"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

La revista "1616"

      

Soneto XI Garcilaso traducido por Drummond, 1616. Copia personal

     En junio de 1932 Concha Méndez y Manuel Altolaguirre se casaron. A su boda acudió lo más granado de la intelectualidad madrileña de la época

    Un año más tarde, en octubre de 1933, con una beca de la Junta de Ampliación de Estudios Altolaguirre y Méndez marcharon a Londres— la carta de méritos para ser becario dirigida a la JAE está publicada en el epistolario de Manuel Altolaguirre (editado por James Valender), la cual leímos en octubre de 2022 en el Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías—. Unos meses antes habían perdido el primer hijo que esperaban. 

    Durante su estancia británica publicaron la revista 1616, por el recuerdo tradicionalmente aceptado del año en que mueren Cervantes y Shakespeare. Se editaron diez números en inglés y español, pero hoy en día se recuerda en muy pocas biografías de Méndez y Altolaguirre. La excepción puede ser el hispanista británico que vive en México, James Valender. 

     No fueron los autores del Quijote y Hamlet los que aparecieron en las páginas de esta revista. Del Renacimiento y Barroco surgió uno de los poetas apreciados por Altolaguirre: Garcilaso de la Vega (1501?-1536).

    En su número dos aparecen tres sonetos del toledano y la traducción que hizo otro poeta inglés renacentista: William Drummond of Hawthornden (1585-1649). Uno de ellos fue el soneto XI:

 SONETO XI
HERMOSAS ninfas, que en el río metidas
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en colunas de vidrio sostenidas;
agora estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas,
contándoos los amores y las vidas;
dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando;
que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando
podréis allá de espacio consolarme.

     En el número tres ofrecían ya traducidos al inglés unos versos de Lope de Vega, San Juan de la Cruz era traducido en el número cuatro con su Llama de amor viva, The living flame of love.

     En el número cinco aparecía el Adonais de Shelley. Unos versos de La Diana de Jorge de Montemayor en el 8:

 What changes here, o haire,
I see, since I saw you!
How ill fits you this greene to weare,
for hope the colour due!
Indeed, I well did hope,
though hope were mixte with feare,
no other shepheard should have scope
once to approch this heere.

 

 (Cabellos, ¡cuánta mudanza
he visto después que os vi,
y cuan mal parece ahí
esa color de esperanza!
Bien pensaba yo, cabellos,
aunque con algún temor,
que no fuera otro pastor
digno de verse cabe ellos)

 

     Méndez y Altolaguirre apreciaban a los clásicos y los publicaron junto a sus contemporáneos. Aleixandre, Alberti, García Lorca y Cernuda aparecieron también en los diez números publicados entre 1934 y 1935. Manuel Altolaguirre fue, además, autor de una biografía de Garcilaso de la Vega.


Adonais de Shelley, 1616. copia personal.


   






 


















 


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