Molino Grande. Fuente propia. |
Esta
noción se actualizó, se cuestionó, en los años sesenta del siglo XX, con el desarrollo de la antropología social y cultural, y la
aparición de una 'nueva
museología'. Se trata de capturar en vivo y conservar en ese
instante una cultura en estado puro. Además, el estudio
antropológico de las culturas debía ampliarse a más planteamientos
que la sola cultura material. Durante los ochenta del siglo XX
surgieron los eco-museos que integraban medio ambiente,
industrialización e historia social, junto con la integración del
entorno y sus habitantes en el museo1.
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En
la sala de Tierra de pan llevar un documental introduce en el trabajo
diario de los molineros, siendo su hilo conductor Alfonso López
Villalta, el último industrial molinero. Encuadramientos
cronológicos llevan a las relaciones topográficas de Felipe II,
1575, donde se habla de la existencia de este molino como de pan y
aceite. Se observa un plano a escala de Esteban de Perola extraído
del Archivo Histórico Nacional con la delimitación de las parcelas
o quiñones de entrambos cauces del río, con el nombre del
propietario de entonces y el lugar donde se situaba el rollo de la
justicia. En la parte trasera, unidades de medida utilizadas para el
negocio del cereal y los granos más usuales: trigo (cereal), y
almorta (leguminosa), con el detalle de su uso, abuso y consumo.
Siguiendo
los haces de espigas se sale hacia el patio para introducirse por la
puerta de cuadras, donde las mulas descansaban del esfuerzo diario.
Allí, junto a los arreos de carros y mulas, se observan aperos
agrícolas como la horca con la que hacinar las mieses o revolver la
parva, el bieldo para aventar grano y paja, una escardilla, y hasta
una tabla de lavar. Otro documental da una imagen fija del trajín
molinero. A izquierda, conforme se ha entrado al habitáculo de las
mulas, se encuentra el habitáculo de los trabajadores con su cocina
y chimenea, frente al que se encuentra un austero dormitorio con
ventana hacia el patio de entrada. Un aire Sancho Panza invade esta
imagen fija de la dura vida del mundo agrícola. Un jergón de lana
sobre una cama de hierro, un arcón, útiles para un rápido lavado.
En la cocina no sobra ningún detalle. Fresquera, aceitera, calabaza,
garrafa de arroba, sifón, un puchero sobre trébedes en el hogar de
la chimenea, serijo, ... Nada faltaba, nada opulento, todo sobrio.
La
infraestructura molinera llevaba a cabo los últimos procesos a la
conversión en diferentes harinas de diferentes grosores, de
diferentes granos. Trabajo de veinticuatro horas en época de
recolección de cosechas y llegada de grano, que se convertía, en otras, en mantenimiento y limpieza.
Se interesa en
comprender que hubo dos molinos hidráulicos. Que el agua de la balsa,
que se ve en la entrada, es limpiada por un entramado o peine antes de volver a
ser filtrada a la entrada de los dos cárcavos. Vuelcan el agua
hacia los rodeznos; y que la diferencia entre uno y otro parte del saetín
que tiene en molino de canal con respecto al molino de regolfo. El
saetín mete presión y fuerza al agua represada, que en el de
regolfo cae por su peso sobre el rodezno, moviendo el eje que le une a
la piedra volandera molinera.
Mientras
el río llevaba caudal, se utilizaban los molinos originales. En épocas de
estiaje, el cauce estaba seco y se construyó un molino eléctrico en
los años cincuenta, que debido a las restricciones de luz de la época, se añadió la posibilidad de usar un motor de gasoil.
Hay
un proceso previo a la introducción del grano de trigo. Después de
aventar, el grano debe ser introducido en la limpia de trigo para evitar que
en su molienda entre cualquier resto de otra hierba. La introducción posterior
del grano por la tolva del molino se hacía de forma manual o con un sistema de
cangilones que se observa en el llamado molino de verano. Cae sobre
el agujero de la piedra volandera que quebranta el grano en su roce
con la piedra solera, fija, hasta convertir el trigo en harina. Unos
cangilones ocultos dentro de una viga introducían lo molido en el
cedazo para clasificar el contenido según su finura y consumo final.
La harina de más calidad se destinaba a repostería, la segunda y
tercera calidad para panadería, el salvado o cáscara daba el
ingrediente que hoy se utiliza para el pan integral, y la quinta
calidad, un salvado más corriente, se destinaba a consumo animal.
Antiguamente, los filtros del cedazo no eran metálicos, se llegó a
vender sedas para sémolas, siendo acreditadas las casas de sedas
suizas. La limpia de almorta se depuraba en una criba.
En
una camarilla o altillo superior se observa las secciones de los
molinos, las harinas más usuales obtenidas, la conciencia de la
evolución de los granos por la modificación y la
selección (evolución) de los tipos de molinos a través de la
historia: manual, el de sangre (fuerza animal o humana), el
hidráulico con sus versiones, el de viento y los industriales, donde
se llega a conocer la que fue la tercera fábrica de harinas de
España por su volumen de negocio, ubicada en Manzanares.
Cuando
abandona y sale del edificio, al mismo tiempo, percibe el sudor y el
esfuerzo de las labores agrícolas, un tiempo de un instante, una
foto fija del mundo rural que va desapareciendo desde los años
setenta entre las medidas sanitarias y la industrialización del
campo. Saber quiénes fuimos para comprender cómo somos.
Más tarde, lee en el catálogo de bienes y espacios protegidos de
Manzanares de 2016 su ficha en la página 203 con la referencia I-
PA- 21, donde ya se proponía su utilidad como centro de
interpretación.
Teléfono
y contacto para visitas y consulta de horarios:
(amable lector/a, espero que le guste. Si le place, sígame)
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1 BALLART
HERNÁNDEZ, J.: Manual de Museos. Síntesis. Madrid. 2007. Versión
kindle. Epígrafe 2.3.3. Posición 928-981.
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