos mismos. Con una buena dirección del equipo, les situó en el campo de una forma determinada para que fueran más efectivos según sus cualidades, y con las victorias, con un futbol creativo, consiguió que su compromiso llegara hasta el final. Su objetivo: La gloria y el título internacional[iii].


[i] RODRÍGUEZ ADRADOS, F.: La democracia ateniense. Alianza Editorial. Madrid. 1975. Páginas 101-110.
[ii] FERNÁNDEZ URIEL, P.: Historia Antigua Universal II. El mundo griego. Universidad nacional de educación a distancia. Madrid. 2007. Páginas 396-397.

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