"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

Yerros y gazapos

    

     -¡No me lo puedo creer! ¡No puede ser! ¿No repasas? Y presumes de consultar el diccionario de la Real Academia Española y su ortografía. ¡Menuda birria de escritura! Y repites. Que si, que te repites. No has repasado. ¿Tanta prisa tienes? Mira que escribir víctima sin acento.
     - Vale, se me ha olvidado, cansino...
     - ¡Dos veces!
     - De acuerdo, no habré repasado…
     - Pero si tienes el corrector del procesador de textos...
     - ¡Ya! ¡Deja de darme la paliza!
     - Mal, las prisas. Bien los agregados finales, pero rápidos e irreflexivos.
     - El sueño, el apetito.
     - ¡Y el despiste! ¡Y la torpeza! ¿Y qué hacemos con el despiste del acento del pronombre “él? ¡Por favor! ¿Ya no te acuerdas del examen de Filosofía de bachillerato? Un examen buenísimo, con una nota espectacular. Y suspenso por no revisar la ortografía de los acentos. ¿Te dolió? ¡Te aguantas! ¿Sabes cuál es el lema de RAE? Limpia, fija y da esplendor.  Pues el tuyo es:  Sucio, desprendido y agónico. 
     - ¡Para ya! ¡El mejor escribano echa un borrón! Y equivocarse es de humanos.
     - ¡Estabas muy crecidito! Recuerda que eres mortal. ¡Menos mal! Menos humos y aires de grandeza. Orinas y cagas como todo el mundo.
     - Y tú también. Reconozco que no repasé. Entiendo que me pidas más pulcritud. Que haga honor al escribano que me denomina. Pero sabes que el que arriesga puede fallar. Que el que nada hace, en nada peca, salvo en molicie y simple pereza. Que la vida es un desafío en todo orden, que el fin no encuentra los medios necesarios para su producción y que los resultados no suelen ser casi nunca los deseados.
     - Mucha palabrería. Pero, bueno, reconozco que te esfuerzas como escribano. Repasa…Toda la vida leyendo y una patada al diccionario cuando menos te lo esperas. ¿Recuerdas cuando el Quijote cargó contra los molinos? ¿Qué hubiera pasado de olvidar la lanza o el caballo?
     - Que nos hubiéramos reído también.
     - Tienes respuesta para todo…
     - Como máximo se hubiera reescrito la obra, pero el final habría sido gracioso, con el Quijote corriendo hacia el molino sin el caballo. O con el Quijote cabalgando sin lanza. Bueno, se cubriría con la adarga. ¡Ja, ja, ja! El tortazo sería impresionante. Y muy gracioso, con la risa que me dio de pequeño.
      - Ya te estás tirando el pegote porque leíste el Quijote con seis años. ¡Baja modesto, que sube esto!
      - ¿Otra vez? ¿No habías acabado? Venga, quédate a comer. ¿Una cerveza y tapita? Tengo bacalao con tomate…
     - De acuerdo. ¡Cocinas mejor que escribes!
     - Pedazo de c…

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