"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

El recuerdo del vestido de plástico metalizado

      

Museo Diocesano Palencia

     El Museo Diocesano de Palencia se encuentra en el palacio episcopal de la ciudad, cercano a la catedral, próximo a las riberas del Arlanzón, a un paseo de la dársena del Canal de Castilla con su Museo del Agua, que es interactivo, sobre la construcción del cauce y sus esclusas para el transporte de cereal. Con la llegada del tren perdió su función. Hoy ha creado un maravilloso ecosistema de huertas y umbría para deleite de paisanos y visitantes.
Museo del Agua. Canal de Castilla

   El Museo Diocesano alberga una colección magnífica de tallas, retablos, pinturas y esculturas, vestuario eclesial, sagrarios, etcétera, de templos de la provincia. Berruguete, el divino Morales, Juan de Villoldo, el maestro de Becerril, Nicoin de León, tallas románicas, claustros refrescantes, …  Hasta 600 piezas o más. 

   La amable introducción nos permite elegir la visita libre y no esperar a la comentada. Repasamos conceptos ya olvidados de arte medieval, renacentista y barroco. Charlamos un momento con la experta introductora:

   —Haremos la visita libre, iremos poco a poco. Queremos ver las pinturas de Berruguete. En Valladolid vimos las esculturas. Y los retablos. Nos quedaremos absortos con el primero que se ve al fondo. Gracias.

    —De acuerdo. ¿De dónde vienen? Dígame el código postal o la localidad. Les veo interesados en la visita…

     —De Manzanares, 13200. Allí tenemos unas zonas museísticas o expositivas más variadas y pequeñas que el palacio episcopal: El Museo del Queso Manchego, el Archivo Museo Sánchez Mejías, Plom-hist, El paseo del sistema solar, el Molino Grande, que fue creado al final de un canal, eso sí, a menor escala que el de Castilla, pero que produjo huertas e industrias de molienda. Conocemos a uno que trabaja en alguno de ellos. Y el Museo Manuel Piña…

     — ¡Ah!, ¿El de la Nochevieja de hace dos o tres años de Antena 3 que era metalizado…? 

     —Plástico metalizado con remaches. Está expuesto en el Museo Piña. ¿Cómo es que se acuerda?

     -Porque lo repitieron en los días siguientes en la tres y la sexta en diversos programas. Y por las campanadas. Durante varios días lo comentaron y quedó grabado en mi memoria.

     —¿Para usted fue entonces un verdadero campanazo…?

     —No se pierdan las campanas del claustro, son de varias iglesias... Sí. Y la presentadora era Pedroche, Ángela Pedroche.

     —Cristina. Cristo o ángel es igual. Lo importante es que se acuerda de nuestro museo. Luego le decimos qué nos parecen Berruguete y Morales. Gracias. 

Y, claro, nos gustaron.

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Museo Manuel Piña-Manzanares




La pérdida de la inocencia. La colección Piña de 1988

 

Diseño exhibido en Museo Manuel Piña-Manzanares. 1988

     Contaba Lola, la hija de Isi, que la mejor colección, la más especial, de Manuel fue la de verano de 1988… 

     Sí, le gustaban todas, pero la de primavera-verano de 1988… ¡Ay! Aquel traje verde con lunares blancos, con falda de vuelo… (suspiraba), … Aquella otra falda negra con estampado en rojo y chaqueta corta reversible… Recordaba que se propuso la incorporación de la pata de gallo, recordaba que se hizo homenaje a los tejidos madrileños... 

     Quien le entrevistaba mostraba cierta perplejidad ante Lola Piña. No era una colección, pensaba, que hubiera pasado a la posteridad por los seguidores del diseñador de Manzanares. Asumía, eso sí, el carácter camaleónico o cambiante del creador, que no iba siempre de negro, que se vestía de lunares o estampado, sin barreras y con distintos matices.[1]    

Diseño exhibido en Museo Manuel Piña-Manzanares. 1988

     1988 fue el año en que perdimos la inocencia, según Elisa Bracci… Todo cambió a partir de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”… Algo nos dispersa, nos profesionaliza… comenzamos a perder amigos por el sida… nos hicimos mayores, maduramos… aunque siempre escondamos al niño que llevamos dentro.

     En la Pasarela Cibeles no tuvo conciencia de ser una de las pocas diseñadoras que desfilaba. Estaba encantada de ser amiga de Manuel Piña, de Antonio Alvarado, de Jesús del Pozo… Queríamos que nos conocieran y sabíamos que la prensa extranjera estaba pendiente de nosotros… Cuenta Elisa que ese año fue criticada por presentar una colección inspirada en los sesenta. El tiempo le dio la razón.

     Elisa contaba que Piña era todo pasión, que amaba lo que hacía y nunca olvidó sus raíces manchegas, como Almodóvar. Fue uno de los protagonistas de la movida. Para él desfilaron Bibi Andersen y Paola Dominguín. 

     Para aquel verano de 1988 propuso una colección con guiños al traje de torero, a las texturas clásicas, a los materiales naturales, a los rayones, a las sedas japonesas en tonos opacos y matizados. Se recuerda la colaboración que hizo con Costus, Juan Carrerro y Enrique Naya. Les pidió que decorasen un mantón de flecos y una cola con cuatro capas o volantes que se abrían en abanico[2]…. En esa época abrió la tienda de la madrileña calle Valenzuela, cercana al Parque del Retiro, donde en septiembre de 1992 hizo un homenaje a Camarón de la Isla. La cola de volantes con ángeles que recuerdan a Murillo y flores en un bello jardín se expone en el Museo Manuel Piña de Manzanares.

     Según Beatriz Cortázar, Almodóvar se encontró, en uno de los homenajes a Camarón, a Manuel Piña. Almodóvar se emocionó cuando el Ayuntamiento de Madrid le entregó a título póstumo la medalla al mérito artístico a su viuda, Dolores Montoya, “La Chispa”, mientras sonaban los acordes de guitarra de Tomatito[3].

     Manuel Piña reunió días después en su tienda a gran cantidad de amigos y admiradores del cantante de San Fernando. Al homenaje de Camarón asistió, según Beatriz Cortázar, Lola Flores y su hija Rosario. La colección que servía de hilo conductor al homenaje llevaba el nombre de “Raza”. Bibi Andersen llevó el traje de Costus. Elena Barquilla entregó un ramo de rosas rojas al diseñador, quien tras unos instantes lanzó hacia los retratos del cantaor desaparecido. El acto estuvo amenizado en directo por El Paquete y el Negri[4].

     Enrique Heredia Negri y Juan José Suárez Paquete conformaron el grupo de nuevo flamenco La Barbería del Sur. Su mayor éxito fue “Alegría de vivir”, canción compuesta por Ray Heredia, cuñado de Negri, fallecido a los veintisiete fatídicos años de muchos artistas. La canción tiene un inicio bellísimo que nos lleva al final de estas palabras:

Y el infierno de tu gloria

ha pasao por mí

ahora siento y pienso adentro

alegría de vivir.

Alegría de vivir

cuando estás cerca de mí

ahora siento y pienso adentro

lo que habrá dentro de mí


La Residencia de Estudiantes en la calle Pinar. Los altos del Hipódromo

 

    

 

     

Residencia de Estudiantes. Wikipedia

     
“Querido Castillejo: Dividiré mi carta en dos partes: Residencia y Patronato… 
     Residencia. Anteayer (7 de julio de 1913) conseguí, después de muchos esfuerzos, que se firmase la orden de deslinde y amojonamiento de los terrenos del Hipódromo. Ahora falta que Velázquez no la haga dormir… que Gato no ponga mala voluntad… yo trataré de enternecerle el corazón…(para)… autorizándonos para construir en dicho terreno… El ministro sigue blandito y según dice embobado con la Residencia, y de eso aprovecharé yo mañana para hacerle una visita… Alba, a quien he escrito dando todos los datos… me contesta por medio de Guillén que lo tomará con interés[1]…”

     La Residencia de Estudiantes iniciaba en esos momentos el proceso para su traslado de la calle Fortuny a la calle Pinar, en los Altos del Hipódromo, que después serían denominados por Juan Ramón Jiménez “La colina de los chopos”.

      La carta del director de la Residencia de Estudiantes nos habla del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco[2] (1843-1923), presidente de la Junta Facultativa de Construcciones Civiles y próximo a Giner de los Ríos, colaborando en el boletín de la Institución Libre de Enseñanza. Trabajó como delineante y dibujante en la restauración de la Catedral de León. Fue autor del Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal en el Parque del Retiro de Madrid (1883), actualmente área expositiva del Reina Sofía; estuvo detrás de la restauración de Santa Cristina de Lena; realizó la intervención definitiva del Monasterio de la Rábida, en las vísperas de las celebraciones colombinas y que luego sería el cobijo de los frescos de Vázquez Mella. A partir de 1892 se le sitúa restaurando la Mezquita de Córdoba, en el redescubrimiento de Medina Azahara entre 1909 y 1923, en la recuperación global del entorno de la Alhambra y el Palacio de Carlos V, etcétera. Entre sus continuadores y discípulos, Torres Balbás y Flórez, uno de los arquitectos de la Residencia de Estudiantes.

     Carlos Gato Soldevilla[3] (1879-1933) fue arquitecto y catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid, autor, entre otras obras, del efímero Pabellón del Ministerio de Fomento (1907) para la Exposición de Industrias Madrileñas del Retiro. Probablemente, sería uno de los deseados para encargarle la obra en un primer momento.

     El ministro embobado con la Residencia era Joaquín Ruiz Jiménez (1854-1934), breve ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en el Gobierno de Eduardo Dato, entre febrero y junio de 1913. Ha pasado a la historia por ser el político que más veces ha sido alcalde de Madrid (4) en cortos periodos de tiempo que no superaron los dos años, lo cual no fue óbice para conseguir el ensanche de la calle de Peligros o la terminación de un tramo de la Gran Vía. En lo que respecta al cambio de ubicación de la Residencia de Estudiantes, la memoria de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) de 1912-1913, en sus páginas 330-331, cita que “por Real Orden de 11 de Agosto de 1913, refrendada por el señor ministro Joaquín Ruiz Jiménez, se autoriza la construcción de los edificios de la Residencia de Estudiantes en los terrenos que el Ministerio de Instrucción Pública poseía en los altos de la derecha del Hipódromo”. Joaquín Ruiz Jiménez fue padre del político Joaquín Ruiz-Giménez Cortes[4], ministro de Educación Nacional en la dictadura franquista, caído en desgracia tras los sucesos de 1956 entre miembros universitarios del SEU y estudiantes contrarios al régimen. Alumno de José Castillejo y Fernando de los Ríos, fue profesor de Elías Díaz y Arístides Royo. Fue Defensor del Pueblo entre 1982 y 1986 a propuesta del PSOE por votación casi unánime. Dirigió la tesis de Gregorio Peces-Barba Martínez sobre Maritain.

     La referencia a Guillén como colaborador de Santiago Alba, liberal, antepasado de Lolo Rico y del filósofo Santiago Alba Rico, nos lleva hacia el padre de Jorge Guillén, Julio Guillen Sáez[5] (1867-1950). Diputado, senador y empresario, quien, por las acusaciones de connivencia con el Frente Popular, fue arrestado en los inicios de la guerra civil española, lo que provocó el exilio del poeta Jorge Guillén.

     La Residencia de Estudiantes se convirtió en sus veintiséis años de funcionamiento en el primer centro cultural de España y uno de los focos de creación e intercambio científico y artístico en la Europa de entreguerras[6]. Del epistolario citado se desprende que pretendían crear una institución a imagen y semejanza de los colegios británicos. Su primera ubicación fue en la calle Fortuny 14, edificio que se fue ampliando a los edificios anejos. Tuvo desde el primer momento un edificio dedicado a biblioteca. La biblioteca pasaría al Colegio Mayor Cardenal Cisneros tras la Guerra Civil.

    El traslado a un edificio más amplio para los libros se produce con la llegada a la Residencia de Juan Ramón Jiménez, que ocupará el cuarto 14, que primero había sido biblioteca y tenía ventanas al jardín.

Juan Ramón Jiménez

     En 1915 empieza la etapa en la calle Pinar, tras dos años de obras. Juan Ramón ayudó a organizar la biblioteca. Se alojaba en la Residencia en calidad de huésped, práctica frecuente que permitía a los residentes tratar con intelectuales y artistas. Eso sí, figuró como antiguo alumno de la institución por haber sido discípulo de Giner de los Ríos.

     Estuvo en la institución entre septiembre de 1913 y enero de 1916, momento en que marcha a Estados Unidos para casarse con Zenobia Camprubí. A su vuelta, reside otra vez por dos semanas hasta que se amuebló su nueva casa.

     En la Residencia dieron charlas o comunicaciones Unamuno, Menéndez Pidal, Antonio Machado, Américo Castro, Ortega y Gasset, Marie Curie, Howard Carter, Einstein, Chesterton, Falla y Ravel, entre otros. Y allí estudiaron Buñuel, Lorca, Dalí y Pepín Bello, por ejemplo.

     El nuevo edificio de la calle Pinar se construyó, como decíamos, en el llamado Cerro del Viento o del aire, en los altos del Hipódromo, que Juan Ramón rebautizó como la Colina de los Chopos. Fueron 3.000 y él ayudo en su plantación. Diseñó también los jardines del Patio de las Adelfas, conocido como el Jardín de los Poetas, implicándose con visitas diarias hasta su terminación. En las nuevas instalaciones disfrutó de vistas a la sierra. De esa época son estas palabras del poeta:

     “Este Cerro del Viento, cuando eran sólo aquí viento y cerro, esta hoy Colina de los Chopos (que paran el viento con su nutrido oasis y nos lo entretienen humanamente ya), ¡como baja el cenit!... Aquí se puede trabajar a gusto y mucho. Hay un gran silencio…y este rincón de jardín a que da mi cuarto, me lo respetan y nadie viene a sentarse ni a hablar por aquí cerca". La moderna búsqueda horaciana de la vida retirada de Fray Luis de León.

     En Libros de Madrid se incluye la Colina de los Chopos y la dedica a Alberto Jiménez Fraud. Para el poeta, el lugar simbolizaba el compañerismo, el amor, la vida alta y pura[7].

     Por el epistolario citado, reseñado en Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, sabemos que a Jiménez Fraud, por otra carta enviada a Castillejo en septiembre de 1915, le preocupaba el canalillo que atravesaba los terrenos. Intentaba solventar y ganar terreno con su cubrimiento. El canalillo aprovechaba las aguas sobrantes del abastecimiento de Madrid por el Canal de Isabel II. A los técnicos le pareció costoso. Y en muchísimas fotos de la Residencia aparece el cauce acuático en sus inmediaciones. A partir de 1915 se ocupó de las obras el arquitecto sevillano Francisco Javier de Luque y López, que sustituía al arquitecto Antonio Flórez, institucionista, en las obras de la Residencia.




[1] Cartas de Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, a José Castillejo Duarte, secretario de la Junta de Ampliación de Estudios, 9 de julio de 1913, extraída de Epistolario. Alberto Jiménez Fraud. (2017) Residencia de Estudiantes y Fundación Unicaja. Edición de James Valender y otros. Reseñas 23-11-2022 y 1-12-2022 en Biblioteca Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías).

[6] MIGUEL ALONSO, AURORA: (2011) La biblioteca de la Residencia de Estudiantes hasta su incorporación en la Universidad de Madrid (1910-1943). CIAN. Revista de historia de las universidades. Vol. 14, 1.

[7] FERNÁNDEZ BERROCAL, R.: (2007) Guía del Madrid de Juan Ramón Jiménez. Comunidad de Madrid.

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